Voy a ser completamente sincero y decir que la carrera solista de Tarja Turunen no me causa el mayor de los intereses, al menos en lo que concierne a sus álbumes. Con esto no quiero decir que en ninguno de ellos haya material que me atraiga, con Colours In The Dark (2013) pareciéndome lo más cercano a un gran trabajo en su discografía, pero en todos sus lanzamientos hay canciones que si fuera por mí habría dejado en el estudio, y hay demasiadas ocasiones donde la parte metalera de su metal sinfónico no es lo suficientemente fuerte.
Acá claramente tendrá que ver el hecho de que Tarja no estaba metida en el metal cuando se unió a Nightwish, e incluso al día de hoy sospecho que sus intereses musicales pasan por otro lado. Y aunque no llegué a vivir la era de Nightwish con ella al frente, no creo que haga falta eso para darse cuenta de que el momento en el que la echaron fue uno donde perdieron todos, y donde no ayudó que hayan pasado casi veinte años de acusaciones cruzadas y chimenterío barato que no estaría fuera de lugar en algún programa inmundo de la tarde en América.
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Pero me estoy yendo de tema, así que centrándome en la música, que es lo que importa, creo que es en vivo donde la propuesta de la ex Nightwish encuentra su mejor versión. Esto se da no sólo al poder seleccionar lo mejor de su obra, sino también al darle la oportunidad a la finlandesa de ver cara a cara a su público, desplegando el carisma con el que su antigua banda se convirtió en uno de los grupos más influyentes del metal europeo de fines del cambio de siglo. No por nada al día de hoy su marca todavía se puede ver en casi cualquier grupo sinfónico con cantante femenina vestida con algún vestido de gala que haya aparecido desde esa época.
Por eso, la oportunidad de ver a Tarja en este Living The Dream Tour, presentando su compilado Best Of: Living the Dream, era algo que no daba perderse, sobre todo si era en Argentina, país donde la finlandesa ha encontrado un segundo hogar hace años.
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El sábado 16 de septiembre, la entrada al Teatro Flores (por lejos el lugar donde más veces se presentó la finlandesa en nuestro país) por la calle Pergamino tenía una larga fila de fans enfundados tanto en remeras de Tarja como de Nightwish, aunque a esta altura hablamos de una cantante universal: también había remeras de Sonata Arctica, Epica, AC/DC, Hermética, indumentaria gótica o hasta una remera de Lukaku. Mucho veinteañero viejo tirando a treintañero, pero también con sus excepciones y su cuota de público mucho más joven. Las elegantes pantallas del lugar a los lados advertían a la gente que cuidara sus pertenencias y anunciaba los siguientes recitales programados.
Con el campo y la platea del Teatro poco a poco llenándose, hacia las 19:30 salió la primera de los dos teloneros que tendría la fecha. En este caso se trataba de Daniela Milagros, cantante que dentro de poco cumplirá recién 19 años pero que ya viene dando de qué hablar hace un par de años (juzgando por las notas que pude encontrar) y la que se le están metiendo muchas fichas. Con un par de canciones de su cosecha como “My Remedy” y un cover ya tradicional como el de “Sweet Dreams (Are Made of This)” pero basándose en la versión de Marilyn Manson.
La propuesta de la cantante es bastante variada, pasando del pop rock a un hard rock más moderno y hasta por momentos metiendo algún detalle numetalero con mucha energía de por medio, y es por eso que me hubiera gustado que el sonido hubiera ayudado mucho más, siendo que una enorme cantidad de veces era muy complicado entender las voces por algún problema del micrófono. Más allá de eso, recomiendo darle una escuchada a las canciones que tiene subidas en streaming.
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Los segundos y últimos teloneros de la fecha fueron Madame Rita, un cuarteto bastante particular en cuanto a su propuesta, con un pop rock de ciertas pinceladas góticas melosas que me recordó de inmediato a los finlandeses H.I.M, incluso teniendo su propio logotipo a la manera del “heartagram” de la banda de Ville Valo y habiendo editado un álbum con el “himesco” nombre 666 Besos Antes del Amor.
Más de uno dirá que esto es directamente un robo y no voy a negar que por momentos las similitudes son demasiadas, pero este es un sonido que no tiene muchos representantes locales y Madame Rita me causaron una buena impresión, sobre todo siendo que nunca había escuchado de ellos a pesar del largo tiempo que tienen de carrera, con sus estribillos pegadizos en canciones como “No Me Dejes Caer”, buenas vocalizaciones, una estética acorde y canciones que seguramente habrían musicalizado muchas conversaciones por Messenger en su momento (créanme que esto no es un insulto).
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Es por eso que lamento tanto la actuación de la producción con el grupo, siendo que cuando este dio comienzo a su set sólo se escuchaba la batería, con el público chiflándole a los encargados del sonido para que lo arreglaran, algo que recién se dio cuando habían pasado unos largos treinta segundo. El resto de la presentación pasó sin mayores incidentes, con el cantante Mariano Salto tirando un par de chistes sobre la situación, hasta que habiendo anunciado su última canción la producción comenzó a cerrarle el telón a la banda.
En un principio pensé que era una broma, pero cuando el telón terminó de cerrarse rápidamente me di cuenta de que no lo era, aunque volvieran brevemente para poder tomarse una foto con el público. Sé que hay un horario que debe cumplirse y que encima estaban tocando justo antes del acto principal, pero creo que habría alguna manera un poco más elegante de arreglar todo, y que no quedara ese sabor amargo al final.
Ya para las 21:10, el Teatro Flores estaba repleto, tal vez la mayor cantidad de gente que haya visto en el recinto. Más o menos a esa hora comenzó a sonar una intro, que marcó la entrada de los miembros de la banda, ovacionados por todo el público, mientras de fondo sonaba la intro de bandoneón de “Eye of the Storm”, canción nueva estrenada en el compilado y que también sirve como su introducción. Cantando “Forever and ever / I move into the realms of mystery” y enfundada en un vestido y unas botas como para que KISS pisaran pollitos, Tarja fue recibida por las ovaciones desaforadas del público.
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La canción en sí sigue el molde clásico de Tarja, con sus versos tranquilos acompañados por estribillos que explotan con todo el poder lírico de la finlandesa. No es de las canciones más pesadas de la obra de la ex Nightwish al poner mucho más énfasis en el aspecto sinfónico de su sonido, pero hay suficiente energía como para convencer incluso a alguien que no es tan fan de esa faceta de su propuesta. Pero no creo que a la gente le importara mi opinión: es una fórmula simple que funciona sobre todo en vivo, con el campo del teatro saltando al ritmo de la música, y el bandoneón está incorporado de manera perfecta.
“¡Buenos Aires es mi casa!”, dijo Tarja a la gente al finalizar, obviamente causando una catarata de ovaciones por parte de la gente. La finlandesa se expresaría casi siempre en español, muy de vez en cuando pasando al inglés, durante la noche, demostrando la práctica que ha ido acumulando durante las dos últimas décadas. Tras unas palabras con la gente, el grupo siguió con “Demons in You”, una de las canciones más extrañas de la obra de Tarja, no sólo por tener una intro jazz-funk (que los músicos deben amar tocar en vivo) sino también por estar cantada originalmente junto a Alissa White-Gluz (Arch Enemy), aunque también hayan sacado una versión en solitario. No creo que las voces de la canadiense agregaran mucho, así que la versión presentada en el Teatro fue extremadamente entretenida, con más gente saltando y dando para hacer headbanging.
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Tras unos cantos de “¡Olé olé olé olé! ¡Tarja! ¡Tarja!”, seguimos con “Falling Awake”, canción que comienza pesada pero que rápidamente tiene a Tarja demostrando el poder de su voz con una balada pesada que en otra época podría haber sido un éxito en la radio que le da pie a la gente para que coree el estribillo. La siguiente fue “Diva”, una de las tantas canciones inspiradas por su despido de Nightwish y la subsecuente debacle mediática, y por suerte no hace falta saber ese contexto para poder disfrutarla: riffs grooveros, arreglos de teclado y la poderosa voz de Tarja dio lugar a muchos cuernos levantados entre el público, además de tener a la cantante bailando al ritmo de la música. Ya para este punto el sonido se había acomodado como para poder disfrutar de todos los detalles de esta propuesta.
Con las luces más tenues comenzó la intro misteriosa de “Naiad”, que sin perder la pesadez es un tanto más lenta, dándole otra oportunidad a Tarja para su canto lírico por encima de esos rasgueos de rock pesado. Tras ello, comenzó la sección más íntima de la noche, con Tarja sentándose frente al teclado y dando comienzo a “Oasis”, canción que nos lleva al ya lejano año 2007 y a su álbum My Winter Storm, siendo un track muy importante en su discografía al ser el primero acreditado completamente a ella.
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La atmósfera es de ensueño, con la finlandesa dejando que sus líneas de teclado y su voz hechicen a la audiencia, mientras que “You and I” es más tradicional en su estructura pero igual de encantadora si no le tenés miedo a la melosidad, y claramente el público no le tenía fobia a la dulzura, recibiendo las canciones y los “Gracias” de Tarja con sendos aplausos. Con el regreso del resto de los músicos al escenario la presentación continuó con “Shadow Play”, volviendo a la atmósfera pesada y dramática a la que nos tiene acostumbrados, mientras Tarja seguía frente al teclado acompañando a la banda y dando lugar a los momentos más entretenidos de la noche, siendo una versión extendida que incluyó solos de batería y de bajo, dándole a la oportunidad a la cantante de volver más tarde con un vestido más ligero mientras los músicos tocaban.
“Enough” y “I Feel Immortal” siguieron el recorrido por la discografía solista de la cantante, pero obviamente el público se encendería de verdad con la llegada de “Nemo”, una del puñado de canciones de Nightwish a las que Tarja recurre en vivo. El campo del Teatro tembló con los saltos de la gente, que además cantó el estribillo de principio a fin como si fuera un hit de todas las épocas. “‘¡Te queremos, Tarja! ¡Te queremos!” gritaba la audiencia, con la cantante agradeciendo a todos y remarcando lo afortunada que se siente de tenerlos. Tras esto vendrían “I Walk Alone” y la genial “Victim of Ritual”, que pondrían final a la primera parte del recital, con la banda retirándose mientras de fondo aparecía el logo de la cantante.
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Obviamente no era el punto final, y una introducción del tecladista marcaría no sólo la vuelta de los músicos sino también de “Innocence”, canción que Tarja entonaría enfundada en un traje plateado. “Die Alive” nos lleva de vuelta a My Winter Storm, y década y media es tiempo suficiente como para que la gente acumule cariño como para entonar la canción de principio a fin, aunque a mí me llamó la atención que los punteos de la guitarra en varios momentos no sonarían fuera de lugar en alguna canción de los primeros discos de Los Redondos. “Dead Promises” tiene una introducción digna de un “guitar hero” y una marcha pesadísima de antología, con Tarja agitando a la gente y cantando cada nota de manera cristalina, además de tener a uno de los guitarristas contribuyendo con algunas voces.
Más tarde vendría el último cambio de atuendo de la noche, con Tarja apareciendo nada menos que con una remera de la Selección, algo que obviamente hizo estallar a la gente en gritos y aplausos antes de “Until My Last Breath”, canción que bien podría ser una declaración de principios por parte de la vocalista.
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A su término, Tarja y el resto de la banda se despidieron con una reverencia grupal, pero era obvio que no estaba todo dicho en esa noche, porque todos volverían para cerrar con broche de oro la jornada con su tradicional versión de “Over The Hills And Far Away”, que también podría contarse entre las canciones de su época de Nightwish pero que yo no lo hago por ser un clásico del norirlandés Gary Moore. Esta maniobra estaba más cantada que el “Feliz Cumpleaños”, pero la alegría de la gente demostró que nada de eso importaba, y que fue la manera perfecta para despedirse de la gente hasta nuevo aviso, con más reverencias de por medio.
Aunque muchas veces sus interacciones se sientan exageradamente ensayadas, yendo de la mano con el mote de “diva”, Tarja sigue demostrando un cariño importante por el público argentino y lo demuestra en cada presentación en estas tierras. Y con este compilado en las calles y tras lo que quede de gira, esperamos poder escuchar nuevo material de su parte, para al menos poder seguir teniendo una excusa para verla en vivo y seguir compartiendo estos buenos momentos.
Etiquetas: argentina, Buenos Aires, Finlandia, Heavy Metal, Metal Sinfónico, TarjaVoy a ser completamente sincero y decir que la carrera solista de Tarja Turunen no me causa el mayor de los intereses, al menos en lo que concierne a sus álbumes. Con esto no quiero decir que en ninguno de ellos haya material que me atraiga, con Colours In The Dark (2013) pareciéndome lo más cercano a un gran trabajo en su discografía, pero en todos sus lanzamientos hay canciones que si fuera por mí habría dejado en el estudio, y hay demasiadas ocasiones donde la parte metalera de su metal sinfónico no es lo suficientemente fuerte.
Acá claramente tendrá que ver el hecho de que Tarja no estaba metida en el metal cuando se unió a Nightwish, e incluso al día de hoy sospecho que sus intereses musicales pasan por otro lado. Y aunque no llegué a vivir la era de Nightwish con ella al frente, no creo que haga falta eso para darse cuenta de que el momento en el que la echaron fue uno donde perdieron todos, y donde no ayudó que hayan pasado casi veinte años de acusaciones cruzadas y chimenterío barato que no estaría fuera de lugar en algún programa inmundo de la tarde en América.
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Pero me estoy yendo de tema, así que centrándome en la música, que es lo que importa, creo que es en vivo donde la propuesta de la ex Nightwish encuentra su mejor versión. Esto se da no sólo al poder seleccionar lo mejor de su obra, sino también al darle la oportunidad a la finlandesa de ver cara a cara a su público, desplegando el carisma con el que su antigua banda se convirtió en uno de los grupos más influyentes del metal europeo de fines del cambio de siglo. No por nada al día de hoy su marca todavía se puede ver en casi cualquier grupo sinfónico con cantante femenina vestida con algún vestido de gala que haya aparecido desde esa época.
Por eso, la oportunidad de ver a Tarja en este Living The Dream Tour, presentando su compilado Best Of: Living the Dream, era algo que no daba perderse, sobre todo si era en Argentina, país donde la finlandesa ha encontrado un segundo hogar hace años.
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El sábado 16 de septiembre, la entrada al Teatro Flores (por lejos el lugar donde más veces se presentó la finlandesa en nuestro país) por la calle Pergamino tenía una larga fila de fans enfundados tanto en remeras de Tarja como de Nightwish, aunque a esta altura hablamos de una cantante universal: también había remeras de Sonata Arctica, Epica, AC/DC, Hermética, indumentaria gótica o hasta una remera de Lukaku. Mucho veinteañero viejo tirando a treintañero, pero también con sus excepciones y su cuota de público mucho más joven. Las elegantes pantallas del lugar a los lados advertían a la gente que cuidara sus pertenencias y anunciaba los siguientes recitales programados.
Con el campo y la platea del Teatro poco a poco llenándose, hacia las 19:30 salió la primera de los dos teloneros que tendría la fecha. En este caso se trataba de Daniela Milagros, cantante que dentro de poco cumplirá recién 19 años pero que ya viene dando de qué hablar hace un par de años (juzgando por las notas que pude encontrar) y la que se le están metiendo muchas fichas. Con un par de canciones de su cosecha como “My Remedy” y un cover ya tradicional como el de “Sweet Dreams (Are Made of This)” pero basándose en la versión de Marilyn Manson.
La propuesta de la cantante es bastante variada, pasando del pop rock a un hard rock más moderno y hasta por momentos metiendo algún detalle numetalero con mucha energía de por medio, y es por eso que me hubiera gustado que el sonido hubiera ayudado mucho más, siendo que una enorme cantidad de veces era muy complicado entender las voces por algún problema del micrófono. Más allá de eso, recomiendo darle una escuchada a las canciones que tiene subidas en streaming.
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Los segundos y últimos teloneros de la fecha fueron Madame Rita, un cuarteto bastante particular en cuanto a su propuesta, con un pop rock de ciertas pinceladas góticas melosas que me recordó de inmediato a los finlandeses H.I.M, incluso teniendo su propio logotipo a la manera del “heartagram” de la banda de Ville Valo y habiendo editado un álbum con el “himesco” nombre 666 Besos Antes del Amor.
Más de uno dirá que esto es directamente un robo y no voy a negar que por momentos las similitudes son demasiadas, pero este es un sonido que no tiene muchos representantes locales y Madame Rita me causaron una buena impresión, sobre todo siendo que nunca había escuchado de ellos a pesar del largo tiempo que tienen de carrera, con sus estribillos pegadizos en canciones como “No Me Dejes Caer”, buenas vocalizaciones, una estética acorde y canciones que seguramente habrían musicalizado muchas conversaciones por Messenger en su momento (créanme que esto no es un insulto).
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Es por eso que lamento tanto la actuación de la producción con el grupo, siendo que cuando este dio comienzo a su set sólo se escuchaba la batería, con el público chiflándole a los encargados del sonido para que lo arreglaran, algo que recién se dio cuando habían pasado unos largos treinta segundo. El resto de la presentación pasó sin mayores incidentes, con el cantante Mariano Salto tirando un par de chistes sobre la situación, hasta que habiendo anunciado su última canción la producción comenzó a cerrarle el telón a la banda.
En un principio pensé que era una broma, pero cuando el telón terminó de cerrarse rápidamente me di cuenta de que no lo era, aunque volvieran brevemente para poder tomarse una foto con el público. Sé que hay un horario que debe cumplirse y que encima estaban tocando justo antes del acto principal, pero creo que habría alguna manera un poco más elegante de arreglar todo, y que no quedara ese sabor amargo al final.
Ya para las 21:10, el Teatro Flores estaba repleto, tal vez la mayor cantidad de gente que haya visto en el recinto. Más o menos a esa hora comenzó a sonar una intro, que marcó la entrada de los miembros de la banda, ovacionados por todo el público, mientras de fondo sonaba la intro de bandoneón de “Eye of the Storm”, canción nueva estrenada en el compilado y que también sirve como su introducción. Cantando “Forever and ever / I move into the realms of mystery” y enfundada en un vestido y unas botas como para que KISS pisaran pollitos, Tarja fue recibida por las ovaciones desaforadas del público.
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La canción en sí sigue el molde clásico de Tarja, con sus versos tranquilos acompañados por estribillos que explotan con todo el poder lírico de la finlandesa. No es de las canciones más pesadas de la obra de la ex Nightwish al poner mucho más énfasis en el aspecto sinfónico de su sonido, pero hay suficiente energía como para convencer incluso a alguien que no es tan fan de esa faceta de su propuesta. Pero no creo que a la gente le importara mi opinión: es una fórmula simple que funciona sobre todo en vivo, con el campo del teatro saltando al ritmo de la música, y el bandoneón está incorporado de manera perfecta.
“¡Buenos Aires es mi casa!”, dijo Tarja a la gente al finalizar, obviamente causando una catarata de ovaciones por parte de la gente. La finlandesa se expresaría casi siempre en español, muy de vez en cuando pasando al inglés, durante la noche, demostrando la práctica que ha ido acumulando durante las dos últimas décadas. Tras unas palabras con la gente, el grupo siguió con “Demons in You”, una de las canciones más extrañas de la obra de Tarja, no sólo por tener una intro jazz-funk (que los músicos deben amar tocar en vivo) sino también por estar cantada originalmente junto a Alissa White-Gluz (Arch Enemy), aunque también hayan sacado una versión en solitario. No creo que las voces de la canadiense agregaran mucho, así que la versión presentada en el Teatro fue extremadamente entretenida, con más gente saltando y dando para hacer headbanging.
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Tras unos cantos de “¡Olé olé olé olé! ¡Tarja! ¡Tarja!”, seguimos con “Falling Awake”, canción que comienza pesada pero que rápidamente tiene a Tarja demostrando el poder de su voz con una balada pesada que en otra época podría haber sido un éxito en la radio que le da pie a la gente para que coree el estribillo. La siguiente fue “Diva”, una de las tantas canciones inspiradas por su despido de Nightwish y la subsecuente debacle mediática, y por suerte no hace falta saber ese contexto para poder disfrutarla: riffs grooveros, arreglos de teclado y la poderosa voz de Tarja dio lugar a muchos cuernos levantados entre el público, además de tener a la cantante bailando al ritmo de la música. Ya para este punto el sonido se había acomodado como para poder disfrutar de todos los detalles de esta propuesta.
Con las luces más tenues comenzó la intro misteriosa de “Naiad”, que sin perder la pesadez es un tanto más lenta, dándole otra oportunidad a Tarja para su canto lírico por encima de esos rasgueos de rock pesado. Tras ello, comenzó la sección más íntima de la noche, con Tarja sentándose frente al teclado y dando comienzo a “Oasis”, canción que nos lleva al ya lejano año 2007 y a su álbum My Winter Storm, siendo un track muy importante en su discografía al ser el primero acreditado completamente a ella.
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“Enough” y “I Feel Immortal” siguieron el recorrido por la discografía solista de la cantante, pero obviamente el público se encendería de verdad con la llegada de “Nemo”, una del puñado de canciones de Nightwish a las que Tarja recurre en vivo. El campo del Teatro tembló con los saltos de la gente, que además cantó el estribillo de principio a fin como si fuera un hit de todas las épocas. “‘¡Te queremos, Tarja! ¡Te queremos!” gritaba la audiencia, con la cantante agradeciendo a todos y remarcando lo afortunada que se siente de tenerlos. Tras esto vendrían “I Walk Alone” y la genial “Victim of Ritual”, que pondrían final a la primera parte del recital, con la banda retirándose mientras de fondo aparecía el logo de la cantante.
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Más tarde vendría el último cambio de atuendo de la noche, con Tarja apareciendo nada menos que con una remera de la Selección, algo que obviamente hizo estallar a la gente en gritos y aplausos antes de “Until My Last Breath”, canción que bien podría ser una declaración de principios por parte de la vocalista.
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A su término, Tarja y el resto de la banda se despidieron con una reverencia grupal, pero era obvio que no estaba todo dicho en esa noche, porque todos volverían para cerrar con broche de oro la jornada con su tradicional versión de “Over The Hills And Far Away”, que también podría contarse entre las canciones de su época de Nightwish pero que yo no lo hago por ser un clásico del norirlandés Gary Moore. Esta maniobra estaba más cantada que el “Feliz Cumpleaños”, pero la alegría de la gente demostró que nada de eso importaba, y que fue la manera perfecta para despedirse de la gente hasta nuevo aviso, con más reverencias de por medio.
Aunque muchas veces sus interacciones se sientan exageradamente ensayadas, yendo de la mano con el mote de “diva”, Tarja sigue demostrando un cariño importante por el público argentino y lo demuestra en cada presentación en estas tierras. Y con este compilado en las calles y tras lo que quede de gira, esperamos poder escuchar nuevo material de su parte, para al menos poder seguir teniendo una excusa para verla en vivo y seguir compartiendo estos buenos momentos.
Etiquetas: argentina, Buenos Aires, Finlandia, Heavy Metal, Metal Sinfónico, Tarja