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Iron Maiden en Buenos Aires: “Dos noches viajando del pasado al futuro”
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Con la premisa que armamos junto a mis compañeros de Track To Hell, detallaremos ciertos puntos comparando los shows que brindó Iron Maiden en Argentina, tanto en el estadio Tomás A. Ducó como en el Movistar Arena.

Décima vez viendo a la banda que me cambió la vida allá cuando tenía 6 años y estaba en la era de la inocencia, aquel gurrumín, hoy es un adulto mayor (por no decir viejo, ya que viejo son los trapos) que se sigue ilusionando ante un nuevo anuncio de disco o de una gira que los trae al país.

A lo largo del tiempo, pasaron por delante muchísimos años dorados, visitando lugares lejanos, sintiéndome un extraño en tierras extrañas siguiendo a Iron Maiden, sea en los estadios de Ferro, Velez, River Plate o estar presente en esta nueva gira que fue un mar de locuras. Locuras que pude compartir con esos amigos que te da la vida y que se convirtieron en hermanos de sangre.

Tuve que pedir por el “doctor, doctor” ya que en estos días la ilusión fue creciendo como nunca antes, fueron dos fechas seguidas, estaba en un sueño o fue un deja vu ?, nada de eso, todo fue real. Iron Maiden me atrapó y quiero seguir haciendo la danza de la muerte con ellos.

Con respecto al LUGAR, emprendimos el viaje a la cancha de Huracán casi 4 horas antes de la salida de la Doncella de Hierro, si bien conozco la zona por otras circunstancias, el ingreso se hizo rápido, cómodo, pero se vió empañado por mucha desinformación por el tema de los QR/DNI/Tarjetas de crédito utilizadas para la compra de las entradas que esto nunca existió.

El tema fue a la salida, la desorganización fue total, bocas bloqueadas, el personal de (in)seguridad no sabía ni dónde estaban parados y un mar de gente saliendo por calles anegadas, oscuras y cuasi peligrosas.

En cuanto a la segunda fecha, el acceso estuvo más controlado, mejor diagramado y sobre todo ágil tanto para el ingreso como el egreso. En este caso le doy 10 puntos ya que el Movistar lo tiene todo, limpieza, iluminación, aire acondicionado, comodidad y la posibilidad de ver un mega evento de manera más íntima.

Sobre el SONIDO, es de destacar que en ambos shows fue óptimo, con una calidad inmejorable. Quizás, en Huracán, al ser un estadio a cielo abierto, en algún momento tendía a perderse, pero esto dependía de dónde estabas ubicado. Obviamente, en el pogo pasás de un lado al otro y perdés dimensión de lo que está pasando. Pero, en sí, siempre fue fuerte y claro.

Mientras tanto, en el Movistar, la calidad fue superior. Sin embargo, tuve la sensación de que, al inicio, el sonido era muy fuerte y luego se acomodó. O quizás fueron mis oídos los que se amoldaron. En esta oportunidad, me quedé tranquilo detrás del malón de gente, ya que quería disfrutar de la banda y su espectáculo.

Acá voy a unir dos ítems: todo lo que abarcó ambos SHOWS y mi percepción/recepción del SETLIST. En primer lugar, con el solo hecho de que estos monstruos sigan dando recitales por todo el planeta, anunciando una nueva gira por los 50 años de la banda, más la promesa que le hizo Bruce al público argentino de que en dos años estarán de nuevo (tranquilo, tonto corazón, luche y resista), lo tuvo todo: fuegos artificiales, pantallas en ultra calidad, los tres Eddies que interactúan con Bruce (en su etapa cyborg) y con Janick cuando apareció el samurái.

Las canciones elegidas para la gira están bien balanceadas en general, le dan respiro al esfuerzo que hacen estos señores mayores que corren, saltan, gritan, cantan y también para muchos de nosotros que ya no tenemos 20 años.

Un sueño cumplido por partida doble al escuchar “Alexander…”, vibrar con “nuestro himno metalero” como es “Fear of the Dark“, el arranque con 2 temas increíbles como “Caught Somewhere in Time” y “Stranger in Strange Land” sumandole los temas del Senjutsu.

Qué decir de LA BANDA que no se pueda leer en todas las reseñas que se harán de hoy en adelante, suenan ajustados, el correr de los años, sumando a enfermedades, los tipos están ahí, con más de 60 años haciéndonos vibrar con cada canción.

La voz de Bruce está en su mejor momento, con notas altas que llegan hasta puntos que recuerdan a aquellos shows de los 80s. Steve Harris sigue siendo “el jefe”, dentro y fuera del escenario, dió 3 shows seguidos, con su banda British Lion y continuó con Huracán y Movistar, un animal por donde se lo mire.

Adrian Smith rompe todos los esquemas, siempre correcto, atento, haciendo coros. Quizás uno de los puntos flojos que tuvo en este paso por Argentina fue un gran pifie en la intro de “Alexander The Great“, pero no se le puede echar toda la culpa ya que fue compartido con Nicko, qué decir del viejito lindo? 72 años, con una parálisis en su cuerpo y ahí está, dándolo todo y sonriendo para los fans.

Las actuaciones de Janick y de Dave siempre fueron correctas, con su aporte de locura y peripecias hacen lo suyo y no mucho más.

Comparando con otras visitas, a criterio personal rankea MUY alto, ocupando un lugar en el podio junto a las presentaciones del 2009 y 2019, sobretodo esta nueva fecha en el venue ubicado en el barrio de Villa Crespo, por puesta en escena, por mantener esos fuegos que se disparaban en “Hell on Earth” que se sentía en la piel aún estando bastante alejado del escenario.

Volviendo a casa me puse a recordar cada imagen de estos dos días que fueron emocionantes hasta las lágrimas, el tiempo siempre estuvo de mi lado y ojalá alguien inventase la máquina del tiempo para volver a verlos una y mil veces más. Up The Irons!!!

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: 40 años de “Powerslave” de Iron Maiden: “Tan grande como un faraón”

Esperadísima nueva visita Iron Maiden a la Argentina luego de 5 años de espera. Dos conciertos impresionantes que confirman el presente de la banda número uno del género, que dejaron a todos los asistentes más que conformes y contando los días para su regreso, tal como anunció Bruce.

En lo concerniente a los lugares elegidos para los shows, quedó en evidencia lo atrasado que está nuestro país en materia de infraestructura para shows a gran escala. El contraste entre Huracán y Movistar fue, como era de suponerse, abismal. Por un lado un estadio vetusto, pensado para otro uso y con necesidades y comodidades de otros tiempos; por el otro un moderno recinto construído para albergar conciertos, pero de una capacidad limitada para una banda como Maiden. Lamentablemente es lo que hay.

Por motivos laborales, especialmente el lunes, apenas conseguí ver un par de temas de Malón cada noche. Buena elección de banda apertura, aunque prefiero verlos en un show propio, donde puedan desplegar todo su repertorio y producción.

Volviendo a la Doncella, en lo personal estaba muy entusiasmado de ver este nuevo montaje inteligentemente armado a tono con la ambientación futurista de “Somewhere in Time”, ya desde la intro con el tema de “Blade Runner” y complementando con el juego de luces superior, siempre remitiendo a 1986. Quizás se perdía de vista que era la presentación de “Senjutsu”, al haber sido editado hace tanto tiempo, pero su ambientación en el Japón feudal encontró lugar por momentos en el escenario. El juego de luces, los telones de fondo, los Eddies… todo en función de mejorar la experiencia y potenciar la evocación de cada canción.

El SONIDO general de ambos conciertos fue excelente, aunque me quedo con lo escuchado en la noche de Parque Patricios. Sin llegar a ser malo el sonido en el Movistar estuvo algo desprolijo, sobre todo en la batería… nada grave igual.

En épocas de redes sociales, con SETLIST fijos como los que presenta Maiden, es imposible que haya lugar a sorpresas en el repertorio. Uno conocía de antemano cada una de las canciones que la banda iba a interpretar. Y más allá de las preferencias personales, creo que el fuerte de esta decisión radica en cómo Maiden astutamente van rotando la propuesta gira tras gira para dar lugar a material que no suele ser habitual, canciones nuevas o, en casos como “Alexander the Great”, números que jamás habían encontrado su lugar en vivo en el pasado. Imposible no emocionarse con joyas como “The Prisoner” o disfrutar de nuevas obras maestras como “Hell on Earth”.

Tremendo nivel general de la banda. Lo de Bruce es sorprendente, recuperado al 100%, pareciera estar cantando mejor que nunca, además de todo su despliegue y su talento como frontman que no da respiro ni por una canción. Genial su saludo la primera noche citando su propia canción: “Buenos Aires welcome home… it´s been too long we’ve missed you”.

Entre los guitarristas el más destacado es Adrian Smith… el más cerebral y prolijo de los tres, encargado de los solo más sentidos y elaborados. Dave Murray, siempre de bajo perfil, cumple a la perfección y Janick Gers es un show aparte. Los momentos en que las tres guitarras armonizan a la vez son sublimes. Lo de Harris es descomunal… no solo venía de otro show con British Lion el día anterior, sino que se lo vio jugando al fútbol… es una bestia y por algo mantiene su vigencia tantos años después.

Párrafo aparte para Nicko… El baterista de 72 años que desde su ingreso en 1983 es parte esencial de la identidad de la banda con un estilo propio y único; viene de un par de años complicados que incluyeron un infarto y una parálisis en parte de su cuerpo. Tras meses de rehabilitación consiguió volver al ruedo y, aunque no haya alcanzado su nivel de siempre, es notable la performance brindada.

Desde aquel ya lejano “Somewhere Back in Time Tour” del 2008 hasta la fecha, Maiden no ha hecho otra cosa que mejorar el nivel de sus presentaciones. Con propuestas que van variando la temática y la estructura de cada gira, pudimos presenciar canciones de distintas etapas y discos; y todo parece indicar que algo similar sucederá con la nueva gira anunciada “Run for your Lives”. Es difícil comparar, y más con la emoción tan latente, pero ubico esta visita entre las tres mejores de la banda, completando el podio aquellas de Vélez en el 2009 y Vélez en el 2019. ¿En qué orden? Eso queda a criterio de cada uno.

LO PEOR

La elección del estadio Tomás A. Ducó para la primera presentación. Desconozco los motivos pero hubiera disfrutado más de algún otro venue. También los precios algo elevados de las entradas. Asistir a un show de estas características hoy es un lujo que uno puede darse (o no).

LO MEJOR

El presente de Iron Maiden como la banda más importante del género (y que lo trasciende). El corroborar una vez más que se brindan todo con un nivel profesional que no es para cualquiera, en una escala que tampoco lo es. Hay Maiden para rato.

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ACCESOS/LUGAR

Para el primer show en el marco de la doceava visita de la doncella a pagos argentos, la sede elegida por la productora de turno fue el estadio Tomás Adolfo Ducó, casa del club Huracán. Se dice que la sede original, el estadio Amalfitani del barrio de Liniers (y casa de Iron Maiden en siete de doce ocasiones), dejó de ser una opción para la productora debido a su malestar al haber cancelado a último minuto el club Vélez Sarsfield un show pactado de otra banda en dicho estadio, producto de un partido de fútbol de los locales. Supuestamente por este motivo es que la nueva sede pasó a ser el Ducó de Parque Patricios. Para aquellos no familiarizados, entre los que me incluyo, ir y volver fue todo un tema ya que no es un estadio tan accesible y en el que generalmente se realizan recitales. Los hubo, los hay y los habrá, pero en mucha menor medida que en otros recintos. La entrada no fue para nada problemática, aunque hubo casos de entradas ya utilizadas de gente que ni siquiera había entrado aún. Todo lo contrario fue la salida, donde la gente se vio obligada a salir por un “pasillo”, generándose un embudo de proporciones. Ni hablar de los oportunistas de siempre, quienes entraron gracias a los “barrabravas” del club a hacer de las suyas, hurtando pertenencias a diestra y siniestra.

En cuanto al segundo show, el recinto fue el Movistar Arena de Villa Crespo, un lugar relativamente nuevo y con muchas más bondades y amenities que las de un estadio de fútbol. Accesos por todos lados. Baños impecables. Un espacio para comer. Señalización por doquier. Seguridad privada (y no a cargo de “barrabravas”). Y al ser un lugar relativamente nuevo, los parlantes aún siguen intactos, por lo que el sonido prácticamente siempre es bueno en este lugar. Esperemos que dure.

SONIDO

En ambas ocasiones, el sonido fue muy bueno. Aunque si tuviera que elegir, me quedo con el del segundo show. En Huracán, el viento hizo de las suyas. En el Movistar, al ser un lugar cerrado y con acústica, se apreció mucho mejor. Por otro lado, como se mencionó antes, al ser un lugar relativamente nuevo, el sonido por ahora está muy bien cuidado.

SHOW

Si buscáramos “show” en el diccionario, debería aparecer una foto de Iron Maiden ilustrando el significado de la palabra. Son realmente muy pocas las bandas alrededor del mundo con semejante despliegue escénico. Aunque en esta ocasión, la cosa fue un poco más austera, ya que no hubo réplicas de aviones, inflables gigantes o cabezas gigantes asomándose por detrás del set de batería. Hubo casi un telón por tema y dos pantallas LED verticales a los costados, equipos ambientados alla “Somewhere in Time” y el mítico Eddie, que apareció en escena en tres oportunidades: como un forajido en “Stranger in a Strange Land”, como cyborg en “Heaven Can Wait” (donde se batió a duelo con Dickinson mientras la banda hacía de las suyas, siendo uno de los pocos momentos pirotécnicos del show) y como samurai en “Iron Maiden”. La pirotecnia se vio además en “Hell on Earth”, donde grandes lenguas de fuego se apoderaron ocasionalmente del escenario. Más allá de la austeridad en cuanto a otros shows de la banda, el despliegue es único en su especie. Y las luces, como siempre, hicieron aún más inmersiva la experiencia en vivo.

SETLIST

Como era de público conocimiento, el setlist de la gira llamada “Future Past” se basó en “Somewhere in Time” y en “Senjutsu”, último trabajo discográfico de los ingleses. Fueron cinco temas de cada uno de estos discos, más los infaltables clásicos de siempre: “Fear of the Dark”, “The Trooper” y “Iron Maiden”. Los otros temas fueron “Can I Play with Madness” y “The Prisoner”, uno de los momentos más altos del show. Mención aparte para “Caught Somewhere in Time”, “Stranger in a Strange Land” y “Alexander The Great”, ejecutados por primera vez en esta nueva gira después de años. Un setlist de lo más variopinto y para todos los gustos.

LA BANDA

Los Iron Maiden, se sabe, son verdaderos laburantes y profesionales del rock. Nunca dejan nada librado al azar. Todo minuciosamente estudiado. Desde la performance hasta el despliegue de cada uno. Hay premios para los seis integrantes de la banda. Steve Harris está intacto, toca como siempre, corre como loco y en esta ocasión, sonrió más de la cuenta (poco común en él). Dave Murray y su inconfundible tono y solos de guitarra, también intacto. Jannick Gers, amado por unos y odiado por otros, sigue haciendo de las suyas a sus 67 años. Corre, salta, revolea la guitarra. Bruce Dickinson es de otro mundo, canta cada vez mejor. A no olvidarse que hace una década tuvo cáncer de lengua. Y así y todo, deja todo en escena. Ni hablar de su carisma. Con su impronta rockera, Adrian Smith es uno de los mejores guitarristas del género y lo demostró en estos dos shows (y en toda la gira en general). Otro que sigue intacto. Y Nicko, quien atravesó un cáncer de laringe y un ACV que le paralizó parte de su lado derecho, es quien más sufrió los embates del tiempo (y enfermedades). Más allá de su impronta y carisma sin igual, es notorio que ya no toca como antes. Hay partes que ya no logra tocar, en general “rulos” y fills de batería característicos del baterista (como la intro de “The Trooper” por ejemplo). Pero así y todo, dio batalla y se cargó la gira encima. No por nada fue uno de los músicos más ovacionados en ambas veladas. Mención aparte para los temas pertenecientes a “Senjutsu”, donde los tres guitarristas tienen solos en todos ellos. Un verdadero bacanal de punteos y shreds.

COMPARACIÓN CON OTRAS VISITAS

En esta nueva visita, una vez más la temática no fue indiferente. Como ya se dijo, esta gira fue en torno a uno de los discos favoritos de la gente y al último, quizás no tan querido por muchos de sus seguidores. Como también se mencionó antes, quizás el despliegue escénico no fue el mejor en cuanto a parafernalia se refiere. Recordemos que en la gira anterior, “Legacy of the Beast”, el show arrancó a todo ritmo con una réplica de un avión Spitfire de la Segunda Guerra Mundial “sobrevolando” el escenario durante “Aces High”. Y en “Flight of Icarus”, Dickinson “derritió” las alas de un enorme Icaro inflable con dos armas que disparaban fuego. En esta nueva ocasión, el despliegue escénico fue distinto, quizás más aggiornado a la gira “Somewhere on Tour” de 1986 y 1987, aunque no exactamente igual. De cualquier manera, salvando estas comparaciones que no aportan mucho porque siempre es grato ver a la Bestia en vivo, se disfrutó muchísimo. Quizás por haber experimentado en vivo temas que hacía años no interpretaban.

Ahora resta esperar por la próxima gira mundial, denominada “Run For Your Lives”, donde la banda festejará su 50° aniversario de existencia y donde prometieron tirar toda la carne al asador, basándose en temas pertenecientes a sus primeros nueve discos de estudio. Será cuestión de esperar y ver cómo llegan para la ocasión.

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Con la premisa que armamos junto a mis compañeros de Track To Hell, detallaremos ciertos puntos comparando los shows que brindó Iron Maiden en Argentina, tanto en el estadio Tomás A. Ducó como en el Movistar Arena.

Décima vez viendo a la banda que me cambió la vida allá cuando tenía 6 años y estaba en la era de la inocencia, aquel gurrumín, hoy es un adulto mayor (por no decir viejo, ya que viejo son los trapos) que se sigue ilusionando ante un nuevo anuncio de disco o de una gira que los trae al país.

A lo largo del tiempo, pasaron por delante muchísimos años dorados, visitando lugares lejanos, sintiéndome un extraño en tierras extrañas siguiendo a Iron Maiden, sea en los estadios de Ferro, Velez, River Plate o estar presente en esta nueva gira que fue un mar de locuras. Locuras que pude compartir con esos amigos que te da la vida y que se convirtieron en hermanos de sangre.

Tuve que pedir por el “doctor, doctor” ya que en estos días la ilusión fue creciendo como nunca antes, fueron dos fechas seguidas, estaba en un sueño o fue un deja vu ?, nada de eso, todo fue real. Iron Maiden me atrapó y quiero seguir haciendo la danza de la muerte con ellos.

Con respecto al LUGAR, emprendimos el viaje a la cancha de Huracán casi 4 horas antes de la salida de la Doncella de Hierro, si bien conozco la zona por otras circunstancias, el ingreso se hizo rápido, cómodo, pero se vió empañado por mucha desinformación por el tema de los QR/DNI/Tarjetas de crédito utilizadas para la compra de las entradas que esto nunca existió.

El tema fue a la salida, la desorganización fue total, bocas bloqueadas, el personal de (in)seguridad no sabía ni dónde estaban parados y un mar de gente saliendo por calles anegadas, oscuras y cuasi peligrosas.

En cuanto a la segunda fecha, el acceso estuvo más controlado, mejor diagramado y sobre todo ágil tanto para el ingreso como el egreso. En este caso le doy 10 puntos ya que el Movistar lo tiene todo, limpieza, iluminación, aire acondicionado, comodidad y la posibilidad de ver un mega evento de manera más íntima.

Sobre el SONIDO, es de destacar que en ambos shows fue óptimo, con una calidad inmejorable. Quizás, en Huracán, al ser un estadio a cielo abierto, en algún momento tendía a perderse, pero esto dependía de dónde estabas ubicado. Obviamente, en el pogo pasás de un lado al otro y perdés dimensión de lo que está pasando. Pero, en sí, siempre fue fuerte y claro.

Mientras tanto, en el Movistar, la calidad fue superior. Sin embargo, tuve la sensación de que, al inicio, el sonido era muy fuerte y luego se acomodó. O quizás fueron mis oídos los que se amoldaron. En esta oportunidad, me quedé tranquilo detrás del malón de gente, ya que quería disfrutar de la banda y su espectáculo.

Acá voy a unir dos ítems: todo lo que abarcó ambos SHOWS y mi percepción/recepción del SETLIST. En primer lugar, con el solo hecho de que estos monstruos sigan dando recitales por todo el planeta, anunciando una nueva gira por los 50 años de la banda, más la promesa que le hizo Bruce al público argentino de que en dos años estarán de nuevo (tranquilo, tonto corazón, luche y resista), lo tuvo todo: fuegos artificiales, pantallas en ultra calidad, los tres Eddies que interactúan con Bruce (en su etapa cyborg) y con Janick cuando apareció el samurái.

Las canciones elegidas para la gira están bien balanceadas en general, le dan respiro al esfuerzo que hacen estos señores mayores que corren, saltan, gritan, cantan y también para muchos de nosotros que ya no tenemos 20 años.

Un sueño cumplido por partida doble al escuchar “Alexander…”, vibrar con “nuestro himno metalero” como es “Fear of the Dark“, el arranque con 2 temas increíbles como “Caught Somewhere in Time” y “Stranger in Strange Land” sumandole los temas del Senjutsu.

Qué decir de LA BANDA que no se pueda leer en todas las reseñas que se harán de hoy en adelante, suenan ajustados, el correr de los años, sumando a enfermedades, los tipos están ahí, con más de 60 años haciéndonos vibrar con cada canción.

La voz de Bruce está en su mejor momento, con notas altas que llegan hasta puntos que recuerdan a aquellos shows de los 80s. Steve Harris sigue siendo “el jefe”, dentro y fuera del escenario, dió 3 shows seguidos, con su banda British Lion y continuó con Huracán y Movistar, un animal por donde se lo mire.

Adrian Smith rompe todos los esquemas, siempre correcto, atento, haciendo coros. Quizás uno de los puntos flojos que tuvo en este paso por Argentina fue un gran pifie en la intro de “Alexander The Great“, pero no se le puede echar toda la culpa ya que fue compartido con Nicko, qué decir del viejito lindo? 72 años, con una parálisis en su cuerpo y ahí está, dándolo todo y sonriendo para los fans.

Las actuaciones de Janick y de Dave siempre fueron correctas, con su aporte de locura y peripecias hacen lo suyo y no mucho más.

Comparando con otras visitas, a criterio personal rankea MUY alto, ocupando un lugar en el podio junto a las presentaciones del 2009 y 2019, sobretodo esta nueva fecha en el venue ubicado en el barrio de Villa Crespo, por puesta en escena, por mantener esos fuegos que se disparaban en “Hell on Earth” que se sentía en la piel aún estando bastante alejado del escenario.

Volviendo a casa me puse a recordar cada imagen de estos dos días que fueron emocionantes hasta las lágrimas, el tiempo siempre estuvo de mi lado y ojalá alguien inventase la máquina del tiempo para volver a verlos una y mil veces más. Up The Irons!!!

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En lo concerniente a los lugares elegidos para los shows, quedó en evidencia lo atrasado que está nuestro país en materia de infraestructura para shows a gran escala. El contraste entre Huracán y Movistar fue, como era de suponerse, abismal. Por un lado un estadio vetusto, pensado para otro uso y con necesidades y comodidades de otros tiempos; por el otro un moderno recinto construído para albergar conciertos, pero de una capacidad limitada para una banda como Maiden. Lamentablemente es lo que hay.

Por motivos laborales, especialmente el lunes, apenas conseguí ver un par de temas de Malón cada noche. Buena elección de banda apertura, aunque prefiero verlos en un show propio, donde puedan desplegar todo su repertorio y producción.

Volviendo a la Doncella, en lo personal estaba muy entusiasmado de ver este nuevo montaje inteligentemente armado a tono con la ambientación futurista de “Somewhere in Time”, ya desde la intro con el tema de “Blade Runner” y complementando con el juego de luces superior, siempre remitiendo a 1986. Quizás se perdía de vista que era la presentación de “Senjutsu”, al haber sido editado hace tanto tiempo, pero su ambientación en el Japón feudal encontró lugar por momentos en el escenario. El juego de luces, los telones de fondo, los Eddies… todo en función de mejorar la experiencia y potenciar la evocación de cada canción.

El SONIDO general de ambos conciertos fue excelente, aunque me quedo con lo escuchado en la noche de Parque Patricios. Sin llegar a ser malo el sonido en el Movistar estuvo algo desprolijo, sobre todo en la batería… nada grave igual.

En épocas de redes sociales, con SETLIST fijos como los que presenta Maiden, es imposible que haya lugar a sorpresas en el repertorio. Uno conocía de antemano cada una de las canciones que la banda iba a interpretar. Y más allá de las preferencias personales, creo que el fuerte de esta decisión radica en cómo Maiden astutamente van rotando la propuesta gira tras gira para dar lugar a material que no suele ser habitual, canciones nuevas o, en casos como “Alexander the Great”, números que jamás habían encontrado su lugar en vivo en el pasado. Imposible no emocionarse con joyas como “The Prisoner” o disfrutar de nuevas obras maestras como “Hell on Earth”.

Tremendo nivel general de la banda. Lo de Bruce es sorprendente, recuperado al 100%, pareciera estar cantando mejor que nunca, además de todo su despliegue y su talento como frontman que no da respiro ni por una canción. Genial su saludo la primera noche citando su propia canción: “Buenos Aires welcome home… it´s been too long we’ve missed you”.

Entre los guitarristas el más destacado es Adrian Smith… el más cerebral y prolijo de los tres, encargado de los solo más sentidos y elaborados. Dave Murray, siempre de bajo perfil, cumple a la perfección y Janick Gers es un show aparte. Los momentos en que las tres guitarras armonizan a la vez son sublimes. Lo de Harris es descomunal… no solo venía de otro show con British Lion el día anterior, sino que se lo vio jugando al fútbol… es una bestia y por algo mantiene su vigencia tantos años después.

Párrafo aparte para Nicko… El baterista de 72 años que desde su ingreso en 1983 es parte esencial de la identidad de la banda con un estilo propio y único; viene de un par de años complicados que incluyeron un infarto y una parálisis en parte de su cuerpo. Tras meses de rehabilitación consiguió volver al ruedo y, aunque no haya alcanzado su nivel de siempre, es notable la performance brindada.

Desde aquel ya lejano “Somewhere Back in Time Tour” del 2008 hasta la fecha, Maiden no ha hecho otra cosa que mejorar el nivel de sus presentaciones. Con propuestas que van variando la temática y la estructura de cada gira, pudimos presenciar canciones de distintas etapas y discos; y todo parece indicar que algo similar sucederá con la nueva gira anunciada “Run for your Lives”. Es difícil comparar, y más con la emoción tan latente, pero ubico esta visita entre las tres mejores de la banda, completando el podio aquellas de Vélez en el 2009 y Vélez en el 2019. ¿En qué orden? Eso queda a criterio de cada uno.

LO PEOR

La elección del estadio Tomás A. Ducó para la primera presentación. Desconozco los motivos pero hubiera disfrutado más de algún otro venue. También los precios algo elevados de las entradas. Asistir a un show de estas características hoy es un lujo que uno puede darse (o no).

LO MEJOR

El presente de Iron Maiden como la banda más importante del género (y que lo trasciende). El corroborar una vez más que se brindan todo con un nivel profesional que no es para cualquiera, en una escala que tampoco lo es. Hay Maiden para rato.

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ACCESOS/LUGAR

Para el primer show en el marco de la doceava visita de la doncella a pagos argentos, la sede elegida por la productora de turno fue el estadio Tomás Adolfo Ducó, casa del club Huracán. Se dice que la sede original, el estadio Amalfitani del barrio de Liniers (y casa de Iron Maiden en siete de doce ocasiones), dejó de ser una opción para la productora debido a su malestar al haber cancelado a último minuto el club Vélez Sarsfield un show pactado de otra banda en dicho estadio, producto de un partido de fútbol de los locales. Supuestamente por este motivo es que la nueva sede pasó a ser el Ducó de Parque Patricios. Para aquellos no familiarizados, entre los que me incluyo, ir y volver fue todo un tema ya que no es un estadio tan accesible y en el que generalmente se realizan recitales. Los hubo, los hay y los habrá, pero en mucha menor medida que en otros recintos. La entrada no fue para nada problemática, aunque hubo casos de entradas ya utilizadas de gente que ni siquiera había entrado aún. Todo lo contrario fue la salida, donde la gente se vio obligada a salir por un “pasillo”, generándose un embudo de proporciones. Ni hablar de los oportunistas de siempre, quienes entraron gracias a los “barrabravas” del club a hacer de las suyas, hurtando pertenencias a diestra y siniestra.

En cuanto al segundo show, el recinto fue el Movistar Arena de Villa Crespo, un lugar relativamente nuevo y con muchas más bondades y amenities que las de un estadio de fútbol. Accesos por todos lados. Baños impecables. Un espacio para comer. Señalización por doquier. Seguridad privada (y no a cargo de “barrabravas”). Y al ser un lugar relativamente nuevo, los parlantes aún siguen intactos, por lo que el sonido prácticamente siempre es bueno en este lugar. Esperemos que dure.

SONIDO

En ambas ocasiones, el sonido fue muy bueno. Aunque si tuviera que elegir, me quedo con el del segundo show. En Huracán, el viento hizo de las suyas. En el Movistar, al ser un lugar cerrado y con acústica, se apreció mucho mejor. Por otro lado, como se mencionó antes, al ser un lugar relativamente nuevo, el sonido por ahora está muy bien cuidado.

SHOW

Si buscáramos “show” en el diccionario, debería aparecer una foto de Iron Maiden ilustrando el significado de la palabra. Son realmente muy pocas las bandas alrededor del mundo con semejante despliegue escénico. Aunque en esta ocasión, la cosa fue un poco más austera, ya que no hubo réplicas de aviones, inflables gigantes o cabezas gigantes asomándose por detrás del set de batería. Hubo casi un telón por tema y dos pantallas LED verticales a los costados, equipos ambientados alla “Somewhere in Time” y el mítico Eddie, que apareció en escena en tres oportunidades: como un forajido en “Stranger in a Strange Land”, como cyborg en “Heaven Can Wait” (donde se batió a duelo con Dickinson mientras la banda hacía de las suyas, siendo uno de los pocos momentos pirotécnicos del show) y como samurai en “Iron Maiden”. La pirotecnia se vio además en “Hell on Earth”, donde grandes lenguas de fuego se apoderaron ocasionalmente del escenario. Más allá de la austeridad en cuanto a otros shows de la banda, el despliegue es único en su especie. Y las luces, como siempre, hicieron aún más inmersiva la experiencia en vivo.

SETLIST

Como era de público conocimiento, el setlist de la gira llamada “Future Past” se basó en “Somewhere in Time” y en “Senjutsu”, último trabajo discográfico de los ingleses. Fueron cinco temas de cada uno de estos discos, más los infaltables clásicos de siempre: “Fear of the Dark”, “The Trooper” y “Iron Maiden”. Los otros temas fueron “Can I Play with Madness” y “The Prisoner”, uno de los momentos más altos del show. Mención aparte para “Caught Somewhere in Time”, “Stranger in a Strange Land” y “Alexander The Great”, ejecutados por primera vez en esta nueva gira después de años. Un setlist de lo más variopinto y para todos los gustos.

LA BANDA

Los Iron Maiden, se sabe, son verdaderos laburantes y profesionales del rock. Nunca dejan nada librado al azar. Todo minuciosamente estudiado. Desde la performance hasta el despliegue de cada uno. Hay premios para los seis integrantes de la banda. Steve Harris está intacto, toca como siempre, corre como loco y en esta ocasión, sonrió más de la cuenta (poco común en él). Dave Murray y su inconfundible tono y solos de guitarra, también intacto. Jannick Gers, amado por unos y odiado por otros, sigue haciendo de las suyas a sus 67 años. Corre, salta, revolea la guitarra. Bruce Dickinson es de otro mundo, canta cada vez mejor. A no olvidarse que hace una década tuvo cáncer de lengua. Y así y todo, deja todo en escena. Ni hablar de su carisma. Con su impronta rockera, Adrian Smith es uno de los mejores guitarristas del género y lo demostró en estos dos shows (y en toda la gira en general). Otro que sigue intacto. Y Nicko, quien atravesó un cáncer de laringe y un ACV que le paralizó parte de su lado derecho, es quien más sufrió los embates del tiempo (y enfermedades). Más allá de su impronta y carisma sin igual, es notorio que ya no toca como antes. Hay partes que ya no logra tocar, en general “rulos” y fills de batería característicos del baterista (como la intro de “The Trooper” por ejemplo). Pero así y todo, dio batalla y se cargó la gira encima. No por nada fue uno de los músicos más ovacionados en ambas veladas. Mención aparte para los temas pertenecientes a “Senjutsu”, donde los tres guitarristas tienen solos en todos ellos. Un verdadero bacanal de punteos y shreds.

COMPARACIÓN CON OTRAS VISITAS

En esta nueva visita, una vez más la temática no fue indiferente. Como ya se dijo, esta gira fue en torno a uno de los discos favoritos de la gente y al último, quizás no tan querido por muchos de sus seguidores. Como también se mencionó antes, quizás el despliegue escénico no fue el mejor en cuanto a parafernalia se refiere. Recordemos que en la gira anterior, “Legacy of the Beast”, el show arrancó a todo ritmo con una réplica de un avión Spitfire de la Segunda Guerra Mundial “sobrevolando” el escenario durante “Aces High”. Y en “Flight of Icarus”, Dickinson “derritió” las alas de un enorme Icaro inflable con dos armas que disparaban fuego. En esta nueva ocasión, el despliegue escénico fue distinto, quizás más aggiornado a la gira “Somewhere on Tour” de 1986 y 1987, aunque no exactamente igual. De cualquier manera, salvando estas comparaciones que no aportan mucho porque siempre es grato ver a la Bestia en vivo, se disfrutó muchísimo. Quizás por haber experimentado en vivo temas que hacía años no interpretaban.

Ahora resta esperar por la próxima gira mundial, denominada “Run For Your Lives”, donde la banda festejará su 50° aniversario de existencia y donde prometieron tirar toda la carne al asador, basándose en temas pertenecientes a sus primeros nueve discos de estudio. Será cuestión de esperar y ver cómo llegan para la ocasión.

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