

El 25 de marzo de 2025, la mítica banda de doom metal Pentagram aterrizó en Buenos Aires para ofrecer un espectáculo que, lejos de ser un simple concierto, se convirtió en una experiencia inolvidable. La agrupación, liderada por el legendario y carismático Bobby Liebling, está viviendo una suerte de renacimiento gracias a un video viral en redes sociales, especialmente por la popularidad de su himno “The Ghoul” en un clip de TikTok. Esta oleada de viralidad ha llevado a Pentagram a un nivel de reconocimiento inusitado, lo que se reflejó en la impresionante cantidad de gente que, desde temprano, llegó a Uniclub, un lugar que, aunque de dimensiones modestas, se llenó con un público variado y ansioso por disfrutar del grupo. Horas antes del show, Noiseground, la productora a cargo, había anunciado el sold out de la fecha y agregado una nueva presentación íntima para el día siguiente en el CC Bula.
Lamentablemente, por cuestiones laborales, me perdí la actuación de Wicca 333; sin embargo, vi la mayor parte de la actuación de Monje. Estos chicos tienen algo diferente, una mezcla de death doom que quizás no encajaba del todo con la propuesta de la noche, pero, demás está decir, el público escuchó atentamente la performance y respetuosamente se retiraron aplaudidos por la labor realizada.
A pesar de haber sido considerada una banda “olvidada” por muchos durante años, Pentagram ha sabido mantenerse vigente. Con su último lanzamiento, Lightning in a Bottle (2025), lograron captar la atención de una nueva generación de seguidores, además de aquellos fieles metaleros de siempre. Como mencioné anteriormente, la sala estaba completamente abarrotada de fanáticos de todas las edades, lo que hizo pensar que estaba sobrevendido. Desde los primeros acordes de “Live Again“, el público se entregó al frenesí del show.
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Con más de 50 años de carrera, su vocalista y líder tuvo que lidiar con adicciones, ingresos a la cárcel y etapas realmente muy oscuras, las cuales pueden verse en el documental Last Days Here, pero que junto a sus compañeros de ruta ofreció un espectáculo donde la combinación de clásicos y nuevas composiciones fue un deleite para los asistentes. El repertorio incluyó una poderosa combinación de temas emblemáticos como “Starlady” y “Review Your Choices“, además de cortes de su álbum debut autotitulado y de Day of Reckoning. La interpretación de la agrupación fue impecable, con Bobby Liebling demostrando que, aunque su apariencia y modales en el escenario no reflejan la imagen convencional de un líder, su voz seguía siendo impresionante y capaz de transportar al público a los rincones más oscuros del doom metal. Por su parte, la participación de quienes lo acompañaron en esta gira fue enérgica y compacta. Tony Reed aportó una frescura rítmica sin perder la esencia del sonido pesado y sombrío que caracteriza a los norteamericanos.
Un momento particularmente emocionante fue cuando el conjunto tocó “Sign of the Wolf (Pentagram)”, uno de los temas más queridos por los fans. La conexión con el público fue tan intensa que, en los bises, incluyeron una versión arrolladora de “Forever My Queen“, una canción que causó gran emoción entre los asistentes, especialmente para aquellos que compartían recuerdos personales con la música de Pentagram.
El final del concierto llegó con una interpretación vibrante de “20 Buck Spin“, donde la sala estalló en aplausos y gritos, agradeciendo a una legendaria formación que sigue demostrando que la autenticidad y el talento no tienen fecha de caducidad. Aunque la duración del show fue un poco más corta de lo esperado, lo cual se justifica por la edad de Bobby, la energía y el nivel de ejecución de Pentagram estuvieron a la altura de las expectativas.
La performance de “el viejo” Bobby y los suyos será recordada como uno de los mejores conciertos del año, no solo por la calidad musical, sino por la conexión que lograron establecer con un público que quizás los veía por primera vez en directo y por la sensación de haber sido parte de algo único. Fue un testimonio del poder atemporal del metal y de la pasión que sigue ardiendo en los corazones de los fanáticos de todas las generaciones.
Fotos: Facundo Rodríguez (Shots by Far)


El 25 de marzo de 2025, la mítica banda de doom metal Pentagram aterrizó en Buenos Aires para ofrecer un espectáculo que, lejos de ser un simple concierto, se convirtió en una experiencia inolvidable. La agrupación, liderada por el legendario y carismático Bobby Liebling, está viviendo una suerte de renacimiento gracias a un video viral en redes sociales, especialmente por la popularidad de su himno “The Ghoul” en un clip de TikTok. Esta oleada de viralidad ha llevado a Pentagram a un nivel de reconocimiento inusitado, lo que se reflejó en la impresionante cantidad de gente que, desde temprano, llegó a Uniclub, un lugar que, aunque de dimensiones modestas, se llenó con un público variado y ansioso por disfrutar del grupo. Horas antes del show, Noiseground, la productora a cargo, había anunciado el sold out de la fecha y agregado una nueva presentación íntima para el día siguiente en el CC Bula.
Lamentablemente, por cuestiones laborales, me perdí la actuación de Wicca 333; sin embargo, vi la mayor parte de la actuación de Monje. Estos chicos tienen algo diferente, una mezcla de death doom que quizás no encajaba del todo con la propuesta de la noche, pero, demás está decir, el público escuchó atentamente la performance y respetuosamente se retiraron aplaudidos por la labor realizada.
A pesar de haber sido considerada una banda “olvidada” por muchos durante años, Pentagram ha sabido mantenerse vigente. Con su último lanzamiento, Lightning in a Bottle (2025), lograron captar la atención de una nueva generación de seguidores, además de aquellos fieles metaleros de siempre. Como mencioné anteriormente, la sala estaba completamente abarrotada de fanáticos de todas las edades, lo que hizo pensar que estaba sobrevendido. Desde los primeros acordes de “Live Again“, el público se entregó al frenesí del show.
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Con más de 50 años de carrera, su vocalista y líder tuvo que lidiar con adicciones, ingresos a la cárcel y etapas realmente muy oscuras, las cuales pueden verse en el documental Last Days Here, pero que junto a sus compañeros de ruta ofreció un espectáculo donde la combinación de clásicos y nuevas composiciones fue un deleite para los asistentes. El repertorio incluyó una poderosa combinación de temas emblemáticos como “Starlady” y “Review Your Choices“, además de cortes de su álbum debut autotitulado y de Day of Reckoning. La interpretación de la agrupación fue impecable, con Bobby Liebling demostrando que, aunque su apariencia y modales en el escenario no reflejan la imagen convencional de un líder, su voz seguía siendo impresionante y capaz de transportar al público a los rincones más oscuros del doom metal. Por su parte, la participación de quienes lo acompañaron en esta gira fue enérgica y compacta. Tony Reed aportó una frescura rítmica sin perder la esencia del sonido pesado y sombrío que caracteriza a los norteamericanos.
Un momento particularmente emocionante fue cuando el conjunto tocó “Sign of the Wolf (Pentagram)”, uno de los temas más queridos por los fans. La conexión con el público fue tan intensa que, en los bises, incluyeron una versión arrolladora de “Forever My Queen“, una canción que causó gran emoción entre los asistentes, especialmente para aquellos que compartían recuerdos personales con la música de Pentagram.
El final del concierto llegó con una interpretación vibrante de “20 Buck Spin“, donde la sala estalló en aplausos y gritos, agradeciendo a una legendaria formación que sigue demostrando que la autenticidad y el talento no tienen fecha de caducidad. Aunque la duración del show fue un poco más corta de lo esperado, lo cual se justifica por la edad de Bobby, la energía y el nivel de ejecución de Pentagram estuvieron a la altura de las expectativas.
La performance de “el viejo” Bobby y los suyos será recordada como uno de los mejores conciertos del año, no solo por la calidad musical, sino por la conexión que lograron establecer con un público que quizás los veía por primera vez en directo y por la sensación de haber sido parte de algo único. Fue un testimonio del poder atemporal del metal y de la pasión que sigue ardiendo en los corazones de los fanáticos de todas las generaciones.