El pasado viernes 30 de agosto me puse camino a la Wurli con unas ganas locas de escuchar y fotografiar a Rosy Finch. Desde el concierto en el Resurrection Fest 2023 y reconfirmado en el bolo con Bones of minerva en Madrid (hace un año ya, cómo pasa el tiempo), es una de mis bandas nacionales preferidas. Aquel fue un concierto salvaje en la Moby lleno de energía, imposible de olvidar, algo que ya es habitual para la banda y sello de su directo, así que, dos de dos en Madrid.
Les acompañaron Nethervault. No tenía el gusto de conocerles y debo dejar claro que su ambientación fue espectacular. Destacar el altar con la calavera y las velas que atrajo muchas miradas y fotos desde la previa. Nada cómodo de fotografiar, casi en la penumbra, es un estilo que requiere dejar de lado lo visual y centrarse en lo puramente musical. Su interpretación me pareció de un nivel altísimo y me parece super complicado como mezclaron su estilo con la enorme carga de sonidos generados por los sintetizadores. En ocasiones generan una sensación de opresión y densidad, otras la distorsión muy pesada y densa, crea un muro de sonido opresivo. Me encantaría poder profundizar de primera mano como logran un sonido tan original, si es experimentación pura o tal vez un ejercicio psicodélico de composición. Me recordó en algunos temas a Kanaak y desde luego los giros tan contundentes acompañados por parajes de construcciones es seña de los noruegos. Pronto se vio en la primera fila melenas al vuelo y gesto de aprobación. Un gran aperitivo para abrir boca. Se marcharon agradeciendo a los presentes la entrega, qué menos que una gran ovación para una gran actuación.
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Tras el cambio en el escenario de rigor y una pequeña comprobación por parte del técnico de la sala arrancó Rosy Finch. El “powertrio” te despeina desde el arranque, los alicantinos destaca por su intensidad y los tres primeros temas son un pequeño resumen: “Vermilion” más “Oxblood” seguido por “Inferno” es una auténtica pasada. Tienen un sonido muy “gordo” para contar con guitarra, batería y bajo; la lentitud, la pesadez, las atmósferas oscuras, combinadas con maestría, con la intensidad y la agresividad les da su personalidad. Llega al corazón la fuerza de la batería de Juanjo, más en la Wurli que está tan cerca y con la sonoridad del espacio, lleva el ritmo con precisión y constancia, sin dejar de soltar alguna que otra broma, su semblante es de decisión pero se dibuja la sonrisa del que disfruta sudando. Mireia tiene gestos que repite en los directos que me resultan preciosos, echando el cuerpo hacia atrás, tocando su guitarra separándose del micro en un escorzo maravilloso para rápidamente lanzarse a cantar, contornear la cabeza de lado se siente su emoción, es carismático. También me encanta cuando comparte miradas con Óscar o se gira para hacerlo con Juanjo, creo adivinar eternas conversaciones en esos ojos. La parte del bajo es crucial en un grupo que abraza el Sludge, refuerza la sensación de pesadez, de densidad, creando una base sólida y me resulta super atractivo sentir cómo Óscar vive cada nota, me llega su fuerza, puedo sentir su entrega, se dirigió varias veces al publico con naturalidad, directo, puro… La suma de los tres dejan una banda genuina, firme y dinámica.
“Vaya pegada que tiene la banda”, pienso mientras me tiro al suelo buscando ángulos y encuadres, son auténticos y todo el público les devuelve la energía con las cabezas agitas, gestos de aprobación, aplausos y ovaciones al cerrar los temas o reconocer los que arrancan. Siguieron con “Amaranto”, “Lava”, “Paradiso” y “Ruby”; riffs espectaculares, con sonido pesado y contundente. Dando paso a pasajes más oscuros. Las voces de Mireia, profundas y limpias, mezcladas. El mensaje como una estampida resonando por la Wurli. Mireia dijo que le tenía ganas a la sala, que le encanta… algo se notó. El público super caliente y entregado derrochaba alegría con sus gritos y más de uno cantaba a pulmón los temas. Al estar pendiente de las fotos reconozco que no puedo verlo todo, pero sí puedo prometer que “siento” cómo está el bolo por la reacción sonora del público y esta noche llegó a niveles de bolazo.
El sonido de la sala estuvo perfecto y las luces, que subieron en comparación con Nethervault, me hubiera gustado que tuvieran más variedad en los tonos, muy centrados en los rojos, y puestos a pedir, mayor cantidad de luz en los laterales y más igualadas con el centro… Espero que las fotos represente lo visto y que os animéis a venir a los conciertos porque no hay nada como la música en directo que pueda ser resumido en un instante.
Dejaron para cerrar “Alizarina” y “Miss Howls” (encore) completando una excelente actuación en una noche en la que dos bandas rabiaron, cada una en su estilo, dejando otro recuerdo genuino y firme.
El pasado viernes 30 de agosto me puse camino a la Wurli con unas ganas locas de escuchar y fotografiar a Rosy Finch. Desde el concierto en el Resurrection Fest 2023 y reconfirmado en el bolo con Bones of minerva en Madrid (hace un año ya, cómo pasa el tiempo), es una de mis bandas nacionales preferidas. Aquel fue un concierto salvaje en la Moby lleno de energía, imposible de olvidar, algo que ya es habitual para la banda y sello de su directo, así que, dos de dos en Madrid.
Les acompañaron Nethervault. No tenía el gusto de conocerles y debo dejar claro que su ambientación fue espectacular. Destacar el altar con la calavera y las velas que atrajo muchas miradas y fotos desde la previa. Nada cómodo de fotografiar, casi en la penumbra, es un estilo que requiere dejar de lado lo visual y centrarse en lo puramente musical. Su interpretación me pareció de un nivel altísimo y me parece super complicado como mezclaron su estilo con la enorme carga de sonidos generados por los sintetizadores. En ocasiones generan una sensación de opresión y densidad, otras la distorsión muy pesada y densa, crea un muro de sonido opresivo. Me encantaría poder profundizar de primera mano como logran un sonido tan original, si es experimentación pura o tal vez un ejercicio psicodélico de composición. Me recordó en algunos temas a Kanaak y desde luego los giros tan contundentes acompañados por parajes de construcciones es seña de los noruegos. Pronto se vio en la primera fila melenas al vuelo y gesto de aprobación. Un gran aperitivo para abrir boca. Se marcharon agradeciendo a los presentes la entrega, qué menos que una gran ovación para una gran actuación.
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Tras el cambio en el escenario de rigor y una pequeña comprobación por parte del técnico de la sala arrancó Rosy Finch. El “powertrio” te despeina desde el arranque, los alicantinos destaca por su intensidad y los tres primeros temas son un pequeño resumen: “Vermilion” más “Oxblood” seguido por “Inferno” es una auténtica pasada. Tienen un sonido muy “gordo” para contar con guitarra, batería y bajo; la lentitud, la pesadez, las atmósferas oscuras, combinadas con maestría, con la intensidad y la agresividad les da su personalidad. Llega al corazón la fuerza de la batería de Juanjo, más en la Wurli que está tan cerca y con la sonoridad del espacio, lleva el ritmo con precisión y constancia, sin dejar de soltar alguna que otra broma, su semblante es de decisión pero se dibuja la sonrisa del que disfruta sudando. Mireia tiene gestos que repite en los directos que me resultan preciosos, echando el cuerpo hacia atrás, tocando su guitarra separándose del micro en un escorzo maravilloso para rápidamente lanzarse a cantar, contornear la cabeza de lado se siente su emoción, es carismático. También me encanta cuando comparte miradas con Óscar o se gira para hacerlo con Juanjo, creo adivinar eternas conversaciones en esos ojos. La parte del bajo es crucial en un grupo que abraza el Sludge, refuerza la sensación de pesadez, de densidad, creando una base sólida y me resulta super atractivo sentir cómo Óscar vive cada nota, me llega su fuerza, puedo sentir su entrega, se dirigió varias veces al publico con naturalidad, directo, puro… La suma de los tres dejan una banda genuina, firme y dinámica.
“Vaya pegada que tiene la banda”, pienso mientras me tiro al suelo buscando ángulos y encuadres, son auténticos y todo el público les devuelve la energía con las cabezas agitas, gestos de aprobación, aplausos y ovaciones al cerrar los temas o reconocer los que arrancan. Siguieron con “Amaranto”, “Lava”, “Paradiso” y “Ruby”; riffs espectaculares, con sonido pesado y contundente. Dando paso a pasajes más oscuros. Las voces de Mireia, profundas y limpias, mezcladas. El mensaje como una estampida resonando por la Wurli. Mireia dijo que le tenía ganas a la sala, que le encanta… algo se notó. El público super caliente y entregado derrochaba alegría con sus gritos y más de uno cantaba a pulmón los temas. Al estar pendiente de las fotos reconozco que no puedo verlo todo, pero sí puedo prometer que “siento” cómo está el bolo por la reacción sonora del público y esta noche llegó a niveles de bolazo.
El sonido de la sala estuvo perfecto y las luces, que subieron en comparación con Nethervault, me hubiera gustado que tuvieran más variedad en los tonos, muy centrados en los rojos, y puestos a pedir, mayor cantidad de luz en los laterales y más igualadas con el centro… Espero que las fotos represente lo visto y que os animéis a venir a los conciertos porque no hay nada como la música en directo que pueda ser resumido en un instante.
Dejaron para cerrar “Alizarina” y “Miss Howls” (encore) completando una excelente actuación en una noche en la que dos bandas rabiaron, cada una en su estilo, dejando otro recuerdo genuino y firme.