
Hive Mind Narcosis (2023)
Dark Descent
Tracklist:
1. Solar Witch
2. Surgical Utopian Love
3. The Lost Wisdom of Wolves
4. Burning Kingdom of Now
5. Hungry Ghosts
6. Sub Lilith Tunnels
7. Mind of the Sun
Ya había afirmado, en otra reseña, que este parecía ser el año de los grandes retornos. Tras la salida de los nuevos álbumes de Dødheimsgard, Khanate y Godflesh, y todavía esperando el inminente lanzamiento de Blut Aus Nord, ya está aquí “Hive Mind Narcosis” de Thantifaxath. Si a esta pequeña lista le sumamos a Liturgy, creo que también podemos decir que estamos en el año del black metal de vanguardia. La banda canadiense nos entrega su segundo full-length tras “Sacred White Noise” (2014), y vuelven luego de seis años desde el EP “Void Masquerading as Matter”. La edición de esta nueva obra estuvo a cargo del sello Dark Descent Records. La portada es una reproducción de la tétrica pintura “Vuelo de brujas” de Francisco Goya (1798).
En este disco, el trío anónimo nos ofrece una música que, si bien sigue siendo categorizable como black metal avant-garde, abunda en momentos que remiten al death o al doom metal, con intenciones “psicodélicas”. Aquí vale la pena recordar el verdadero significado de ese término, más allá de su fuerte asociación histórica con los movimientos culturales de la década de 1960. Hablar de psicodelia implica una referencia a toda intención de generar estados mentales, en principio mediante drogas, pero con el tiempo, fue agregándose toda una estética y una ética que, inspiradas en los efectos de las sustancias alucinógenas, también pretendían “expandir” la conciencia. Sin entrar en el debate de hasta qué punto las experiencias que distorsionan la percepción de la realidad suponen algún tipo de aprendizaje significativo, lo cierto es que el propósito de inducir determinados estados psicológicos siempre fue inherente al arte, con su búsqueda por evocar emociones e inspirar reflexiones. ¿A qué tipo de expresiones se aplica la etiqueta de “psicodélicas”, entonces? Si se trata de música, por lo general, a las que manipulan el sonido deliberadamente y de modo muy evidente, para tratar de causar sensaciones y emociones básicas: recurren a la repetición, o la variación extrema, las disonancias, los contrastes, las armonías no convencionales, y los efectos, con fines desde hipnóticos hasta enervantes. Se estuvo hablando mucho de psicodelia cuando salieron los últimos dos discos de Blut Aus Nord y el más reciente de Dødheimsgard.
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Los encapuchados grabaron este álbum en un estudio hogareño propio, creando un trabajo quizás menos “experimental”, pero el más pesado y diverso hasta el momento. “Solar Witch” es un inicio doom a pura cacofonía. La voz furiosa canta sobre una música que avanza lenta y tan densa como estridente. Una aceleración espasmódica hace que todo se torne más siniestro. La guitarra va tejiendo tramas lisérgicas. “Surgical Utopian Love” empieza a todo blast-beat, y las cuerdas generan texturas brumosas que se disipan ocasionalmente. Hay pasajes en los que todo se ralentiza y se explota un enfoque espectral, un arte de hacer que las vibraciones invoquen estados oníricos o, directamente, pesadillas. Es que ya desde la elección de la portada y el título del álbum, queda claro que Thantifaxath se embarcó en una indagación impiadosa acerca de la dialéctica entre la subjetividad y la masividad o la formación social de la mente, en la que pueden coexistir lapsos de racionalidad fugaz con otros de superstición o enaltecimiento absurdo de la ignorancia. Calando más profundo, quizás se aspire a llegar a lo inconsciente, donde no existen esas contradicciones. Las guitarras son insidiosas, van erosionando implacablemente para llegar tan hondo como puedan. Espíritus frágiles podrían pensar en una tortura, pero es necesario atravesar la angustia para saber qué hay después y seguir avanzando hacia eso que llamamos futuro, aunque arrastremos el pasado.
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“The Lost Wisdom of Wolves” vuelve a introducirse en una viscosidad cáustica, que por momentos se cristaliza y suena penetrante. En “Burning Kingdom of Now” sorprende otro despliegue de la batería y el bajo, más protagonistas, expuestos con fuerza y delicadeza simultáneamente. Surge una atmósfera casi épica, tangencialmente a un accionar surgido de deseos esencialmente destructores. Al escuchar “Hungry Ghosts” resulta inevitable la comparación con lo hecho por Liturgy, sobre todo en el disco editado este año. La base rítmica adquiere preeminencia nuevamente. Los niveles de inducción al trance se elevan con la electrónica de “Sub Lilith Tunnels” y esos enigmáticos discursos sampleados y procesados, y coros que atraviesan una espacialidad vertiginosa. Se trata de un track con reminiscencias de la música de Ligeti, Penderecki y Xenakis, solo por nombrar algunos compositores contemporáneos.
La experiencia termina con “Mind of the Sun” y ese trémolo rizomático que parece inervar todo. Existe una organicidad esporádica, combinada con una iteración fractal. Se nota una crueldad tan exagerada como lamentablemente explicable. Una muerte en la hoguera, una lobotomía, un engaño amoroso, la retórica política… “Hive Mind Narcosis” destila la ponzoña de la historia hasta el presente y la usa para originar una música sublime, es decir, capaz de producir goce estético aunque esté lejos de adecuarse a lo que podría considerarse bello. Se suma así, sin dudas, a mi lista de discos destacados del 2023.

Hive Mind Narcosis (2023)
Dark Descent
Tracklist:
1. Solar Witch
2. Surgical Utopian Love
3. The Lost Wisdom of Wolves
4. Burning Kingdom of Now
5. Hungry Ghosts
6. Sub Lilith Tunnels
7. Mind of the Sun
Ya había afirmado, en otra reseña, que este parecía ser el año de los grandes retornos. Tras la salida de los nuevos álbumes de Dødheimsgard, Khanate y Godflesh, y todavía esperando el inminente lanzamiento de Blut Aus Nord, ya está aquí “Hive Mind Narcosis” de Thantifaxath. Si a esta pequeña lista le sumamos a Liturgy, creo que también podemos decir que estamos en el año del black metal de vanguardia. La banda canadiense nos entrega su segundo full-length tras “Sacred White Noise” (2014), y vuelven luego de seis años desde el EP “Void Masquerading as Matter”. La edición de esta nueva obra estuvo a cargo del sello Dark Descent Records. La portada es una reproducción de la tétrica pintura “Vuelo de brujas” de Francisco Goya (1798).
En este disco, el trío anónimo nos ofrece una música que, si bien sigue siendo categorizable como black metal avant-garde, abunda en momentos que remiten al death o al doom metal, con intenciones “psicodélicas”. Aquí vale la pena recordar el verdadero significado de ese término, más allá de su fuerte asociación histórica con los movimientos culturales de la década de 1960. Hablar de psicodelia implica una referencia a toda intención de generar estados mentales, en principio mediante drogas, pero con el tiempo, fue agregándose toda una estética y una ética que, inspiradas en los efectos de las sustancias alucinógenas, también pretendían “expandir” la conciencia. Sin entrar en el debate de hasta qué punto las experiencias que distorsionan la percepción de la realidad suponen algún tipo de aprendizaje significativo, lo cierto es que el propósito de inducir determinados estados psicológicos siempre fue inherente al arte, con su búsqueda por evocar emociones e inspirar reflexiones. ¿A qué tipo de expresiones se aplica la etiqueta de “psicodélicas”, entonces? Si se trata de música, por lo general, a las que manipulan el sonido deliberadamente y de modo muy evidente, para tratar de causar sensaciones y emociones básicas: recurren a la repetición, o la variación extrema, las disonancias, los contrastes, las armonías no convencionales, y los efectos, con fines desde hipnóticos hasta enervantes. Se estuvo hablando mucho de psicodelia cuando salieron los últimos dos discos de Blut Aus Nord y el más reciente de Dødheimsgard.
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Los encapuchados grabaron este álbum en un estudio hogareño propio, creando un trabajo quizás menos “experimental”, pero el más pesado y diverso hasta el momento. “Solar Witch” es un inicio doom a pura cacofonía. La voz furiosa canta sobre una música que avanza lenta y tan densa como estridente. Una aceleración espasmódica hace que todo se torne más siniestro. La guitarra va tejiendo tramas lisérgicas. “Surgical Utopian Love” empieza a todo blast-beat, y las cuerdas generan texturas brumosas que se disipan ocasionalmente. Hay pasajes en los que todo se ralentiza y se explota un enfoque espectral, un arte de hacer que las vibraciones invoquen estados oníricos o, directamente, pesadillas. Es que ya desde la elección de la portada y el título del álbum, queda claro que Thantifaxath se embarcó en una indagación impiadosa acerca de la dialéctica entre la subjetividad y la masividad o la formación social de la mente, en la que pueden coexistir lapsos de racionalidad fugaz con otros de superstición o enaltecimiento absurdo de la ignorancia. Calando más profundo, quizás se aspire a llegar a lo inconsciente, donde no existen esas contradicciones. Las guitarras son insidiosas, van erosionando implacablemente para llegar tan hondo como puedan. Espíritus frágiles podrían pensar en una tortura, pero es necesario atravesar la angustia para saber qué hay después y seguir avanzando hacia eso que llamamos futuro, aunque arrastremos el pasado.
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“The Lost Wisdom of Wolves” vuelve a introducirse en una viscosidad cáustica, que por momentos se cristaliza y suena penetrante. En “Burning Kingdom of Now” sorprende otro despliegue de la batería y el bajo, más protagonistas, expuestos con fuerza y delicadeza simultáneamente. Surge una atmósfera casi épica, tangencialmente a un accionar surgido de deseos esencialmente destructores. Al escuchar “Hungry Ghosts” resulta inevitable la comparación con lo hecho por Liturgy, sobre todo en el disco editado este año. La base rítmica adquiere preeminencia nuevamente. Los niveles de inducción al trance se elevan con la electrónica de “Sub Lilith Tunnels” y esos enigmáticos discursos sampleados y procesados, y coros que atraviesan una espacialidad vertiginosa. Se trata de un track con reminiscencias de la música de Ligeti, Penderecki y Xenakis, solo por nombrar algunos compositores contemporáneos.
La experiencia termina con “Mind of the Sun” y ese trémolo rizomático que parece inervar todo. Existe una organicidad esporádica, combinada con una iteración fractal. Se nota una crueldad tan exagerada como lamentablemente explicable. Una muerte en la hoguera, una lobotomía, un engaño amoroso, la retórica política… “Hive Mind Narcosis” destila la ponzoña de la historia hasta el presente y la usa para originar una música sublime, es decir, capaz de producir goce estético aunque esté lejos de adecuarse a lo que podría considerarse bello. Se suma así, sin dudas, a mi lista de discos destacados del 2023.