El día 23 de Junio a las 18:00 horas, llego al RDS Arena en Dublín, Irlanda. La multitud de gente dirigiéndose a las diferentes entradas es algo impresionante, pero de esperar para ser la segunda vez que Rammstein toca en esta ciudad, siendo la primera en el 2012. Es palpable la ansiedad de todos los allí presentes y como a cada rato se mira el reloj para ver cuánto más vamos a tener que esperar para que salgan al escenario, el cual cuenta con un despliegue muy por encima de cualquier otra banda.
Alrededor de las 18:30, Ábelard, por tercer año consecutivo, comienza con su show en el escenario B, el cual consiste de una pequeña tarima ubicada a la altura de la torre de control. Dúo de pianistas, Héloïse Hervouët y Yolande Kouznetsov nos brindan un recorrido por algunas de las canciones de Rammstein ejecutadas en piano, el mismo concepto del álbum XXI – Klavier que Rammstein lanzó en el 2015.
Cerca de las 20:15, las luces se apagan, humo comienza a salir del escenario principal, la pantalla comienza a ser izada mientras muestra el logo de Rammstein y el track de Music for the Royal Fireworks de Handel empieza a sonar por los parlantes. De más está decir que ya todos sabemos lo que esto significa, y la locura en cada uno de nosotros empieza a tomar control. Siguiendo el mismo despliegue desde que comenzaron con su gira Europea en el 2018, se puede ver en la pantalla a Till, Flake, Paul, Christoph, Richard y Oliver montados en el elevador, llegando al punto en que la pantalla se detiene mientras el elevador continúa y se los ve a ellos en vivo.
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Y para dar inicio al show, abren con Ramm 4, canción que aún sigue sin ser parte de ningún álbum de estudio de la banda, aunque con promesas de que formará parte de un futuro documental. Siguen con Links 2-3-4 al paso de lo que se asemeja a una formación militar marchando, y sin pausa alguna, continúan con Keine Lust. A esta altura, uno creería que en el sector del campo, sea en el Feuerzone o en el área general, el público comenzaría a saltar y formar mosh pits, algo tan intrínseco del metal, pero este no es el caso en Dublín. A pesar de que se siente la emoción de todos los allí presentes, parecería que ninguno está interesado en completamente liberarse y hacer que el recital pase de ser un mero show a una fiesta en donde todo el campo comienza a saltar al unísono, algo que tampoco sucedió durante el show de Till Lindemann en Londres en Diciembre del 2023. No sé cuál será el motivo, pero definitivamente la frialdad del público tuvo un impacto negativo, haciéndome desear que hubiesen tocado en Escocia en donde el público es mucho más similar al Argentino, entre otros tantos, donde la pasión está a flor de piel.
Entre juegos de luces y pirotecnia, seguimos con Sehnsucht, Asche zu Asche y Mein Herz Brennt, donde Till Lindemann una vez más se coloca una bengala en su pecho para representar aquel corazón incendiado del personaje llamado Sandman, perteneciente a un cuento que lo describe como alguien que se alimenta de las pesadillas y el terror de los niños durante las noches. Es el turno de Puppe, y el ya clásico carrito sale al escenario y Flake comienza a actuar como un niño que aparenta estar desesperado y sin saber qué hacer, reflejo de la letra en donde se describe un niño que es testigo de cómo su hermana es asesinada por un cliente que pagó por tener relaciones con ella, el cual luego es asesinado por el niño a modo de venganza. Canción oscura si las hay, pero con un mensaje social que, en mi opinión, es algo característico en Rammstein.
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Wiener Blut y Zeit son las dos canciones que preceden al pequeño set de Richard Kruspe tocando el remix de Deutschland montado en el elevador, para luego dar lugar a la versión original de Deutschland y, perteneciente al mismo álbum, Radio. Siguen con Mein Teil, Du Hast y Sonne, siendo con Du Hast el show de pirotecnia y fuego más famoso de Rammstein en mi opinión.
Después de una breve retirada del escenario, llega el momento del primer Encore de la noche de la mano de Engel, y se ve a la banda entera en el escenario B junto a las dos pianistas de Ábelard para realizar una versión de piano de esta canción, pero esta vez con Till cantando. A continuación, es momento de salir a navegar por encima del público, y así es cómo se dividen entre botes inflables y comienzan con su crowd surfing hacia el escenario principal, saludando a los fans que están al alcance y Richard entregando autógrafos. Y creo que es bastante obvio a qué canción nos recuerda cuando los vemos en un bote inflable, y esa es Ausländer, la cual es seguida de Du riechst so gut. Aquí es cuando sucede algo que estuve esperando toda la noche y que incluso yo mismo intenté empezar, un mosh pit cerca de donde me encontraba. Corriendo para ser parte de él, y con cada vez más gente uniéndose, comenzamos todos a saltar, correr, chocarnos, cantar como si no hubiera un mañana, a pesar de tener gente que se encontraba en el borde del mosh pit que no querían saber nada con estar tan cerca. Y así continuamos durante Pussy, con Till montado a su verga mecánica gigante bañando al público en “espuma” y luego con Ich Will.
Ya casi con el show finalizado, vuelven a salir al escenario para hacer su segundo Encore. Por supuesto aún con el pit abierto esperando este momento, comenzamos a agitar cuando suenan los primeros acordes de Rammstein, para luego tranquilizarnos, algunos de nosotros cerrar los ojos, y cantar Adieu a la par de Till, sabiendo que es el final de una noche impresionante, pero que el público siendo tan austero por ponerlo sutilmente, en cierta manera amargó un poco la experiencia. Pero nada nos quita lo bailado, y está más que claro que Rammstein es una banda imponente y con un show aún más imponente.
El día 23 de Junio a las 18:00 horas, llego al RDS Arena en Dublín, Irlanda. La multitud de gente dirigiéndose a las diferentes entradas es algo impresionante, pero de esperar para ser la segunda vez que Rammstein toca en esta ciudad, siendo la primera en el 2012. Es palpable la ansiedad de todos los allí presentes y como a cada rato se mira el reloj para ver cuánto más vamos a tener que esperar para que salgan al escenario, el cual cuenta con un despliegue muy por encima de cualquier otra banda.
Alrededor de las 18:30, Ábelard, por tercer año consecutivo, comienza con su show en el escenario B, el cual consiste de una pequeña tarima ubicada a la altura de la torre de control. Dúo de pianistas, Héloïse Hervouët y Yolande Kouznetsov nos brindan un recorrido por algunas de las canciones de Rammstein ejecutadas en piano, el mismo concepto del álbum XXI – Klavier que Rammstein lanzó en el 2015.
Cerca de las 20:15, las luces se apagan, humo comienza a salir del escenario principal, la pantalla comienza a ser izada mientras muestra el logo de Rammstein y el track de Music for the Royal Fireworks de Handel empieza a sonar por los parlantes. De más está decir que ya todos sabemos lo que esto significa, y la locura en cada uno de nosotros empieza a tomar control. Siguiendo el mismo despliegue desde que comenzaron con su gira Europea en el 2018, se puede ver en la pantalla a Till, Flake, Paul, Christoph, Richard y Oliver montados en el elevador, llegando al punto en que la pantalla se detiene mientras el elevador continúa y se los ve a ellos en vivo.
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Entre juegos de luces y pirotecnia, seguimos con Sehnsucht, Asche zu Asche y Mein Herz Brennt, donde Till Lindemann una vez más se coloca una bengala en su pecho para representar aquel corazón incendiado del personaje llamado Sandman, perteneciente a un cuento que lo describe como alguien que se alimenta de las pesadillas y el terror de los niños durante las noches. Es el turno de Puppe, y el ya clásico carrito sale al escenario y Flake comienza a actuar como un niño que aparenta estar desesperado y sin saber qué hacer, reflejo de la letra en donde se describe un niño que es testigo de cómo su hermana es asesinada por un cliente que pagó por tener relaciones con ella, el cual luego es asesinado por el niño a modo de venganza. Canción oscura si las hay, pero con un mensaje social que, en mi opinión, es algo característico en Rammstein.
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Wiener Blut y Zeit son las dos canciones que preceden al pequeño set de Richard Kruspe tocando el remix de Deutschland montado en el elevador, para luego dar lugar a la versión original de Deutschland y, perteneciente al mismo álbum, Radio. Siguen con Mein Teil, Du Hast y Sonne, siendo con Du Hast el show de pirotecnia y fuego más famoso de Rammstein en mi opinión.
Después de una breve retirada del escenario, llega el momento del primer Encore de la noche de la mano de Engel, y se ve a la banda entera en el escenario B junto a las dos pianistas de Ábelard para realizar una versión de piano de esta canción, pero esta vez con Till cantando. A continuación, es momento de salir a navegar por encima del público, y así es cómo se dividen entre botes inflables y comienzan con su crowd surfing hacia el escenario principal, saludando a los fans que están al alcance y Richard entregando autógrafos. Y creo que es bastante obvio a qué canción nos recuerda cuando los vemos en un bote inflable, y esa es Ausländer, la cual es seguida de Du riechst so gut. Aquí es cuando sucede algo que estuve esperando toda la noche y que incluso yo mismo intenté empezar, un mosh pit cerca de donde me encontraba. Corriendo para ser parte de él, y con cada vez más gente uniéndose, comenzamos todos a saltar, correr, chocarnos, cantar como si no hubiera un mañana, a pesar de tener gente que se encontraba en el borde del mosh pit que no querían saber nada con estar tan cerca. Y así continuamos durante Pussy, con Till montado a su verga mecánica gigante bañando al público en “espuma” y luego con Ich Will.
Ya casi con el show finalizado, vuelven a salir al escenario para hacer su segundo Encore. Por supuesto aún con el pit abierto esperando este momento, comenzamos a agitar cuando suenan los primeros acordes de Rammstein, para luego tranquilizarnos, algunos de nosotros cerrar los ojos, y cantar Adieu a la par de Till, sabiendo que es el final de una noche impresionante, pero que el público siendo tan austero por ponerlo sutilmente, en cierta manera amargó un poco la experiencia. Pero nada nos quita lo bailado, y está más que claro que Rammstein es una banda imponente y con un show aún más imponente.