El humo de incienso se elevaba, entrelazándose con la expectativa cargada en el aire de la Sala Salamandra. Aquí, en la penumbra de la noche del 29 de marzo, una amalgama de devotos de la música se congregaba, formando un crisol de estilos que iban desde los góticos más sombríos hasta los metaleros con camisetas de Barón Rojo. Este no era un concierto común; era un espectáculo, un evento donde las almas se despojarían de sus convenciones para sumergirse en las notas envolventes que emanaban del escenario.
El telón se alzó con Blitz Union, una banda emergente de la República Checa. Con una frescura juvenil, estos músicos presentaron su arte, acompañados por un integrante enmascarado que sostenía una bandera al costado del escenario. Este enigmático ser, aunque no tocaba ningún instrumento, añadía un sentido conceptual a la presentación. Con canciones como “Get Up” y “Money Crazy World”, lograron capturar la atención del público, dejando una huella intrigante en la velada.
Luego, emergió The Raven Age con su música oscura pero sorprendentemente bailable. Con el hijo de Steve Harris, legendario bajista de Iron Maiden, entre sus filas, esta banda entregó un setlist homogéneo que hipnotizó a la audiencia. Desde “Changing of the Guard” hasta “Fleur de Lis”, cada canción resonaba con una intensidad palpable, arrastrando a los presentes a un reino de melodías inquietantes pero irresistibles.
Y finalmente, el plato principal de la noche, Lord of the Lost, irrumpió en el escenario con un despliegue de energía y humor. Su líder, Chris Harms, compartió con gracia que cada vez que visitaban Barcelona, sus pantalones parecían tener una extraña predilección por romperse. Celebrando sus 15 años de carrera, la banda desató un torrente de sonidos que oscilaban entre lo oscuro y lo festivo, desde “Till Death Us Do Part” hasta “One Last Song”. Con covers inesperados como “Unstoppable” de Sia y “Bad Romance” de Lady Gaga, demostraron su versatilidad y su capacidad para sorprender.
Y así, mientras los acordes finales de “Y.M.C.A.” de Village People resonaban en la sala, se cerraba una noche de música, risas y una conexión única entre artistas y audiencia. El concierto de Lord of the Lost en la Sala Salamandra no fue solo un evento musical, fue una experiencia que quedará grabada en la memoria de todos los presentes, una noche donde la oscuridad se encontró con la luz y la magia sucedió en el escenario.
El humo de incienso se elevaba, entrelazándose con la expectativa cargada en el aire de la Sala Salamandra. Aquí, en la penumbra de la noche del 29 de marzo, una amalgama de devotos de la música se congregaba, formando un crisol de estilos que iban desde los góticos más sombríos hasta los metaleros con camisetas de Barón Rojo. Este no era un concierto común; era un espectáculo, un evento donde las almas se despojarían de sus convenciones para sumergirse en las notas envolventes que emanaban del escenario.
El telón se alzó con Blitz Union, una banda emergente de la República Checa. Con una frescura juvenil, estos músicos presentaron su arte, acompañados por un integrante enmascarado que sostenía una bandera al costado del escenario. Este enigmático ser, aunque no tocaba ningún instrumento, añadía un sentido conceptual a la presentación. Con canciones como “Get Up” y “Money Crazy World”, lograron capturar la atención del público, dejando una huella intrigante en la velada.
Luego, emergió The Raven Age con su música oscura pero sorprendentemente bailable. Con el hijo de Steve Harris, legendario bajista de Iron Maiden, entre sus filas, esta banda entregó un setlist homogéneo que hipnotizó a la audiencia. Desde “Changing of the Guard” hasta “Fleur de Lis”, cada canción resonaba con una intensidad palpable, arrastrando a los presentes a un reino de melodías inquietantes pero irresistibles.
Y finalmente, el plato principal de la noche, Lord of the Lost, irrumpió en el escenario con un despliegue de energía y humor. Su líder, Chris Harms, compartió con gracia que cada vez que visitaban Barcelona, sus pantalones parecían tener una extraña predilección por romperse. Celebrando sus 15 años de carrera, la banda desató un torrente de sonidos que oscilaban entre lo oscuro y lo festivo, desde “Till Death Us Do Part” hasta “One Last Song”. Con covers inesperados como “Unstoppable” de Sia y “Bad Romance” de Lady Gaga, demostraron su versatilidad y su capacidad para sorprender.
Y así, mientras los acordes finales de “Y.M.C.A.” de Village People resonaban en la sala, se cerraba una noche de música, risas y una conexión única entre artistas y audiencia. El concierto de Lord of the Lost en la Sala Salamandra no fue solo un evento musical, fue una experiencia que quedará grabada en la memoria de todos los presentes, una noche donde la oscuridad se encontró con la luz y la magia sucedió en el escenario.