


El viernes 18 de abril, durante el fin de semana XXXL de Pascuas en Dinamarca, la legendaria banda sueca The Hellacopters aterrizó en el escenario de Pumpehuset, en Copenhague, con una energía arrolladora. Una muestra perfecta de por qué se los considera los reyes del action rock. Esta gira celebra lo mejor de su historia en sus 30 años de carrera, incluyendo el noveno disco Overdriver, lanzado a principios de este año. Hubo un poco para todos los gustos, con más de 20 temas durante la noche.
La velada comenzó con Supersuckers, la banda estadounidense que fusiona el country rock y el cowpunk. Abrieron con “Pretty Fucked Up“, tema que calentó motores y preparó al público para lo que se venía. Mucha gente los conocía y estaba muy comprometida con el show. Supersuckers tocó durante unos 35 minutos.
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Luego de Supersuckers y una ansiada espera, The Hellacopters salió al escenario con toda la energía, comenzando con una canción del último álbum: Token Apologies. La gente lo conocía y lo cantaba. Siguieron con “Sometimes I Don’t Know“, “Carry Me Home“, otro del disco nuevo —llamado Faraway Looks— y como pueden ver, fue una gran combinación entre lo nuevo y lo viejo.
Las joyas de la noche —y que no pueden faltar en shows de The Hellacopters— fueron “Toys & Flavors“, “By the Grace of God“, “The Devil Stole the Beat from the Lord“, “Baby Borderline“, “Eyes of Oblivion” y para cerrar, “(Gotta Get Some Action) Now!”
El histórico guitarrista y cofundador Dregen no estuvo presente, ya que se fracturó la mano en 2023. Sin embargo, su reemplazo, el español LG Valeta, brilló, demostrando su talento y la química con Nicke sobre el escenario.
Pumpehuset, con capacidad para unas 600 personas, estaba bastante lleno. Aunque el público danés suele ser más reservado, se notaba la emoción en el ambiente. Algunos llevaban esperando 20 años para ver a The Hellacopters en vivo, y la banda no defraudó.
Al final del show, la atmósfera era de pura fiesta. La gente, que al principio estaba más contenida, terminó entregada, cantando y celebrando una noche especial que quedará en la memoria de Copenhague. Me fui con la sensación de haber presenciado algo grande. Un show que no solo sonó fuerte, sino que también dejó una huella. Volví a casa con más ganas que nunca de volver a verlos.



El viernes 18 de abril, durante el fin de semana XXXL de Pascuas en Dinamarca, la legendaria banda sueca The Hellacopters aterrizó en el escenario de Pumpehuset, en Copenhague, con una energía arrolladora. Una muestra perfecta de por qué se los considera los reyes del action rock. Esta gira celebra lo mejor de su historia en sus 30 años de carrera, incluyendo el noveno disco Overdriver, lanzado a principios de este año. Hubo un poco para todos los gustos, con más de 20 temas durante la noche.
La velada comenzó con Supersuckers, la banda estadounidense que fusiona el country rock y el cowpunk. Abrieron con “Pretty Fucked Up“, tema que calentó motores y preparó al público para lo que se venía. Mucha gente los conocía y estaba muy comprometida con el show. Supersuckers tocó durante unos 35 minutos.
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Las joyas de la noche —y que no pueden faltar en shows de The Hellacopters— fueron “Toys & Flavors“, “By the Grace of God“, “The Devil Stole the Beat from the Lord“, “Baby Borderline“, “Eyes of Oblivion” y para cerrar, “(Gotta Get Some Action) Now!”
El histórico guitarrista y cofundador Dregen no estuvo presente, ya que se fracturó la mano en 2023. Sin embargo, su reemplazo, el español LG Valeta, brilló, demostrando su talento y la química con Nicke sobre el escenario.
Pumpehuset, con capacidad para unas 600 personas, estaba bastante lleno. Aunque el público danés suele ser más reservado, se notaba la emoción en el ambiente. Algunos llevaban esperando 20 años para ver a The Hellacopters en vivo, y la banda no defraudó.
Al final del show, la atmósfera era de pura fiesta. La gente, que al principio estaba más contenida, terminó entregada, cantando y celebrando una noche especial que quedará en la memoria de Copenhague. Me fui con la sensación de haber presenciado algo grande. Un show que no solo sonó fuerte, sino que también dejó una huella. Volví a casa con más ganas que nunca de volver a verlos.