En la agradable entrevista que tuvimos con Jorge Moreno en la previa a la presentación de Serpentor, el guitarrista había caracterizado el evento como “el triunfo del under”. Y sería muy difícil llevarle la contra a quien es el motor del quinteto argentino: la banda se hizo desde abajo a través de los peores y más inestables años de la economía argentina, y a pulmón logró ganarse una base de fans como muy pocas fuera del contexto de los grupos por fuera de la esfera de los ex V8 y Hermética. Y que con la relajación de las restricciones por la pandemia el grupo pudiera estrenar su disco Sacerdote del Horror con una presentación en el Estadio Obras y encima grabando un DVD, nos hace entender que estamos hablando de palabras mayores.
Y ya que mencionábamos al under, aquel viernes 5 de noviembre los alrededores de la entrada y boletería del recinto de Av. del Libertador 7395 daban la imagen clásica de los recitales subterráneos del metal argentino, sólo que en una mayor magnitud. Las filas de chalecos de jean o de cuero (dependiendo de la generación, claro está) se extendían desde las entradas para campo y platea. Para muchos, “el tormento del vino artificial” ayudaba a pasar una de las noches más frías de las últimas semanas en la ciudad, después de la ola de calor de fines de octubre. La vista parecía salida de casi cualquier fecha pre 2020, con la excepción de algunos barbijos acá y allá.
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Veinte minutos después de terminada la presentación de La Perra Que Los Parió y la salida de su público, las huestes metálicas comenzaron la lenta entrada a Obras. Esta se hizo un tanto lenta, y la mayoría no había entrado para cuando los teloneros Plegarias salieron al escenario. La banda de José C. Paz tuvo un set bien agresivo y pulenta, mechando canciones de su EP Sobre Mis Lamentos como “Prisión Mental”, “Aniquilación” y “Despertaré”, como otras que estarán incluidas en su álbum debut pronto a estrenarse, como “Origen”, “Libre Expresión” y “Gritos de Liberación”, del que el grupo presentó hace poco su primer videoclip. Su thrash metal bien en la vena argenta fue una gran elección como entrada de la noche, y aunque el sonido estuvo lejos de ser el ideal, no creo que hace falta sentir cada dedo en el puño cuando te golpean. Su presentación rutinaria de media hora cerró con el tradicional lanzamiento no sólo de púas sino también de baquetas, una de las cuales me golpeó en la cabeza y por lo tanto me eligió como su dueño.
La prueba de sonido y acondicionamiento del escenario posterior se hizo relativamente rápido, y ya para las 23:25 se apagaron las luces y comenzó la intro que marcaba la entrada ovacionada de los músicos de Serpentor. Su noche arrancó sin guardarse nada con “Controlando la Nación”, con el potente vozarrón de Guillermo Romero y la batería de Marcos Gianfrancesco haciendo temblar los pisos del lugar, aunque era complicado distinguir a las cuerdas debido a los problemas de mezcla que suelen afectar al inicio de todos los recitales.
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En la pantalla de fondo, se podían ver imágenes temáticas de un Congreso derruido, que cerca del final se volvieron un collage de videos e imágenes de represiones policiacas. En las de los lados, las cámaras se pasaban la batuta enfocando a cada uno de los músicos, un detalle siempre bienvenido a pesar de un par de problemas técnicos que las afectaban muy de vez en cuando. A pesar de eso, ya desde el principio los que se habían acumulado en primera fila estaban teniendo la mejor noche de sus vidas, con un pogo violento al ritmo de thrash.
Luego de esa primera descarga, Serpentor no se hicieron esperar y pasaron a “Represión Violenta”, primer representante del nuevo disco. Ninguna sorpresa acá, aunque no la necesiten: buenos riffs, una parte para realzar el bajo y ritmos rompecuellos, suficiente para contentar al público. Como para seguir la carnicería, el quinteto siguió esta con “Privación Ilegítima de la Libertad”, canción que permite ver la gran química de los dos Jorges (Jorge Moreno y Jorge Alcaraz) en las guitarras, completando el primer trío de canciones del recital.
Entre cantos de público y agradecimientos por parte de Serpentor, dieron paso a “El Carnicero”, track de su último disco del que habían publicado un gran video musical poco antes del recital. Más pogo, luces, efectos de espejo en las pantallas y demás, una gran fiesta del metal pesado que siguieron con “Final Sangriento”, canción del álbum del mismo nombre.
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“Reinará el Caos”, “Sacerdote del Horror” y “Vomitando Odio” continuaron la seguidilla de bombazos thrash, e incluso si uno no estaba en la platea se podía ver el tremendo movimiento en el medio de las primeras filas.
Al final de esa última canción, llegó el momento “reflexivo” de la noche, con la aparición de dos imágenes en las pantallas homenajeando a Pil Trafa (Los Violadores) y a Pato Larralde (Sauron, Los Antiguos), dos de las pérdidas más grandes de la música argentina en el 2021. Agradeciendo a toda la gente por haber viajado kilómetros para copar Obras y formar parte de un momento histórico para Serpentor, Guillermo Romero anunció un homenaje a ambos músicos con la balada “Madre”, del disco Legiones.
Esta canción lenta y sentida, que va creciendo y ganando pesadez, marcó el fin de la primera parte del evento. Como intervalo entre ambas partes, la banda le dio un espacio solista a Marcos Gianfrancesco. El baterista dio un corto solo de batería, para luego hacer un pequeño medley de canciones de Metallica, incluyendo “Ride The Lightning”, “Master of Puppets” y “Seek & Destroy”, algo que le dio más variedad que a la mayoría de los solos de este tipo.
Terminado el entreacto, el quinteto volvió al escenario para continuar con la avalancha de música pesada, eligiendo la dupla de “Asesino” y “Síndrome” del álbum Poseído, acompañándola con “Cerdos Hambrientos” de Sacerdote del Horror. La sección de bajo dio oportunidad para presentar a Luis Medina, encargado de las cinco cuerdas y adición más reciente al grupo.
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El quinteto de Rafael Castillo metió otra canción de Poseído con “Mirar Sin Ver”, una de Privación Ilegítima de la Libertad con “Enfermo Poder” y viajaron hasta su álbum debut autotitulado con “Militares Criminales”. Esta última estuvo acompañada de vuelta por las imágenes de represiones policiales, pero ahora pasadas por un filtro rojo furioso. Estas últimas provocaron de los pogos más grandes del recital, incluso con algunos surfeando entre las manos de la gente.
Ya cuando era casi la una de la mañana, Serpentor eligieron “No Me Prediques” de Poseído, como para redondear y acompañar la temática anticlerical del trabajo presentado por la banda. Fue un final furioso, violento y que cerró con broche de oro el recital del grupo. Con agradecimientos para todos, foto con el público y entrega de púas para los presentes, la banda se retiró del escenario y la gente salió a la helada noche porteña, para volver a sus casas en sus vehículos o esperar un rato largo a que pasara alguno de los colectivos. Tal cual como un recital de una banda de barrio.
Aunque se pueda señalar algunos sentidos técnicos, como puede decirse de un sonido que nunca estuvo 100% claro, creo que son sólo detalles dentro de un evento importante para las últimas décadas del metal argentino. Aunque ya gente como Almafuerte, Iorio, Malón y Rata Blanca había tocado en el lugar, el hecho de que una banda de barrio como Serpentor pudiera llegar a lo mismo es un avance enorme para la escena. Y que podamos disfrutar un DVD documentando la ocasión, todavía mejor.
En la agradable entrevista que tuvimos con Jorge Moreno en la previa a la presentación de Serpentor, el guitarrista había caracterizado el evento como “el triunfo del under”. Y sería muy difícil llevarle la contra a quien es el motor del quinteto argentino: la banda se hizo desde abajo a través de los peores y más inestables años de la economía argentina, y a pulmón logró ganarse una base de fans como muy pocas fuera del contexto de los grupos por fuera de la esfera de los ex V8 y Hermética. Y que con la relajación de las restricciones por la pandemia el grupo pudiera estrenar su disco Sacerdote del Horror con una presentación en el Estadio Obras y encima grabando un DVD, nos hace entender que estamos hablando de palabras mayores.
Y ya que mencionábamos al under, aquel viernes 5 de noviembre los alrededores de la entrada y boletería del recinto de Av. del Libertador 7395 daban la imagen clásica de los recitales subterráneos del metal argentino, sólo que en una mayor magnitud. Las filas de chalecos de jean o de cuero (dependiendo de la generación, claro está) se extendían desde las entradas para campo y platea. Para muchos, “el tormento del vino artificial” ayudaba a pasar una de las noches más frías de las últimas semanas en la ciudad, después de la ola de calor de fines de octubre. La vista parecía salida de casi cualquier fecha pre 2020, con la excepción de algunos barbijos acá y allá.
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Veinte minutos después de terminada la presentación de La Perra Que Los Parió y la salida de su público, las huestes metálicas comenzaron la lenta entrada a Obras. Esta se hizo un tanto lenta, y la mayoría no había entrado para cuando los teloneros Plegarias salieron al escenario. La banda de José C. Paz tuvo un set bien agresivo y pulenta, mechando canciones de su EP Sobre Mis Lamentos como “Prisión Mental”, “Aniquilación” y “Despertaré”, como otras que estarán incluidas en su álbum debut pronto a estrenarse, como “Origen”, “Libre Expresión” y “Gritos de Liberación”, del que el grupo presentó hace poco su primer videoclip. Su thrash metal bien en la vena argenta fue una gran elección como entrada de la noche, y aunque el sonido estuvo lejos de ser el ideal, no creo que hace falta sentir cada dedo en el puño cuando te golpean. Su presentación rutinaria de media hora cerró con el tradicional lanzamiento no sólo de púas sino también de baquetas, una de las cuales me golpeó en la cabeza y por lo tanto me eligió como su dueño.
La prueba de sonido y acondicionamiento del escenario posterior se hizo relativamente rápido, y ya para las 23:25 se apagaron las luces y comenzó la intro que marcaba la entrada ovacionada de los músicos de Serpentor. Su noche arrancó sin guardarse nada con “Controlando la Nación”, con el potente vozarrón de Guillermo Romero y la batería de Marcos Gianfrancesco haciendo temblar los pisos del lugar, aunque era complicado distinguir a las cuerdas debido a los problemas de mezcla que suelen afectar al inicio de todos los recitales.
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En la pantalla de fondo, se podían ver imágenes temáticas de un Congreso derruido, que cerca del final se volvieron un collage de videos e imágenes de represiones policiacas. En las de los lados, las cámaras se pasaban la batuta enfocando a cada uno de los músicos, un detalle siempre bienvenido a pesar de un par de problemas técnicos que las afectaban muy de vez en cuando. A pesar de eso, ya desde el principio los que se habían acumulado en primera fila estaban teniendo la mejor noche de sus vidas, con un pogo violento al ritmo de thrash.
Luego de esa primera descarga, Serpentor no se hicieron esperar y pasaron a “Represión Violenta”, primer representante del nuevo disco. Ninguna sorpresa acá, aunque no la necesiten: buenos riffs, una parte para realzar el bajo y ritmos rompecuellos, suficiente para contentar al público. Como para seguir la carnicería, el quinteto siguió esta con “Privación Ilegítima de la Libertad”, canción que permite ver la gran química de los dos Jorges (Jorge Moreno y Jorge Alcaraz) en las guitarras, completando el primer trío de canciones del recital.
Entre cantos de público y agradecimientos por parte de Serpentor, dieron paso a “El Carnicero”, track de su último disco del que habían publicado un gran video musical poco antes del recital. Más pogo, luces, efectos de espejo en las pantallas y demás, una gran fiesta del metal pesado que siguieron con “Final Sangriento”, canción del álbum del mismo nombre.
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“Reinará el Caos”, “Sacerdote del Horror” y “Vomitando Odio” continuaron la seguidilla de bombazos thrash, e incluso si uno no estaba en la platea se podía ver el tremendo movimiento en el medio de las primeras filas.
Al final de esa última canción, llegó el momento “reflexivo” de la noche, con la aparición de dos imágenes en las pantallas homenajeando a Pil Trafa (Los Violadores) y a Pato Larralde (Sauron, Los Antiguos), dos de las pérdidas más grandes de la música argentina en el 2021. Agradeciendo a toda la gente por haber viajado kilómetros para copar Obras y formar parte de un momento histórico para Serpentor, Guillermo Romero anunció un homenaje a ambos músicos con la balada “Madre”, del disco Legiones.
Esta canción lenta y sentida, que va creciendo y ganando pesadez, marcó el fin de la primera parte del evento. Como intervalo entre ambas partes, la banda le dio un espacio solista a Marcos Gianfrancesco. El baterista dio un corto solo de batería, para luego hacer un pequeño medley de canciones de Metallica, incluyendo “Ride The Lightning”, “Master of Puppets” y “Seek & Destroy”, algo que le dio más variedad que a la mayoría de los solos de este tipo.
Terminado el entreacto, el quinteto volvió al escenario para continuar con la avalancha de música pesada, eligiendo la dupla de “Asesino” y “Síndrome” del álbum Poseído, acompañándola con “Cerdos Hambrientos” de Sacerdote del Horror. La sección de bajo dio oportunidad para presentar a Luis Medina, encargado de las cinco cuerdas y adición más reciente al grupo.
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Ya cuando era casi la una de la mañana, Serpentor eligieron “No Me Prediques” de Poseído, como para redondear y acompañar la temática anticlerical del trabajo presentado por la banda. Fue un final furioso, violento y que cerró con broche de oro el recital del grupo. Con agradecimientos para todos, foto con el público y entrega de púas para los presentes, la banda se retiró del escenario y la gente salió a la helada noche porteña, para volver a sus casas en sus vehículos o esperar un rato largo a que pasara alguno de los colectivos. Tal cual como un recital de una banda de barrio.
Aunque se pueda señalar algunos sentidos técnicos, como puede decirse de un sonido que nunca estuvo 100% claro, creo que son sólo detalles dentro de un evento importante para las últimas décadas del metal argentino. Aunque ya gente como Almafuerte, Iorio, Malón y Rata Blanca había tocado en el lugar, el hecho de que una banda de barrio como Serpentor pudiera llegar a lo mismo es un avance enorme para la escena. Y que podamos disfrutar un DVD documentando la ocasión, todavía mejor.