El pasado lunes 21 de noviembre se presentaron en el Teatro Flores de la Ciudad de Buenos Aires dos de los más grandes exponentes de la música pesada actual en Europa: Behemoth y Arch Enemy. Lo hicieron en el marco de la gira llamada “The Latin American Siege 2022”. Si bien fue la primera vez que estos grupos compartieron cartel en Argentina, ambos ya habían venido al país por separado. En esta ocasión, llegaron con nuevos álbumes que presentar, gracias a la organización de California Sun Producciones y Hellnoise Booking.
Las bandas soporte, en este día feriado, fueron las locales Dosel y Morferus. Los primeros hacen un death metal melódico con bastante groove, mientras los segundos interpretan un death metal más tradicional. Hay que señalar que Morferus, a esta altura, ya se reitera demasiado como grupo telonero en shows internacionales. Sin desmerecer en absoluto la propuesta musical de la banda, lo cierto es que tanta repetición bloquea espacios de exposición para otros artistas emergentes.
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Obviamente, Behemoth iba a basar su setlist en “Opvs Contra Natvram”, el excelente álbum editado este año. Además de Seth en guitarra y coros, y Orion en bajo y coros, la formación para este evento se completó con Jon Rice, que tuvo que reemplazar al baterista Inferno, quien no pudo formar parte de la gira por motivos personales.
Del nuevo disco sonaron “Post‐God Nirvana”, “The Deathless Sun”, “Off to War!”, “Thy Becoming Eternal” y “Versvs Christvs” con total magnificencia. Behemoth es un grupo que con el tiempo ha logrado, aún ejecutando música extrema, atravesar distintos paisajes emocionales, dándole variedad a su enfoque artístico y alejándose de la monotonía que suele abundar dentro de los géneros más brutales. Su blackened death metal profundamente anticristiano llega a oscilar entre pasajes rockeros bien directos y otros progresivos.
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La puesta en escena en cuanto a iluminación y atuendos de Nergal (máscaras, túnicas, capuchas, “solideo” satánico) iba cambiando con cada canción. No obstante, hay que reconocer la diferencia con la que puede observarse en grandes festivales europeos, por ejemplo, con altas plataformas, atriles metálicos magistralmente esculpidos y demás parafernalia. El carismático vocalista dialogó con la gente en varias oportunidades y se lamentó por haber tardado tanto en volver a tocar en el país. También agradeció el enorme entusiasmo de la audiencia y se regocijó cuando esta coreaba el nombre de la banda o su propio pseudónimo personal. Estaba claro que todos los integrantes del cuarteto se encontraban satisfechos con el evento. En un momento Orion comenzó a tocar casi en medio de la muchedumbre enardecida.
Por supuesto también tuvieron su espacio grandes canciones de otros discos como “Ora Pro Nobis Lucifer”, “Ov Fire and the Void”, “Conquer All”, “Daimonos”, “No Sympathy for Fools”, “Blow Your Trumpets Gabriel”, “Bartzabel” y “Chant for Eschaton 2000”. Hay que decirlo: son las que más caldearon el mosh. Me hubiera encantado escuchar “O Father O Satan O Sun!”, “The Satanist” y “Evoe”, pero me quedé con las ganas: será en la próxima ocasión, que espero no sea muy distante. De todas maneras, el show de poco más de una hora fue muy intenso.
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Me confieso seguidor de Behemoth, no tanto de Arch Enemy. Eso no quita que pueda mantener cierta objetividad al decir que la respuesta general fue pareja ante ambos grupos y los dos shows fueron de gran calidad. La banda sueca que tiene a Alissa White-Gluz, Mike Amott y Jeff Loomis como principales referentes desató todo el poderío de su death metal melódico. Tocaron canciones nuevas como “Deceiver, Deceiver”, “Handshake With Hell”, “In The Eye of The Storm”, “The Watcher” y “House of Mirrors”, pero no faltaron los hits del resto de su discografía: “War Eternal”, “Ravenous”, “The Eagle Flies Alone”, “As the Pages Burn”, “My Apocalypse”, “Sunset Over The Empire”, “As The Pages Burn” y “Enter the Machine”. La vocalista también interactuó con el público aunque no tanto como lo hizo Nergal.
Llamativamente, el concierto de Arch Enemy duró casi lo mismo que el de Behemoth. Uno hubiera creído que por encabezar el evento podrían haber tocado un poco más. Por otro lado, no dieron respiro a lo largo de toda su duración, con lo cual no generaron esos distintos climas que los polacos sí lograron evocar. Hubo un interludio con “Snow Bound” y un final a toda potencia con “Nemesis” y “Fields Of Desolation”, para terminar otra espectacular noche a puro metal
FOTOS: Carlos Bobadilla (cortesía de Nepenthe)
El pasado lunes 21 de noviembre se presentaron en el Teatro Flores de la Ciudad de Buenos Aires dos de los más grandes exponentes de la música pesada actual en Europa: Behemoth y Arch Enemy. Lo hicieron en el marco de la gira llamada “The Latin American Siege 2022”. Si bien fue la primera vez que estos grupos compartieron cartel en Argentina, ambos ya habían venido al país por separado. En esta ocasión, llegaron con nuevos álbumes que presentar, gracias a la organización de California Sun Producciones y Hellnoise Booking.
Las bandas soporte, en este día feriado, fueron las locales Dosel y Morferus. Los primeros hacen un death metal melódico con bastante groove, mientras los segundos interpretan un death metal más tradicional. Hay que señalar que Morferus, a esta altura, ya se reitera demasiado como grupo telonero en shows internacionales. Sin desmerecer en absoluto la propuesta musical de la banda, lo cierto es que tanta repetición bloquea espacios de exposición para otros artistas emergentes.
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Obviamente, Behemoth iba a basar su setlist en “Opvs Contra Natvram”, el excelente álbum editado este año. Además de Seth en guitarra y coros, y Orion en bajo y coros, la formación para este evento se completó con Jon Rice, que tuvo que reemplazar al baterista Inferno, quien no pudo formar parte de la gira por motivos personales.
Del nuevo disco sonaron “Post‐God Nirvana”, “The Deathless Sun”, “Off to War!”, “Thy Becoming Eternal” y “Versvs Christvs” con total magnificencia. Behemoth es un grupo que con el tiempo ha logrado, aún ejecutando música extrema, atravesar distintos paisajes emocionales, dándole variedad a su enfoque artístico y alejándose de la monotonía que suele abundar dentro de los géneros más brutales. Su blackened death metal profundamente anticristiano llega a oscilar entre pasajes rockeros bien directos y otros progresivos.
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La puesta en escena en cuanto a iluminación y atuendos de Nergal (máscaras, túnicas, capuchas, “solideo” satánico) iba cambiando con cada canción. No obstante, hay que reconocer la diferencia con la que puede observarse en grandes festivales europeos, por ejemplo, con altas plataformas, atriles metálicos magistralmente esculpidos y demás parafernalia. El carismático vocalista dialogó con la gente en varias oportunidades y se lamentó por haber tardado tanto en volver a tocar en el país. También agradeció el enorme entusiasmo de la audiencia y se regocijó cuando esta coreaba el nombre de la banda o su propio pseudónimo personal. Estaba claro que todos los integrantes del cuarteto se encontraban satisfechos con el evento. En un momento Orion comenzó a tocar casi en medio de la muchedumbre enardecida.
Por supuesto también tuvieron su espacio grandes canciones de otros discos como “Ora Pro Nobis Lucifer”, “Ov Fire and the Void”, “Conquer All”, “Daimonos”, “No Sympathy for Fools”, “Blow Your Trumpets Gabriel”, “Bartzabel” y “Chant for Eschaton 2000”. Hay que decirlo: son las que más caldearon el mosh. Me hubiera encantado escuchar “O Father O Satan O Sun!”, “The Satanist” y “Evoe”, pero me quedé con las ganas: será en la próxima ocasión, que espero no sea muy distante. De todas maneras, el show de poco más de una hora fue muy intenso.
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Me confieso seguidor de Behemoth, no tanto de Arch Enemy. Eso no quita que pueda mantener cierta objetividad al decir que la respuesta general fue pareja ante ambos grupos y los dos shows fueron de gran calidad. La banda sueca que tiene a Alissa White-Gluz, Mike Amott y Jeff Loomis como principales referentes desató todo el poderío de su death metal melódico. Tocaron canciones nuevas como “Deceiver, Deceiver”, “Handshake With Hell”, “In The Eye of The Storm”, “The Watcher” y “House of Mirrors”, pero no faltaron los hits del resto de su discografía: “War Eternal”, “Ravenous”, “The Eagle Flies Alone”, “As the Pages Burn”, “My Apocalypse”, “Sunset Over The Empire”, “As The Pages Burn” y “Enter the Machine”. La vocalista también interactuó con el público aunque no tanto como lo hizo Nergal.
Llamativamente, el concierto de Arch Enemy duró casi lo mismo que el de Behemoth. Uno hubiera creído que por encabezar el evento podrían haber tocado un poco más. Por otro lado, no dieron respiro a lo largo de toda su duración, con lo cual no generaron esos distintos climas que los polacos sí lograron evocar. Hubo un interludio con “Snow Bound” y un final a toda potencia con “Nemesis” y “Fields Of Desolation”, para terminar otra espectacular noche a puro metal