En 1969, King Crimson cambiaron la historia de la música rock con su debut In The Court of the Crimson King: aunque se puede llegar a discutir si este fue el primer disco de rock progresivo, no se puede negar que ningún álbum lanzado posteriormente puede disputarse ese título. Con sus extensas canciones recontexualizando los elementos del rock dentro de estructuras jazzeras / psicodélicas llenas de cambios de compases cercanos a la música pesada y sumándole letras llenas de imágenes surrealistas, la banda inglesa había establecido casi todas las características que se asociarían con el género durante la década de los setentas.
Otra característica del rock progresivo de la que King Crimson serían pioneros fueron los eternos cambios de formación: justo después del debut, toda la formación con excepción del guitarrista Robert Fripp se iría del grupo, por lo que Fripp terminaría como el líder de facto de la banda. Esto conllevaría a que tras In The Wake of Poseidon (1970), álbum que se ha visto revalorizado con el tiempo pero donde las intenciones de repetir la fórmula del debut son muy claras tanto en estilo como en la misma estructura del disco, el material de King Crimson comenzaría a ir por rumbos muy particulares, con Lizard (1970) y Islands (1971) poniendo un fuerte énfasis en las influencias jazzeras antes mencionadas.
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Sería luego de este último que tendríamos otra renovación total de la formación, con Fripp sumando al bajista y cantante John Wetton (ex Family), al baterista Bill Bruford (quien venía de tocar con Yes), al violinista David Cross y al percusionista Jamie Muir, quien tenía un background fuertemente relacionado al mundo del free jazz. La incorporación de estos dos últimos músicos es lo que marcaría las intenciones del guitarrista de cambiar por completo las cosas, dando lugar al particular Larks’ Tongues In Aspic (1972): la mayor parte del álbum era instrumental, abriendo y cerrando con las dos partes que dan nombre al disco, además de un estilo todavía más cercano al jazz. Estos tintes experimentales terminarían explotando con Starless and Bible Black (1974), compuesto casi en su totalidad por grabaciones en vivo con overdubs de estudio y que sería el disco más experimental de esta primera etapa de la banda.
Irónicamente, estos dos trabajos extremadamente experimentales también marcarían la salida de los dos miembros más experimentales de King Crimson. El primero sería Muir, quien cansado de las giras y de la industria musical decidió irse abruptamente de la banda una semana después de lanzado Larks’ Tongues In Aspic para recluirse en un monasterio budista en el sur de Escocia, y luego vendría David Cross, quien fue despedido del grupo poco después de terminada la gira por EEUU, debido al distanciamiento tanto personal como musical que había expresado con respecto al resto de la banda, sobre todo porque su violín quedaba tapado frente a los otros instrumentos en las presentaciones en vivo.
Tres meses después de la salida de Starless and Bible Black, una semana después de terminada su gira por Estados Unidos y apenas un día después del despido oficial de Cross (según Fripp, había decidido esperar al fin de la gira para comunicarle la decisión pero tuvo que dejarle la tarea a EG, los representantes de la banda, porque Cross iba a volver inmediatamente a Europa mientras él se quedaba unos días en EEUU, y los representantes terminaron esperando hasta último momento para hacer su tarea), King Crimson entraron a los estudios Olympic para grabar su nuevo álbum, y uno marcaría un antes y un después en la historia de la banda.
A diferencia de Starless and Bible Black, el séptimo álbum de King Crimson sería un esfuerzo casi completamente de estudio: aunque manteniendo que muchas de las canciones se habían originado a partir de improvisaciones en vivo (el track “Fallen Angel” se puede rastrear hasta al menos 1972 a través de los numerosos registros que se tienen de las presentaciones), sólo el track “Providence” es una grabación en vivo editada para el disco. Esta fue grabada durante la gira por EEUU en la ciudad del mismo nombre en Rhode Island, y es por ello que todavía puede escucharse el violín y mellotron de David Cross, a pesar de que ya no era integrante de la banda.
Cross no sería el único ex integrante de King Crimson que haría su aparición en este disco, siendo que habría una gran cantidad de músicos de sesión durante las grabaciones, incluyendo a los saxofonistas y ex miembros Ian McDonald y Mel Collins, a los que se sumó una corneta, oboes, chelos y contrabajos en varias secciones. El uso de músicos de sesión (el único álbum de la formación con Bruford y Wetton que los tuvo) dio lugar a un sonido más elaborado y denso, que fue también lo que daría el nombre del álbum: debido a la cantidad de instrumentos y distorsión en estos, los vúmetros de las consolas de Olympic Studios casi siempre estaban en rojo, lo que inspiró el nombre Red (rojo) para el disco: esos vúmetros se pueden ver en la contraportada del álbum.
Red arranca con la canción título, un instrumental de seis minutos dirigido por la guitarra multi trackeada de Fripp, dando lugar a uno de los riffs más pesados de la discografía de King Crimson junto al bajo grueso de Wetton y los complejos ritmos de Bruford, con una sección de chelos en el medio. La manera en la que el riff inicial de Fripp asciende y va mutando es extrañamente pegadiza, incluso con la cantidad de análisis que se pueden encontrar acerca de la cantidad de detalles para nerds de la guitarra que se pueden encontrar a lo largo del track.
Iniciar con una canción pesada y continuarla con una mucho más tranquila era casi una tradición en King Crimson, y Red la respetaron con la siguiente “Fallen Angel”, por lejos la canción más tranquila del álbum, con el oboe acompañando la voz relajada de Wetton en una composición lenta que por momentos casi parece una balada, a lo que se suma el uso inusual de una guitarra acústica, la última vez que este instrumento aparecería en un disco de la banda. Sin embargo, poco a poco las cosas se van poniendo más complicadas, en dos crescendos donde podemos escuchar cómo la guitarra de Fripp casi suena como una alarma, el bajo de Wetton se hace cada vez más presente y Bruford empieza a probar todas las partes de su batería, luego pasando a una parte más tranquila para luego repetir el proceso en el final.
“One More Red Nightmare” tuvo su letra a cargo de John Wetton, donde describe una pesadilla arriba de un avión. En una entrevista con Song Facts, Wetton dijo que se inspiró en que, por esa época, “estaban tomando casi tres vuelos por día”, al punto de considerarse ya conocidos de varios miembros de la tripulación. Sea sólo un mal sueño o la descripción del avión de verdad cayendo, esa sensación de incomodidad se ve reflejada en la música, no sólo siendo la canción cantada más pesada del álbum sino también en el uso de compases irregulares en las secciones instrumentales, como 15/8 y 7/4.
Como nota aparte sobre esta canción, uno de sus aspectos más legendarios es un sonido percusivo que se escucha durante varias secciones, a partir del minuto 1:44: algunos fans lo han confundido con una batería electrónica, a pesar de que la primera batería de ese tipo no sería comercializada hasta dos años después de salido el álbum. En su sitio oficial, Bruford reveló que se trataba de un platillo Zilco roto que había encontrado en un cesto de basura en la sala de ensayos, al que le habían doblado uno de los lados para que entrara en el recipiente: el baterista comparó su forma con “un sombrero australiano”, haciendo referencia al modelo de bush hat que tiene un lado doblado hacia arriba. Esa deformación le dio ese sonido tan particular a la canción, y Bruford continuó usándolo durante un año hasta que se partió.
Seguida viene “Providence”, la improvisación grabada en vivo durante la última gira. El track está dividido en dos secciones, con una primera parte dominada por el violín de David Cross, dándole un aire como de banda sonora de alguna película muda expresionista alemana, mientras que la segunda tiene la batería de Bruford y el bajo de Wetton como protagonistas: el tono de bajo parece algo que podría haber aparecido en un disco de stoner rock de los noventas, por dar alguna comparación. Puede que este sea mi track menos favorito del Red, aunque sea sólo porque al ser una improvisación no se siente tan estructurada o desarrollada como el resto.
Red cierra con su quinto track “Starless”, la canción más larga con sus más de 12 minutos. Como “Fallen Angel” antes, “Starless” tiene un inicio tranquilo, en este caso marcado por los teclados a cargo de Fripp y los ritmos lentos de batería, hasta que aparece la voz de John Wetton y un saxofón acompañándolo mientras describe el fin de una larga amistad entre dos personas. Durante la canción, Wetton utiliza la frase “Starless and bible black”, el nombre del disco anterior: esto es porque una primera versión se había compuesto para que apareciera en ese disco, pero se decidió utilizar sólo una parte instrumental para ese disco, con la versión original siendo tocada y desarrollada a lo largo de la gira de presentación. El título “Starless” es simplemente una versión acortada del título original, para evitar confusiones.
La parte cantada se termina poco después de los cuatro minutos, mientras el resto de la canción se basa en un crescendo de melodías de guitarra, punteos poderosos de bajo y más ritmos complejos de parte de Bruford, mutando hasta convertirse en un jazz con un solo de saxofón inquieto. Se van sumando más y más instrumentos, dando lugar a un final perfecto, como si el álbum hubiera sido una película y estos fueran los créditos finales.
Red se puede describir, sin lugar a dudas, como un disco “pesado”. Aunque esa “pesadez” se podía sentir en los discos anteriores de la etapa “improvisada” de King Crimson, es a lo largo de Red donde encontramos el punto cúlmine de esto. Muchas retrospectivas han llegado a calificar a este como un disco de heavy metal, y evidencia no les falta: muchas partes suenan como si algo salido de una dimensión alterna donde Black Sabbath hubieran sido influenciados directamente por el free jazz, o una premonición de bastante de la obra de los thrasheros progresivos Voivod. Ciertamente hay que pensar a futuro o en mundos alternativos, porque no hay mucho en 1974 con lo que se pueda comparar lo hecho en estos casi 40 minutos.
En contraste con discos anteriores, la grabación de Red no tuvo grandes historias de conflictos, discusiones y cambios de último momento, pero eso no significa que hayan sido del todo cómodas. En una entrevista con Rolling Stone en 2019, Bill Bruford describió el proceso de grabación como “perturbador”, sobre todo debido a la actitud de Fripp durante este periodo: el guitarrista era conocido por su personalidad controladora y perfeccionista al momento de grabar (es una de las razones del constante cambio de miembros en los primeros años), pero durante Red el músico se limitaba a grabar sus partes y overdubs y luego se iba del estudio para dejar que John Wetton y el ingeniero George Chkiantz se encargaran de terminar todo, incluso negándose a dar su opinión sobre cualquier decisión que tomara el resto de los músicos.
Resulta que esta actitud de parte de Fripp tenía su razón detrás: el músico ya no se sentía feliz con la banda. En algunas entrevistas que ha dado a lo largo de las últimas cinco décadas, el guitarrista adujo estar cansado, debido a que había sacado siete álbumes en seis años y dado casi 400 recitales de por medio (con los viajes en avión antes mencionados de por medio), y también desilusionado con respecto a la industria musical y a todos sus manejos. En una conferencia de prensa celebrando los 50 años de la banda, Fripp reveló que le había propuesto a EG retirarse de King Crimson y ser reemplazado por como líder por el antes mencionado Ian McDonald, quien fue uno de los fundadores del grupo, y como guitarrista por Steve Hackett (en ese entonces integrante de Genesis), algo que los representantes rechazaron de plano.
Sin ganas de seguir girando ni de tener que lidiar con la industria musical, sintiéndose musicalmente estancado y pasando por lo que podría describir como una “crisis espiritual”, el 25 de septiembre de 1974, dos semanas antes de la salida de Red, Robert Fripp dio a través de un comunicado la separación de King Crimson, diciendo que la banda “había dejado de existir”. Según John Wetton, tanto él como Bill Bruford se sintieron “estafados” con la decisión de Fripp de terminar con el grupo, siendo que ambos habían dejado atrás proyectos bastante lucrativos con tal de tocar en King Crimson. Pero no había mucho que se pudiera hacer: Fripp era el líder, y si el líder no quería seguir adelante lo mejor era hacer lo propio.
Tras la separación, los tres miembros de esta formación de King Crimson fueron por caminos separados, aunque teniendo en común una gran cantidad de trabajo como músicos de sesión.
John Wetton giró como bajista de Roxy Music en 1975 (se lo puede escuchar en el álbum en vivo Viva! Roxy Music de 1976), grabó Return To Fantasy y High and Mighty con Uriah Heep y múltiples discos solistas de Bryan Ferry, más tarde formando el supergrupo Asia junto a otros músicos progresivos de la época y convirtiéndose en una de las bandas más exitosas de principios de los ochentas. En el medio, terminaría reuniéndose nuevamente con Bill Bruford para formar el supergrupo progresivo U.K., grabando dos discos (Bruford participaría sólo del debut).
Hablando de Bill Bruford, su carrera posterior incluyó grabar Fish Out of Water, el único álbum solista de material original del bajista de Yes Chris Squire; girar junto a Genesis, apareciendo en el álbum en vivo Seconds Out (1977), y formar su banda solista Bruford, con la que llevó a grabar tres discos. Como curiosidad, también apareció en Sumar á Sýrlandi, álbum debut de 1975 de la banda islandesa de rock cómico Stuðmenn, uno de los ítems más particulares de su largo currículum.
Por último, Robert Fripp decidió alejarse de la música durante un tiempo, decidiendo dedicarse a estudiar las enseñanzas de John G. Bennett y el místico George Gurdjieff, y más tarde participando como músico de sesión en álbumes de Brian Eno, David Bowie, Blondie y Peter Gabriel, entre otros. Su trabajo como sesionista hizo que le volvieran las ganas de componer y formar una banda, y el interés que se le había generado por la música new wave dio lugar a que formara primero la efímera banda The League of Gentlemen en 1980, y más tarde Discipline, otro grupo de corta vida que al poco tiempo decidió convertir en la nueva encarnación de King Crimson. Pero esta es una historia para otro momento, y uno que ya contamos en el post de abajo.
Cuando salió, Red se convirtió en el disco menos exitoso de King Crimson hasta ese momento, apenas pasando una semana en los charts de ventas de álbumes de Inglaterra. Sin embargo, fue bien recibido por los críticos (toda una rareza para el rock progresivo) y se convirtió en un álbum de culto entre los fans de la banda, con un estatus legendario que no ha hecho más que aumentar a lo largo del tiempo. Muchos ven a Red como un precursor del metal progresivo (Robert Fripp mismo ha dicho que considera a “Red” como una de las primeras canciones de heavy metal en 5/8), además de aparecer en muchas listas de mejores álbumes de la historia, mientras que “Starless” ha recibido la mayor atención de todas las canciones, sobre todo luego de que fuera usada al inicio de la película Mandy en 2018.
En 1969, King Crimson cambiaron la historia de la música rock con su debut In The Court of the Crimson King: aunque se puede llegar a discutir si este fue el primer disco de rock progresivo, no se puede negar que ningún álbum lanzado posteriormente puede disputarse ese título. Con sus extensas canciones recontexualizando los elementos del rock dentro de estructuras jazzeras / psicodélicas llenas de cambios de compases cercanos a la música pesada y sumándole letras llenas de imágenes surrealistas, la banda inglesa había establecido casi todas las características que se asociarían con el género durante la década de los setentas.
Otra característica del rock progresivo de la que King Crimson serían pioneros fueron los eternos cambios de formación: justo después del debut, toda la formación con excepción del guitarrista Robert Fripp se iría del grupo, por lo que Fripp terminaría como el líder de facto de la banda. Esto conllevaría a que tras In The Wake of Poseidon (1970), álbum que se ha visto revalorizado con el tiempo pero donde las intenciones de repetir la fórmula del debut son muy claras tanto en estilo como en la misma estructura del disco, el material de King Crimson comenzaría a ir por rumbos muy particulares, con Lizard (1970) y Islands (1971) poniendo un fuerte énfasis en las influencias jazzeras antes mencionadas.
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Sería luego de este último que tendríamos otra renovación total de la formación, con Fripp sumando al bajista y cantante John Wetton (ex Family), al baterista Bill Bruford (quien venía de tocar con Yes), al violinista David Cross y al percusionista Jamie Muir, quien tenía un background fuertemente relacionado al mundo del free jazz. La incorporación de estos dos últimos músicos es lo que marcaría las intenciones del guitarrista de cambiar por completo las cosas, dando lugar al particular Larks’ Tongues In Aspic (1972): la mayor parte del álbum era instrumental, abriendo y cerrando con las dos partes que dan nombre al disco, además de un estilo todavía más cercano al jazz. Estos tintes experimentales terminarían explotando con Starless and Bible Black (1974), compuesto casi en su totalidad por grabaciones en vivo con overdubs de estudio y que sería el disco más experimental de esta primera etapa de la banda.
Irónicamente, estos dos trabajos extremadamente experimentales también marcarían la salida de los dos miembros más experimentales de King Crimson. El primero sería Muir, quien cansado de las giras y de la industria musical decidió irse abruptamente de la banda una semana después de lanzado Larks’ Tongues In Aspic para recluirse en un monasterio budista en el sur de Escocia, y luego vendría David Cross, quien fue despedido del grupo poco después de terminada la gira por EEUU, debido al distanciamiento tanto personal como musical que había expresado con respecto al resto de la banda, sobre todo porque su violín quedaba tapado frente a los otros instrumentos en las presentaciones en vivo.
Tres meses después de la salida de Starless and Bible Black, una semana después de terminada su gira por Estados Unidos y apenas un día después del despido oficial de Cross (según Fripp, había decidido esperar al fin de la gira para comunicarle la decisión pero tuvo que dejarle la tarea a EG, los representantes de la banda, porque Cross iba a volver inmediatamente a Europa mientras él se quedaba unos días en EEUU, y los representantes terminaron esperando hasta último momento para hacer su tarea), King Crimson entraron a los estudios Olympic para grabar su nuevo álbum, y uno marcaría un antes y un después en la historia de la banda.
A diferencia de Starless and Bible Black, el séptimo álbum de King Crimson sería un esfuerzo casi completamente de estudio: aunque manteniendo que muchas de las canciones se habían originado a partir de improvisaciones en vivo (el track “Fallen Angel” se puede rastrear hasta al menos 1972 a través de los numerosos registros que se tienen de las presentaciones), sólo el track “Providence” es una grabación en vivo editada para el disco. Esta fue grabada durante la gira por EEUU en la ciudad del mismo nombre en Rhode Island, y es por ello que todavía puede escucharse el violín y mellotron de David Cross, a pesar de que ya no era integrante de la banda.
Cross no sería el único ex integrante de King Crimson que haría su aparición en este disco, siendo que habría una gran cantidad de músicos de sesión durante las grabaciones, incluyendo a los saxofonistas y ex miembros Ian McDonald y Mel Collins, a los que se sumó una corneta, oboes, chelos y contrabajos en varias secciones. El uso de músicos de sesión (el único álbum de la formación con Bruford y Wetton que los tuvo) dio lugar a un sonido más elaborado y denso, que fue también lo que daría el nombre del álbum: debido a la cantidad de instrumentos y distorsión en estos, los vúmetros de las consolas de Olympic Studios casi siempre estaban en rojo, lo que inspiró el nombre Red (rojo) para el disco: esos vúmetros se pueden ver en la contraportada del álbum.
Red arranca con la canción título, un instrumental de seis minutos dirigido por la guitarra multi trackeada de Fripp, dando lugar a uno de los riffs más pesados de la discografía de King Crimson junto al bajo grueso de Wetton y los complejos ritmos de Bruford, con una sección de chelos en el medio. La manera en la que el riff inicial de Fripp asciende y va mutando es extrañamente pegadiza, incluso con la cantidad de análisis que se pueden encontrar acerca de la cantidad de detalles para nerds de la guitarra que se pueden encontrar a lo largo del track.
Iniciar con una canción pesada y continuarla con una mucho más tranquila era casi una tradición en King Crimson, y Red la respetaron con la siguiente “Fallen Angel”, por lejos la canción más tranquila del álbum, con el oboe acompañando la voz relajada de Wetton en una composición lenta que por momentos casi parece una balada, a lo que se suma el uso inusual de una guitarra acústica, la última vez que este instrumento aparecería en un disco de la banda. Sin embargo, poco a poco las cosas se van poniendo más complicadas, en dos crescendos donde podemos escuchar cómo la guitarra de Fripp casi suena como una alarma, el bajo de Wetton se hace cada vez más presente y Bruford empieza a probar todas las partes de su batería, luego pasando a una parte más tranquila para luego repetir el proceso en el final.
“One More Red Nightmare” tuvo su letra a cargo de John Wetton, donde describe una pesadilla arriba de un avión. En una entrevista con Song Facts, Wetton dijo que se inspiró en que, por esa época, “estaban tomando casi tres vuelos por día”, al punto de considerarse ya conocidos de varios miembros de la tripulación. Sea sólo un mal sueño o la descripción del avión de verdad cayendo, esa sensación de incomodidad se ve reflejada en la música, no sólo siendo la canción cantada más pesada del álbum sino también en el uso de compases irregulares en las secciones instrumentales, como 15/8 y 7/4.
Como nota aparte sobre esta canción, uno de sus aspectos más legendarios es un sonido percusivo que se escucha durante varias secciones, a partir del minuto 1:44: algunos fans lo han confundido con una batería electrónica, a pesar de que la primera batería de ese tipo no sería comercializada hasta dos años después de salido el álbum. En su sitio oficial, Bruford reveló que se trataba de un platillo Zilco roto que había encontrado en un cesto de basura en la sala de ensayos, al que le habían doblado uno de los lados para que entrara en el recipiente: el baterista comparó su forma con “un sombrero australiano”, haciendo referencia al modelo de bush hat que tiene un lado doblado hacia arriba. Esa deformación le dio ese sonido tan particular a la canción, y Bruford continuó usándolo durante un año hasta que se partió.
Seguida viene “Providence”, la improvisación grabada en vivo durante la última gira. El track está dividido en dos secciones, con una primera parte dominada por el violín de David Cross, dándole un aire como de banda sonora de alguna película muda expresionista alemana, mientras que la segunda tiene la batería de Bruford y el bajo de Wetton como protagonistas: el tono de bajo parece algo que podría haber aparecido en un disco de stoner rock de los noventas, por dar alguna comparación. Puede que este sea mi track menos favorito del Red, aunque sea sólo porque al ser una improvisación no se siente tan estructurada o desarrollada como el resto.
Red cierra con su quinto track “Starless”, la canción más larga con sus más de 12 minutos. Como “Fallen Angel” antes, “Starless” tiene un inicio tranquilo, en este caso marcado por los teclados a cargo de Fripp y los ritmos lentos de batería, hasta que aparece la voz de John Wetton y un saxofón acompañándolo mientras describe el fin de una larga amistad entre dos personas. Durante la canción, Wetton utiliza la frase “Starless and bible black”, el nombre del disco anterior: esto es porque una primera versión se había compuesto para que apareciera en ese disco, pero se decidió utilizar sólo una parte instrumental para ese disco, con la versión original siendo tocada y desarrollada a lo largo de la gira de presentación. El título “Starless” es simplemente una versión acortada del título original, para evitar confusiones.
La parte cantada se termina poco después de los cuatro minutos, mientras el resto de la canción se basa en un crescendo de melodías de guitarra, punteos poderosos de bajo y más ritmos complejos de parte de Bruford, mutando hasta convertirse en un jazz con un solo de saxofón inquieto. Se van sumando más y más instrumentos, dando lugar a un final perfecto, como si el álbum hubiera sido una película y estos fueran los créditos finales.
Red se puede describir, sin lugar a dudas, como un disco “pesado”. Aunque esa “pesadez” se podía sentir en los discos anteriores de la etapa “improvisada” de King Crimson, es a lo largo de Red donde encontramos el punto cúlmine de esto. Muchas retrospectivas han llegado a calificar a este como un disco de heavy metal, y evidencia no les falta: muchas partes suenan como si algo salido de una dimensión alterna donde Black Sabbath hubieran sido influenciados directamente por el free jazz, o una premonición de bastante de la obra de los thrasheros progresivos Voivod. Ciertamente hay que pensar a futuro o en mundos alternativos, porque no hay mucho en 1974 con lo que se pueda comparar lo hecho en estos casi 40 minutos.
En contraste con discos anteriores, la grabación de Red no tuvo grandes historias de conflictos, discusiones y cambios de último momento, pero eso no significa que hayan sido del todo cómodas. En una entrevista con Rolling Stone en 2019, Bill Bruford describió el proceso de grabación como “perturbador”, sobre todo debido a la actitud de Fripp durante este periodo: el guitarrista era conocido por su personalidad controladora y perfeccionista al momento de grabar (es una de las razones del constante cambio de miembros en los primeros años), pero durante Red el músico se limitaba a grabar sus partes y overdubs y luego se iba del estudio para dejar que John Wetton y el ingeniero George Chkiantz se encargaran de terminar todo, incluso negándose a dar su opinión sobre cualquier decisión que tomara el resto de los músicos.
Resulta que esta actitud de parte de Fripp tenía su razón detrás: el músico ya no se sentía feliz con la banda. En algunas entrevistas que ha dado a lo largo de las últimas cinco décadas, el guitarrista adujo estar cansado, debido a que había sacado siete álbumes en seis años y dado casi 400 recitales de por medio (con los viajes en avión antes mencionados de por medio), y también desilusionado con respecto a la industria musical y a todos sus manejos. En una conferencia de prensa celebrando los 50 años de la banda, Fripp reveló que le había propuesto a EG retirarse de King Crimson y ser reemplazado por como líder por el antes mencionado Ian McDonald, quien fue uno de los fundadores del grupo, y como guitarrista por Steve Hackett (en ese entonces integrante de Genesis), algo que los representantes rechazaron de plano.
Sin ganas de seguir girando ni de tener que lidiar con la industria musical, sintiéndose musicalmente estancado y pasando por lo que podría describir como una “crisis espiritual”, el 25 de septiembre de 1974, dos semanas antes de la salida de Red, Robert Fripp dio a través de un comunicado la separación de King Crimson, diciendo que la banda “había dejado de existir”. Según John Wetton, tanto él como Bill Bruford se sintieron “estafados” con la decisión de Fripp de terminar con el grupo, siendo que ambos habían dejado atrás proyectos bastante lucrativos con tal de tocar en King Crimson. Pero no había mucho que se pudiera hacer: Fripp era el líder, y si el líder no quería seguir adelante lo mejor era hacer lo propio.
Tras la separación, los tres miembros de esta formación de King Crimson fueron por caminos separados, aunque teniendo en común una gran cantidad de trabajo como músicos de sesión.
John Wetton giró como bajista de Roxy Music en 1975 (se lo puede escuchar en el álbum en vivo Viva! Roxy Music de 1976), grabó Return To Fantasy y High and Mighty con Uriah Heep y múltiples discos solistas de Bryan Ferry, más tarde formando el supergrupo Asia junto a otros músicos progresivos de la época y convirtiéndose en una de las bandas más exitosas de principios de los ochentas. En el medio, terminaría reuniéndose nuevamente con Bill Bruford para formar el supergrupo progresivo U.K., grabando dos discos (Bruford participaría sólo del debut).
Hablando de Bill Bruford, su carrera posterior incluyó grabar Fish Out of Water, el único álbum solista de material original del bajista de Yes Chris Squire; girar junto a Genesis, apareciendo en el álbum en vivo Seconds Out (1977), y formar su banda solista Bruford, con la que llevó a grabar tres discos. Como curiosidad, también apareció en Sumar á Sýrlandi, álbum debut de 1975 de la banda islandesa de rock cómico Stuðmenn, uno de los ítems más particulares de su largo currículum.
Por último, Robert Fripp decidió alejarse de la música durante un tiempo, decidiendo dedicarse a estudiar las enseñanzas de John G. Bennett y el místico George Gurdjieff, y más tarde participando como músico de sesión en álbumes de Brian Eno, David Bowie, Blondie y Peter Gabriel, entre otros. Su trabajo como sesionista hizo que le volvieran las ganas de componer y formar una banda, y el interés que se le había generado por la música new wave dio lugar a que formara primero la efímera banda The League of Gentlemen en 1980, y más tarde Discipline, otro grupo de corta vida que al poco tiempo decidió convertir en la nueva encarnación de King Crimson. Pero esta es una historia para otro momento, y uno que ya contamos en el post de abajo.
Cuando salió, Red se convirtió en el disco menos exitoso de King Crimson hasta ese momento, apenas pasando una semana en los charts de ventas de álbumes de Inglaterra. Sin embargo, fue bien recibido por los críticos (toda una rareza para el rock progresivo) y se convirtió en un álbum de culto entre los fans de la banda, con un estatus legendario que no ha hecho más que aumentar a lo largo del tiempo. Muchos ven a Red como un precursor del metal progresivo (Robert Fripp mismo ha dicho que considera a “Red” como una de las primeras canciones de heavy metal en 5/8), además de aparecer en muchas listas de mejores álbumes de la historia, mientras que “Starless” ha recibido la mayor atención de todas las canciones, sobre todo luego de que fuera usada al inicio de la película Mandy en 2018.