

Cuando en un sitio web, canal de YouTube o compartiendo una cerveza en la esquina sale el tema “Noruega”, primeramente se asocia a aquellos años de vikingos, los bellos paisajes de grandes fiordos, las auroras boreales y, por supuesto, el black metal. Pero no solo del metal blasfemo vive el hombre; además, existen otras propuestas musicales, tal es el caso del prog metal, como pueden ser los Leprous, de reciente visita a nuestro país (pueden leer la cobertura más abajo). También encontramos grandes exponentes como Turbonegro, con su particular estilo hard rock/punk; TNT, con su propuesta que oscila entre el AOR y el rock duro; y Kvelertak, con su heavy metal y la bendición de nada más y nada menos que los propios Metallica, entre otros.
Toda esta introducción es para abrir un poco el panorama y ampliar el campo de juego, ya que Sirenia, una de las principales bandas de gothic metal noruegas había vuelto a la Argentina.
Realmente parece una eternidad desde la última vez que los noruegos desembarcaron en estas latitudes y tocaron en Buenos Aires. Puede que incluso hayan pasado unos seis o siete años… El hecho de que ni siquiera podamos recordarlo es prueba de que ha pasado demasiado tiempo.
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Siendo las 19:30, se abrieron las puertas de Uniclub y mientras se efectuaba una improvisada prueba de sonido del único acto soporte de la fecha. Aunque no es la primera vez que veo a BloodParade, me interesaba mucho ver cómo fueron evolucionando con el correr de los años. Su álbum debut, Pain Exposed, es magnífico y sus actuaciones en el escenario SIEMPRE estuvieron a la altura.
Con la fuerza impregnada en la voz de Brenda Cuesta, junto al resto de los músicos, BloodParade dio un excelente show, repasando canciones de todos sus discos, donde los fans recibieron la dosis justa de metal con tintes electrónicos. Brenda y los suyos demostraron su capacidad y adaptabilidad con temas tan contundentes como “Nevermore” y “The Betrayal Looks At You”, y se despidieron con un gran cover de Laura Branigan: “Self Control”.
Los minutos pasaban y, mientras se aguardaba la salida de Sirenia, se podía notar una escasa asistencia al evento, en el cual los noruegos se encontraban de gira por la región presentando su Latin American Tour 2025. Pero lo vacío del aforo no importó al público presente, ya que, pasadas las 21:15, las luces se centraron en el escenario y sonidos atmosféricos invadieron el lugar. Era el momento de iniciar el concierto. El público empezó a aclamar a los invitados, que, uno a uno, fueron apareciendo sobre las tablas.
El primero en tomar su lugar fue Michael Brush (baterista), seguido por Morten Veland (guitarrista y voz, Ex-Tristania) y luego Nils Courbaron (guitarra), para finalmente dejar en el centro del escenario a la hermosa Emmanuelle Zoldan, quien, con su vestimenta al estilo gótico, cautivó la mirada de los espectadores.
Emmanuelle hizo un trabajo estelar; sin embargo, es cierto que hubo algunos problemas técnicos y el sonido no fue el mejor. El bombo saturaba muchísimo, las pistas pregrabadas se notaban más que de costumbre y, en ciertos pasajes donde la vocalista debía demostrar todo su estilo clásico, “misteriosamente”, el micrófono se entrecortaba hasta quedar sin sonido. Aun así, Sirenia estuvo en plena forma.
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Arrancaron con “Addiction No. 1” y le pegaron “Dim Days of Dolor”, canción que da título al octavo álbum editado hace casi diez años.
Viendo la edad de los asistentes, la mayoría del público quería escuchar las canciones más antiguas, y fue ahí donde “Lost in Life”, del recordado The 13th Floor (2009), consiguió la mayor reacción de la noche. Su pegadizo estribillo funciona a la perfección en este entorno, ya que todos los asistentes cantaron al unísono con Emmanuelle.
Otra de las joyas que sonó fue “Sister Nightfall”, del At Sixes and Sevens, aquel majestuoso larga duración editado en 2002, con el acompañamiento en la voz grave a cargo de Nils.
Además de sus propias canciones, se incluyó un cover de la cantante francesa Desireless, el mundialmente famoso “Voyage, Voyage”, tema que también fue versionado en español como “Vuela, vuela” por los mexicanos Magneto.
Tras algo más de una hora de actuación, los músicos abandonaron el escenario. Comenzaron los cánticos pidiendo una canción más, mientras todos esperaban ansiosos el regreso de Sirenia.
El grupo volvió corriendo al escenario para tocar las últimas canciones de la noche. “My Mind’s Eye” y “The Other Side”, del aclamado Nine Destinies and a Downfall (2007), sonarían antes del golpe final con “Wintry Heart”, del más reciente 1977, editado en 2023.
Los Sirenia llevan activos desde 2001 y, con esta gira, la agrupación encontró una formación que se entienden perfectamente sobre el escenario, puede que no se hayan vendido las suficientes entradas para colgar el cartel de “Sold Out”, pero lograron atraer tanto a metaleros de la vieja como de la nueva escuela, lo cual es igual de importante para una banda.
Fotos de Pedro “Chino” Romero
- BloodParade
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- Sirenia
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Cuando en un sitio web, canal de YouTube o compartiendo una cerveza en la esquina sale el tema “Noruega”, primeramente se asocia a aquellos años de vikingos, los bellos paisajes de grandes fiordos, las auroras boreales y, por supuesto, el black metal. Pero no solo del metal blasfemo vive el hombre; además, existen otras propuestas musicales, tal es el caso del prog metal, como pueden ser los Leprous, de reciente visita a nuestro país (pueden leer la cobertura más abajo). También encontramos grandes exponentes como Turbonegro, con su particular estilo hard rock/punk; TNT, con su propuesta que oscila entre el AOR y el rock duro; y Kvelertak, con su heavy metal y la bendición de nada más y nada menos que los propios Metallica, entre otros.
Toda esta introducción es para abrir un poco el panorama y ampliar el campo de juego, ya que Sirenia, una de las principales bandas de gothic metal noruegas había vuelto a la Argentina.
Realmente parece una eternidad desde la última vez que los noruegos desembarcaron en estas latitudes y tocaron en Buenos Aires. Puede que incluso hayan pasado unos seis o siete años… El hecho de que ni siquiera podamos recordarlo es prueba de que ha pasado demasiado tiempo.
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Siendo las 19:30, se abrieron las puertas de Uniclub y mientras se efectuaba una improvisada prueba de sonido del único acto soporte de la fecha. Aunque no es la primera vez que veo a BloodParade, me interesaba mucho ver cómo fueron evolucionando con el correr de los años. Su álbum debut, Pain Exposed, es magnífico y sus actuaciones en el escenario SIEMPRE estuvieron a la altura.
Con la fuerza impregnada en la voz de Brenda Cuesta, junto al resto de los músicos, BloodParade dio un excelente show, repasando canciones de todos sus discos, donde los fans recibieron la dosis justa de metal con tintes electrónicos. Brenda y los suyos demostraron su capacidad y adaptabilidad con temas tan contundentes como “Nevermore” y “The Betrayal Looks At You”, y se despidieron con un gran cover de Laura Branigan: “Self Control”.
Los minutos pasaban y, mientras se aguardaba la salida de Sirenia, se podía notar una escasa asistencia al evento, en el cual los noruegos se encontraban de gira por la región presentando su Latin American Tour 2025. Pero lo vacío del aforo no importó al público presente, ya que, pasadas las 21:15, las luces se centraron en el escenario y sonidos atmosféricos invadieron el lugar. Era el momento de iniciar el concierto. El público empezó a aclamar a los invitados, que, uno a uno, fueron apareciendo sobre las tablas.
El primero en tomar su lugar fue Michael Brush (baterista), seguido por Morten Veland (guitarrista y voz, Ex-Tristania) y luego Nils Courbaron (guitarra), para finalmente dejar en el centro del escenario a la hermosa Emmanuelle Zoldan, quien, con su vestimenta al estilo gótico, cautivó la mirada de los espectadores.
Emmanuelle hizo un trabajo estelar; sin embargo, es cierto que hubo algunos problemas técnicos y el sonido no fue el mejor. El bombo saturaba muchísimo, las pistas pregrabadas se notaban más que de costumbre y, en ciertos pasajes donde la vocalista debía demostrar todo su estilo clásico, “misteriosamente”, el micrófono se entrecortaba hasta quedar sin sonido. Aun así, Sirenia estuvo en plena forma.
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Arrancaron con “Addiction No. 1” y le pegaron “Dim Days of Dolor”, canción que da título al octavo álbum editado hace casi diez años.
Viendo la edad de los asistentes, la mayoría del público quería escuchar las canciones más antiguas, y fue ahí donde “Lost in Life”, del recordado The 13th Floor (2009), consiguió la mayor reacción de la noche. Su pegadizo estribillo funciona a la perfección en este entorno, ya que todos los asistentes cantaron al unísono con Emmanuelle.
Otra de las joyas que sonó fue “Sister Nightfall”, del At Sixes and Sevens, aquel majestuoso larga duración editado en 2002, con el acompañamiento en la voz grave a cargo de Nils.
Además de sus propias canciones, se incluyó un cover de la cantante francesa Desireless, el mundialmente famoso “Voyage, Voyage”, tema que también fue versionado en español como “Vuela, vuela” por los mexicanos Magneto.
Tras algo más de una hora de actuación, los músicos abandonaron el escenario. Comenzaron los cánticos pidiendo una canción más, mientras todos esperaban ansiosos el regreso de Sirenia.
El grupo volvió corriendo al escenario para tocar las últimas canciones de la noche. “My Mind’s Eye” y “The Other Side”, del aclamado Nine Destinies and a Downfall (2007), sonarían antes del golpe final con “Wintry Heart”, del más reciente 1977, editado en 2023.
Los Sirenia llevan activos desde 2001 y, con esta gira, la agrupación encontró una formación que se entienden perfectamente sobre el escenario, puede que no se hayan vendido las suficientes entradas para colgar el cartel de “Sold Out”, pero lograron atraer tanto a metaleros de la vieja como de la nueva escuela, lo cual es igual de importante para una banda.
Fotos de Pedro “Chino” Romero
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