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Otra vez por acá GBH, una de las bandas más representativas del UK82, o UK Hardcore, en esta ocasión para celebrar el 40º aniversario de su primer álbum City Baby Attacked by Rats, esta vez en un ambiente muy distinto al de la impoluta Salamandra hará unos cuatro años, ya que la sala Estraperlo de Badalona, Club del Ritme, transpira hardcore y punk por los cuatro costados. En este oráculo del punk, el grupo tiene al personal a sus pies y se facilita el ascenso al escenario para realizar stagediving, el salto del ángel, o lo que proceda, o se pueda.
Puntualidad británica para Ravales, banda barcelonesa del barrio del Raval, a la que deben su nombre, aunque su primer álbum lo titularon Barrio Chino, que es como se conoce popularmente a la barriada del centro de la capital catalana. Formada por argentinos, un chileno y un inglés, el multicultural cuarteto calentó de lo lindo a los primeros en llegar al evento con su punk desenfadado, de sonido a medio camino entre Dead Kennedys y Ramones por decir algo.
De sus dos larga duración sonaron entre otras “No Sabes que Hacer”, “Moriré”, o “3, 2, 1 On the Run”, interpretada por su guitarrista Eddie. Para acabar pidieron el apoyo de los presentes para interpretar “Anoche Estuve Tomado”, con su frontman, el argentino Maxi, entusiasmado, volteando la remera al más puro estilo futbolero, del que me sorprendió gratamente que ya no abusa de esa peculiar forma de cantar a lo Jello Biafra, como en anteriores ocasiones. Fiesta, y agitación asegurada con estos locos ravaleros.
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Desde la CAM se presentaba el trío Bladders, con una actuación de poco más de media hora que pasó por delante de nuestras narices como una exhalación, algo así como ver pasar un Fórmula 1 desde una de las rectas del circuito. Hardcore melódico de la preeminente escuela NOFX, aunque su batería luciera camiseta de las estrellas de la noche, los de Móstoles-Alcorcón dieron una buena sacudida a sus dos discos editados hasta la fecha, Taking Off (2013) y Loin (2018), con balas que llevan por nombre “Shoot Them All”, “Bacteria”, “Twisted Brains”, “Cocaine”, “Juliette”, o “F. F. Attack”, entre otras. Contaron con el apoyo incondicional de media docena de chavales que dieron vida a una abandonada primera fila, y otro aire a la actuación, ya que la mayoría de la sala se mantuvo más estática y contemplativa ante tanta hiperactividad.
La rapidez con la que se efectuó el cambio de instrumental, provocó que la actuación del veterano cuarteto inglés se iniciara con unos diez minutos de antelación, provocando un pequeño colapso en la entrada con la gente que permanecía apaciblemente disfrutando de la charla y el cigarrito, entrando con el primero de sus temas ya en marcha, concretamente, “Birmingham Smiles”, el que abre su último y doceavo disco en estudio Momentum (2017). A partir de ahí se inicia un repaso exhaustivo a sus dos primeros trabajos, el mini LP con el que debutaron en 1981, demos aparte, Leather, Bristles, Studs and Acne, y City Baby Attacked by Rats (1982), y en menor medida a su secuela, City Baby’s Revenge, y al mencionado último álbum.
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Tras el primer tema dedicado a su ciudad, siguieron con tremebundo poderío con clásicos de la talla de “Time Bomb”, “Sick Boy”, “Slit Your Own Throat”, tras la que su vocalista Colin Abrahall da un leve toque al platillo de la batería con el pie en plan karateka. Pequeño descanso, y más candela con “Am I Dead Yet?”, “Wardogs”, “Maniac”, y “Gunned Down” durante la cual un espontáneo subió a escena agarrando el micro, soltar una frase, y saltar acto seguido sobre un agitado conglomerado de cuerpos.
Tras “I´m The Haunted”, y solucionados los problemas técnicos en los pedales de guitarra de Jock Blyth, atacan con “The Prayer of a Realist”, y ay, caída de Ross Lomas debido a un pequeño charco de bebida en el suelo, situación con la que el vocalista bromeó con que son cosas de la edad, y algo así, como que viejo, pero sobrio, para evitar cualquier sospecha, tras la aparatosa caída del bajista que señalaba sonriente a los culpables de su traspiés, al derramar cerveza sobre el escenario, y es que la lluvia de vasos volando por los aires se está convirtiendo, parece ser, en moda de nuevo.
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Ross continuó el resto del show sin aparentes problemas físicos, y fue un momento que aprovechó Colin para desenfundarse la pesada chaqueta cruzada antes de seguir con más temitas de su álbum debut con “Passengers on the Menu”, “Heavy Discipline” y “Bellend Bop”, seguidos por “Generals” y “No Survivors”, especialmente dedicadas a Vladimir Putin y su guerra personal contra el pueblo ucraniano.
Abrahall presentó “Give me Fire” con un escueto y directo Dame Fuego, arduamente coreada por la peña, igual que los dos cortes que dan título a sus dos primeros elepés. Terminaron con “Liquid Paradise (The Epic)” desde su Momentum, y una especial versión del “Bomber” de Motörhead, de los cuales había un buen número de camisetas por la sala, más incluso que de la banda que protagonizó un vibrante directo de setenta minutos y veinticuatro canciones que deja exhausto a cualquiera, o que quizás supo a poco si llegaste justo para ver a la banda principal. Support your local bands my friend.
Etiquetas: Badalona, barcelona, Bladders, España, GBH, Ravales
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Otra vez por acá GBH, una de las bandas más representativas del UK82, o UK Hardcore, en esta ocasión para celebrar el 40º aniversario de su primer álbum City Baby Attacked by Rats, esta vez en un ambiente muy distinto al de la impoluta Salamandra hará unos cuatro años, ya que la sala Estraperlo de Badalona, Club del Ritme, transpira hardcore y punk por los cuatro costados. En este oráculo del punk, el grupo tiene al personal a sus pies y se facilita el ascenso al escenario para realizar stagediving, el salto del ángel, o lo que proceda, o se pueda.
Puntualidad británica para Ravales, banda barcelonesa del barrio del Raval, a la que deben su nombre, aunque su primer álbum lo titularon Barrio Chino, que es como se conoce popularmente a la barriada del centro de la capital catalana. Formada por argentinos, un chileno y un inglés, el multicultural cuarteto calentó de lo lindo a los primeros en llegar al evento con su punk desenfadado, de sonido a medio camino entre Dead Kennedys y Ramones por decir algo.
De sus dos larga duración sonaron entre otras “No Sabes que Hacer”, “Moriré”, o “3, 2, 1 On the Run”, interpretada por su guitarrista Eddie. Para acabar pidieron el apoyo de los presentes para interpretar “Anoche Estuve Tomado”, con su frontman, el argentino Maxi, entusiasmado, volteando la remera al más puro estilo futbolero, del que me sorprendió gratamente que ya no abusa de esa peculiar forma de cantar a lo Jello Biafra, como en anteriores ocasiones. Fiesta, y agitación asegurada con estos locos ravaleros.
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Desde la CAM se presentaba el trío Bladders, con una actuación de poco más de media hora que pasó por delante de nuestras narices como una exhalación, algo así como ver pasar un Fórmula 1 desde una de las rectas del circuito. Hardcore melódico de la preeminente escuela NOFX, aunque su batería luciera camiseta de las estrellas de la noche, los de Móstoles-Alcorcón dieron una buena sacudida a sus dos discos editados hasta la fecha, Taking Off (2013) y Loin (2018), con balas que llevan por nombre “Shoot Them All”, “Bacteria”, “Twisted Brains”, “Cocaine”, “Juliette”, o “F. F. Attack”, entre otras. Contaron con el apoyo incondicional de media docena de chavales que dieron vida a una abandonada primera fila, y otro aire a la actuación, ya que la mayoría de la sala se mantuvo más estática y contemplativa ante tanta hiperactividad.
La rapidez con la que se efectuó el cambio de instrumental, provocó que la actuación del veterano cuarteto inglés se iniciara con unos diez minutos de antelación, provocando un pequeño colapso en la entrada con la gente que permanecía apaciblemente disfrutando de la charla y el cigarrito, entrando con el primero de sus temas ya en marcha, concretamente, “Birmingham Smiles”, el que abre su último y doceavo disco en estudio Momentum (2017). A partir de ahí se inicia un repaso exhaustivo a sus dos primeros trabajos, el mini LP con el que debutaron en 1981, demos aparte, Leather, Bristles, Studs and Acne, y City Baby Attacked by Rats (1982), y en menor medida a su secuela, City Baby’s Revenge, y al mencionado último álbum.
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Tras el primer tema dedicado a su ciudad, siguieron con tremebundo poderío con clásicos de la talla de “Time Bomb”, “Sick Boy”, “Slit Your Own Throat”, tras la que su vocalista Colin Abrahall da un leve toque al platillo de la batería con el pie en plan karateka. Pequeño descanso, y más candela con “Am I Dead Yet?”, “Wardogs”, “Maniac”, y “Gunned Down” durante la cual un espontáneo subió a escena agarrando el micro, soltar una frase, y saltar acto seguido sobre un agitado conglomerado de cuerpos.
Tras “I´m The Haunted”, y solucionados los problemas técnicos en los pedales de guitarra de Jock Blyth, atacan con “The Prayer of a Realist”, y ay, caída de Ross Lomas debido a un pequeño charco de bebida en el suelo, situación con la que el vocalista bromeó con que son cosas de la edad, y algo así, como que viejo, pero sobrio, para evitar cualquier sospecha, tras la aparatosa caída del bajista que señalaba sonriente a los culpables de su traspiés, al derramar cerveza sobre el escenario, y es que la lluvia de vasos volando por los aires se está convirtiendo, parece ser, en moda de nuevo.
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Ross continuó el resto del show sin aparentes problemas físicos, y fue un momento que aprovechó Colin para desenfundarse la pesada chaqueta cruzada antes de seguir con más temitas de su álbum debut con “Passengers on the Menu”, “Heavy Discipline” y “Bellend Bop”, seguidos por “Generals” y “No Survivors”, especialmente dedicadas a Vladimir Putin y su guerra personal contra el pueblo ucraniano.
Abrahall presentó “Give me Fire” con un escueto y directo Dame Fuego, arduamente coreada por la peña, igual que los dos cortes que dan título a sus dos primeros elepés. Terminaron con “Liquid Paradise (The Epic)” desde su Momentum, y una especial versión del “Bomber” de Motörhead, de los cuales había un buen número de camisetas por la sala, más incluso que de la banda que protagonizó un vibrante directo de setenta minutos y veinticuatro canciones que deja exhausto a cualquiera, o que quizás supo a poco si llegaste justo para ver a la banda principal. Support your local bands my friend.
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