

El destino y/o la casualidad ha querido que dos de los pesos pesados del metalcore más clásico como son los californianos Bleeding Through y nuestros protagonistas en esta reseña, Killswitch Engage hayan sacado sus nuevos discos con apenas una semana de diferencia y ambos marquen el regreso de estas bandas a la escena.
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Para su novena entrega, la banda capitaneada por Adam.D y con Jesse Leach ya establecido nuevamente al frente del micrófono, la banda vuelve con This Consequence para demostrar que aún tienen mucho para dar y dentro de su estilo, siguen siendo de los mejores.
Y tras escuchar los casi 35 minutos que dura este trabajo, lo cierto es que tengo que darles la razón, aunque hay cosas para puntualizar, la gran mayoría de forma positiva.
Es cierto que si somos justos, a estas alturas no se puede pretender que KSE vuelvan a editar obras tan magnánimas como The End of Heartache o Alive or Just Breathing, ni que vayan a revolucionar la escena como hicieron hace dos décadas con su propuesta, pero lo que es innegable es que el disco es bastante mejor que sus últimos dos discos, manteniendo la misma fórmula, pero con algunas canciones superiores a las de aquellas dos obras.
Ya desde el inicio con “Abandon Us”, Killswitch dejan en claro sus intenciones: Volver a recuperar la chispa de antaño y visto la combinación de este tema, creo que es un inicio acertado para ello.
Adam nos regala magia con sus seis cuerdas, mientras que la base rítmica suena muy compacta acompañando a Jeese, que (independientemente del gusto personal) sigue cantando como los ángeles y demostrando que su lugar es aquí, en el micrófono cantando las canciones de Killswitch Engage.
“Discordant Nation”, con esa batería tremenda y la potencia moderna de “Aftermath” (ay…como nos gustan bandas como Atreyu o Trivium a algunos), continúan la senda del disco de una forma más que correcta y donde vemos que la banda, si puede pecar de “conformista”, pero haciendo lo que hacen no tienen apenas competencia y muchas de las bandas actuales les han tomado prestadas más de una y de dos ideas a la hora de hacer música.
Y que pasa con Jesse Leach, bueno chicos el tipo está en uno de sus mejores momentos, creo que suena más agresivo que en los dos discos anteriores (que no aportan gran cosa a la carrera de KSE) y a nivel melódico me parece que el tipo está incluso mejor, en temas como “Forever Aligned” es una delicia como suena en el estribillo melódico, muy a lo In Flames.
Ahora con “I Believe”, empieza quizás la mejor parte del disco y es que aunque no varié mucho el estilo de las cuatro piezas anteriores, si que suenan mejor a nivel grupal, teniendo en esta pieza a un futuro “himno” para la banda sin duda y que evidencia que cuando recargan las pilas, Killswitch pueden con todo lo que se ponga por delante.
Todo lo opuesto representa “Where It Dies”, un corte más pesado con cierto aroma thrash, pero con un estribillo digno de ser coreado por todos sus seguidores en una sala llena y que de nuevo cuenta con un precioso y metalero solo de guitarra por parte de Adam.D, siendo otra de las piezas destacadas del disco.
Las contundentes “The Fall of Us” y “Broken Glass”, muestran todos los elementos y recursos que KSE han usado a lo largo del disco: Blastbeats aplastantes, guitarras afiladas, melodías arrebatadoras y voces agresivas pero totalmente entretenidas para captar al gran público.
Quizás la segunda sea más interesante que la primera a nivel de innovación con cierto toque sludge core que puede gustar tanto a nuevos como a clásicos fans de la banda, así como a los “seguidores casuales” del metalcore.
Con “Requiem”, la banda da por finalizado el disco y hay que señalar un par de cosas más, lo primero es lo bien que han hecho dejando de lado el minutaje excesivo, aquí hay diez cortes y no sobra ni falta nada, se pasa muy ameno el disco siendo directo y concreto.
Y por otro lado, la banda ha recuperado parte de la chispa que parecía haberse perdido y al menos para mi perspectiva, este es un disco que puedo volver a poner sin llegar a cansarme, cosa que si ocurría con Atonement, un disco que tenía buenas ideas, pero que no acabaron de concretarlas.
Ahora bien, han entregado Killswitch Engage un disco a la altura de sus dos mejores obras citadas al comienzo de la reseña, no claro que no, pero es que ni ellos mismos han podido superarlas con el tiempo. Esto ¿Quiere decir que el disco sea malo?, tampoco ni siquiera es irregular, en resumidas cuentas es un más que notable retorno para KSE, a los cuales siendo la banda que son, les exigíamos que ya entregasen una obra a la altura de su legado y esta, mal que les pese a algunos, lo es y con creces.
Etiquetas: Killswitch Engage, metal blade records, Metalcore, This Consequence

Estimados lectores y fans del metal podrido hoy les traigo la reseña de un disco que me sorprendió gratamente. Gracias a la amabilidad de Will, del sello Season of Mist, llegó a mis oídos el álbum debut de los death metaleros suecos Retromorphosis.
Creada por cuatro antiguos miembros de Spawn of Possession—Jonas Bryssling (guitarra), Dennis Röndum (voz), Christian Muenzner (guitarra) y Erlend Caspersen (bajo)—la banda reclutó al baterista KC Howard, con quienes publicaron su álbum de debut, Psalmus Mortis.
La ópera prima, lanzada el 21 de febrero a nivel mundial, está compuesta por una intro y siete canciones, con una duración total aproximada de cuarenta y dos minutos. A lo largo del álbum, la banda nos sumerge en una espiral de oscuridad con riffs intrincados e intensos, donde también las melodías de corte tenebroso cobran vital importancia, incluyendo, además, instantes de disonancias.
Abre la placa la instrumental “Obscure Exordium“, una introducción con sonidos fantasmales de órgano y cuerdas que nos conduce gradualmente hacia la violencia. Cada segundo construye un paisaje sonoro envolvente e inquietante, preparando el terreno para que “Vanished” despliegue su esencia de death metal clásico. Esta canción contiene todo lo que un fan del género espera: tremolo picking, armónicos, voces guturales y música muy técnica. La voz de Dennis Röndum es cavernosa e imponente, evocando una atmósfera cargada de terror que encaja perfectamente con los temas de decadencia y transformación del álbum.
En contraste, “Aunt Christie’s Will” rocía algo de esa bondad melódica de SoP, pero no se detiene en cosas dulces. Riffs a toda marcha, blast beats y gruesas líneas de bajo retumban en tu cabeza durante los casi seis minutos que dura la canción. Al llegar a “Never to Wake“, Retromorphosis demuestra que no teme explorar nuevos terrenos y presenta varios cambios de tempo, fusionando elementos de death metal técnico con progresivos, manteniendo la canción fresca y emocionante.
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Tras pasar el ecuador de la placa llega “The Tree“, donde los sintetizadores se unen a los riffs retorcidos para pintar un cuadro de pesadilla de codicia y corrupción. Es otra canción con un gran dominio técnico, y la banda logra aportar variedad al oyente sin perder el hilo conductor, un desafío en este género.
La canción homónima, “Retromorphosis“, abraza aquellas raíces, rememorando a bandas como Death y Suffocation, y a la vez forja un nuevo camino combinando el tecnicismo con una atmósfera inquietante. Para quienes buscan caos puro e implacable, “Machine” es el punto culminante del álbum. Con más de nueve minutos de duración, este tema cambia de tempo con una fluidez vertiginosa, equilibrando sin esfuerzo agresividad y una tensión inquietante y calculada.
El álbum se cierra con “Exalted Splendour“, un final abrasador que lleva al límite el rango dinámico de la banda. La batería de KC Howard es implacable, alimentando un ataque final que deja a los oyentes exhaustos y alborozados.
El despliegue técnico es inmenso y se pone al servicio de las canciones. El oyente encontrará que el álbum está impregnado de profundas tradiciones del género, pero se niega a quedarse ahí. La banda utiliza un enfoque moderno de la música, y su dominio técnico es sólido.
Psalmus Mortis está repleto de grandes arreglos y tiene el potencial de atraer a una amplia gama de fans del death metal, desde los seguidores de Death y Suffocation hasta quienes disfrutan de bandas más modernas como Obscura.
Etiquetas: Death Metal, Necrophagist, Obscura, Retromorphosis, Season Of Mist, Suecia, suffocation
Manic Street Preachers serán de esas bandas que siempre tendrán a alguien ansioso por cada nuevo lanzamiento, pero incluso el fan más parece haberla tenido complicada con la última década de carrera de los galeses. Alienar a sus seguidores no es algo nuevo para los Preachers: quien haya logrado seguirlos desde sus inicios los ha visto pasar de ser unos punks glam andróginos y politizados a coquetear con sonidos oscuros, ponerse el traje de britpop de estadio tras la desaparición misteriosa de su guitarrista, querer rebelarse contra su propia popularidad y ya con el nuevo milenio aceptar su posición como un grupo de pop rock efectivo sin vergüenza de serlo. Pero en este caso está claro que este bache en su discografía tiene menos que ver con las maniobras estilísticas del power trío y más con que el material no parece estar a la altura de su legado.
A pesar de que discos como Resistance Is Futile y The Ultra Vivid Moment no tuvieron el recibimiento que se esperaba, no creo que ya haya que descartar de entrada cada nuevo material por parte de estos oriundos de la pequeña ciudad de Blackpool. Puede que simplemente se hayan vuelto un grupo a lo Weezer, donde es mejor acercarse a cada nuevo álbum sin hacerse mucho la cabeza y hasta diría que esperando lo peor: si el disco es malo entonces uno no se decepciona, y si el disco es bueno uno la pasa bien porque no se la esperaba. Así que eso fue lo que pasó cuando me puse a escuchar Critical Thinking, el decimoquinto álbum de estudio de los Manic Street Preachers.
El inicio con “Critical Thinking” es… extraño, por ponerlo de alguna manera. Una línea de bajo fuerte, una guitarra repetitiva con cierto toque post punk, voces medio fantasmales con eco y una sección que me recuerda a los versos de algo como “Elephant Talk” de King Crimson, recitando conceptos vagamente relacionados con la modernidad y la Internet. La canción tiene todos los elementos individuales como para agradarme, pero la suma de todos ellos no termina por convencerme: le falta poder, las voces no me gustan, y no termino de entender cuál es la idea detrás de todo ello. ¿Habrá sido un intento de volver a la temática política de sus inicios? Podría ser considerado un intento experimental por parte de los Preachers, pero el hecho de que sea nuestra primera exposición al disco no deja la mejor impresión.
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Sin embargo, también podría tachar a “Critical Thinking” como un tanto mentirosa: será la primera canción del disco y la que le da nombre, pero el resto del material va por caminos completamente diferentes. Eso queda claro con la siguiente “Decline & Fall”, con su melodía fuerte y sus coros brillantes, con ese toque pop que la banda siempre logró manejar sin problemas. Lo mismo con algo como “Hiding In Plain Sight”, con su órgano prominente y sus melodías pegadizas, y “People Ruin Paintings”, otra canción de pop placentero y melódico. Es un disco mucho más melódico de lo que uno pensaría al principio, con mucha guitarra acústica y teclados
“Dear Stephen” es una de las canciones más interesantes del disco y también una de las más personales: aparentemente inspirada por una postal que Morrissey le había enviado al bajista Nicky Wire en aquella época, es un poco sobre la nostalgia por aquella época y por la manera en la que la música de The Smiths lo ha influenciado, incluso después de décadas de Morrissey demostrando ser una de las personas más desagradables y odiables de la música popular. Es una cosa con la que muchos nos podemos identificar en estos días: sentirse prisionero de la grandeza de una canción que nos recuerda a nuestra juventud y que seguimos escuchando a pesar de lo que ahora sabemos de esa persona detrás. La mezcla de guitarras acústicas con ese riff de estadio funciona muy bien, dando lugar a una de las mejores canciones del disco.
Entre todas esas canciones tendríamos un lindo EP de 19 minutos (y justamente antes de editar el disco tuvimos un EP con un par de esas canciones mencionadas), pero Spotify me marca que el disco dura 41 minutos, y es el resto de Critical Thinking lo que lo termina tirando abajo. El álbum peca de sentirse mucho más largo de lo que es, con la falta de variantes entre canción y canción haciendo que la experiencia se ponga un tanto tediosa. Creo que eso debe ser porque en su mayor parte se siente demasiado relajado, con falta de algo que haga destacar de verdad a muchas de las canciones, y cuando quieren probar algo como “Critical Thinking” o la final “OneManMilitia”, con esos ruidos similares a láseres, simplemente no funciona.
No es inescuchable y en su conjunto puede funcionar perfectamente como música de fondo, pero escuchado de manera activa la cosa se hace complicada, como si escucháramos diferentes versiones de la misma canción.
¿Será simplemente que se quedaron sin ideas? Si tenemos en cuenta que dentro de poco Manic Street Preachers estarán cumpliendo 40 años como banda, no me sorprendería que simplemente se hayan quedado viejos y al mismo tiempo tengan suficiente legado detrás como para que no se sientan obligados a tener que probar nada con cada nuevo álbum: el síndrome Metallica, o el síndrome U2 si vamos con una banda más cercana en cuanto estilo.
Pero siendo que en 2010 lograron sacar un disco como Postcards From A Young Man, uno de mis favoritos de su discografía, cuando estaban por cumplir 25 años, creo que demuestra que James Dean Bradfield, Sean Moore y Nicky Wire tienen el talento como para sacarse un clásico de la manga si se pusieran las pilas. Y todavía hay material muy disfrutable disperso entre estos últimos discos: tal vez si aplicaran algo de pensamiento crítico, podrían volver a sacar un disco que convenza de principio a fin. Yo estaré esperando, a pesar de todo.

Este es un disco que me sorprendió con solo ver la portada. Recuerdo hace algunas décadas cuando íbamos a un lugar al que llamaban “disquería”. Para quienes no lo vivieron, la disquería era un local repleto de CDs, longplays y casetes, atendido casi siempre por un experto de pocas palabras (y a veces de poco pelo), que te recomendaba qué escuchar.
En varias ocasiones, uno tendía a llevarse a casa ese material solo por la foto o dibujo de tapa, sin siquiera saber cómo pronunciar el nombre de la banda. Portadas como las de Cannibal Corpse, Iron Maiden y, más cercano en el tiempo (bueno, casi 20 años), Rhapsody llamaban la atención cuando uno revisaba los discos en las bateas o mirandolas a traves de la fachada del lugar.
¿A qué voy con toda esta intro? Noctambulist II: De Droom posee una portada simple, llamativa, intrigante, simplemente espectacular. Una casa destruida y abandonada te predispone a querer saber de qué trata este nuevo material de Noctambulist, editado por These Hands Melt el pasado 7 de febrero de 2025.
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La reseña que les traigo hoy es de una banda surgida en 2021 en los Países Bajos, que toca una forma atmosférica de post-black metal. Con su segundo álbum, llevan esta exploración del contraste y la profundidad emocional a nuevas cotas. A lo largo de nueve temas, cada canción promete un viaje sonoro oscuro, melancólico y emocional, además de una visión distinta del nuevo y evolutivo sonido.
Aunque De Droom no es explícitamente un álbum conceptual, su tema subyacente gira en torno a la idea de la propiedad de la vivienda, no en su sentido convencional, sino más bien ahondando en la experiencia común de los ideales inalcanzables. La portada refleja perfectamente estos temas, sirviendo como metáfora visual de la desesperanza y el fracaso.
El álbum comienza con un sonido limpio junto con algunas palabras habladas. Unos segundos más tarde, “Petrichor” se abre paso con blast beats moderados y el tremolo picking, en combinación con las voces ásperas y fuertemente distorsionadas, que crean inmediatamente una atmósfera de black metal, la cual se rompe rápidamente con la melodía que se establece. La canción combina voces extremas y tambores contundentes con guitarras atmosféricas y melódicas que me evocan un vago sentimiento de nostalgia de los años 90.
Los Noctambulist brillan con “Aderlater”, el claro “hit” del álbum. Con un furioso beat, armonías melancólicas y una acertada alternancia de gritos agresivos y voces melódicas, así como un potente estribillo, este tema destaca incluso donde el nivel ya es muy alto.
“Godvormig Gat” es una de las piezas más tranquilas del álbum y parece bastante monótona en su estructura básica, pero el estribillo hace florecer la música y rompe la monotonía. Después de unas cuantas escuchas, la canción te atrapa y resulta ser una de las más sobresalientes del lanzamiento.
“Lichteter”, canción que cuenta con video oficial, combina todo lo que caracteriza a la agrupación en los casi cuatro minutos y medio que dura. Voces ásperas, melodías cautivantes y un denso muro de sonido de guitarra son parte de este viaje.
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La segunda mitad del álbum comienza con “Gevoelsmens”, que presenta suaves sonidos de guitarra y una batería relajada antes de pasar a los sonidos veloces de la batería y guitarras distorsionadas. A continuación, “Duivenbloed & Suiker” refuerza la atmósfera sombría, un motivo recurrente en el álbum mientras que “Vinex” por su parte, ofrece poco ímpetu y tiende a permanecer en un segundo plano. La última canción, “Lang Leve De Droom”, resume los elementos musicales y temáticos del álbum y ofrece un final armonioso.
En cuanto a las letras, De Droom recuerda mucho a la obra en neerlandés de Amenra, en general, la producción es un equilibrio limpio entre la claridad absoluta y un enfoque realista y crudo, asegurando que la mezcla se sienta natural y auténtica. Las voces son en su mayoría gritos agudos de black metal, mientras que los riffs también añaden una cantidad decente de melodía. Cada instrumento tiene su propio espacio, lo que permite que las intrincadas capas brillen sin eclipsarse entre si, mientras que las voces se sitúan perfectamente en el centro, sin dominar ni perderse en el caos ocasional.
Comparado con su álbum debut, Noctambulist I: Elegieën, este nuevo disco muestra la expansión de la paleta sonora de la banda. Mientras Elegieën se inclinaba más por un black metal y la progresión shoegaze clásica, De Droom profundiza en el post-punk y las influencias más experimentales, ofreciendo una visión más refinada y madura de su sonido característico, sin sacrificar su agresividad.
Noctambulist no reinventan el post-black metal con influencias shoegaze pero su juego de contrastes crea canciones fuertes y enérgicas, e incluso una pieza que tiende a ser un éxito (aunque sea en el mundillo underground).
Etiquetas: Amenra, Holanda, Noctambulist, Post-Black metal, shoegaze, These Hands Melt

Flamante séptimo registro discográfico de estudio del cuarteto galo Hangman’s Chair. Quizás irónicamente editado el pasado día de los enamorados, el disco es aún más depresivo que sus antecesores. Para aquellos no familiarizados con la propuesta de los franceses, la banda arrancó hace veinte años haciendo stoner y doom metal, pero con el correr del tiempo fueron mutando al rock y metal gótico, aunque siempre con reminiscencias doom. Independientemente de la lírica, basada en temáticas tales como el abuso de drogas; el amor; la depresión; alienación; salud mental y otros, el sonido está perfectamente logrado para transportar al escucha a un estado de oscuridad y depresión absoluta. Pero no en el mal sentido.
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Así como hay bandas o discos que son especiales para escuchar en una playa con la grata compañía de unas cervezas bien frías, ya desde el mismo nombre Saddiction invita a la introspección, con el molde del alma anclado en un futón y una bebida de no menos de 10% de graduación alcohólica, mientras de fondo nos acompaña una lluvia intensa. Afinaciones graves, arpegios abiertos, medio tiempo constante, voces limpias armonizadas (no esperen guturales o voces podridas de ningún tipo) y una reverberancia que es protagonista a lo largo y ancho del disco, el cual consta de nueve tracks esparcidos en casi cuarenta y siete minutos de duración.
El reverb predomina tanto que la batería e incluso las guitarras arpegiadas sobre todo recuerdan a aquellas bandas ochentosas que se valían de este recurso para darle más ambiente al asunto e incluso más significado a lo que buscaban transmitir a través de sus canciones. Un ejemplo, aunque muy alejado de la reseña que nos convoca, sería “Is This Love” de Whitesnake. Si bien no hay un tema que sirva de estandarte, personalmente me quedo con “The Worst Is Yet To Come” y con “Neglect“, a mi parecer los que mejor representan al disco.
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Finalmente, por más que las propuestas de las siguientes bandas no sean para nada cercanas a la de Hangman’s Chair, por momentos me vinieron a la mente Deftones y sus paisajes melancólicamente oscuros y Katatonia, sobre todo sus últimos registros. Un disco muy bien logrado, aunque no para cualquiera.
La tristeza, la depresión y el abuso de drogas son temáticas recurrentes en la música de muchos artistas, al punto de haberse convertido en un cliché dentro de ciertos géneros. Uno de ellos es el gothic/doom metal, un estilo que, aunque parece haber sido explorado en todas sus facetas, sigue dando lugar a bandas y trabajos sorprendentes en la escena underground. Tal es el caso de Hangman’s Chair.
Desde hace un par de discos, la banda francesa ha logrado consolidar un sonido orgánico y profundamente emocional, capaz de remover esas sensaciones de angustia y melancolía con cada canción. Su nuevo álbum sigue la línea de su predecesor, pero con una ejecución más precisa y cohesionada. Las canciones parecen estar entrelazadas, como si formaran parte de una sola composición que fluye en un espiral de tristeza y desolación.
El álbum se sustenta en una base rítmica sólida, donde la batería y el bajo juegan un papel fundamental. Este último, por momentos, muestra una marcada influencia del hardcore, mientras que la batería, sin ser excesivamente técnica, incorpora fills y variaciones rítmicas que enriquecen las canciones.
Las guitarras, en lugar de centrarse en melodías definidas, crean atmósferas envolventes con un tono fantasmal que complementa a la perfección las líneas vocales. La voz, cargada de emoción, potencia el peso de unas letras ya de por sí desgarradoras.
Si bien todas las canciones comparten una estructura y un espíritu similar, el álbum nunca se vuelve monótono; por el contrario, fluye de manera natural y atrapante. Otro aspecto destacable es la impecable producción: cada instrumento se percibe con total claridad, permitiendo apreciar hasta el más mínimo detalle.
Entre los momentos más sobresalientes del disco, destacan la intensa “To Know the Night” y la conmovedora “2AM Thoughts”, donde la banda cuenta con la colaboración de los músicos de Dool, otra de las propuestas más interesantes del doom metal actual.
En definitiva, un gran álbum. Si disfrutas de la música melancólica y sin sobreproducción, este trabajo es una escucha obligada. ¡No te lo pierdas!

Con una temperatura que roza casi los 40 grados Celsius en mi ciudad, me llega a mis manos este nuevo material de la banda sueca Istapp, que podrá escucharse en todas las plataformas y adquirirse en todos los formatos a partir del próximo 6 de marzo bajo el nombre de Sol Tér Sortna bajo el sello Trollzorn. Y nunca mejor momento para reseñarlo tratándose de un disco que promete reclutar a todos aquellos que nos consideremos soldados del invierno con la finalidad de construir el ejército del frio.
Lo anterior no es producto de mi delirante imaginación, sino que así realmente la banda presenta este nuevo disco que conmemora casualmente su vigésimo aniversario en actividad. Istapp aquí nos trae una serie de 10 canciones que suman una reproducción total de casi 45 minutos y que nos convida con relatos bélicos sobre las tantas batallas que se desencadenaran contra los “asquerosos adoradores del sol” (no se espanten, es una cita textual de la información de presentación). Bueno, habiendo de saber esto, ustedes elegirán. Únanse al equipo invierno en la lucha contra esta perversa y maliciosa fuerza o aténganse a las consecuencias.
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La batalla, así como el disco, comienza con “Under Jökelisen”, que es también hasta ahora, su único sencillo promocional. Con una rápida entrega de energía a cargo del doble bombo característico del black metal, Istapp comienza a relatar en frases sueltas la marcha de las hordas del frio hacia el encuentro con el enemigo. Lo primero que podemos notar y que será una norma por el resto del álbum, es la participación de elementos musicales típicos del folk que aportan a la cuota melódica de las canciones. Los idas y vueltas entre voces guturales y limpias también serán una constante, muy acertada para contrastar los estribillos y las estrofas. En general es una buena canción para abrir un disco como tal, dándonos una muy buena idea de todo lo que viene.
Seguido, la banda arremete con “Nifelheim”, una pieza muy en la línea del primer tema, con mucho doble bombo, guturales y voces limpias para el estribillo y que pareciera que no va a brindarnos nada diferente a su predecesora hasta que al minuto 2:45 da un espectacular giro a partir de un excelso punteo de guitarras para un excelente cierre de canción. “Gryla”, la tercer pieza, se vuelve mucho más pasiva y oscura, con diferentes tempos, gritos desgarradores, coros ejecutados con teclados y hasta la inclusión de llantos de un recién nacido. “Storm Av Is” con unos esporádicos pianos y punteos de guitarra, “Sortna Frostdraken” con un inicio ambientado en climas fríos y hostiles, son las 2 canciones siguientes y que anteceden a la de nombre homónimo al disco, “Sol Tér Sortna” y que, irónicamente, es la que menos me agrada. El séptimo lugar es para “Ragnarök”, mi segmento favorito del disco. Con un inicio un poco (y bastante al mismo tiempo) diferente al resto, con una voz recitando por momentos, mucha instrumentación folk y agradables melodías vocales, algunos coros femeninos y hasta arreglos de bajo, esta canción me cautivo por sobre las demás y tengo la seguridad que el álbum no sería lo mismo sin ella.
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“Istronens Furste”, “Kallbrand” y “Vinterkrig” dan un cierre maravilloso a estos 45 minutos de reproducción, completando una obra que encaja muy bien en el estilo black metalero inspirado por los legendarios Dimmu Borgir. Así que ya saben y no hacen falta mis recomendaciones, es un disco especial para quienes gustan de ese tipo de bandas.
Algo también para destacar es que cada integrante de la banda ha tomado posesión de los nombres de los personajes de esta historia bélica entre las fuerzas del invierno y los adoradores del sol. Así, tenemos al líder Fjalar en batería, y sus 4 soldados reclutados: Gjallar en voces, Aurgelmir en guitarra principal, Tizheruk en guitarras rítmicas y Skari en bajos. Juntos se encaminarán a esta guerra y sus batallas expresas en Sol Tér Sortna.
El arte de tapa fue llevado a cabo por Ivan Bragin, algo que no voy a dejar pasar de largo en tiempos donde hasta las bandas mas “consagradas” recurren a los atajos que proporcionan las IA (con toda la falta de ética artistica que eso conlleva). La caratula logra expresar muy bien el tema que es recurrente en esta historia, el frío, la ausencia de calor en el inicio de los tiempos, aquellos anteriores al big bang. Un brazo gigante cubierto por escarchas toma control y reprime a lo que sería una especie de estrella, en el espacio infinito, la nada misma. Buen trabajo de Ivan.
En resumen y finiquitando esta revisión, Istapp llegará a nosotros en marzo con un material apacible para los oídos de quienes gustan de buen black metal melódico e igualmente ameno para quienes no son eventuales oyentes del género. Sin duda alguna estos suecos merecen una oportunidad de escucha.
Etiquetas: Black Metal, black metal melodico, Istapp, Suecia, Trollzorn Records
Viernes 7 de febrero, día de grandes y esperados lanzamientos para el mundo del metal. Jinjer, Obscura, Majestica y por supuesto, el más ansiado de todos, el nuevo disco de Dream Theater, que no hará falta aclarar que también será reseñado en este medio a su debido tiempo. Por mi parte, este día se vuelve particular por un disco que esperaba desde ya hace unos meses y que no estaba en la lista de espera de muchos de ustedes: lo nuevo de Marko Hietala, titulado Roses From The Deep. El sello encargado de editarlo fue el reconocido Nuclear Blast Records.
Marko, que no hace muchos años abandonó Nightwish y se alejó de la fama a causa de la depresión que sufría, retornó a la actividad, pero prometiéndose a sí mismo y a sus fieles oyentes, hacerlo desde el sentido más genuino y personal de la música. Ya pudimos hacernos anteriormente de Pyre of the Black Heart que es una clara prueba de esto que acabo de comentarles y en esta ocasión, regresa con una obra compuesta de 11 piezas y casi una hora de duración.
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En el umbral de este disco, nos encontramos con “Frankestein’s Wife”, un corte que funcionó como single promocional en complot con una espectacular producción audiovisual. Un tema por demás ganchero con un estribillo que con facilidad penetra en nuestra cabeza para quedarse resonando ahí por horas. No sé realmente de donde surgió la idea de esta canción para el finlandés, pero seguramente sea una dedicatoria implícita para su esposa por la forma en que narra la historia basada en el popular film de 1935. Una pieza que funciona a la perfección como apertura de disco (rápida, corta y ganchera), que fue el motivo por el cual me sentí persuadido a escucharlo todo completo y que por supuesto, se la dedico a mi “Frankestein’s Wife”. ¿Lo mejor de esta canción? Las melodías de los teclados de fondo.
El segundo lugar es para una canción un tanto especial también, pues en ella se encuentra colaborando su excompañera Tarja Turunen, haciendo juntos un dueto. Este quizás no sea mi segmento favorito, no porque sea una mala canción, sino más bien porque el arranque del disco deja la vara muy alta. Tampoco creo que les resulte una sorpresa la incorporación de la diosa del metal, puesto que este fue también un single promocional estrenado hace más de 10 meses (y si no me equivoco, fue el primero). La canción narra el desarraigo que siente un alíen por no encontrarse a sí mismo y su constante búsqueda de su verdadero hogar, que pareciera ser el planeta Marte. Claro que todo esto son simples referencias y no debe tomarse en sentido literal. Quizás esto era lo que sentía Marko en sus últimos años previos a alejarse de la fama ¿Quién sabe?
En tercera posición llega “Proud Whore”, una canción que no hace falte mencionar sobre su contenido explícito (aquí van mis risas). Un segmento también estrenado con antelación, que se vuelve más bien de un estilo de rock americano, simple, pero muy bien logrado y con un estribillo que, aunque igual de simple, me ha gustado muchísimo. Inmediato a ello, el disco continua con “Two Soldiers”, con una nueva colaboración en dueto, de nada más ni nada menos que JP Leppäluoto, cantante de Charon y compañero de Marko en el proyecto Northern Kings. Para quienes siguen la carrera de estos artistas, se vuelve muy fácil reconocer esa voz oscura, profunda y sumamente grave de JP. ¡Y vaya que queda muy bien!, generando un contraste de voces para los 2 personajes principales de esta historia, 2 soldados amigos que buscan consolarse el uno al otro en tiempos de guerra. Una rola de estirpe acústica que combina muy bien ambas voces.
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Para lo siguiente, vamos a hacer un tratamiento individual, un párrafo aparte. “The Dragon Must Die” es lo que sigue y permítanme decirles que, sin duda alguna, es mi parte favorita del álbum. Una espectacular canción sobre la cual no me voy a atrever a decir mucho por el temor a generarle spoilers musicales, pero que invito a que escuchen y entiendan el porqué de mi escándalo. Epicidad es la palabra que cabe perfecto para describirla. De 8 minutos y medio de duración, con sus idas y vueltas, al mejor estilo Iron Maiden, “The Dragon Must Die” es un viaje de sonidos, riffs, instrumentaciones, cambios de ritmos y mucho más. Incluso la letra está muy bien desarrollada, hablando simbólicamente de un dragón, casi como un artilugio perfecto para lo mucho que Marko tiene para expresar. No diré más que eso, el resto, es tarea para el hogar.
En “The Devil You Know” se vuelve un poco a ese estilo de rock americano, esta vez, virando más hacia el característico country de los norteamericanos, pero que Hietala sabe fusionarlo muy bien con sus ideas de metal. “Rebel of the North” sigue esa misma tendencia rockera, con un gran riff de inicio y un puente al estribillo con una excelente melodía vocal. “Impatient Zero” ya conocido de antemano, otro tema de larga duración, de un comienzo acústico y que poco a poco se torna más agresivo, hasta la explosión de las guitarras distorsionadas, para luego retornar a la calma del inicio. El final con una participación excelsa de teclado da un excelente cierre.
Tammikuu es el plus del disco. Escrita en finés y con sutiles influencias de la tradicional polska finlandesa, nos da un espacio musical un poco mas alegre como ese tipo de música suele brindar. Una suerte de “Isani Ani” del disco anterior (aunque no tan buena como ella). La obra da cierre final con la canción de nombre homólogo a la misma, con una extensión de 6 minutos y medio. “Roses From the Deep” queda al final de todo y es, en esencia, la pieza más personalizada de Marko (¿una oda al amor eterno?). Una balada donde saca a lucir los diferentes matices de su grandiosa voz y que me recuerda a aquellas de las mejores épocas de Nightwish. Gran forma de cerrar el disco.
Para gestar este disco, acompañaron a Marko: Tuomas Wäinölä como compositor y productor, junto a Ollila Vili y James Lascelles. La portada no es nada del otro mundo, pero es muy literal. En ella podemos ver en el corte inferior una porción de foto de Marko, y en la parte superior una composición de figuras en las que se destacan un ramo de rosas, un dragón y allí por lo lejos el planeta Marte. El disco suena muy real, lejos de las modernas producciones super comprimidas que a esta altura solo cansan a nuestro oído. Fue grabado en directo haciendo uso de baterías reales (no digitales), sintetizadores… ¡analógicos!, órganos Hammond y una orquesta de cuerdas. El resultado es un producto sumamente artesanal y atemporal, algo que suma muchos puntos en tiempos modernos.
Sin duda que con esta gran obra Marko reivindica aún más su anterior trabajo y deja en claro que no necesita de sus proyectos anteriores para seguir pisando fuerte. Valeroso y respetable su acto de hacer música desde lo más genuino. Un disco donde se puede encontrar un poco de su power metal melódico, algo de rock americano y unos atisbos de polska finlandesa y del cual uno puede llevarse al menos una o dos canciones para la lista de favoritos
Etiquetas: Charon, heavy rock, Marko Hietala, Nightwish, Northern Kings, nuclear blast, power metal melodico, Tarja Turunen, Tarot

Llegó. Al fin. Finalmente tenemos el primer álbum de larga duración de Your Knife My Back; sabemos que lo están rompiendo y aún más lo harán tras este nuevo lanzamiento.
Compuesto por ocho temas y una duración de veinticuatro minutos, se nos hace largo por la excesiva intensidad de este trabajo, grabado y producido por ellos mismos.
La banda lanzó su primer trabajo hace escasos dos años habiéndose labrado un renombrado hueco dentro de la escena de las bandas mas emergentes de todo Barcelona e incluso, a nivel nacional. A Life Of Pain And Pleasure empieza de la mejor manera con Self Imposed, la que es para mi la mejor canción sin lugar a duda, con deathcore contemporáneo, fry screams, breakdowns, atmósferas que inspiran a la incertidumbre que te preparan para lo que viene en el resto de temas.
A continuación contamos con Born To Lose, un tema que sirve de continuación del previamente mencionado pero contando con más aspectos similares a como Kublai Khan TX, Varials, Thrown y sobre todo, Paleface Swiss, donde hay una notoria inspiración a lo largo del álbum.
Haunting Me, cuenta con la participación de la banda de Hardcore barcelonesa Botijo, un tema compuesto expresamente para partirse el cuello a la vez que experimentas cierta melancolía; rencor; arrepentimiento sobre lo que has hecho en un pasado oscuro arropado por la voz de Alex con una colaboración en castellano la cual da paso a un pre-breakdown increíble: “Buscando en el espejo, ya nada puedo hacer, escucha como cruje, mi mente al arder… El surgir de su rostro no me deja dormir”.
Sin lugar a duda la lírica de este álbum es uno de los puntos fuertes, siendo interpretada por el gran Albert Ortega, el cual realiza un trabajo MAGISTRAL en las siguientes canciones, siendo estas Unseen Grave (uno de los platos fuertes), Death Of Light o Feel Again.
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Llegando a la recta final, nos encontramos con Scarred, otro para enmarcar. Un tema lento, con voces en off que te dan una inyección extra de inmersión en lo que se refiere al mensaje del álbum. Un color crudo mezclado con un constante riff mantenido por el ritmo marcado de la mano de Aleix.
A Life Of Pain cierra por todo lo alto este trabajo que sin lugar a duda, tiene un billete para mi TOP 10 de este 2025, donde podemos observar que como en otros temas, la canción no sigue una estructura como tal, sino que va progresando poco a poco hasta alcanzar la cúspide del mismo para ser interrumpida por un intervalo disonante mojado en incertidumbre. Y como no; esto es core, está claro que tendremos breakdown.
Finalmente, mi conclusión ha sido bastante clara a lo largo de la reseña; pero si hay que buscar alguna pega, está en el lado de la producción, donde he podido sentir un sonido ciertamente crispeante en los fry-screams. No tengo claro si se trata de la ganancia excesiva en las frecuencias altas de la línea vocal o ya bien por la compresión (lo que les evita obtener el 10 en mi opinión), pero está claro que es una banda muy joven y que claramente se han plantado en nuestras caras dejando el listón muy alto para las expectativas que puedan generar los siguientes trabajos.
Etiquetas: 2025, A Life Of Pain And Pleasure, barcelona, Deathcore, Hardcore, Your Knife My Back
En el año 2025, creo que ya deberíamos estar de acuerdo con que toda la movida de la nostalgia fuerte por los ochentas ya cumplió su ciclo. Que me perdonen todos los fans de Stranger Things que se gastan miles en box sets de Back To The Future recuerdan haber visto Karate Kid y tienen el video de “Thriller” reproduciéndose 24/7 en sus cabezas, pero ya todo este tema duró más que los ochentas originales y exprimieron cada símbolo de aquella época con una saña brutal, al nivel de estar rascando el fondo del tacho a ver qué queda por explotar. Pero, denme un momento, de vez en cuando hay un par de personas cuyo aprecio por la década del spandex y los pelos parados se cruza con las ganas de querer hacer algo interesante o al menos mínimamente entretenido. Es ahí donde entran los suecos Crazy Lixx.
Estos oriundos de la ciudad de Malmö vienen siendo comandados por su cantante y guitarrista Danny Rexon desde el 2002, y aunque ese dato vaya de la mano con lo que digo sobre toda esta nostalgia durando más que el objeto original de su fascinación creo que Crazy Lixx es un grupo que ha entendido muy bien toda la onda del glam metal y cómo mantenerse fiel a su estilo sin que se sientan reciclados. Crazy Lixx es un grupo sin muchas vueltas y que pone todo al servicio de la diversión, como se puede escuchar en su noveno álbum de estudio Thrill of the Bite, editado este San Valentín por Frontiers Records, uno de los sellos de cabecera al momento de ponerle fichas a estos sonidos modernos ochentosos.
Si Guns N’ Roses van a seguir con el circo de si siguen existiendo o no, W.A.S.P seguirán haciendo metal cristiano y Mötley Crüe darán vergüenza ajena sacando una de las peores canciones del 2024 para quejarse de la “cultura de la cancelación”, Crazy Lixx son una opción excelente para quien busque una opción moderna dentro de ese sonido. La propuesta es simple: glam metal pegadizo y fiestero, apto para musicalizar el ir por el Sunset Strip en una moto bien grande, rápida y ruidosa junto a alguna chica dispuesta a todo. Nada de pretensiones, exploraciones filosóficas, sonidos complejos ni cosas raras: puros riffs cubiertos de spray para el pelo, glitter, cerveza barata y olor a algún bar de mala muerte.
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Tomemos como ejemplo la inicial “Highway Hurricane”, con esa introducción con ganas de romper todo, unas guitarras machacadas pero bien pegadizas y un repiqueteo de cowbell antes de dar paso a las voces aguerridas de Danny Rexon: las capas vocales mezcladas con las guitarras fuertes y al frente por momentos recuerdan a una cruza entre el sonido callejero de Mötley Crüe con la producción ultra sofisticada de Def Leppard. No es un derroche de originalidad, pero no hace falta eso en este medio: es la actitud lo que cuenta, y Crazy Lixx tienen mucho de eso con sus estribillos animados y para acompañar coreando.
“Who Said Rock N’ Roll Is Dead”, más allá de que su título en medio de este disco sea un tanto como querer sermonearle al coro de la iglesia (si me permiten tomar prestada esta expresión típica del inglés), es otra con un inicio fuerte y un estribillo bien directo, algo donde Crazy Lixx parecen tener todo cubierto. Y hablando de inicios fuertes, “Call of the Wild” seguro va a tener a la gente queriendo romper todo en los recitales. Y “Recipe For Revolution” demuestra que estos suecos pueden hacer también maravillas al apretar un poco el freno y darle más espacio a las melodías, incluso metiendo un solo de bajo sin que quede fuera de lugar.
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Hay momentos donde esas capas de voces deflepparianas se pueden poner un poco repetitivas, no lo voy a negar, pero nunca se vuelven inescuchables. Y se nota lo bien que tiene estudiado el quinteto el manual del glam de los ochentas: “Hunt For Danger” podría aparecer en algún compilado junto a clásicos de esa década y no quedaría para nada fuera de lugar, completamente mimetizado con sus congéneres. Será un pastiche de clichés, pero es uno extremadamente bien hecho.
Con 41 minutos, Thrill of the Bite tiene la duración perfecta para lo que quiere hacer: un tributo al sonido de una época que también tiene el suficiente mérito como para sostenerse por sí mismo. Crazy Lixx podrá parecer un chiste a simple vista para adictos a la nostalgia que no pueden parar un poco de hablar sobre Ghostbusters y Gremlins, pero no pasan muchas escuchas hasta que uno se da cuenta de su valía como compositores, como gente cuyo aprecio por los diferentes aspectos de la movida glam va más allá de un entendimiento superficial. Desde ya, un trabajo recomendado para todo aquel que tenga ganas de pasarla bien.

Between You, God, The Devil and the Dead es el sexto álbum de Avatarium, banda que comenzara allá por 2013 como una más de un par de proyectos que incluían a Leif Edling, el bajista y mente maestra detrás de Candlemass, durante los siete años de espera que separaron a Psalms for the Dead de The Door To Doom. Además de Edling, Avatarium tenía entre sus filas a la cantante Jennie-Ann Smith y al guitarrista Marcus Jidell, y sus influencias más psicodélicas le daban una identidad más marcada comparada con The Doomsday Kingdom, el otro proyecto creado por Edling por esa época. Tanto es así, que cuando Edling anunció su salida de Avatarium en 2017 Smith y Jidell siguieron adelante con la banda sin que se viera como algo forzado.
Cuando hablamos de Avatarium, no hablamos necesariamente de una propuesta que derrame creatividad a diestra y siniestra: definitivamente podemos marcar una línea gruesa y directa entre Avatarium y grupos como Blood Ceremony, Jex Thoth, Seremonia, Uncle Acid, Witchcraft y demás gente en esa movida de “witch rock” que estuvo tan en boga hace varios años y por la que sigo hinchando al día de hoy.
Tomemos como ejemplo el inicio sabbathero de “Long Black Waves” y sus ritmos lentos acompañados por las voces etéreas pero poderosas de Smith, creando ese ambiente oscuro que cualquier persona que escucha doom metal estará buscando. Lo mismo con “Until Forever and Again” y “My Hair Is On Fire (But I’ll Take Your Hand)”, todo ello buen material para quien esté buscando ese punto medio entre los riffs de Black Sabbath y la energía oculta femenina de Coven que tantos grupos de esta movida buscan. Aparte de lo hecho por Smith y Jidell, mucha de la efectividad de esas canciones tiene que ver con la base del bajista Mats Rydström y el baterista Andreas Johansson, con ese sonido fuerte y directo. Los riffs pueden pecar de ser un tanto simplistas, pero hablamos de un estilo donde no creo que se busquen las explosiones de virtuosismo.
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Pero en repetidas escuchas, terminé gravitando hacia las canciones más particulares y que mostraban aspectos más variados de toda la propuesta de Avatarium. A veces se trata simplemente de apretar un poco el acelerador, como en la poderosa “Being With The Dead”, O en darle un toque más rockero, como en la pegadiza “I See You Better In The Dark”, donde el grupo saca a relucir esas influencias bien setentas y los teclados tienen mucho espacio para brillar. Y también hay que mencionar a la semi acústica “Lovers Give A Kingdom To Each Other”, el momento desenchufado del álbum.
Este nuevo álbum de Avatarium es de apenas un puñado que me he encontrado donde mis canciones favoritas se encuentran justo al final, toda una curiosidad. La primera es “Notes From Underground”, que mantiene el ritmo doom y los teclados prominentes, pero de la nada tiene a Marcus Jidell poniéndose el traje de “guitar hero” en el solo. Por otro lado, el punto más alto se da con la final “Between You, God, The Devil and The Dead”, la canción título que también es la más particular del disco. Esta canción lenta y baladesca tiene a Smith mostrando el dramatismo de su voz dando lugar a un track desgarrador que cierra de manera perfecta la placa. Táchenme de básico, pero inmediatamente pensé que sonaba como algo que grabaría Adele si estuviera acompañada por una banda de rock pesado.
Between You, God, The Devil and The Dead Es un álbum bastante más variado de lo que uno creería que podría llegar a ser conociendo la historia de Avatarium, las típicas bandas del estilo o simplemente viendo la portada del álbum. Sin embargo, esas partes se sienten conectadas como parte del todo que es Avatarium, nunca sintiéndose desconectado ni metido con calzador. Los recomiendo para quienes estén buscando nuevas / viejas sonoridades en materia de música pesada, algo nuevo sin dejar de tener un pie firme en el pasado.


El destino y/o la casualidad ha querido que dos de los pesos pesados del metalcore más clásico como son los californianos Bleeding Through y nuestros protagonistas en esta reseña, Killswitch Engage hayan sacado sus nuevos discos con apenas una semana de diferencia y ambos marquen el regreso de estas bandas a la escena.
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Para su novena entrega, la banda capitaneada por Adam.D y con Jesse Leach ya establecido nuevamente al frente del micrófono, la banda vuelve con This Consequence para demostrar que aún tienen mucho para dar y dentro de su estilo, siguen siendo de los mejores.
Y tras escuchar los casi 35 minutos que dura este trabajo, lo cierto es que tengo que darles la razón, aunque hay cosas para puntualizar, la gran mayoría de forma positiva.
Es cierto que si somos justos, a estas alturas no se puede pretender que KSE vuelvan a editar obras tan magnánimas como The End of Heartache o Alive or Just Breathing, ni que vayan a revolucionar la escena como hicieron hace dos décadas con su propuesta, pero lo que es innegable es que el disco es bastante mejor que sus últimos dos discos, manteniendo la misma fórmula, pero con algunas canciones superiores a las de aquellas dos obras.
Ya desde el inicio con “Abandon Us”, Killswitch dejan en claro sus intenciones: Volver a recuperar la chispa de antaño y visto la combinación de este tema, creo que es un inicio acertado para ello.
Adam nos regala magia con sus seis cuerdas, mientras que la base rítmica suena muy compacta acompañando a Jeese, que (independientemente del gusto personal) sigue cantando como los ángeles y demostrando que su lugar es aquí, en el micrófono cantando las canciones de Killswitch Engage.
“Discordant Nation”, con esa batería tremenda y la potencia moderna de “Aftermath” (ay…como nos gustan bandas como Atreyu o Trivium a algunos), continúan la senda del disco de una forma más que correcta y donde vemos que la banda, si puede pecar de “conformista”, pero haciendo lo que hacen no tienen apenas competencia y muchas de las bandas actuales les han tomado prestadas más de una y de dos ideas a la hora de hacer música.
Y que pasa con Jesse Leach, bueno chicos el tipo está en uno de sus mejores momentos, creo que suena más agresivo que en los dos discos anteriores (que no aportan gran cosa a la carrera de KSE) y a nivel melódico me parece que el tipo está incluso mejor, en temas como “Forever Aligned” es una delicia como suena en el estribillo melódico, muy a lo In Flames.
Ahora con “I Believe”, empieza quizás la mejor parte del disco y es que aunque no varié mucho el estilo de las cuatro piezas anteriores, si que suenan mejor a nivel grupal, teniendo en esta pieza a un futuro “himno” para la banda sin duda y que evidencia que cuando recargan las pilas, Killswitch pueden con todo lo que se ponga por delante.
Todo lo opuesto representa “Where It Dies”, un corte más pesado con cierto aroma thrash, pero con un estribillo digno de ser coreado por todos sus seguidores en una sala llena y que de nuevo cuenta con un precioso y metalero solo de guitarra por parte de Adam.D, siendo otra de las piezas destacadas del disco.
Las contundentes “The Fall of Us” y “Broken Glass”, muestran todos los elementos y recursos que KSE han usado a lo largo del disco: Blastbeats aplastantes, guitarras afiladas, melodías arrebatadoras y voces agresivas pero totalmente entretenidas para captar al gran público.
Quizás la segunda sea más interesante que la primera a nivel de innovación con cierto toque sludge core que puede gustar tanto a nuevos como a clásicos fans de la banda, así como a los “seguidores casuales” del metalcore.
Con “Requiem”, la banda da por finalizado el disco y hay que señalar un par de cosas más, lo primero es lo bien que han hecho dejando de lado el minutaje excesivo, aquí hay diez cortes y no sobra ni falta nada, se pasa muy ameno el disco siendo directo y concreto.
Y por otro lado, la banda ha recuperado parte de la chispa que parecía haberse perdido y al menos para mi perspectiva, este es un disco que puedo volver a poner sin llegar a cansarme, cosa que si ocurría con Atonement, un disco que tenía buenas ideas, pero que no acabaron de concretarlas.
Ahora bien, han entregado Killswitch Engage un disco a la altura de sus dos mejores obras citadas al comienzo de la reseña, no claro que no, pero es que ni ellos mismos han podido superarlas con el tiempo. Esto ¿Quiere decir que el disco sea malo?, tampoco ni siquiera es irregular, en resumidas cuentas es un más que notable retorno para KSE, a los cuales siendo la banda que son, les exigíamos que ya entregasen una obra a la altura de su legado y esta, mal que les pese a algunos, lo es y con creces.
Etiquetas: Killswitch Engage, metal blade records, Metalcore, This Consequence

Estimados lectores y fans del metal podrido hoy les traigo la reseña de un disco que me sorprendió gratamente. Gracias a la amabilidad de Will, del sello Season of Mist, llegó a mis oídos el álbum debut de los death metaleros suecos Retromorphosis.
Creada por cuatro antiguos miembros de Spawn of Possession—Jonas Bryssling (guitarra), Dennis Röndum (voz), Christian Muenzner (guitarra) y Erlend Caspersen (bajo)—la banda reclutó al baterista KC Howard, con quienes publicaron su álbum de debut, Psalmus Mortis.
La ópera prima, lanzada el 21 de febrero a nivel mundial, está compuesta por una intro y siete canciones, con una duración total aproximada de cuarenta y dos minutos. A lo largo del álbum, la banda nos sumerge en una espiral de oscuridad con riffs intrincados e intensos, donde también las melodías de corte tenebroso cobran vital importancia, incluyendo, además, instantes de disonancias.
Abre la placa la instrumental “Obscure Exordium“, una introducción con sonidos fantasmales de órgano y cuerdas que nos conduce gradualmente hacia la violencia. Cada segundo construye un paisaje sonoro envolvente e inquietante, preparando el terreno para que “Vanished” despliegue su esencia de death metal clásico. Esta canción contiene todo lo que un fan del género espera: tremolo picking, armónicos, voces guturales y música muy técnica. La voz de Dennis Röndum es cavernosa e imponente, evocando una atmósfera cargada de terror que encaja perfectamente con los temas de decadencia y transformación del álbum.
En contraste, “Aunt Christie’s Will” rocía algo de esa bondad melódica de SoP, pero no se detiene en cosas dulces. Riffs a toda marcha, blast beats y gruesas líneas de bajo retumban en tu cabeza durante los casi seis minutos que dura la canción. Al llegar a “Never to Wake“, Retromorphosis demuestra que no teme explorar nuevos terrenos y presenta varios cambios de tempo, fusionando elementos de death metal técnico con progresivos, manteniendo la canción fresca y emocionante.
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Tras pasar el ecuador de la placa llega “The Tree“, donde los sintetizadores se unen a los riffs retorcidos para pintar un cuadro de pesadilla de codicia y corrupción. Es otra canción con un gran dominio técnico, y la banda logra aportar variedad al oyente sin perder el hilo conductor, un desafío en este género.
La canción homónima, “Retromorphosis“, abraza aquellas raíces, rememorando a bandas como Death y Suffocation, y a la vez forja un nuevo camino combinando el tecnicismo con una atmósfera inquietante. Para quienes buscan caos puro e implacable, “Machine” es el punto culminante del álbum. Con más de nueve minutos de duración, este tema cambia de tempo con una fluidez vertiginosa, equilibrando sin esfuerzo agresividad y una tensión inquietante y calculada.
El álbum se cierra con “Exalted Splendour“, un final abrasador que lleva al límite el rango dinámico de la banda. La batería de KC Howard es implacable, alimentando un ataque final que deja a los oyentes exhaustos y alborozados.
El despliegue técnico es inmenso y se pone al servicio de las canciones. El oyente encontrará que el álbum está impregnado de profundas tradiciones del género, pero se niega a quedarse ahí. La banda utiliza un enfoque moderno de la música, y su dominio técnico es sólido.
Psalmus Mortis está repleto de grandes arreglos y tiene el potencial de atraer a una amplia gama de fans del death metal, desde los seguidores de Death y Suffocation hasta quienes disfrutan de bandas más modernas como Obscura.
Etiquetas: Death Metal, Necrophagist, Obscura, Retromorphosis, Season Of Mist, Suecia, suffocation
Manic Street Preachers serán de esas bandas que siempre tendrán a alguien ansioso por cada nuevo lanzamiento, pero incluso el fan más parece haberla tenido complicada con la última década de carrera de los galeses. Alienar a sus seguidores no es algo nuevo para los Preachers: quien haya logrado seguirlos desde sus inicios los ha visto pasar de ser unos punks glam andróginos y politizados a coquetear con sonidos oscuros, ponerse el traje de britpop de estadio tras la desaparición misteriosa de su guitarrista, querer rebelarse contra su propia popularidad y ya con el nuevo milenio aceptar su posición como un grupo de pop rock efectivo sin vergüenza de serlo. Pero en este caso está claro que este bache en su discografía tiene menos que ver con las maniobras estilísticas del power trío y más con que el material no parece estar a la altura de su legado.
A pesar de que discos como Resistance Is Futile y The Ultra Vivid Moment no tuvieron el recibimiento que se esperaba, no creo que ya haya que descartar de entrada cada nuevo material por parte de estos oriundos de la pequeña ciudad de Blackpool. Puede que simplemente se hayan vuelto un grupo a lo Weezer, donde es mejor acercarse a cada nuevo álbum sin hacerse mucho la cabeza y hasta diría que esperando lo peor: si el disco es malo entonces uno no se decepciona, y si el disco es bueno uno la pasa bien porque no se la esperaba. Así que eso fue lo que pasó cuando me puse a escuchar Critical Thinking, el decimoquinto álbum de estudio de los Manic Street Preachers.
El inicio con “Critical Thinking” es… extraño, por ponerlo de alguna manera. Una línea de bajo fuerte, una guitarra repetitiva con cierto toque post punk, voces medio fantasmales con eco y una sección que me recuerda a los versos de algo como “Elephant Talk” de King Crimson, recitando conceptos vagamente relacionados con la modernidad y la Internet. La canción tiene todos los elementos individuales como para agradarme, pero la suma de todos ellos no termina por convencerme: le falta poder, las voces no me gustan, y no termino de entender cuál es la idea detrás de todo ello. ¿Habrá sido un intento de volver a la temática política de sus inicios? Podría ser considerado un intento experimental por parte de los Preachers, pero el hecho de que sea nuestra primera exposición al disco no deja la mejor impresión.
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Sin embargo, también podría tachar a “Critical Thinking” como un tanto mentirosa: será la primera canción del disco y la que le da nombre, pero el resto del material va por caminos completamente diferentes. Eso queda claro con la siguiente “Decline & Fall”, con su melodía fuerte y sus coros brillantes, con ese toque pop que la banda siempre logró manejar sin problemas. Lo mismo con algo como “Hiding In Plain Sight”, con su órgano prominente y sus melodías pegadizas, y “People Ruin Paintings”, otra canción de pop placentero y melódico. Es un disco mucho más melódico de lo que uno pensaría al principio, con mucha guitarra acústica y teclados
“Dear Stephen” es una de las canciones más interesantes del disco y también una de las más personales: aparentemente inspirada por una postal que Morrissey le había enviado al bajista Nicky Wire en aquella época, es un poco sobre la nostalgia por aquella época y por la manera en la que la música de The Smiths lo ha influenciado, incluso después de décadas de Morrissey demostrando ser una de las personas más desagradables y odiables de la música popular. Es una cosa con la que muchos nos podemos identificar en estos días: sentirse prisionero de la grandeza de una canción que nos recuerda a nuestra juventud y que seguimos escuchando a pesar de lo que ahora sabemos de esa persona detrás. La mezcla de guitarras acústicas con ese riff de estadio funciona muy bien, dando lugar a una de las mejores canciones del disco.
Entre todas esas canciones tendríamos un lindo EP de 19 minutos (y justamente antes de editar el disco tuvimos un EP con un par de esas canciones mencionadas), pero Spotify me marca que el disco dura 41 minutos, y es el resto de Critical Thinking lo que lo termina tirando abajo. El álbum peca de sentirse mucho más largo de lo que es, con la falta de variantes entre canción y canción haciendo que la experiencia se ponga un tanto tediosa. Creo que eso debe ser porque en su mayor parte se siente demasiado relajado, con falta de algo que haga destacar de verdad a muchas de las canciones, y cuando quieren probar algo como “Critical Thinking” o la final “OneManMilitia”, con esos ruidos similares a láseres, simplemente no funciona.
No es inescuchable y en su conjunto puede funcionar perfectamente como música de fondo, pero escuchado de manera activa la cosa se hace complicada, como si escucháramos diferentes versiones de la misma canción.
¿Será simplemente que se quedaron sin ideas? Si tenemos en cuenta que dentro de poco Manic Street Preachers estarán cumpliendo 40 años como banda, no me sorprendería que simplemente se hayan quedado viejos y al mismo tiempo tengan suficiente legado detrás como para que no se sientan obligados a tener que probar nada con cada nuevo álbum: el síndrome Metallica, o el síndrome U2 si vamos con una banda más cercana en cuanto estilo.
Pero siendo que en 2010 lograron sacar un disco como Postcards From A Young Man, uno de mis favoritos de su discografía, cuando estaban por cumplir 25 años, creo que demuestra que James Dean Bradfield, Sean Moore y Nicky Wire tienen el talento como para sacarse un clásico de la manga si se pusieran las pilas. Y todavía hay material muy disfrutable disperso entre estos últimos discos: tal vez si aplicaran algo de pensamiento crítico, podrían volver a sacar un disco que convenza de principio a fin. Yo estaré esperando, a pesar de todo.

Este es un disco que me sorprendió con solo ver la portada. Recuerdo hace algunas décadas cuando íbamos a un lugar al que llamaban “disquería”. Para quienes no lo vivieron, la disquería era un local repleto de CDs, longplays y casetes, atendido casi siempre por un experto de pocas palabras (y a veces de poco pelo), que te recomendaba qué escuchar.
En varias ocasiones, uno tendía a llevarse a casa ese material solo por la foto o dibujo de tapa, sin siquiera saber cómo pronunciar el nombre de la banda. Portadas como las de Cannibal Corpse, Iron Maiden y, más cercano en el tiempo (bueno, casi 20 años), Rhapsody llamaban la atención cuando uno revisaba los discos en las bateas o mirandolas a traves de la fachada del lugar.
¿A qué voy con toda esta intro? Noctambulist II: De Droom posee una portada simple, llamativa, intrigante, simplemente espectacular. Una casa destruida y abandonada te predispone a querer saber de qué trata este nuevo material de Noctambulist, editado por These Hands Melt el pasado 7 de febrero de 2025.
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La reseña que les traigo hoy es de una banda surgida en 2021 en los Países Bajos, que toca una forma atmosférica de post-black metal. Con su segundo álbum, llevan esta exploración del contraste y la profundidad emocional a nuevas cotas. A lo largo de nueve temas, cada canción promete un viaje sonoro oscuro, melancólico y emocional, además de una visión distinta del nuevo y evolutivo sonido.
Aunque De Droom no es explícitamente un álbum conceptual, su tema subyacente gira en torno a la idea de la propiedad de la vivienda, no en su sentido convencional, sino más bien ahondando en la experiencia común de los ideales inalcanzables. La portada refleja perfectamente estos temas, sirviendo como metáfora visual de la desesperanza y el fracaso.
El álbum comienza con un sonido limpio junto con algunas palabras habladas. Unos segundos más tarde, “Petrichor” se abre paso con blast beats moderados y el tremolo picking, en combinación con las voces ásperas y fuertemente distorsionadas, que crean inmediatamente una atmósfera de black metal, la cual se rompe rápidamente con la melodía que se establece. La canción combina voces extremas y tambores contundentes con guitarras atmosféricas y melódicas que me evocan un vago sentimiento de nostalgia de los años 90.
Los Noctambulist brillan con “Aderlater”, el claro “hit” del álbum. Con un furioso beat, armonías melancólicas y una acertada alternancia de gritos agresivos y voces melódicas, así como un potente estribillo, este tema destaca incluso donde el nivel ya es muy alto.
“Godvormig Gat” es una de las piezas más tranquilas del álbum y parece bastante monótona en su estructura básica, pero el estribillo hace florecer la música y rompe la monotonía. Después de unas cuantas escuchas, la canción te atrapa y resulta ser una de las más sobresalientes del lanzamiento.
“Lichteter”, canción que cuenta con video oficial, combina todo lo que caracteriza a la agrupación en los casi cuatro minutos y medio que dura. Voces ásperas, melodías cautivantes y un denso muro de sonido de guitarra son parte de este viaje.
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La segunda mitad del álbum comienza con “Gevoelsmens”, que presenta suaves sonidos de guitarra y una batería relajada antes de pasar a los sonidos veloces de la batería y guitarras distorsionadas. A continuación, “Duivenbloed & Suiker” refuerza la atmósfera sombría, un motivo recurrente en el álbum mientras que “Vinex” por su parte, ofrece poco ímpetu y tiende a permanecer en un segundo plano. La última canción, “Lang Leve De Droom”, resume los elementos musicales y temáticos del álbum y ofrece un final armonioso.
En cuanto a las letras, De Droom recuerda mucho a la obra en neerlandés de Amenra, en general, la producción es un equilibrio limpio entre la claridad absoluta y un enfoque realista y crudo, asegurando que la mezcla se sienta natural y auténtica. Las voces son en su mayoría gritos agudos de black metal, mientras que los riffs también añaden una cantidad decente de melodía. Cada instrumento tiene su propio espacio, lo que permite que las intrincadas capas brillen sin eclipsarse entre si, mientras que las voces se sitúan perfectamente en el centro, sin dominar ni perderse en el caos ocasional.
Comparado con su álbum debut, Noctambulist I: Elegieën, este nuevo disco muestra la expansión de la paleta sonora de la banda. Mientras Elegieën se inclinaba más por un black metal y la progresión shoegaze clásica, De Droom profundiza en el post-punk y las influencias más experimentales, ofreciendo una visión más refinada y madura de su sonido característico, sin sacrificar su agresividad.
Noctambulist no reinventan el post-black metal con influencias shoegaze pero su juego de contrastes crea canciones fuertes y enérgicas, e incluso una pieza que tiende a ser un éxito (aunque sea en el mundillo underground).
Etiquetas: Amenra, Holanda, Noctambulist, Post-Black metal, shoegaze, These Hands Melt

Flamante séptimo registro discográfico de estudio del cuarteto galo Hangman’s Chair. Quizás irónicamente editado el pasado día de los enamorados, el disco es aún más depresivo que sus antecesores. Para aquellos no familiarizados con la propuesta de los franceses, la banda arrancó hace veinte años haciendo stoner y doom metal, pero con el correr del tiempo fueron mutando al rock y metal gótico, aunque siempre con reminiscencias doom. Independientemente de la lírica, basada en temáticas tales como el abuso de drogas; el amor; la depresión; alienación; salud mental y otros, el sonido está perfectamente logrado para transportar al escucha a un estado de oscuridad y depresión absoluta. Pero no en el mal sentido.
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Así como hay bandas o discos que son especiales para escuchar en una playa con la grata compañía de unas cervezas bien frías, ya desde el mismo nombre Saddiction invita a la introspección, con el molde del alma anclado en un futón y una bebida de no menos de 10% de graduación alcohólica, mientras de fondo nos acompaña una lluvia intensa. Afinaciones graves, arpegios abiertos, medio tiempo constante, voces limpias armonizadas (no esperen guturales o voces podridas de ningún tipo) y una reverberancia que es protagonista a lo largo y ancho del disco, el cual consta de nueve tracks esparcidos en casi cuarenta y siete minutos de duración.
El reverb predomina tanto que la batería e incluso las guitarras arpegiadas sobre todo recuerdan a aquellas bandas ochentosas que se valían de este recurso para darle más ambiente al asunto e incluso más significado a lo que buscaban transmitir a través de sus canciones. Un ejemplo, aunque muy alejado de la reseña que nos convoca, sería “Is This Love” de Whitesnake. Si bien no hay un tema que sirva de estandarte, personalmente me quedo con “The Worst Is Yet To Come” y con “Neglect“, a mi parecer los que mejor representan al disco.
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Finalmente, por más que las propuestas de las siguientes bandas no sean para nada cercanas a la de Hangman’s Chair, por momentos me vinieron a la mente Deftones y sus paisajes melancólicamente oscuros y Katatonia, sobre todo sus últimos registros. Un disco muy bien logrado, aunque no para cualquiera.
La tristeza, la depresión y el abuso de drogas son temáticas recurrentes en la música de muchos artistas, al punto de haberse convertido en un cliché dentro de ciertos géneros. Uno de ellos es el gothic/doom metal, un estilo que, aunque parece haber sido explorado en todas sus facetas, sigue dando lugar a bandas y trabajos sorprendentes en la escena underground. Tal es el caso de Hangman’s Chair.
Desde hace un par de discos, la banda francesa ha logrado consolidar un sonido orgánico y profundamente emocional, capaz de remover esas sensaciones de angustia y melancolía con cada canción. Su nuevo álbum sigue la línea de su predecesor, pero con una ejecución más precisa y cohesionada. Las canciones parecen estar entrelazadas, como si formaran parte de una sola composición que fluye en un espiral de tristeza y desolación.
El álbum se sustenta en una base rítmica sólida, donde la batería y el bajo juegan un papel fundamental. Este último, por momentos, muestra una marcada influencia del hardcore, mientras que la batería, sin ser excesivamente técnica, incorpora fills y variaciones rítmicas que enriquecen las canciones.
Las guitarras, en lugar de centrarse en melodías definidas, crean atmósferas envolventes con un tono fantasmal que complementa a la perfección las líneas vocales. La voz, cargada de emoción, potencia el peso de unas letras ya de por sí desgarradoras.
Si bien todas las canciones comparten una estructura y un espíritu similar, el álbum nunca se vuelve monótono; por el contrario, fluye de manera natural y atrapante. Otro aspecto destacable es la impecable producción: cada instrumento se percibe con total claridad, permitiendo apreciar hasta el más mínimo detalle.
Entre los momentos más sobresalientes del disco, destacan la intensa “To Know the Night” y la conmovedora “2AM Thoughts”, donde la banda cuenta con la colaboración de los músicos de Dool, otra de las propuestas más interesantes del doom metal actual.
En definitiva, un gran álbum. Si disfrutas de la música melancólica y sin sobreproducción, este trabajo es una escucha obligada. ¡No te lo pierdas!

Con una temperatura que roza casi los 40 grados Celsius en mi ciudad, me llega a mis manos este nuevo material de la banda sueca Istapp, que podrá escucharse en todas las plataformas y adquirirse en todos los formatos a partir del próximo 6 de marzo bajo el nombre de Sol Tér Sortna bajo el sello Trollzorn. Y nunca mejor momento para reseñarlo tratándose de un disco que promete reclutar a todos aquellos que nos consideremos soldados del invierno con la finalidad de construir el ejército del frio.
Lo anterior no es producto de mi delirante imaginación, sino que así realmente la banda presenta este nuevo disco que conmemora casualmente su vigésimo aniversario en actividad. Istapp aquí nos trae una serie de 10 canciones que suman una reproducción total de casi 45 minutos y que nos convida con relatos bélicos sobre las tantas batallas que se desencadenaran contra los “asquerosos adoradores del sol” (no se espanten, es una cita textual de la información de presentación). Bueno, habiendo de saber esto, ustedes elegirán. Únanse al equipo invierno en la lucha contra esta perversa y maliciosa fuerza o aténganse a las consecuencias.
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La batalla, así como el disco, comienza con “Under Jökelisen”, que es también hasta ahora, su único sencillo promocional. Con una rápida entrega de energía a cargo del doble bombo característico del black metal, Istapp comienza a relatar en frases sueltas la marcha de las hordas del frio hacia el encuentro con el enemigo. Lo primero que podemos notar y que será una norma por el resto del álbum, es la participación de elementos musicales típicos del folk que aportan a la cuota melódica de las canciones. Los idas y vueltas entre voces guturales y limpias también serán una constante, muy acertada para contrastar los estribillos y las estrofas. En general es una buena canción para abrir un disco como tal, dándonos una muy buena idea de todo lo que viene.
Seguido, la banda arremete con “Nifelheim”, una pieza muy en la línea del primer tema, con mucho doble bombo, guturales y voces limpias para el estribillo y que pareciera que no va a brindarnos nada diferente a su predecesora hasta que al minuto 2:45 da un espectacular giro a partir de un excelso punteo de guitarras para un excelente cierre de canción. “Gryla”, la tercer pieza, se vuelve mucho más pasiva y oscura, con diferentes tempos, gritos desgarradores, coros ejecutados con teclados y hasta la inclusión de llantos de un recién nacido. “Storm Av Is” con unos esporádicos pianos y punteos de guitarra, “Sortna Frostdraken” con un inicio ambientado en climas fríos y hostiles, son las 2 canciones siguientes y que anteceden a la de nombre homónimo al disco, “Sol Tér Sortna” y que, irónicamente, es la que menos me agrada. El séptimo lugar es para “Ragnarök”, mi segmento favorito del disco. Con un inicio un poco (y bastante al mismo tiempo) diferente al resto, con una voz recitando por momentos, mucha instrumentación folk y agradables melodías vocales, algunos coros femeninos y hasta arreglos de bajo, esta canción me cautivo por sobre las demás y tengo la seguridad que el álbum no sería lo mismo sin ella.
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“Istronens Furste”, “Kallbrand” y “Vinterkrig” dan un cierre maravilloso a estos 45 minutos de reproducción, completando una obra que encaja muy bien en el estilo black metalero inspirado por los legendarios Dimmu Borgir. Así que ya saben y no hacen falta mis recomendaciones, es un disco especial para quienes gustan de ese tipo de bandas.
Algo también para destacar es que cada integrante de la banda ha tomado posesión de los nombres de los personajes de esta historia bélica entre las fuerzas del invierno y los adoradores del sol. Así, tenemos al líder Fjalar en batería, y sus 4 soldados reclutados: Gjallar en voces, Aurgelmir en guitarra principal, Tizheruk en guitarras rítmicas y Skari en bajos. Juntos se encaminarán a esta guerra y sus batallas expresas en Sol Tér Sortna.
El arte de tapa fue llevado a cabo por Ivan Bragin, algo que no voy a dejar pasar de largo en tiempos donde hasta las bandas mas “consagradas” recurren a los atajos que proporcionan las IA (con toda la falta de ética artistica que eso conlleva). La caratula logra expresar muy bien el tema que es recurrente en esta historia, el frío, la ausencia de calor en el inicio de los tiempos, aquellos anteriores al big bang. Un brazo gigante cubierto por escarchas toma control y reprime a lo que sería una especie de estrella, en el espacio infinito, la nada misma. Buen trabajo de Ivan.
En resumen y finiquitando esta revisión, Istapp llegará a nosotros en marzo con un material apacible para los oídos de quienes gustan de buen black metal melódico e igualmente ameno para quienes no son eventuales oyentes del género. Sin duda alguna estos suecos merecen una oportunidad de escucha.
Etiquetas: Black Metal, black metal melodico, Istapp, Suecia, Trollzorn Records
Viernes 7 de febrero, día de grandes y esperados lanzamientos para el mundo del metal. Jinjer, Obscura, Majestica y por supuesto, el más ansiado de todos, el nuevo disco de Dream Theater, que no hará falta aclarar que también será reseñado en este medio a su debido tiempo. Por mi parte, este día se vuelve particular por un disco que esperaba desde ya hace unos meses y que no estaba en la lista de espera de muchos de ustedes: lo nuevo de Marko Hietala, titulado Roses From The Deep. El sello encargado de editarlo fue el reconocido Nuclear Blast Records.
Marko, que no hace muchos años abandonó Nightwish y se alejó de la fama a causa de la depresión que sufría, retornó a la actividad, pero prometiéndose a sí mismo y a sus fieles oyentes, hacerlo desde el sentido más genuino y personal de la música. Ya pudimos hacernos anteriormente de Pyre of the Black Heart que es una clara prueba de esto que acabo de comentarles y en esta ocasión, regresa con una obra compuesta de 11 piezas y casi una hora de duración.
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En el umbral de este disco, nos encontramos con “Frankestein’s Wife”, un corte que funcionó como single promocional en complot con una espectacular producción audiovisual. Un tema por demás ganchero con un estribillo que con facilidad penetra en nuestra cabeza para quedarse resonando ahí por horas. No sé realmente de donde surgió la idea de esta canción para el finlandés, pero seguramente sea una dedicatoria implícita para su esposa por la forma en que narra la historia basada en el popular film de 1935. Una pieza que funciona a la perfección como apertura de disco (rápida, corta y ganchera), que fue el motivo por el cual me sentí persuadido a escucharlo todo completo y que por supuesto, se la dedico a mi “Frankestein’s Wife”. ¿Lo mejor de esta canción? Las melodías de los teclados de fondo.
El segundo lugar es para una canción un tanto especial también, pues en ella se encuentra colaborando su excompañera Tarja Turunen, haciendo juntos un dueto. Este quizás no sea mi segmento favorito, no porque sea una mala canción, sino más bien porque el arranque del disco deja la vara muy alta. Tampoco creo que les resulte una sorpresa la incorporación de la diosa del metal, puesto que este fue también un single promocional estrenado hace más de 10 meses (y si no me equivoco, fue el primero). La canción narra el desarraigo que siente un alíen por no encontrarse a sí mismo y su constante búsqueda de su verdadero hogar, que pareciera ser el planeta Marte. Claro que todo esto son simples referencias y no debe tomarse en sentido literal. Quizás esto era lo que sentía Marko en sus últimos años previos a alejarse de la fama ¿Quién sabe?
En tercera posición llega “Proud Whore”, una canción que no hace falte mencionar sobre su contenido explícito (aquí van mis risas). Un segmento también estrenado con antelación, que se vuelve más bien de un estilo de rock americano, simple, pero muy bien logrado y con un estribillo que, aunque igual de simple, me ha gustado muchísimo. Inmediato a ello, el disco continua con “Two Soldiers”, con una nueva colaboración en dueto, de nada más ni nada menos que JP Leppäluoto, cantante de Charon y compañero de Marko en el proyecto Northern Kings. Para quienes siguen la carrera de estos artistas, se vuelve muy fácil reconocer esa voz oscura, profunda y sumamente grave de JP. ¡Y vaya que queda muy bien!, generando un contraste de voces para los 2 personajes principales de esta historia, 2 soldados amigos que buscan consolarse el uno al otro en tiempos de guerra. Una rola de estirpe acústica que combina muy bien ambas voces.
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Para lo siguiente, vamos a hacer un tratamiento individual, un párrafo aparte. “The Dragon Must Die” es lo que sigue y permítanme decirles que, sin duda alguna, es mi parte favorita del álbum. Una espectacular canción sobre la cual no me voy a atrever a decir mucho por el temor a generarle spoilers musicales, pero que invito a que escuchen y entiendan el porqué de mi escándalo. Epicidad es la palabra que cabe perfecto para describirla. De 8 minutos y medio de duración, con sus idas y vueltas, al mejor estilo Iron Maiden, “The Dragon Must Die” es un viaje de sonidos, riffs, instrumentaciones, cambios de ritmos y mucho más. Incluso la letra está muy bien desarrollada, hablando simbólicamente de un dragón, casi como un artilugio perfecto para lo mucho que Marko tiene para expresar. No diré más que eso, el resto, es tarea para el hogar.
En “The Devil You Know” se vuelve un poco a ese estilo de rock americano, esta vez, virando más hacia el característico country de los norteamericanos, pero que Hietala sabe fusionarlo muy bien con sus ideas de metal. “Rebel of the North” sigue esa misma tendencia rockera, con un gran riff de inicio y un puente al estribillo con una excelente melodía vocal. “Impatient Zero” ya conocido de antemano, otro tema de larga duración, de un comienzo acústico y que poco a poco se torna más agresivo, hasta la explosión de las guitarras distorsionadas, para luego retornar a la calma del inicio. El final con una participación excelsa de teclado da un excelente cierre.
Tammikuu es el plus del disco. Escrita en finés y con sutiles influencias de la tradicional polska finlandesa, nos da un espacio musical un poco mas alegre como ese tipo de música suele brindar. Una suerte de “Isani Ani” del disco anterior (aunque no tan buena como ella). La obra da cierre final con la canción de nombre homólogo a la misma, con una extensión de 6 minutos y medio. “Roses From the Deep” queda al final de todo y es, en esencia, la pieza más personalizada de Marko (¿una oda al amor eterno?). Una balada donde saca a lucir los diferentes matices de su grandiosa voz y que me recuerda a aquellas de las mejores épocas de Nightwish. Gran forma de cerrar el disco.
Para gestar este disco, acompañaron a Marko: Tuomas Wäinölä como compositor y productor, junto a Ollila Vili y James Lascelles. La portada no es nada del otro mundo, pero es muy literal. En ella podemos ver en el corte inferior una porción de foto de Marko, y en la parte superior una composición de figuras en las que se destacan un ramo de rosas, un dragón y allí por lo lejos el planeta Marte. El disco suena muy real, lejos de las modernas producciones super comprimidas que a esta altura solo cansan a nuestro oído. Fue grabado en directo haciendo uso de baterías reales (no digitales), sintetizadores… ¡analógicos!, órganos Hammond y una orquesta de cuerdas. El resultado es un producto sumamente artesanal y atemporal, algo que suma muchos puntos en tiempos modernos.
Sin duda que con esta gran obra Marko reivindica aún más su anterior trabajo y deja en claro que no necesita de sus proyectos anteriores para seguir pisando fuerte. Valeroso y respetable su acto de hacer música desde lo más genuino. Un disco donde se puede encontrar un poco de su power metal melódico, algo de rock americano y unos atisbos de polska finlandesa y del cual uno puede llevarse al menos una o dos canciones para la lista de favoritos
Etiquetas: Charon, heavy rock, Marko Hietala, Nightwish, Northern Kings, nuclear blast, power metal melodico, Tarja Turunen, Tarot

Llegó. Al fin. Finalmente tenemos el primer álbum de larga duración de Your Knife My Back; sabemos que lo están rompiendo y aún más lo harán tras este nuevo lanzamiento.
Compuesto por ocho temas y una duración de veinticuatro minutos, se nos hace largo por la excesiva intensidad de este trabajo, grabado y producido por ellos mismos.
La banda lanzó su primer trabajo hace escasos dos años habiéndose labrado un renombrado hueco dentro de la escena de las bandas mas emergentes de todo Barcelona e incluso, a nivel nacional. A Life Of Pain And Pleasure empieza de la mejor manera con Self Imposed, la que es para mi la mejor canción sin lugar a duda, con deathcore contemporáneo, fry screams, breakdowns, atmósferas que inspiran a la incertidumbre que te preparan para lo que viene en el resto de temas.
A continuación contamos con Born To Lose, un tema que sirve de continuación del previamente mencionado pero contando con más aspectos similares a como Kublai Khan TX, Varials, Thrown y sobre todo, Paleface Swiss, donde hay una notoria inspiración a lo largo del álbum.
Haunting Me, cuenta con la participación de la banda de Hardcore barcelonesa Botijo, un tema compuesto expresamente para partirse el cuello a la vez que experimentas cierta melancolía; rencor; arrepentimiento sobre lo que has hecho en un pasado oscuro arropado por la voz de Alex con una colaboración en castellano la cual da paso a un pre-breakdown increíble: “Buscando en el espejo, ya nada puedo hacer, escucha como cruje, mi mente al arder… El surgir de su rostro no me deja dormir”.
Sin lugar a duda la lírica de este álbum es uno de los puntos fuertes, siendo interpretada por el gran Albert Ortega, el cual realiza un trabajo MAGISTRAL en las siguientes canciones, siendo estas Unseen Grave (uno de los platos fuertes), Death Of Light o Feel Again.
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Llegando a la recta final, nos encontramos con Scarred, otro para enmarcar. Un tema lento, con voces en off que te dan una inyección extra de inmersión en lo que se refiere al mensaje del álbum. Un color crudo mezclado con un constante riff mantenido por el ritmo marcado de la mano de Aleix.
A Life Of Pain cierra por todo lo alto este trabajo que sin lugar a duda, tiene un billete para mi TOP 10 de este 2025, donde podemos observar que como en otros temas, la canción no sigue una estructura como tal, sino que va progresando poco a poco hasta alcanzar la cúspide del mismo para ser interrumpida por un intervalo disonante mojado en incertidumbre. Y como no; esto es core, está claro que tendremos breakdown.
Finalmente, mi conclusión ha sido bastante clara a lo largo de la reseña; pero si hay que buscar alguna pega, está en el lado de la producción, donde he podido sentir un sonido ciertamente crispeante en los fry-screams. No tengo claro si se trata de la ganancia excesiva en las frecuencias altas de la línea vocal o ya bien por la compresión (lo que les evita obtener el 10 en mi opinión), pero está claro que es una banda muy joven y que claramente se han plantado en nuestras caras dejando el listón muy alto para las expectativas que puedan generar los siguientes trabajos.
Etiquetas: 2025, A Life Of Pain And Pleasure, barcelona, Deathcore, Hardcore, Your Knife My Back
En el año 2025, creo que ya deberíamos estar de acuerdo con que toda la movida de la nostalgia fuerte por los ochentas ya cumplió su ciclo. Que me perdonen todos los fans de Stranger Things que se gastan miles en box sets de Back To The Future recuerdan haber visto Karate Kid y tienen el video de “Thriller” reproduciéndose 24/7 en sus cabezas, pero ya todo este tema duró más que los ochentas originales y exprimieron cada símbolo de aquella época con una saña brutal, al nivel de estar rascando el fondo del tacho a ver qué queda por explotar. Pero, denme un momento, de vez en cuando hay un par de personas cuyo aprecio por la década del spandex y los pelos parados se cruza con las ganas de querer hacer algo interesante o al menos mínimamente entretenido. Es ahí donde entran los suecos Crazy Lixx.
Estos oriundos de la ciudad de Malmö vienen siendo comandados por su cantante y guitarrista Danny Rexon desde el 2002, y aunque ese dato vaya de la mano con lo que digo sobre toda esta nostalgia durando más que el objeto original de su fascinación creo que Crazy Lixx es un grupo que ha entendido muy bien toda la onda del glam metal y cómo mantenerse fiel a su estilo sin que se sientan reciclados. Crazy Lixx es un grupo sin muchas vueltas y que pone todo al servicio de la diversión, como se puede escuchar en su noveno álbum de estudio Thrill of the Bite, editado este San Valentín por Frontiers Records, uno de los sellos de cabecera al momento de ponerle fichas a estos sonidos modernos ochentosos.
Si Guns N’ Roses van a seguir con el circo de si siguen existiendo o no, W.A.S.P seguirán haciendo metal cristiano y Mötley Crüe darán vergüenza ajena sacando una de las peores canciones del 2024 para quejarse de la “cultura de la cancelación”, Crazy Lixx son una opción excelente para quien busque una opción moderna dentro de ese sonido. La propuesta es simple: glam metal pegadizo y fiestero, apto para musicalizar el ir por el Sunset Strip en una moto bien grande, rápida y ruidosa junto a alguna chica dispuesta a todo. Nada de pretensiones, exploraciones filosóficas, sonidos complejos ni cosas raras: puros riffs cubiertos de spray para el pelo, glitter, cerveza barata y olor a algún bar de mala muerte.
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Tomemos como ejemplo la inicial “Highway Hurricane”, con esa introducción con ganas de romper todo, unas guitarras machacadas pero bien pegadizas y un repiqueteo de cowbell antes de dar paso a las voces aguerridas de Danny Rexon: las capas vocales mezcladas con las guitarras fuertes y al frente por momentos recuerdan a una cruza entre el sonido callejero de Mötley Crüe con la producción ultra sofisticada de Def Leppard. No es un derroche de originalidad, pero no hace falta eso en este medio: es la actitud lo que cuenta, y Crazy Lixx tienen mucho de eso con sus estribillos animados y para acompañar coreando.
“Who Said Rock N’ Roll Is Dead”, más allá de que su título en medio de este disco sea un tanto como querer sermonearle al coro de la iglesia (si me permiten tomar prestada esta expresión típica del inglés), es otra con un inicio fuerte y un estribillo bien directo, algo donde Crazy Lixx parecen tener todo cubierto. Y hablando de inicios fuertes, “Call of the Wild” seguro va a tener a la gente queriendo romper todo en los recitales. Y “Recipe For Revolution” demuestra que estos suecos pueden hacer también maravillas al apretar un poco el freno y darle más espacio a las melodías, incluso metiendo un solo de bajo sin que quede fuera de lugar.
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Hay momentos donde esas capas de voces deflepparianas se pueden poner un poco repetitivas, no lo voy a negar, pero nunca se vuelven inescuchables. Y se nota lo bien que tiene estudiado el quinteto el manual del glam de los ochentas: “Hunt For Danger” podría aparecer en algún compilado junto a clásicos de esa década y no quedaría para nada fuera de lugar, completamente mimetizado con sus congéneres. Será un pastiche de clichés, pero es uno extremadamente bien hecho.
Con 41 minutos, Thrill of the Bite tiene la duración perfecta para lo que quiere hacer: un tributo al sonido de una época que también tiene el suficiente mérito como para sostenerse por sí mismo. Crazy Lixx podrá parecer un chiste a simple vista para adictos a la nostalgia que no pueden parar un poco de hablar sobre Ghostbusters y Gremlins, pero no pasan muchas escuchas hasta que uno se da cuenta de su valía como compositores, como gente cuyo aprecio por los diferentes aspectos de la movida glam va más allá de un entendimiento superficial. Desde ya, un trabajo recomendado para todo aquel que tenga ganas de pasarla bien.

Between You, God, The Devil and the Dead es el sexto álbum de Avatarium, banda que comenzara allá por 2013 como una más de un par de proyectos que incluían a Leif Edling, el bajista y mente maestra detrás de Candlemass, durante los siete años de espera que separaron a Psalms for the Dead de The Door To Doom. Además de Edling, Avatarium tenía entre sus filas a la cantante Jennie-Ann Smith y al guitarrista Marcus Jidell, y sus influencias más psicodélicas le daban una identidad más marcada comparada con The Doomsday Kingdom, el otro proyecto creado por Edling por esa época. Tanto es así, que cuando Edling anunció su salida de Avatarium en 2017 Smith y Jidell siguieron adelante con la banda sin que se viera como algo forzado.
Cuando hablamos de Avatarium, no hablamos necesariamente de una propuesta que derrame creatividad a diestra y siniestra: definitivamente podemos marcar una línea gruesa y directa entre Avatarium y grupos como Blood Ceremony, Jex Thoth, Seremonia, Uncle Acid, Witchcraft y demás gente en esa movida de “witch rock” que estuvo tan en boga hace varios años y por la que sigo hinchando al día de hoy.
Tomemos como ejemplo el inicio sabbathero de “Long Black Waves” y sus ritmos lentos acompañados por las voces etéreas pero poderosas de Smith, creando ese ambiente oscuro que cualquier persona que escucha doom metal estará buscando. Lo mismo con “Until Forever and Again” y “My Hair Is On Fire (But I’ll Take Your Hand)”, todo ello buen material para quien esté buscando ese punto medio entre los riffs de Black Sabbath y la energía oculta femenina de Coven que tantos grupos de esta movida buscan. Aparte de lo hecho por Smith y Jidell, mucha de la efectividad de esas canciones tiene que ver con la base del bajista Mats Rydström y el baterista Andreas Johansson, con ese sonido fuerte y directo. Los riffs pueden pecar de ser un tanto simplistas, pero hablamos de un estilo donde no creo que se busquen las explosiones de virtuosismo.
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Pero en repetidas escuchas, terminé gravitando hacia las canciones más particulares y que mostraban aspectos más variados de toda la propuesta de Avatarium. A veces se trata simplemente de apretar un poco el acelerador, como en la poderosa “Being With The Dead”, O en darle un toque más rockero, como en la pegadiza “I See You Better In The Dark”, donde el grupo saca a relucir esas influencias bien setentas y los teclados tienen mucho espacio para brillar. Y también hay que mencionar a la semi acústica “Lovers Give A Kingdom To Each Other”, el momento desenchufado del álbum.
Este nuevo álbum de Avatarium es de apenas un puñado que me he encontrado donde mis canciones favoritas se encuentran justo al final, toda una curiosidad. La primera es “Notes From Underground”, que mantiene el ritmo doom y los teclados prominentes, pero de la nada tiene a Marcus Jidell poniéndose el traje de “guitar hero” en el solo. Por otro lado, el punto más alto se da con la final “Between You, God, The Devil and The Dead”, la canción título que también es la más particular del disco. Esta canción lenta y baladesca tiene a Smith mostrando el dramatismo de su voz dando lugar a un track desgarrador que cierra de manera perfecta la placa. Táchenme de básico, pero inmediatamente pensé que sonaba como algo que grabaría Adele si estuviera acompañada por una banda de rock pesado.
Between You, God, The Devil and The Dead Es un álbum bastante más variado de lo que uno creería que podría llegar a ser conociendo la historia de Avatarium, las típicas bandas del estilo o simplemente viendo la portada del álbum. Sin embargo, esas partes se sienten conectadas como parte del todo que es Avatarium, nunca sintiéndose desconectado ni metido con calzador. Los recomiendo para quienes estén buscando nuevas / viejas sonoridades en materia de música pesada, algo nuevo sin dejar de tener un pie firme en el pasado.