Parece que los norteamericanos han bajado en su popularidad en esta plaza, ya que en tan solo un año han pasado de la Salamandra a la Wolf, pasando aproximadamente a la mitad de capacidad, hoy para presentar su nuevo álbum Mean Streets, el decimoséptimo englobando toda su carrera, el tercero como Riot V.
Previa a la entrada en acción de los neoyorkinos, los andaluces Azrael descargaban un largo repertorio cercano a la hora de duración en el que repasaron su larga discografía acumulada en treinta y tres años de carrera, previo al lanzamiento de un nuevo álbum titulado Aquelarre, a través de Demons Records.
Una breve intro, y pusieron la directa con la trepidante “Nada que Temer”, con su hiperactivo cantante Marc Riera dirigiéndonos unas palabras en catalán, su lengua materna al ser de Eivissa, aunque lleva desde 2010 en la banda granadina, con un breve lapso en 2020 para volver al cabo de un par de años después. Le da pie al guitarrista Enrique Rosales para en dos palabras entonar una de sus grandes composiciones, “Al Amanecer”, durante la cual el vocalista recorre gran variedad de tonos, y de escenario, quedándole pequeño, ante tanto sprint de izquierda a derecha, y del fondo al foso, situándose en varias ocasiones junto al batería Tino Torres.
Tras unas gratas palabras hacia la gente de Riot V, que calificó de auténticas bestias, le dio un trago a una birra antes de brindarnos la melódica “Hoy por Fin” de su disco Azrael (2019). Anuncian que habrá un nuevo disco en unos meses, pero de momento van a seguir todavía con temas de su Dimensión V (2023), concretamente con “Renacer” y “Vivir-Morir”, para retornar a Dimensión IV con la pegadiza “Incierta Realidad”, durante la cual Marc agarró una baqueta para pegarle a los platillos, seguida por la guerrera “Tres y el Apocalipsis”, con un gran solo de Oscar Espín con su guitarra de siete cuerdas.
Momento en que aparece en escena el bajista de Riot V, Don Van Stavern con una botella de tequila, respondiendo a las palabras de Marc que el también les aprecia, así que parece que han hecho buenas migas entre ellos, para acabar soltando en castellano y en inglés, que los quiere mucho. Marc recuerda que los americanos pronto cumplirán cincuenta años, y que ellos esperan llegar a los treinta y cinco dentro de poco, antes de presentar una embarullada “Volver a Nacer” desde su tercer disco, Mafia (2000).
Se despidieron no sin antes dar las gracias a todo el mundo, desde técnicos, promotores, a camareros, y en especial a gente que ha volado desde Eivissa o Mallorca en una noche de domingo, y cerrar con el poderío que alberga “Sacrificio”.
Pues excelente impresión la que causaron los power metaleros granadinos, que combinan el heavy metal clásico con el power metal y el progresivo, dada la gran técnica que destilan, y la grandilocuencia de las partes vocales, a pesar de girar en esta ocasión sin teclista.
Como dijo Marc, han estado años sin venir por acá, y ahora han venido dos veces en pocos meses, ya que actuaron a finales de septiembre junto a Easy Rider en un concierto benéfico contra el cáncer, organizado por la AFANOC.
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Unos veinte minutos de espera y ya tenemos en escena a la banda que comandan Mike Flyntz y el ya mencionado Van Stern, junto al vocalista Todd Michael Hall, el guitarrista Nick Lee, y el recién incorporado Jesse Tudda (Cipher, Necropia, etc.), sustituyendo al ex Virgin Steele Frank Gilchriest a la batería.
Empezaron con la que abre el nuevo álbum, “Hail to the Warriors” con Todd luciendo un nuevo look con el pelo bastante corto, y mostrando de buenas a primeras como llega a tonos superaltos. La cosa se calienta con “Fight or Fall”, la primera en caer de Thundersteel, base sobre la que cimentaron su actuación.
Precipitada y algo saturada de guitarras suena “Victory” desde su Armor of Light (2018), el segundo trabajo de Todd con Riot V, que empalman con puños bien arriba para “On Your Knees”, una canción compuesta por Don y Tony Moore para el disco The Privilege of Power en 1990, y en la que Todd vuelve a dejar patente su fuerza vocal.
El front man se dirigió al respetable con un ¿qué pasa?, en clara onda mexicana, para pasar al inglés agradeciendo nuestra presencia, y preguntando por el conocimiento que tenemos del nuevo álbum, para acto seguido presentarnos la rugosa “Feel the Fire” que todos corean hasta el grito final del ex Pulling Teeth, Jack Starr Burning Starr, etcétera.
Saltamos en el espacio temporal hasta 1979 con la clásica “Road Racin’” del super mítico Narita, con un mar de cuernos inundando esta sala barcelonesa flanqueada por enormes columnas.
Una vez finiquitada “Warrior”, uno de los himnos de su disco debut Rock City (1977), con otro espeluznante grito final de Todd. “Bring the Hammer Down” la presenta como la primera canción que compuso con la banda hace unos diez años. Y “Johnny’s Back” la interpretan junto a Marc Riera, dejando patente la buena sintonía de la que han estado hablando en varias ocasiones.
Sorprenden con una composición poco habitual en los directos de Riot hasta ahora, y recuperada ahora por Riot V, la que da titulo a su cuarto trabajo “Restless Breed”, un medio tiempo con el que rebajan el ritmo frenético que estaban llevando tras cuarenta y cinco minutos de show, lo mismo ocurre con “Bloodstreets”, siendo acompañados por los fans con sus voces siguiendo los designios de este otro corte extraído del Thundersteel, y agradeciendo esos coros tan apasionados que espera continúen con “Love Beyond the Grave”, aunque sea de las nuevas, dice, y que la verdad es que se hizo algo cansina. No sería el caso de una trepidante “Flight of the Warrior” que volvió a encender los ánimos del personal.
Más coros que nunca con la embriagadora “Swords and Tequila” que cuenta con la presencia a los coros del hijo de uno de los promotores del concierto, supongo qué de unos once o doce años de edad, y finalizar a lo grande con la mismísima “Thundersteel”.
Pero aún quedaban los bises, con Todd y Don bromeando sobre cuantas iban a caer, que si una, que si dos, que si tres, que si cuatro, y sí, finalmente serian cuatro. “Outlaw”, “Sign of the Crimson Storm”, “Take me Back”, y “Fire Down Under” desde su disco homónimo del 81.
Pues nada, cerca de cien minutos de directo a la yugular, en la que no se si sonaron los mejores cortes de su último trabajo, obviando buena parte de su discografía, tal que los seis correspondientes a la época con Mike Dimeo (1993-2006) al frente, con quien nos visitaron por vez primera el año 2000 junto Anvil, Domine y Agent Steel. En Donosti, unas noches antes si harían “Magic Maker” del Nightbreaker del 93. Al parecer, el quinteto va variando los temas que componen el encore cada noche de forma aleatoria.
También se olvidaron del disco de reunión con Tony Moore y la formación completa de finales de los ochenta, Immortal Soul (2011), el ultimo con el guitarrista y máximo compositor Mark Reale, alma matter, y único miembro omnipresente en todas las formaciones hasta su fallecimiento en 2012 a la edad de 56 años, a causa de una hemorragia subaracnoidea, relacionada con la enfermedad de Chron que padecía.
Así que esperemos que en futuras visitas tengan a bien, rescatar alguna que otra canción de la era Dimeo, como “Angel Eyes”, “Soldier”, “On the Wings of Life”, o “Kings are Falling”.
Parece que los norteamericanos han bajado en su popularidad en esta plaza, ya que en tan solo un año han pasado de la Salamandra a la Wolf, pasando aproximadamente a la mitad de capacidad, hoy para presentar su nuevo álbum Mean Streets, el decimoséptimo englobando toda su carrera, el tercero como Riot V.
Previa a la entrada en acción de los neoyorkinos, los andaluces Azrael descargaban un largo repertorio cercano a la hora de duración en el que repasaron su larga discografía acumulada en treinta y tres años de carrera, previo al lanzamiento de un nuevo álbum titulado Aquelarre, a través de Demons Records.
Una breve intro, y pusieron la directa con la trepidante “Nada que Temer”, con su hiperactivo cantante Marc Riera dirigiéndonos unas palabras en catalán, su lengua materna al ser de Eivissa, aunque lleva desde 2010 en la banda granadina, con un breve lapso en 2020 para volver al cabo de un par de años después. Le da pie al guitarrista Enrique Rosales para en dos palabras entonar una de sus grandes composiciones, “Al Amanecer”, durante la cual el vocalista recorre gran variedad de tonos, y de escenario, quedándole pequeño, ante tanto sprint de izquierda a derecha, y del fondo al foso, situándose en varias ocasiones junto al batería Tino Torres.
Tras unas gratas palabras hacia la gente de Riot V, que calificó de auténticas bestias, le dio un trago a una birra antes de brindarnos la melódica “Hoy por Fin” de su disco Azrael (2019). Anuncian que habrá un nuevo disco en unos meses, pero de momento van a seguir todavía con temas de su Dimensión V (2023), concretamente con “Renacer” y “Vivir-Morir”, para retornar a Dimensión IV con la pegadiza “Incierta Realidad”, durante la cual Marc agarró una baqueta para pegarle a los platillos, seguida por la guerrera “Tres y el Apocalipsis”, con un gran solo de Oscar Espín con su guitarra de siete cuerdas.
Momento en que aparece en escena el bajista de Riot V, Don Van Stavern con una botella de tequila, respondiendo a las palabras de Marc que el también les aprecia, así que parece que han hecho buenas migas entre ellos, para acabar soltando en castellano y en inglés, que los quiere mucho. Marc recuerda que los americanos pronto cumplirán cincuenta años, y que ellos esperan llegar a los treinta y cinco dentro de poco, antes de presentar una embarullada “Volver a Nacer” desde su tercer disco, Mafia (2000).
Se despidieron no sin antes dar las gracias a todo el mundo, desde técnicos, promotores, a camareros, y en especial a gente que ha volado desde Eivissa o Mallorca en una noche de domingo, y cerrar con el poderío que alberga “Sacrificio”.
Pues excelente impresión la que causaron los power metaleros granadinos, que combinan el heavy metal clásico con el power metal y el progresivo, dada la gran técnica que destilan, y la grandilocuencia de las partes vocales, a pesar de girar en esta ocasión sin teclista.
Como dijo Marc, han estado años sin venir por acá, y ahora han venido dos veces en pocos meses, ya que actuaron a finales de septiembre junto a Easy Rider en un concierto benéfico contra el cáncer, organizado por la AFANOC.
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Unos veinte minutos de espera y ya tenemos en escena a la banda que comandan Mike Flyntz y el ya mencionado Van Stern, junto al vocalista Todd Michael Hall, el guitarrista Nick Lee, y el recién incorporado Jesse Tudda (Cipher, Necropia, etc.), sustituyendo al ex Virgin Steele Frank Gilchriest a la batería.
Empezaron con la que abre el nuevo álbum, “Hail to the Warriors” con Todd luciendo un nuevo look con el pelo bastante corto, y mostrando de buenas a primeras como llega a tonos superaltos. La cosa se calienta con “Fight or Fall”, la primera en caer de Thundersteel, base sobre la que cimentaron su actuación.
Precipitada y algo saturada de guitarras suena “Victory” desde su Armor of Light (2018), el segundo trabajo de Todd con Riot V, que empalman con puños bien arriba para “On Your Knees”, una canción compuesta por Don y Tony Moore para el disco The Privilege of Power en 1990, y en la que Todd vuelve a dejar patente su fuerza vocal.
El front man se dirigió al respetable con un ¿qué pasa?, en clara onda mexicana, para pasar al inglés agradeciendo nuestra presencia, y preguntando por el conocimiento que tenemos del nuevo álbum, para acto seguido presentarnos la rugosa “Feel the Fire” que todos corean hasta el grito final del ex Pulling Teeth, Jack Starr Burning Starr, etcétera.
Saltamos en el espacio temporal hasta 1979 con la clásica “Road Racin’” del super mítico Narita, con un mar de cuernos inundando esta sala barcelonesa flanqueada por enormes columnas.
Una vez finiquitada “Warrior”, uno de los himnos de su disco debut Rock City (1977), con otro espeluznante grito final de Todd. “Bring the Hammer Down” la presenta como la primera canción que compuso con la banda hace unos diez años. Y “Johnny’s Back” la interpretan junto a Marc Riera, dejando patente la buena sintonía de la que han estado hablando en varias ocasiones.
Sorprenden con una composición poco habitual en los directos de Riot hasta ahora, y recuperada ahora por Riot V, la que da titulo a su cuarto trabajo “Restless Breed”, un medio tiempo con el que rebajan el ritmo frenético que estaban llevando tras cuarenta y cinco minutos de show, lo mismo ocurre con “Bloodstreets”, siendo acompañados por los fans con sus voces siguiendo los designios de este otro corte extraído del Thundersteel, y agradeciendo esos coros tan apasionados que espera continúen con “Love Beyond the Grave”, aunque sea de las nuevas, dice, y que la verdad es que se hizo algo cansina. No sería el caso de una trepidante “Flight of the Warrior” que volvió a encender los ánimos del personal.
Más coros que nunca con la embriagadora “Swords and Tequila” que cuenta con la presencia a los coros del hijo de uno de los promotores del concierto, supongo qué de unos once o doce años de edad, y finalizar a lo grande con la mismísima “Thundersteel”.
Pero aún quedaban los bises, con Todd y Don bromeando sobre cuantas iban a caer, que si una, que si dos, que si tres, que si cuatro, y sí, finalmente serian cuatro. “Outlaw”, “Sign of the Crimson Storm”, “Take me Back”, y “Fire Down Under” desde su disco homónimo del 81.
Pues nada, cerca de cien minutos de directo a la yugular, en la que no se si sonaron los mejores cortes de su último trabajo, obviando buena parte de su discografía, tal que los seis correspondientes a la época con Mike Dimeo (1993-2006) al frente, con quien nos visitaron por vez primera el año 2000 junto Anvil, Domine y Agent Steel. En Donosti, unas noches antes si harían “Magic Maker” del Nightbreaker del 93. Al parecer, el quinteto va variando los temas que componen el encore cada noche de forma aleatoria.
También se olvidaron del disco de reunión con Tony Moore y la formación completa de finales de los ochenta, Immortal Soul (2011), el ultimo con el guitarrista y máximo compositor Mark Reale, alma matter, y único miembro omnipresente en todas las formaciones hasta su fallecimiento en 2012 a la edad de 56 años, a causa de una hemorragia subaracnoidea, relacionada con la enfermedad de Chron que padecía.
Así que esperemos que en futuras visitas tengan a bien, rescatar alguna que otra canción de la era Dimeo, como “Angel Eyes”, “Soldier”, “On the Wings of Life”, o “Kings are Falling”.