Primer día oficial de festival y quizás del que más ganas tenía. Lo de High Reeper a las 15:05 fue un crimen, pero sabíamos que el jueves había que estar la jornada completa… La banda de Delaware abrió el jueves en el Stage 3 mereciendo mucho más. El cuarteto impregnó de sonido orange la sobremesa con algún adelanto de lo que será su próximo disco vía Heavy Psych Sounds. Así que prestad atención, merecen la pena.
Los encargados de inaugurar el Main 1 fueron Maruja, una banda de Manchester entre el jazz y el punk. Son como unos Black Country New Road macarras y con más pedales. A mí me gustaron mucho, pero entiendo que se te pueden atragantar por la hora que era, por el sol en la frente, los 7/8… La propuesta es interesante, de eso no cabe duda. Lo dieron todo y dejaron paso a Earth Tongue, banda encargada de pisar por primera vez el Main 2. Un dúo batería-guitarra neozelandés a quienes el sonido quizás les perjudicó un poco. El tema de los dúos es complicado en los directos, ya lo sabemos, pero si además la guitarra está bajita y la voz muy alta… Fue una pena porque por momentos esas armonías vocales me recordaban a King Gizzard pero con cuatro miembros menos.
Acto seguido, turno para Margarita Witch Cult, que me recordaron muchísimo a Kadavar pero con algún toque de thrash. No sé si es momento para abrir el melón de las guitarras flying V en 2024, pero bueno, ahí lo dejo, para reflexionar. Una actuación bastante sorprendente de la banda de Birmingham, pertenecientes también, como en el caso de High Reeper, a la ola Heavy Psych Sounds. Actualmente tan solo cuentan con un largo, pero apuntan maneras.
Los siguientes en subir al Main 2 fueron Enola Gay. La banda de Belfast creo que sufrió el mismo problema que Earth Tongue con la voz altísima, pero en este caso, con los efectos de delay y la ventolera que se levantó… fue muy difícil disfrutarlos, y eso que iba con muchas ganas. Si no los has escuchado, son una mezcla de IDLES y Transplants. Tienen el componente post-punk de riffs agudos con reverb a una cuerda, una voz con mucha personalidad y un batería muy divertido.
La cosa, en cambio, se empezó a poner seria a pocos minutos para las ocho de la tarde. Black Mountain pisaba el escenario para dar, sino el concierto, el mejor sonido de la noche y aún dudo si el mejor de todo el festival. Palabras mayores, sin duda, y una demostración de calidad y experiencia como pocas veces antes había visto. La banda canadiense con muy poco consiguió mucho. Pese a no dar las vibes de cabeza de cartel, me supo a mucho este concierto y terminaron de reventar al respetable con “Future Shade”, uno de los himnos del psych rock que aún continúa resonando en mi cabeza días después.
Sin dejar que parase la maquinaria, nos giramos para el Main 2 para ver a los Maquina, un trío de Porto que sabe montar una buena fiesta. Coincidimos en que hubiese molado verlos para cerrar el día pivotando con Tons, pero bueno, si hay que irse de rave a las 21:00, hacemos el esfuerzo. Es increíble cómo esta banda es capaz de sonar a una fiesta electrónica con tanto fuzz y delay. Capaces de animar cualquier cementerio, una apuesta asegurada que me gustaría ver de nuevo en otro SonicBlast.
Hablando de cementerios, turno para Graveyard, que venían de una larga gira y se les notó. A ver, dieron un buen concierto, no faltaron “It Ain’t over yet”, “Hisingen Blues”, “Cold love” y “Ain’t fit to live here” para cerrar, pero la energía no fue la misma con la que les vimos mes y pico atrás en el Hellfest ni de cerca. Muchas canciones prolongadas quizás para evitar engordar el setlist y algún que otro error de bulto. Aún así, sigue siendo un placer poder disfrutar de los suecos en directo pues son verdaderas maravillas sobre el escenario.
Del decoro de los de Gotemburgo a la irreverencia de los de Estocolmo. Turno para Viagra Boys en el escenario principal para poner el broche a la noche del jueves. El sexteto de punk rock que dividió la opinión del público asiduo al festival cuando se anunció su nombre, dio un concierto de los suyos, sucio e irrespetuoso, casi las continuas confusiones de Sebastian refiriéndose a la audiencia como Porto parecían sacadas del manual del punk. Al final se quedó en un meme y el concierto se fue enrareciendo con partes muy ruidosas entre canción y canción que se parecían más al final de un concierto de post-metal. No entendí muy bien esta faceta experimental con lo divertido que es ver a esta banda en directo. Los bailes pasaron a un segundo plano y tocó observar las peripecias sobre el escenario. No faltaron sus obligadas “Punk rock loser”, “Troglodyte” y “Sports”.
Ya con mucho cansancio encima vimos a Poison Ruïn apoyados intentando que nuestros cuerpos no pareciesen una ruina de verdad. Los de Philadelphia, venían sacando hacía una semana Confrere , su nuevo disco de la mano de Relapse. Con un sonido algo más ecléctico que por momentos huele un poco a Fucked Up, parecen sentar las bases de su nuevo sonido, algo menos crudo pero con la misma personalidad. En directo me sonaron algo más atropellados, quizás de nuevo por el elevado volumen de la voz que se me atragantó un poco durante todo el jueves.
A unas horas ya en las que no estábamos para nada, duramos un suspiro viendo a Tons, y qué pena no haberlos disfrutado un poco antes en un escenario algo mayor. Otra de las bandas de Heavy Psych Sounds, a la que conocí gracias a un split con Lento y volví a encontrarme con ellos en otro split con Bongzilla. La banda de doom nacida en Turín sonó tan cruda y potente como esperábamos.
Primer día oficial de festival y quizás del que más ganas tenía. Lo de High Reeper a las 15:05 fue un crimen, pero sabíamos que el jueves había que estar la jornada completa… La banda de Delaware abrió el jueves en el Stage 3 mereciendo mucho más. El cuarteto impregnó de sonido orange la sobremesa con algún adelanto de lo que será su próximo disco vía Heavy Psych Sounds. Así que prestad atención, merecen la pena.
Los encargados de inaugurar el Main 1 fueron Maruja, una banda de Manchester entre el jazz y el punk. Son como unos Black Country New Road macarras y con más pedales. A mí me gustaron mucho, pero entiendo que se te pueden atragantar por la hora que era, por el sol en la frente, los 7/8… La propuesta es interesante, de eso no cabe duda. Lo dieron todo y dejaron paso a Earth Tongue, banda encargada de pisar por primera vez el Main 2. Un dúo batería-guitarra neozelandés a quienes el sonido quizás les perjudicó un poco. El tema de los dúos es complicado en los directos, ya lo sabemos, pero si además la guitarra está bajita y la voz muy alta… Fue una pena porque por momentos esas armonías vocales me recordaban a King Gizzard pero con cuatro miembros menos.
Acto seguido, turno para Margarita Witch Cult, que me recordaron muchísimo a Kadavar pero con algún toque de thrash. No sé si es momento para abrir el melón de las guitarras flying V en 2024, pero bueno, ahí lo dejo, para reflexionar. Una actuación bastante sorprendente de la banda de Birmingham, pertenecientes también, como en el caso de High Reeper, a la ola Heavy Psych Sounds. Actualmente tan solo cuentan con un largo, pero apuntan maneras.
Los siguientes en subir al Main 2 fueron Enola Gay. La banda de Belfast creo que sufrió el mismo problema que Earth Tongue con la voz altísima, pero en este caso, con los efectos de delay y la ventolera que se levantó… fue muy difícil disfrutarlos, y eso que iba con muchas ganas. Si no los has escuchado, son una mezcla de IDLES y Transplants. Tienen el componente post-punk de riffs agudos con reverb a una cuerda, una voz con mucha personalidad y un batería muy divertido.
La cosa, en cambio, se empezó a poner seria a pocos minutos para las ocho de la tarde. Black Mountain pisaba el escenario para dar, sino el concierto, el mejor sonido de la noche y aún dudo si el mejor de todo el festival. Palabras mayores, sin duda, y una demostración de calidad y experiencia como pocas veces antes había visto. La banda canadiense con muy poco consiguió mucho. Pese a no dar las vibes de cabeza de cartel, me supo a mucho este concierto y terminaron de reventar al respetable con “Future Shade”, uno de los himnos del psych rock que aún continúa resonando en mi cabeza días después.
Sin dejar que parase la maquinaria, nos giramos para el Main 2 para ver a los Maquina, un trío de Porto que sabe montar una buena fiesta. Coincidimos en que hubiese molado verlos para cerrar el día pivotando con Tons, pero bueno, si hay que irse de rave a las 21:00, hacemos el esfuerzo. Es increíble cómo esta banda es capaz de sonar a una fiesta electrónica con tanto fuzz y delay. Capaces de animar cualquier cementerio, una apuesta asegurada que me gustaría ver de nuevo en otro SonicBlast.
Hablando de cementerios, turno para Graveyard, que venían de una larga gira y se les notó. A ver, dieron un buen concierto, no faltaron “It Ain’t over yet”, “Hisingen Blues”, “Cold love” y “Ain’t fit to live here” para cerrar, pero la energía no fue la misma con la que les vimos mes y pico atrás en el Hellfest ni de cerca. Muchas canciones prolongadas quizás para evitar engordar el setlist y algún que otro error de bulto. Aún así, sigue siendo un placer poder disfrutar de los suecos en directo pues son verdaderas maravillas sobre el escenario.
Del decoro de los de Gotemburgo a la irreverencia de los de Estocolmo. Turno para Viagra Boys en el escenario principal para poner el broche a la noche del jueves. El sexteto de punk rock que dividió la opinión del público asiduo al festival cuando se anunció su nombre, dio un concierto de los suyos, sucio e irrespetuoso, casi las continuas confusiones de Sebastian refiriéndose a la audiencia como Porto parecían sacadas del manual del punk. Al final se quedó en un meme y el concierto se fue enrareciendo con partes muy ruidosas entre canción y canción que se parecían más al final de un concierto de post-metal. No entendí muy bien esta faceta experimental con lo divertido que es ver a esta banda en directo. Los bailes pasaron a un segundo plano y tocó observar las peripecias sobre el escenario. No faltaron sus obligadas “Punk rock loser”, “Troglodyte” y “Sports”.
Ya con mucho cansancio encima vimos a Poison Ruïn apoyados intentando que nuestros cuerpos no pareciesen una ruina de verdad. Los de Philadelphia, venían sacando hacía una semana Confrere , su nuevo disco de la mano de Relapse. Con un sonido algo más ecléctico que por momentos huele un poco a Fucked Up, parecen sentar las bases de su nuevo sonido, algo menos crudo pero con la misma personalidad. En directo me sonaron algo más atropellados, quizás de nuevo por el elevado volumen de la voz que se me atragantó un poco durante todo el jueves.
A unas horas ya en las que no estábamos para nada, duramos un suspiro viendo a Tons, y qué pena no haberlos disfrutado un poco antes en un escenario algo mayor. Otra de las bandas de Heavy Psych Sounds, a la que conocí gracias a un split con Lento y volví a encontrarme con ellos en otro split con Bongzilla. La banda de doom nacida en Turín sonó tan cruda y potente como esperábamos.