Noche para los amantes del speed/thrash metal, con una gira que por desgracia fue cancelada en Barcelona el día previo debido a una avería en el autobús que les traía hacia nuestras tierras y a la que teníamos muchas ganas. Warbringer encabeza un tour junto a Evil Invaders, que haría parada en Madrid con dos bandas más en el cartel, Schizophrenia y Mason.
A nuestra llegada a la sala, un pequeño mosh pit asolaba el centro de una sala Nazca no demasiado grande y que tras su última reforma ha mejorado sus prestaciones (sonido y luces). Schizophrenia no contaron con un mal sonido y hacían disfrutar a sus fieles de sus últimas piezas. Una pena no haber podido llegar antes al interior de la céntrica sala madrileña. Death/thrash metal afilado y sin concesiones desde Bélgica.
Montaje escénico para la ocasión ahora para unos Evil Invaders que ponían el speed metal a funcionar rodeados de motivos metálicos relacionados con el combo y con un telón tras ellos con los colores de nuestro país. Los agudos de Joe son más que reconocibles y se hacían notar en un sonido que sin embargo a los francófonos no les hacía justicia (una auténtica lástima). Comunicativos, hiperactivos y enérgicos conectaron con mucha facilidad con una sala entregada para la causa al ritmo de piezas como la acertadísima e inicial “Feed Me Violence” o “Mental Penitentiary”. Las melodías de guitarra y la velocidad se fundían en piezas como “Hissing in Crescendo”, mientras había piezas más reflexivas y lentas como “In Deepest Black” o “Forgotten Memories” contrastando a la perfección.
“Die for Me” es muy efectiva, convenciendo con las melodías perfectas de guitarra que encajan en un estribillo en el que los coros también se hacen presentes. El final lo marca “Fast, Loud ‘n’ Rude” y la archicelebrada “Raising Hell” para cerrar con broche de oro una actuación de pura adrenalina y metal. Grandísima presentación de los belgas.
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Y turno ahora para los afilados norteamericanos Warbringer. La banda liderada por John Kevill regresaba a Madrid tras casi siete años en los que nos han echado mucho de menos como decía el bueno de John. Lo hacía con un hambre terrible, salieron con un sonido nítido como pocas veces hemos escuchado en una sala tan pequeña, pudiendo discernir cada nota de cada solo de guitarra como podíamos observar en las iniciales “Firepower Kills” o “The Black Hand Reaches Out”. Para “Crushed Beneath the Tracks”, John pedía un circle pit con toda la sala dentro, mientras uno de los puntos álgidos de la velada llegaba ya a ritmo de “Living Weapon”, ¡menudo trallazo!
Los estadounidenses no paraban el ciclón sonoro ahora con “Woe to the Vanquished” o la clásica “Living in a Whirlwind”, verdaderamente es imposible parar quieto a este ritmo, menuda apisonadora ahora llegaba sobre nosotros con “Descending Blade” y la frenética “Hunter-Seeker”. Thrash metal sin concesiones, con un sonido nítido como nunca, con una banda y un público entregados para la causa. “Defiance of Fate” nos daba un pequeño respiro, pero pronto vendría otro puñetazo directo al estómago con “Silhouettes”, otra obra de arte con constantes transiciones que enlaza con la aclamada “Remain Violent. El final lo marca la dupla temible formada por “Combat Shock” y “Total War” en la que dejamos hasta el último aliento. Poco más de una hora de combate en una pista que quedó devastada ante el paso del combo americano.
En definitiva, grandísima noche de thrash en la capital con unos Warbringer que tenían hambre de verdad y a los que se les dieron las mejores condiciones para brillar y aplastar como ellos saben, y unos Evil Invaders con una colonia de fans importante en la capital que hizo vibrar de lo lindo en una comunión perfecta público-banda. Moratones, alcohol, sudor y metal frenético, ¿qué más se le puede pedir a la noche?
Noche para los amantes del speed/thrash metal, con una gira que por desgracia fue cancelada en Barcelona el día previo debido a una avería en el autobús que les traía hacia nuestras tierras y a la que teníamos muchas ganas. Warbringer encabeza un tour junto a Evil Invaders, que haría parada en Madrid con dos bandas más en el cartel, Schizophrenia y Mason.
A nuestra llegada a la sala, un pequeño mosh pit asolaba el centro de una sala Nazca no demasiado grande y que tras su última reforma ha mejorado sus prestaciones (sonido y luces). Schizophrenia no contaron con un mal sonido y hacían disfrutar a sus fieles de sus últimas piezas. Una pena no haber podido llegar antes al interior de la céntrica sala madrileña. Death/thrash metal afilado y sin concesiones desde Bélgica.
Montaje escénico para la ocasión ahora para unos Evil Invaders que ponían el speed metal a funcionar rodeados de motivos metálicos relacionados con el combo y con un telón tras ellos con los colores de nuestro país. Los agudos de Joe son más que reconocibles y se hacían notar en un sonido que sin embargo a los francófonos no les hacía justicia (una auténtica lástima). Comunicativos, hiperactivos y enérgicos conectaron con mucha facilidad con una sala entregada para la causa al ritmo de piezas como la acertadísima e inicial “Feed Me Violence” o “Mental Penitentiary”. Las melodías de guitarra y la velocidad se fundían en piezas como “Hissing in Crescendo”, mientras había piezas más reflexivas y lentas como “In Deepest Black” o “Forgotten Memories” contrastando a la perfección.
“Die for Me” es muy efectiva, convenciendo con las melodías perfectas de guitarra que encajan en un estribillo en el que los coros también se hacen presentes. El final lo marca “Fast, Loud ‘n’ Rude” y la archicelebrada “Raising Hell” para cerrar con broche de oro una actuación de pura adrenalina y metal. Grandísima presentación de los belgas.
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Los estadounidenses no paraban el ciclón sonoro ahora con “Woe to the Vanquished” o la clásica “Living in a Whirlwind”, verdaderamente es imposible parar quieto a este ritmo, menuda apisonadora ahora llegaba sobre nosotros con “Descending Blade” y la frenética “Hunter-Seeker”. Thrash metal sin concesiones, con un sonido nítido como nunca, con una banda y un público entregados para la causa. “Defiance of Fate” nos daba un pequeño respiro, pero pronto vendría otro puñetazo directo al estómago con “Silhouettes”, otra obra de arte con constantes transiciones que enlaza con la aclamada “Remain Violent. El final lo marca la dupla temible formada por “Combat Shock” y “Total War” en la que dejamos hasta el último aliento. Poco más de una hora de combate en una pista que quedó devastada ante el paso del combo americano.
En definitiva, grandísima noche de thrash en la capital con unos Warbringer que tenían hambre de verdad y a los que se les dieron las mejores condiciones para brillar y aplastar como ellos saben, y unos Evil Invaders con una colonia de fans importante en la capital que hizo vibrar de lo lindo en una comunión perfecta público-banda. Moratones, alcohol, sudor y metal frenético, ¿qué más se le puede pedir a la noche?