Gehenna (no es el grupo noruego) es una banda que se formó en la Costa Oeste de los Estados Unidos en 1993 y logró hacerse de un público propio a partir de su estilo musical, bautizado por ellos mismos como “negative hardcore”, categoría que -a su vez- es el título de este nuevo disco. Su propuesta mezcla géneros tales como black y thrash metal, atravesados por la actitud del hardcore. Las temáticas que toman para sus letras y arte visual son la violencia, la muerte, el nihilismo, la locura, la guerra, el odio, las drogas… suficiente para comprender de dónde proviene el adjetivo “negativo”. Para diferenciarse de sus célebres colegas escandinavos, muchas veces suelen llamarse The Infamous Gehenna.

El cuarteto integrado por Mike Amaral (voz), Dean Christopher Grave (guitarra), Mickey Featherstone (bajo), y R.D. Walker Davies (batería) ha editado una enorme cantidad de EPs, splits (uno de ellos con Integrity) y compilados a lo largo de su extensa trayectoria, pero muy pocos LPs. De hecho, este sería el tercero en casi tres décadas, y permaneció guardado por unos siete años. Esto se vincula con la independencia que la banda siempre defiende a ultranza: lanzan sus trabajos a través de distintos sellos, pero lo hacen cuando y como quieren, sin aceptar ningún tipo de condicionamientos.

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“Where The Worms Do Not Die” empieza a toda potencia, con una crudeza que tiene reminiscencias del Mayhem que grabó Deathcrush, lo mismo que “Like Maggots”. Ya perfila esa fórmula de intercalar compases a puro blast beat con otros en los que el ritmo se ralentiza para darle más espacio a los riffs. “A Return To Simpler Times” suena mucho más hardcore, casi en la veta de Discharge. La voz es siempre rasposa y los instrumentos hacen lo suyo sin ninguna pretensión técnica. “What’s In It For Me?” continúa la misma senda hasta que en “Empty Wasted World” vuelve a irrumpir la atmósfera black. En “Know War/No Peace” todo se acelera al modo thrash, con machaques contundentes y fugaces solos de guitarra. “Death In Disguise” mantiene un rumbo similar.

“Black Sun Valley” y “Masochist” son amalgamas bien logradas, hasta que llega el track homónimo al disco, a mid-tempo con un riff protagónico. Tiene ímpetu de himno a todo lo que Gehenna rinde culto y para quienes rinden culto a Gehenna. Se trata de un álbum muy esperado por mucha gente y que cumple con las expectativas. Un trabajo que dura poco más de 19 minutos, de sonoridad opaca y rabiosa, con canciones cortas que van directo al hueso, para hacer que los esqueletos se sacudan.