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Godflesh
Purge (2023)
Avalanche Records

Tracklist:

1. Nero
2. Land Lord
3. Army of Non
4. Lazarus Leper
5. Permission
6. The Father
7. Mythology of Self
8. You Are the Judge, the Jury and the Executioner


Estamos ante otro de los grandes regresos del año en curso, que está siendo excelente a nivel musical. “Purge”, editado por Avalanche Records, nos trae a Godflesh, el legendario dúo de Birmingham en su estado más puro. A esta altura, decir que fueron pioneros del metal industrial, desde fines de los 80 ‘s, es un lugar común, aunque es bueno recordar su influencia innegable en todo el metal alternativo de los 90’ s. Justin K. Broadrick (voz, guitarras, electrónica) y B.C. Green (bajo) supieron encontrar una fórmula muy precisa y efectiva, tan minimalista como contundente, y nunca dejaron de utilizarla, con sutiles variaciones.

Nadie esperaba ninguna sorpresa: Godflesh se autorreproduce fractalmente, es una iteración maligna. La banda ya tiene sus trademarks, sus rasgos identitarios y, después de prácticamente haber creado un estilo, quizás no sea pertinente demandarles experimentación. Tal vez por eso, Broadrick sea tan prolífico en otros proyectos, entre los que se destaca Jesu, donde explora aspectos más melancólicos de su creatividad con climas tendientes al post-rock y shoegaze.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Host – IX (2023)

Este noveno full-length comienza con “Nero” y todo impacta tan clásico, que parece estar más allá del tiempo, no importa cuándo se lo escuche. Y la verdad es que la misma impresión se extiende en “Land Lord”, que ofrece una voz con otro procesamiento, y más diversidad en la dinámica de las cuerdas, lo que se profundiza aún más en “Army of Non” que, en honor a la verdad, un poco nos retrotrae al pasado (aunque ese ‘Check it out, y’all’ constante resulta llamativo). Los riffs de guitarra agresivamente repetitivos, con modificaciones mínimas, son icónicos: movimientos como los de un cuchillo ya clavado. El  bajo que aporta gran fuerza y empuje, sobre una rítmica programada con precisión, y algún que otro elemento noise.

“Lazarus Leper” es menos pesada, con una electrónica percusiva más sobresaliente, ahondando en la veta drone que Godflesh también siempre cultivó, hasta que “Permission” irrumpe casi con actitud de club nocturno: breakbeats y samples casi festivos entramados con la furia. El sonido de la banda siempre ha sido frío, cruel, urbano, maquinal, aunque solía tener cierta cualidad en la producción que le otorgaba una “suciedad” muy apropiada. Advertencia: esto puede ser el resultado de continuar por un mismo camino a través de las décadas, pero “Purge” impresiona como más limpio, más quirúrgico: no se derrama sangre con los golpes del hierro oxidado. Quizás todo sea como la mordida de la serpiente en la portada.

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“The Father” sigue la dirección más etérea que puede tener Godflesh y que Broadrick explota profusamente en Jesu, en especial por las voces limpias con ecos que resuenan en espacios internos, llamando a la introspección. “Mythology of Self” retoma la violencia en un modo más sigiloso, lento, denso, aunque no por ello menos amenazante. El cierre llega con “You Are the Judge, the Jury and the Executioner”, una suerte de resignación ante las impiadosas relaciones de poder en la vida cotidiana, que es el eje temático que atraviesa el disco, una oda al pesimismo. Es el track más largo de todo el álbum y probablemente sea el más destacable: oscuro, tristemente ceremonial, casi funerario. Mucho se ha hablado del reciente diagnóstico de autismo de Broadrick, que, en todo caso, se encuentra en el extremo más leve del espectro. No obstante, es muy factible que su música refleje bastante de esta condición: la proclividad a la sistematización, la preferencia por la repetición, cierta inflexibilidad en el comportamiento, dificultades para adaptarse al cambio, acotada vinculación social, una empatía más cognitiva que afectiva, etc. De todas maneras, es interesante pensar que la coherencia de estos británicos a lo largo del tiempo, tanto en la música como en las letras, tal vez no haga más que señalar lo poco que realmente ha “evolucionado” el mundo cuando se trata de valores éticos. La propaganda, los colores, las formas, los géneros: todo lo superficial que se agita entre las clases medias y bajas (y lo que las altas dejan ver de sí mismas) “cambia”, pero los poderes que todo lo dominan en las sombras permanecen inalterables.

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1. Nero
2. Land Lord
3. Army of Non
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5. Permission
6. The Father
7. Mythology of Self
8. You Are the Judge, the Jury and the Executioner





Estamos ante otro de los grandes regresos del año en curso, que está siendo excelente a nivel musical. “Purge”, editado por Avalanche Records, nos trae a Godflesh, el legendario dúo de Birmingham en su estado más puro. A esta altura, decir que fueron pioneros del metal industrial, desde fines de los 80 ‘s, es un lugar común, aunque es bueno recordar su influencia innegable en todo el metal alternativo de los 90’ s. Justin K. Broadrick (voz, guitarras, electrónica) y B.C. Green (bajo) supieron encontrar una fórmula muy precisa y efectiva, tan minimalista como contundente, y nunca dejaron de utilizarla, con sutiles variaciones.

Nadie esperaba ninguna sorpresa: Godflesh se autorreproduce fractalmente, es una iteración maligna. La banda ya tiene sus trademarks, sus rasgos identitarios y, después de prácticamente haber creado un estilo, quizás no sea pertinente demandarles experimentación. Tal vez por eso, Broadrick sea tan prolífico en otros proyectos, entre los que se destaca Jesu, donde explora aspectos más melancólicos de su creatividad con climas tendientes al post-rock y shoegaze.

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“Lazarus Leper” es menos pesada, con una electrónica percusiva más sobresaliente, ahondando en la veta drone que Godflesh también siempre cultivó, hasta que “Permission” irrumpe casi con actitud de club nocturno: breakbeats y samples casi festivos entramados con la furia. El sonido de la banda siempre ha sido frío, cruel, urbano, maquinal, aunque solía tener cierta cualidad en la producción que le otorgaba una “suciedad” muy apropiada. Advertencia: esto puede ser el resultado de continuar por un mismo camino a través de las décadas, pero “Purge” impresiona como más limpio, más quirúrgico: no se derrama sangre con los golpes del hierro oxidado. Quizás todo sea como la mordida de la serpiente en la portada.

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