La Sala Bóveda de Barcelona abrió sus puertas a las 20:00 para recibir una noche de pura intensidad sonora liderada por los neozelandeses Ulcerate, acompañados por los franceses Fange en su paso por la ciudad. Desde los primeros instantes, el ambiente sombrío anunciaba el peso y la densidad de una noche que prometía sumergirse en los terrenos más oscuros del sludge, doom y death metal. A medida que el público iba llenando el espacio, los asistentes que llegaban se preparaban para vivir una experiencia cruda y absorbente que resonaría en cada rincón de la sala.
Fange dio el pistoletazo de salida, apareciendo entre sombras con su propuesta descarnada y desoladora. La banda francesa ofreció una descarga brutal de sludge e industrial, dirigida por la presencia inquietante de su vocalista Matthias, quien, con gritos desgarradores, interpretó temas como “Perdition” y “Privation”. La combinación de batería programada y sonidos industriales generó una atmósfera opresiva que atrapó a la audiencia. Sin apenas interacción con el público, Fange logró capturar la atención con su crudeza, generando una conexión visceral que llenó la sala de aplausos.
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Cerca de las 21:45, Ulcerate subió al escenario en medio de una nube de humo y luces rojas, creando el ambiente perfecto para su desgarrador sonido característico. Con temas de su último álbum, Stare Into Death and Be Still, como “To Walk the Earth” y “Exhale the Ash”, Ulcerate ofreció una interpretación impecable de riffs pesados y ritmos intensos que envolvieron a la Sala Bóveda en un manto oscuro. A pesar de que en algunos momentos la voz de Michael se perdía entre la pared de sonido, la fuerza de su interpretación mantuvo a la audiencia inmersa y fascinada. La noche cerró con “Everything is Fire”, dejando a los presentes saciados de oscuridad y energía en una despedida cargada de intensidad.
La Sala Bóveda de Barcelona abrió sus puertas a las 20:00 para recibir una noche de pura intensidad sonora liderada por los neozelandeses Ulcerate, acompañados por los franceses Fange en su paso por la ciudad. Desde los primeros instantes, el ambiente sombrío anunciaba el peso y la densidad de una noche que prometía sumergirse en los terrenos más oscuros del sludge, doom y death metal. A medida que el público iba llenando el espacio, los asistentes que llegaban se preparaban para vivir una experiencia cruda y absorbente que resonaría en cada rincón de la sala.
Fange dio el pistoletazo de salida, apareciendo entre sombras con su propuesta descarnada y desoladora. La banda francesa ofreció una descarga brutal de sludge e industrial, dirigida por la presencia inquietante de su vocalista Matthias, quien, con gritos desgarradores, interpretó temas como “Perdition” y “Privation”. La combinación de batería programada y sonidos industriales generó una atmósfera opresiva que atrapó a la audiencia. Sin apenas interacción con el público, Fange logró capturar la atención con su crudeza, generando una conexión visceral que llenó la sala de aplausos.
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