Un año más, la peregrinación tomó otro rumbo desde Galicia, para acabar en la arena de las playas de Âncora. Entre niebla y mucho viento nos recibió el pueblo marítimo como antesala de lo que estaba por venir. Ya era martes y empezábamos a ver afines en las calles de Vila Praia de Âncora. El atuendo inconfundible entre camisetas de Kyuss y bermudas crema, las zapas rotas de los conciertos y las gafas de sol. Estamos en el SonicBlast.
Tercera edición consecutiva post Moledo, que vino repitiendo la misma fórmula de años anteriores. Una pre-party el miércoles a modo de bienvenida donde actuaban cuatro bandas y un DJ y tres días completos de festival. Este año coronaban el cartel bandas como High on Fire, Viagra Boys y Colour Haze, aunque muchos de los alicientes para el grueso del público estaban en los nombres escritos más abajo. Truckfighters, 1000mods, Graveyard o Black Mountain ya venían con la expectación generada de casa.
A todos ojos era un cartel correcto, sin mucho artefacto y con bandas que ya habían tocado varias veces. Quizás echamos de menos alguna sorpresa que finalmente no llegó o algún nombre que se venía barajando desde el pasado año.
Con el bombo de “Calm before the storm” resonando en el pecho cogimos el coche hacia el recinto para reencontrarnos con uno de nuestros parajes favoritos de todo Portugal. No pudo ir mejor la canción para lo que nos íbamos a encontrar.
Siento que esto es algo que comento cada año como el típico abuelo cascarrabias, pero creedme, esta vez había muchísima más gente que en 2022. Lo del miércoles no tuvo ningún sentido. Desde primera hora de la noche, aglomeraciones en la zona de pulseras, tapones en la entrada, controles lentos, colas en las barras, en las zonas de comida… Tuve la sensación de que la previsión se fue de las manos para la pre-party. No pudimos ver a ninguna banda en el Stage 3 porque no había manera de cruzar la muralla de gente que entre las mesas de cenas y la única barra junto al escenario se había formado.
Así pues, decidimos ir a la otra mitad del recinto, que sí que estaba algo más desahogada para poder escuchar los conciertos cerca.
Tras la repentina cancelación de Daily Thompson, los encargados de abrir la ceremonia eran Bow. Una banda de hardcore local que atesora un par de EPs con muy buenas intenciones. Un sonido que recuerda a unos Have Heart algo más callejeros y sin tanta vieja escuela. Me gustaron bastante para abrir y creo que la inclusión de estas bandas a priori fuera de género en este festival, le vienen muy bien al SonicBlast.
Continuó el dúo Spitgod, también locales, con una especie de black metal con aires de crust bastante curioso. Otra propuesta interesante con riffs muy a lo High on Fire que hizo a la gente mover tierra y la nube de polvo así lo confirmaba. Los siguientes eran Saint Karloff, a los que les teníamos muchas ganas. Venían de tocar en el Desertfest con buena prensa y no defraudaron. Buena puesta en escena aunque los prefiero en disco. En directo la voz me rozaba mucho en ocasiones al timbre de Volbeat y me cansa un poco. Riffs muy buenos en la onda Black Sabbath y algún limpio que hace recordar a Elder, ahí es nada…
La noche, como no podía ser de otra manera, la cerró Pol, de Branca Studio con un set para gente valiente. Menos mal que la mesa estaba algo más decorada que el pasado año. Voy a evitar desvelar nombres y caras, pero quienes estuvimos, sabemos cómo lo pasamos y la cumbia que bailamos…
Etiquetas: Portugal, SonicBlast, SonicBlast 2024, SonicBlast Fest, SonicBlast Fest 2024Un año más, la peregrinación tomó otro rumbo desde Galicia, para acabar en la arena de las playas de Âncora. Entre niebla y mucho viento nos recibió el pueblo marítimo como antesala de lo que estaba por venir. Ya era martes y empezábamos a ver afines en las calles de Vila Praia de Âncora. El atuendo inconfundible entre camisetas de Kyuss y bermudas crema, las zapas rotas de los conciertos y las gafas de sol. Estamos en el SonicBlast.
Tercera edición consecutiva post Moledo, que vino repitiendo la misma fórmula de años anteriores. Una pre-party el miércoles a modo de bienvenida donde actuaban cuatro bandas y un DJ y tres días completos de festival. Este año coronaban el cartel bandas como High on Fire, Viagra Boys y Colour Haze, aunque muchos de los alicientes para el grueso del público estaban en los nombres escritos más abajo. Truckfighters, 1000mods, Graveyard o Black Mountain ya venían con la expectación generada de casa.
A todos ojos era un cartel correcto, sin mucho artefacto y con bandas que ya habían tocado varias veces. Quizás echamos de menos alguna sorpresa que finalmente no llegó o algún nombre que se venía barajando desde el pasado año.
Con el bombo de “Calm before the storm” resonando en el pecho cogimos el coche hacia el recinto para reencontrarnos con uno de nuestros parajes favoritos de todo Portugal. No pudo ir mejor la canción para lo que nos íbamos a encontrar.
Siento que esto es algo que comento cada año como el típico abuelo cascarrabias, pero creedme, esta vez había muchísima más gente que en 2022. Lo del miércoles no tuvo ningún sentido. Desde primera hora de la noche, aglomeraciones en la zona de pulseras, tapones en la entrada, controles lentos, colas en las barras, en las zonas de comida… Tuve la sensación de que la previsión se fue de las manos para la pre-party. No pudimos ver a ninguna banda en el Stage 3 porque no había manera de cruzar la muralla de gente que entre las mesas de cenas y la única barra junto al escenario se había formado.
Así pues, decidimos ir a la otra mitad del recinto, que sí que estaba algo más desahogada para poder escuchar los conciertos cerca.
Tras la repentina cancelación de Daily Thompson, los encargados de abrir la ceremonia eran Bow. Una banda de hardcore local que atesora un par de EPs con muy buenas intenciones. Un sonido que recuerda a unos Have Heart algo más callejeros y sin tanta vieja escuela. Me gustaron bastante para abrir y creo que la inclusión de estas bandas a priori fuera de género en este festival, le vienen muy bien al SonicBlast.
Continuó el dúo Spitgod, también locales, con una especie de black metal con aires de crust bastante curioso. Otra propuesta interesante con riffs muy a lo High on Fire que hizo a la gente mover tierra y la nube de polvo así lo confirmaba. Los siguientes eran Saint Karloff, a los que les teníamos muchas ganas. Venían de tocar en el Desertfest con buena prensa y no defraudaron. Buena puesta en escena aunque los prefiero en disco. En directo la voz me rozaba mucho en ocasiones al timbre de Volbeat y me cansa un poco. Riffs muy buenos en la onda Black Sabbath y algún limpio que hace recordar a Elder, ahí es nada…
La noche, como no podía ser de otra manera, la cerró Pol, de Branca Studio con un set para gente valiente. Menos mal que la mesa estaba algo más decorada que el pasado año. Voy a evitar desvelar nombres y caras, pero quienes estuvimos, sabemos cómo lo pasamos y la cumbia que bailamos…
Etiquetas: Portugal, SonicBlast, SonicBlast 2024, SonicBlast Fest, SonicBlast Fest 2024