

¿Qué es lo que se le viene inmediatamente a su cabeza cuando les hablan de la ciudad de Barcelona? Turismo ¿Cierto? Playas, mediterráneo, algunos bienaventurados danzando La Sardana o Leo Messi ¿Por qué no? ¿Quién de ustedes creería que 5 compañeros metaleros podrían llegar a recrear de manera prácticamente perfecta toda la escena del thrash metal californiano por esos lares? Terminal Violence con su fresco Moshocalypse se encargan de cumplir notablemente con el trabajo.
Oriundos de la ya mencionada ciudad catalana, esta agrupación se presenta como una banda que recrea el thrash metal en su vertiente más original y estándar. Si uno cierra sus ojos mientras deja correr Moshocalypse en el reproductor lograra trasladarse inmediatamente a la bahía de San Francisco en los esplendorosos 80s. Y no, no estoy exagerando, realmente estos chicos cumplen muy bien su propósito.
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Moshocalypse es su segundo trabajo, un LP que consta de 10 piezas y que es consecuente con su primer trabajo, el EP Warhole. Esta producción se presenta como una evolución natural de la primera, pero siguiendo la misma estructura composicional, canciones que lejos de ser pretenciosas nos brindan más bien una experiencia de thrash metal sin muchas vueltas, directo y potente. Podría ahora mismo comenzar un análisis exhaustivo de cada uno de los temas que componen el LP con total gusto, pero claro, estimados lectores, no dejaría nada para su propia experiencia personal. En lugar de ello, como siempre, me tomare el tiempo de hablar de tan solo una pieza en particular a la cual le encuentre algo en especial. Para este ocasión voy a seleccionar Smart is the New Dumb no porque haya algún condimento musical sobresaliente, puesto que el disco es por demás parejo, sino porque aquí podemos encontrarnos con la colaboración de Guillermo Izquierdo, voz principal de la fenomenal Angelus Apatrida. Esta colaboración, aparte de tener un peso pesado, destaca por la excepcional combinación de las voces de Guillermo y Tolo (voz de Terminal Violence) denotando los claros contrastes entre una voz con coloración oscura y profunda y una voz raspada y brillante. Aquí, este dueto nos relata con vehemencia y enojo su desencanto por las tantas actitudes típicas del los seres humanos modernos y las sociedades alienadas que conforman. El resto de las piezas, acompañan en la misma sintonía, de duración corta, pero con potencia y sonido crudo y directo. Quizás algunos puedan encontrar a Moshocalypse un poco repetitivo en cuanto a voces y riffs refiere. Los solos aquí tampoco predominan o tienen una participación destacable pero no encuentro que sea un gran problema para lo que estos tipos nos quieren dar: un rápido shock de adrenalina (el LP apenas pasa la media hora).
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Como no los he mencionado aún y su trabajo es también excepcional, completan a Terminal Violence en formación Miquel, Hector, Edgar y Pal.
En este disco predominan los sonidos agudos, la claridad para identificar cada uno de los elementos musicales (a excepción un poco de los bajos) y una energía descomunal que sirvió de combustible para mis press con mancuernas en mis últimos días de gimnasio. La producción es excelentemente lograda, así, con ese nivel y sin caer en exageraciones (si, créanme). Me gustaría realmente saber como estos muchachos han logrado recrear de tal manera ese sonido tan “old school” que muchos anhelan. Puedo asegurarles, queridos lectores, que si lograran por completo desentenderse del espacio y tiempo que transcurre mientras dejan suceder a Moshocalypse en su lista de reproducción, no van a notar ninguna diferencia con los buenos discos de bandas como Exodus, Testament o Anthrax. Edgar, estimado, algún día podrías contarnos sobre como lo has logrado.
No quiero ahondar más en este asunto, porque insisto, no es mi intención dejarles spoilers y romper con su propia experiencia personal. Esto, más bien, es una clara invitación a escuchar esta producción si es que realmente gustan mucho de este tipo de música y si no es así, bueno, quizás no sea lo de ustedes. Terminando y para compendiar puedo decirles que Moshocalypse es, como el mismo arte de su tapa lo expresa, una revolución musical donde la energía, la destrucción y el poder son el eje central y donde la entropía (tendencia de los sistemas al desorden) va en constante aumento. Esperemos poder tener más de esto y de Terminal Violence en lo venidero.
Etiquetas: anthrax, exodus, Terminal Violence, testament, Thrash Metal

Zakk Sabbath es uno de los proyectos paralelos de Zakk Wylde formado en 2014 y en donde simplemente rinde tributo a su fanatismo por Black Sabbath tocando canciones de la mítica banda en versiones propias, un poco más graves y pesadas, lo que da cómo resultado una mezcla de estilos más que satisfactoria para el que gusta de escuchar clásicos de una forma diferente.
Si bien es un proyecto orientado más a las presentaciones en vivo, Zakk no se priva de grabar algunos discos con clásicos versionados junto al resto de la banda compuesta por Blasko en el bajo y Joey Castillo en batería. Este 2024 no agarro quieto al barbón y fue por eso que por pedido de los fans decidió sacar su primer trabajo digital el cual lleva por título “Greatest Riffs”, se trata de un compilado del último disco físico de la banda “Doomed forever/Forever doomed” junto con otros clasicos historicos de Black Sabbath.
Comenzando con “The Wizard” en una versión más grave cómo básicamente todas las canciones del disco, encontramos una estructura que no se altera y se respeta el ritmo de la canción, quizá donde zakk se toma un poco más de libertad es en los solos de guitarra que si bien respeta la métrica y duración también les pone un poco de su condimento y su toque personal, que hace que se destaque cómo guitarrista. El punteo del bajo nos indica el comienzo de la segunda canción que se trata de “N.I.B” y en este caso sucede lo mismo, nos encontramos con una canción respetada en lo musical pero con un sonido mucho más filoso y potente sin perder el gancho en ningún momento, con un solo final de guitarra que nos hace entrecerrar los ojos y mover la cabeza a ritmo. El ritmo doom se hace presente con los primeros acordes de “Iron Man” que sigue resultando en una versión propia muy bien ejecutada, que a pesar de ser más lenta logra tener ese sonido groovero típico de zakk wylde dando cómo resultado una ejecución más que perfecta.
Promediando la mitad del disco es momento de ponerse un poco más rockero con “Fairies Wears Boots” donde no hace falta agregarle más a la canción, ya que de por sí sola cumple más que bien. Un punto alto del disco llega con “War Pigs” y es quizá por varios motivos, puede ser porque el sonido en esta versión es un poco más clásico que moderno lo cual apunta a la nostalgia, a la vez nos encontramos con un solo de guitarra y arreglos de bajo que hacen que la canción esté arriba todo el tiempo, o quizá simplemente es la majestuosidad del tema sumado a todo lo antes mencionado, que hace que sea tan espectacular y con un cierre que no importa lo que uno esté haciendo tiene que dejar todo y corear ese arreglo final. Para no bajar toda la intensidad hasta el momento llega “Sweet Leaf” que con ese tono más grave hace que suene aún mejor de lo que ya suena de por sí, obviamente con el toque del querido Zakk para que sea su versión. Un golpecito más a la cabeza llega con “Into The Void” que al igual que la original, no escatima en riffs ni el filo con un sonido que no defrauda. En el final y para bajar un poco la locura de tanto temon llega una versión de “Solitude” a piano y guitarra para cantar a todo pulmón y dar un cierre para un disco que nos recuerda dos cosas: la majestuosidad de Black Sabbath y la hermosa manera de tocar guitarra de Zakk Wylde dejando claro que la influencia es total y el respeto y el homenaje siempre están. Ahi paso el primer disco digital de Zakk Sabbath, si vienen buscando algo distinto, novedoso o que sorprenda aca no es, pero si vienen por los temazos, por los riffs y mover la cabeza a ritmo pasen, pónganse cómodos y disfruten del show, siempre es un buen momento para volver a ese lugar donde uno fue, es y será feliz siempre.


Directo desde tierras catalanas nos llega este juvenil y emergente cuarteto de thrash con su primer y más reciente disco Fire At Will en formato EP. Radity es una agrupación de thrash metal oriunda de la ciudad de Barcelona y con la peculiaridad de estar conformada por 4 jóvenes de manera oficial no hace más de un año.
Radity en definitiva, está conformada por:
- Daniel Carmona en voz y guitarra
- Pau Grané en guitarra principal
- Carla Rodríguez en bajo
- Arnau Hernández en batería
Su, hasta ahora, único y reciente lanzamiento, Fire At Will, fue lanzado el pasado 23 de septiembre. “Just Kill”, “World of Violence”, “Bomb of Hate” y “Bullet King” son las 4 piezas musicales que en ese mismo orden conforman la totalidad de esta producción.
A pesar de estar apenas tejiendo su historia como banda, tengo mucho para decir de estos pequeños grandes músicos. Comencemos por lo importante, su EP en cuestión. Dicen que la primera impresión al tener contacto con una obra es la que te marca y define como te llevarás con ella de ahí en más y, a decir verdad, estos muchachos lo han entendido muy bien. Casi como si se tratase de expertos en marketing, diseñando un perfecto packaging para convencer en cuestión de segundos a los consumidores de algún producto, Radity nos trae al comienzo Just Kill, una pieza que desde el primer segundo nos inyecta de una dosis del más puro thrash metal que uno pueda encontrar. Esta primera canción de unos aproximados 4 minutos, determina lo que será el resto del EP, una ración de thrash de la costa oeste de los Estados Unidos. No entraré en grandes detalles con los temas restantes por el mero hecho de que siguen una línea similar en cuanto a estructuras composicionales: cortos, directos y poderosos. Sin embargo y como siempre, en mi ejercicio de identificar aquella pieza que, de aquí en más, clasifique como la “joya” del disco en cada una de mis reseñas, voy a hacer una mención especial a Bomb of Hate. No sé si siento una descarga de odio al escucharlo precisamente, pero que este tema es una bomba, ¡no me caben dudas! Por esta misma rola debo hacer otra mención especial a quien está a cargo de las guitarras principales. Pau, chico, ¡qué bien que lo haces! Los arreglos y solos del final son simplemente espectaculares, seguid por ese camino.
Antes de dar un cierre, no quiero dejar pasar por alto el asunto de las letras y lo vocal. Como todos ustedes saben, una de las principales características y que ha diferenciado al thrash del resto de los subgéneros, es el alto contenido que tienen sus letras sobre las distintas problemáticas que enfrentan las sociedades en estos tiempos modernos. Radity aquí no es la excepción. Desde el primer momento uno puede entender con claridad, lo que tratan de decirnos sobre lo que logran percibir en este mundo de violencia. No obstante, y con un poco de atrevimiento, me animo a decir que quizás sus escritos no son lo suficientemente elaborados para lo que yo creo que estos chicos están. Por momentos, se nota algo de falta de cohesión, con frases y líneas por demás explicitas que tal vez no den lugar o espacio al oyente para una interpretación más personal y una conexión más profunda con los relatos. Y esto lo digo a sabiendas de que las letras del thrash desde el principio han funcionado como un amparo para todos aquellos jóvenes marginados de la sociedad más puritana y censuradora de los Estados Unidos. Respecto a lo vocal, como entusiasta del canto, puedo notar que las melodías vocales se vuelven algo monótonas. No está para nada mal, es un gran recurso y no es precisamente este un subgénero que se destaque por la gran virtuosidad de sus cantantes, pero puede volverse un artilugio un poco repetitivo para el oyente cuando se trata de formatos más largos (como un disco con 8 o 9 piezas). De todas maneras, esto es algo totalmente esperable y natural para cualquier banda en su temprana edad y no dudéis de que se han ganado un nuevo seguidor.
En resumen, está primera entrega redondea un gran trabajo y sin duda alguna se lo recomendaría a todos aquellos que están cansados de todas las producciones super comprimidas de las bandas de thrash más populares. Radity promete mucho, y allí por lo bajo, nos brindan con Fire At Will una corta y directa dosis del thrash que todos realmente deseamos escuchar.


Llega mi última reseña de este año, dedicada al tan esperado nuevo disco de Ulver, uno de mis grupos predilectos. Me hubiera encantado reseñar unos cinco trabajos más de otras bandas, pero no encontré una forma saludable de administrar el tiempo para poder hacerlo. Justamente, hablando de administrar el tiempo, lo primero que hay que señalar sobre Liminal Animals es el curioso modo en que fue viendo la luz desde diciembre del año pasado, cuando salió Ghost Entry como un sorpresivo primer single, sin ningún anuncio oficial acerca de un nuevo álbum aproximándose. A partir de allí, cada canción fue saliendo en el mismo formato, con unos dos meses de distancia entre una y otra. Es como si el disco se hubiera presentado en cuotas hasta ser finalmente completado. Tristemente, en medio de ese camino, en agosto se produjo el fallecimiento de Tore Ylwizaker, tecladista del grupo desde 1997, quien tuvo un rol importante en la evolución de su sonido, pero no llegó a participar de este nuevo trabajo. Cabe mencionar que, en este colectivo artístico en que se convirtió Ulver, Tore era el segundo miembro más antiguo después del líder Kristoffer Rygg.
Todavía hay gente que sigue pidiendo a estos noruegos que vuelvan a tocar black metal. Si bien la belleza de Bergtatt (1995) es innegable, tal como su importancia en la historia del género de cruda y agresiva melancolía, lo cierto es que insistir en esperar eso de una agrupación de atravesó una de las metamorfosis más impresionantes en el mundo de la música es, a esta altura, un capricho que evidencia una total inmadurez. Si tras abandonar el black metal y el folk, Ulver hubiera ido en caída libre en cuanto al valor estético de su trabajo artístico, quizás cabría esa demanda, pero lo cierto es que como proyecto avant-garde orientado hacia la electrónica, art rock, noise, trip hop, dark ambient y darkwave, nos ha entregado obras maestras como Shadow of the Sun (2007), The Assassination of Julius Caesar (2017) y Flowers of Evil (2020), como puntos altos en una discografía que es, en su totalidad, de excelente calidad y que, como corpus de trabajo, ya es monumental.
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El arte de tapa es un dibujo titulado The Senseless Seven realizado en 1911 por Austin Osman Spare. No obstante, cada vez que se publicaba un nuevo single tenía una portada diferente, entre las que creo que vale destacar una fotografía de una escena en Palestina, lo cual, teniendo en cuenta la época que estamos viviendo, no es un detalle menor. De hecho, el resto de las imágenes, junto con los títulos y las letras de las canciones, transmiten una fuerte sensación de advertencia, de amenaza de algo terrible que se cierne sobre la humanidad. La formación de Ulver en este álbum fue la tríada de Rygg, Ole Alexander Halstensgård y Jørn H. Sværen ocupándose de casi todo, más el aporte de Stian Westerhus (guitarra, bajo, cuerdas y coros), Ivar Thormodsæter (batería) y Anders Møller (percusión y coros), así como algunas participaciones especiales en ciertos tracks.
Ghost Entry es, de entrada, una delicia bailable, de esas que colocan a Ulver casi a la par de Depeche Mode. La voz de Rygg sigue tan seductora como siempre, con esa obsesión tan notable por usar fechas en las letras, con el detalle agregado de decir que “los días están numerados”, jugando con la ambigüedad de si se refiere al mero hecho de que, en efecto, así se ordenan en calendarios, o si estamos en una suerte de cuenta regresiva hacia la autodestrucción. No caben dudas de que el contenido del arte de Ulver se está volviendo cada vez más político. Los sintetizadores otorgan rasgos con reminiscencias del funk de los 60’s en adelante.
Empieza A Ghost in the Skies, con toda esa energía pop virtuosa y esa maravillosa línea de bajo, y no hay forma de evitar dejarse llevar. Cuando llega el estribillo con esos espléndidos coros, hemos caído sin retorno en el hechizo. Lo significativo es que, como ya anticipamos, este hit es el que salió con la foto de una escena en Palestina y, justamente, habla sobre la locura de la guerra, aunque proclamando que “los íconos van a caer.”
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El famoso trompetista noruego Nils Petter Molvær está como invitado, con un rol protagónico, en Forgive Us, una canción mucho más introspectiva que suena a himno ecologista, una expresión de arrepentimiento por el atroz daño que le estamos causando al planeta desde que el sistema capitalista tomó el control y dirigió todas las fuerzas hacia la explotación de los recursos naturales y la contaminación del ambiente en pos de favorecer un consumismo infinito. Como canta Rygg, estamos en una tormenta perfecta.
Nocturne #1 y Nocturne #2 son interludios en la veta de los trabajos cinematográficamente ambient de la banda y profundizan la actitud reflexiva que atraviesa todo el disco. En ellos tienen un predominio absoluto los teclados. Locusts nos introduce en una atmósfera intimista, en la que irrumpen deliciosos ecos de baladas de los 80’s, para seguir expresando un mensaje admonitorio, esta vez con un tono más religioso y, justamente por ello, apocalíptico. Con la fantástica Hollywood Babylon, la referencia directa a la responsabilidad estadounidense en la decadencia moral contemporánea se vuelve explícita (y para peor, ya sabemos que Trump volverá a ser presidente), específicamente criticando el fanatismo cristiano y la adoración de las armas. Es increíble como Ulver logra comunicar un manifiesto filosófico mientras nos hace sacudir el esqueleto. La guitarra nos atrapa con algunas líneas en medio de una composición digna de boliche. Y si ya estábamos danzando, The Red Light no nos permite detenernos. “El mundo se está incendiando”, “el hombre es lobo del hombre”: las ideas no podrían ser más directas, a la vez que se reiteran las alusiones a la guerra y las armas. El final está marcado por Helian (Trackl), una composición extensa y compleja, un poco más en la senda experimental, distanciada del formato “pop de primera clase”.
A diferencia de la orquesta que, según se cuenta, seguía tocando mientras el Titanic se hundía, supuestamente con la estoica intención de hacer más tolerable la transición a la muerte, Ulver nos hace disfrutar mientras el barco se desintegra, diciéndonos en la cara que, en efecto, nos vamos a morir por nuestra propia culpa. Nos hace gozar de los instantes previos al inexorable final de todo. “Liminal Animals” es otra obra magistral que se suma a las maravillas ulverianas ya mencionadas, y así entra en un lugar alto de mi lista de lo mejor del año.

Fit For An Autopsy. La que es sin lugar a duda una de las bandas que con más fuerza ha golpeado este 2024. Y no es para menos, ya que los de Nueva Jersey venían haciéndose un lugar en la cumbre de lo que un día fué su género predefinido. El deathcore. Lo que hace casi una década decidieron apostar por un sonido propio que les ha llevado a triunfar como lo han hecho con este nuevo álbum; The Nothing That Is.
Este trabajo recoge todos los aspectos aplicados en sus anteriores lanzamientos como “Oh, What The Future Holds”, “The Sea Of Tragic Beasts”, “Absolute Hope Absolute Hell” o “The Great Collapse”, donde encontramos una producción vanguardista del más puro profesionalismo de Will Putney; el encargado de componer esta pieza. Todos estos matices que dan lugar al estilo consolidado de la banda, han sido refinados y puestos a punto para brindarnos un álbum para sentarse y disfrutar.
La banda formada por Will Putney, Patrick Sheridan, Tim Howley, Peter “Blue” Spinazola, Joe Badolato y Josean Orta han logrado consolidar un equipo de trabajo impecable, y esto se nota en cada una de las canciones.
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El álbum abre con “Hostage”, sentirse atrapado un tema cargado de riffs opresivos y estructuras progresivas que reflejan el caos emocional al que alude la letra. Técnicamente, Sheridan, Putney y Howley mezclan tonalidades reverbadas ya vistas en anteriores temas sumadas a un estilo ciertamente similar al de Gojira en su etapa más reciente. demoledores, mientras la batería ofrece un tempo cambiante que aumenta la intensidad. La canción aborda la lucha interna de ado en circunstancias que escapan al control propio, evocando una sensación de desesperación y furia.
La continuación es sin duda uno de mis temas preferidos; “Spoils of the Horde”. Un tema feroz que combina brutalidad y groove. Los riffs de medio tempo, entrelazados con arpegios oscuros, crean un ambiente de oscuridad y desesperación ya visto en la banda anteriormente. Badolato denuncia la avaricia y la corrupción en la humanidad, una crítica directa a las élites que saquean recursos sin importar las consecuencias.
Pasando con “Savior of None / Ashes of All” es un tema fusiona secciones melódicas con blast beats y voces desgarradoras, destacando la producción impecable de Will Putney. La canción trata sobre el colapso de la fe en líderes y sistemas que prometen salvarnos pero que en cambio nos llevan a la ruina. Las transiciones entre pasajes suaves y explosivos acentúan esta narrativa de una hipotética esperanza quebrantada para así pasar hacia “Weaker Wolves”, en donde tratamos con un corte más corto y directo, caracterizado por ritmos sincopados y un trabajo vocal visceral.
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La temática se centra en la supervivencia en un mundo donde los más fuertes manipulan a los débiles, una crítica a las dinámicas de poder sociales. Es un ejemplo claro de cómo la banda equilibra brutalidad y contenido reflexivo.
“Red Horizon” es sin duda uno de los platos fuertes. Una pieza extensa que explora temas ambientales, específicamente el impacto humano en el cambio climático. Musicalmente, mezcla texturas atmosféricas con explosiones de agresividad pura, reflejando la destrucción que describe.
Los cambios dinámicos en la composición mantienen al oyente en constante tensión, transicionando así hacia la canción homónima del álbum; “The Nothing That Is” cuya letra trata un viaje introspectivo y conceptual que aborda el vacío existencial. Con un enfoque más progresivo, incorpora pasajes instrumentales extensos, texturas etéreas y una construcción dramática que culmina en un clímax devastador. Una representación el núcleo temático del álbum sin duda.
“Lurch” sobresale por su atmósfera sofocante, con riffs lentos y pesados que crean una sensación de arrastre emocional. La letra explora la lucha contra la apatía y la inercia, y cómo estos estados afectan nuestras decisiones. La producción resalta los tonos graves, subrayando el peso emocional del tema. Aquí, la banda experimenta con ritmos más groovy y estructuras rítmicas complejas. La canción trata sobre la desconexión espiritual en una sociedad centrada en el materialismo, haciendo preguntas sobre el propósito y la autenticidad. Un track técnico y filosófico.
Acercándonos al final, “Lust for the Severed Head” es probablemente el tema más agresivo del álbum, acompañado con una estructura instrumental caótica y un enfoque lírico que critica la violencia y la fascinación morbosa de la sociedad moderna, las élites mundiales y las organizaciones globales. Las transiciones abruptas de Putney, Howley y Sheridan con estos riffs brutales reflejan a la perfección el mensaje que Fit For An Autopsy nos quiere dar sin duda.
“The Silver Sun” nos deja con un cierre del álbum épico, con un balance entre secciones melódicas y pesadas. Reflexionamos sobre la esperanza de un nuevo comienzo, pero no sin antes atravesar la oscuridad. La banda zanja este nuevo trabajo postulándose como uno de los mejores lanzamientos del año para muchos mostrando una clara evolución de su sonido propio que les caracteriza.
Etiquetas: Deathcore, Estados Unidos, Fit For An Autopsy, Groove Metal
Desde Argentina, la banda Witchour nos presenta su primer álbum de larga duración, llevan activos desde el 2014, disponen de un EP editado en 2015 al que llamaron The Haunting más varios singles hasta llegar a este Escorpio Asciende, una obra enrolada en el death metal melódico. Este lanzamiento independiente, de 42 minutos distribuidos en 10 temas, nos sumerge en un universo cargado de misticismo, introspección y esoterismo, estableciendo una propuesta única dentro de la escena del metal extremo.
La agrupación está formada por ex integrantes de V.I.D.A, Mastifal, Helker, Frater, Climatic Terra, Hägen entre otras.
La portada, a cargo de Alejandra Viviana Aranda, es un primer guiño al concepto del disco: un viaje alquímico que explora la muerte y los procesos de transformación. Este simbolismo se refleja en las letras y atmósferas sonoras, que invitan a un profundo autodescubrimiento.
Con Escorpio Asciende, la banda ofrece un sonido que, aunque bebe de influencias reconocibles, resulta fresco y bien ejecutado. La producción fue realizada por Ezequiel Catalano en La Cueva, con un sonido pulido que potencia las cualidades técnicas y emotivas del álbum.
El álbum inicia con “Cisma (I. Escorpio despierta)”, una breve introducción instrumental que marca el tono del viaje. Le sigue “Antagonista (II. Escorpio cae)”, donde se destacan los solos de guitarra y la dualidad de las voces que mantienen al oyente activo con ganas de corear con los puños en alto ese estribillo.
“Ecdisis Aurea (III. Escorpio asciende)” se construye sobre un buen riff de guitarra y una línea de bajo contundente, mostrando la cohesión instrumental de la banda y mantiene esa la alternancia entre voces guturales y melódicas, logrando un balance entre agresividad y emoción.
Más adelante, “Intronauta” aporta un riff pegadizo y toques melódicos, uno de los mejores temas del disco para mi gusto mientras que “Niebla (Ocvltxs I: Fuego y memoria)” invierte el rol de las voces, en este caso quien domina es la voz limpia con coros guturales rompiendo ligeramente la consistencia.
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“El sueño de la serpiente” devuelve la intensidad con una distorsión potente y un solo virtuoso, seguido por “Orovoro”, un tema que contrasta riffs rápidos con momentos melancólicos, demostrando la versatilidad de la banda. “El augurio” y “Del otro lado (Ocvltxs II: Arroyos de sangre)” replican esta fórmula, mientras que “La impermanencia” cierra el disco de forma magistral, dejando al oyente con ganas de más.
Uno de los aspectos más destacados es la diversidad vocal. La combinación de gruñidos poderosos con voces limpias y melódicas no solo enriquece las composiciones, sino que también refuerza las emociones que transmite cada tema.
Líricamente, Witchour aborda temas introspectivos y esotéricos, usando metáforas y alegorías para narrar su concepto central: la muerte como transformación.
Este enfoque conceptual se traduce en un álbum coherente y profundo que mezcla realidad y fantasía. Instrumentalmente el disco te lleva de paseo por varios géneros lo que lo hace ameno al escuchar.
Escorpio Asciende es un debut sólido que sitúa a Witchour como una propuesta interesante en el panorama del metal argentino.
Etiquetas: Climatic Terra, Death metal melódico argentino, Frater, Hagen, Helker, Mastifal, V.I.D.A, Witchour
A estas alturas de la película, hablar de Brian Warner, o como todos le conocemos artísticamente Marilyn Manson, es hacerlo (musicalmente hablando) de uno de los artistas más importantes, innovadores e influyentes de los últimos 30/35 años, le pese a quién le pese. Ahora bien, no podemos mirar hacia otro lado y creer que toda la discografía de este particular personaje es inmaculada, eso lo dejamos para los 4 primeros discos y el incendiario EP Smells Like Children, mientras que lo posterior ya es para otro debate, entonces ¿Dónde encaja el nuevo disco de Manson este 2024?.
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Tras haberlo escuchado en repetidas ocasiones, habría que situarlo en un punto intermedio, con sus aciertos y algún otro punto que no termina de cerrar, algo que ya sucedió con sus tres últimos trabajos.
Lo primero a destacar es que el disco cuenta con tan solo 9 canciones, lo cual a priori parecería poco tras 4 años sin sacar material nuevo (por asuntos que todos conocemos y en los que no voy a ahondar en exceso ahora ya que no es el momento ni el lugar), pero sin embargo en mi cabeza pienso al terminar el disco por enésima vez que el tipo cerró justo en el momento exacto el disco antes de caer en el minutaje innecesario traducido en canciones que no aportan mucho al resultado final, cosa que si pasaba en We Are Chaos o Heaven Upside Down, por citar obras más próximas en el tiempo.
Así pues este doceavo disco de estudio comienza con la canción que da título y con la cual uno puede comenzar a entender las atmósferas sonoras que este sujeto ha ido abordando en la última década y que si bien no difiere ni queda descolgada en su discografía, da un toque más “accesible” si se quiere al sonido actual de Manson, pero eso no quiere decir que este mal, si no que es un sonido alternativo y no tan arrollador como el de sus inicios.
Así pues los toques electrónicos y las pinceladas góticas siguen muy presentes, adornando cada pieza y completándose con el sonido que el resto de las ocho canciones restantes presentan: Desde la rabia comedida, pero potente de “Raise The Red Flag” hasta dos temazos como son “Sacrilegious” y “As Sick as the Secrets Within”, temas que entendemos perfectamente que hayan sido elegidos como singles promocionales, ya que los tres son más que notables y le dan a Brian el regreso potente que necesitaba… Pero ¿ Y el resto del disco?, pues aquí viene el meollo de la cuestión a analizar.
Por un lado tenemos la tétrica y más pausada “No Funeral Without Applause”, la cual imagino que viene a jugar el papel que tuvieron en su día piezas inmortales como “Lunchbox” y sobre todo “Sweet Dreams”, de la cual hay más de un acorde tomado prestado y que no llega al nivel de ninguna de las dos citadas, pero que si mañana fuera Halloween, yo la pondría en algún momento de la noche para tener un momento de inquietante calma.
La influencia de bandas como Sisters of Mercy y The Cure, se hace presente en “Death is Not a Costume”, ideal para escuchar a oscuras y con el gélido viento golpeando tus ventanas como único acompañante, es uno de los temas más interesantes del disco y que puede ser una sorpresa en directo si la llega a interpretar.
Sin embargo, “Meet Me In Prugatory” es un corte que (aún siendo un gran seguidor de este tipo) no aporta absolutamente nada, el riff inicial a lo Joy Division está simpático, pero el resto es algo que uno ya ha escuchado en otras canciones y como le pasó en su día a AFI con el fallido Burials, evidencia que a veces el que tengas influencias no significa que puedas sonar como ellas.
El final llega de la mano de “Sacrifice of the Mass”, un corte que se extiende hasta los 6 minutos de duración, transmitiendo esa desesperación e intranquilidad que siempre ha tenido Manson y que quizás en cortes como “The Nobodies” estaba mucho mejor expresado, pero que aquí le sobra un par de minutos para ser redonda del todo, aún así es para destacar el tono pausado y limpio que tiene en buena parte del corte, sin necesidad de emitir gritos porque si, solo en la segunda mitad de la canción si que vuelve al tono más susurrante y terrorífico de antaño, pero que completa la pieza, no intimida como en sus días dorados.
Entonces donde posicionamos al nuevo trabajo de Manson, si el ha apostado por una obra oscura, pero llena de momentos introspectivos y más pausados, una obra que no transmite peligro por ningún lado pero si que supera claramente a un disco como Heaven Upside Down, pues yo diría que muy cerca del top 3 en esta década de este sujeto no llegando a la superioridad de Pale Emperor y muchísimo menos a The End of High and Low, pero si siendo un competidor serio para el tercer puesto…Pero que esto no os confunda, el disco no es perfecto y creo que todos lo sabemos, pero teniendo en cuenta las circunstancias personales del músico, es un retorno más que interesante y que seguramente gane puntos con las escuchas que le vayas dando.
Etiquetas: Alternative, Industrial Rock/Metal, Marilyn Manson, New Album 2024, nuclear blast records


Iress es un grupo formado en Los Ángeles hace catorce años, tiempo más que suficiente para lograr dejar una impronta con su etérea mezcla de doom metal, shoegaze y slowcore (hay quienes dicen “doomgaze”). Formado por Michelle Malley (voz y guitarra), Graham Walker (guitarra y sintetizador), Michael Maldonado (bajo) y Glenn Chu (batería), esta banda se ha consolidado, con este cuarto álbum (aparte de dos EP), como un exponente cautivante en el paisaje del underground musical más sensible, donde las personas andan en busca, no tanto de experiencias catárticas, sino de sonidos cuidadosamente arreglados para acompañar determinados momentos de su vida. Hordas adoradoras de propuestas como Anathema, The Gathering, Katatonia, pero también Deftones, Chelsea Wolfe, Emma Ruth Rundle o A.A. Williams: denle una oportunidad a Iress.
Ya desde el primer track, Falling, resulta evidente el talento compositivo de Iress. Les anticipo que no es una banda con canciones mediocres: cada una encuentra la forma de tocar alguna fibra íntima. La voz de Malley es hermosa, emana una tristeza tan dulce que resulta atractiva. La propuesta instrumental es simple y concisa: se trata de ejecutar con extrema delicadeza las más melancólicas melodías, armonías y texturas. Ever Under eleva la intensidad con un riff que invita al headbanging sin dejar de evocar una cálida oscuridad envolvente. Amantes de la música dark: suban el volumen. Cada nota, cada golpe, cada palabra tiene su impacto. El despliegue vocal es brillante en todo momento, pero en el estribillo puede ser lacrimógeno.
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Mercy se erige con fuerza, y mientras nos dejamos llevar por la magia de este cuarteto californiano, empezamos a percibir ese patrón como de oleaje, de idas y vueltas oceánicas en la potencia sonora de la emoción. Me animo a decir que Iress crea un metal con sensibilidad de balada pop: pero de las buenas, la de los 80’s. Las líneas de guitarra son de una sutileza estremecedora. Leviathan (The Fog) nos lleva a un plano más introspectivo, hasta con ciertas reminiscencias de Sade, no solamente por la preciosura de la voz, sino también por el trabajo percusivo. Todo estalla hacia la mitad del track, o mejor dicho: la marea rompe contra las rocas, siguiendo la metáfora que venimos elaborando.
Lovely (Forget Me Not) nos coloca ante otro tipo de energía, algo de la bruma se disipa para que lleguen algunos rayos de luz. La atmósfera se siente más liviana y podemos encontrarnos bailando sin darnos cuenta. La virtud estética mantiene el nivel, al punto de que sería difícil elegir las piezas favoritas en esta colección. The Remains tiene una base rítmica donde el bajo suena prominente por primera vez, en un in crescendo que va directo hacia la cresta sentimental con un gran solo de guitarra incluido, para volver a descender y acumular poder nuevamente. Aparece una distorsión más densa que la presentada anteriormente, y unos cortes y transiciones espectaculares, en uno de los tramos más pesados de todo el disco.
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In Reverse… ¿Cómo puede una canción sonar a hit desde la primera frase cantada a los veinte segundos? Malley maneja las dosis precisas de dramatismo al cantar. Aquí la batería se destaca por su versatilidad y surgen otros lapsos de especial contundencia en la totalidad del conjunto. Las armonías conmovedoras son una constante. Knell Mera arranca a puro machaque para, inmediatamente, volver a hundirnos en las profundidades de nuestro propio ser, sabiendo que no nos darán tiempo de caer en el sueño. Un bajo melódico captura una mayor atención aunque, de todas formas, siempre la acapara la sirena que lidera la banda. Ciertamente, creo que Iress es un grupo del que puede no haber retorno.
Llega Sanctuary y nos vuelve a proponer un lento ascenso hacia un punto de desborde que genera un goce existencial. Creo que es el primer track que puede resultar un poco desafiante, en el sentido de que no nos roba la voluntad rápidamente. Aquí retenemos el control para ver qué sucede. Todo termina con Deep, un título que no podía ser más apropiado para cerrar el álbum y que suena bastante similar a lo hecho por Chelsea Wolfe. Claramente, optaron por un final relativamente calmo, para un trabajo excelente, de gran belleza y muy recomendable.

Si hay una palabra que define la carrera que han llevado y siguen llevando los chicos de Bolu2 Death, esa es EVOLUCIÓN. Y si, lo pongo en mayúsculas ya que tras haber escuchado en repetidas ocasiones su nuevo disco Quebranto, puedo reafirmarme en que son una de las bandas que mejor ha sobrevivido a las modas que han ido revoloteando alrededor del “Under” nacional, palabra que a Bolu2 Death a estas alturas se les queda diminuta.
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Y que mejor manera de ir comprobando mis palabras que pulsar play en el reproductor y que suenan los primeros compasees de “La Herida” y ya puedes sentir que la banda sigue expandiendo su sonido a otros estilos, en este caso algo más alternativo sin florituras pero con un gancho melódico que podría recordar ligeramente a la primera época de Deaf Havana o a los Funeral For a Friend de Tales Don’t Tales Themselves, pero siempre con la personalidad que la banda ya tiene desde hace años.
Para el binomio “Culto a Ti” y “Heridas”, vemos como los estilos van rotando, siendo la primera un corte muy intenso a nivel emocional, con un Txus impecable a los parches y Mario haciendo magia a las voces, demostrando que no todo son screams y breakdowns, aunque sin dejar de lado ciertos pasajes más agresivos con un break imponente gracias al bajo de Fer y la guitarra de Pepelu.
Mientras que “Heridas” vemos de nuevo el lado más rockero de la banda y aquí podemos estar ante una de las joyas del disco, combinando un inicio melódico con un ritmo intenso y unas voces muy agresivas para luego tornarse melódicas en el estribillo nuevamente y todo adornado por una batería que no da un respiro al oyente, pero cuyos golpes son mucho más calculados y en su sitio que muchas bandas de su escena.
Para “La Calma”, la banda baja un poquito las revoluciones pero sin perder la emoción ni la intensidad, dándole cierto oxigeno a la primera mitad del disco, pero con un juego de voces que es impresionante y una de las mejores letras de B2D hasta la fecha sin duda.
El final a lo Deftones es imponente y seguro que suena aún más atronador en el vivo de la banda.
Y al contrario del refrán, tras la (comedida) calma, llega la tormenta abrasadora gracias a “Rjukan”, seguramente el corte más agresivo del disco que poco tiene que envidiar a bandas como Betraying The Martyrs o While She Sleeps, un nerviosismo tremendo en las voces que te perforan el cerebro desde el minuto uno y que seguro harán las delicias de los seguidores más “Core” de la banda.
“Quebranto”, vuelve a poner el freno en el disco y nos sumerge en ese dolor indescriptible cuando alguien querido se nos va, es sin duda una hermosa y trágica pieza que emociona y hace pensar al oyente con cada escucha que uno le de.
Quizás estemos ante una de las canciones más importantes y significativas en la historia de B2D, y que no te engañen, si es una balada o medio tiempo, pero la emoción que desprende y transmite, no la paga ni el gutural más feroz que puedas oír por ahí.
Todo lo contrario sucede con “La Tempestad”, un corte que combina ese metalcore melódico o post hardcore con toques electrónicos y que muchos ya escuchábamos en la época de bandas como Abandon All Ships, Issues e incluso Breathe Carolina, mucho antes de la explosión de Electric Callboy y que B2D ya hacían al comienzo de su carrera en temas como “Dance-Core Party”.
Y llegamos a otro de los momentos más destacados del disco, que no es otro que la intensa “Anhedonia”, que quizás resume gran parte de lo que vais a poder encontrar dentro del álbum y que en lo personal es de mis favoritas dentro del catálogo de B2D.
Combinando una primera parte más melódica y alternativa, con un final muy potente y Txus haciendo arder los parches con un ritmo infernal tras las baquetas.
El final se acerca y con un comienzo a lo Stone Temple Pilots o Silverchair, con esa guitarra que grita 90’s por los cuatro costados, “Doliente” es una pieza que mantiene la línea del disco, con una lírica honesta y desgarradora que a medida que le des escuchas, seguro que acaba conquistándote y que se completa con un solo exquisito de Pepelu, que demuestra lo bien que se desenvuelve a las seis cuerdas y lo mucho que su guitarra enriquece las composiciones de la banda.
Tras el interludio “(+)”, la banda cierra este trabajo con “Solipsia”, demostrando que no sólo tienen mucho que decir dentro de la escena, sino que esa dualidad entre la emoción y la garra está más que conseguida en este nuevo disco, el cual puede ser el mejor que han grabado hasta la fecha y se que es apresurarme mucho, pero cuando se coge la dirección correcta se llega al camino deseado y con Quebranto, Bolu2 Death se van acercando a pasos agigantados a ser esa banda a la que muchos deberían tomar como ejemplo ya que tras más de una década de carrera, los chicos están en su mejor momento musical pero su techo está muy lejos de ser alcanzado.
Etiquetas: Bolu2 Death, Melodic Metalcore, New Album 2024, Nu Metal Moderno, Post Grunge, Post Hardcore, Quebranto

El grupo asturiano Onza ha vuelto a la carga con un EP que destila energía, introspección y un profundo apego a sus raíces. Compuesto por seis canciones, el disco es un viaje emocional que combina letras crudas, arreglos cargados de matices y una producción que equilibra el filo del rock “punkeado” como ellos le llaman.
El EP abre con “Bajar a segunda”, un golpe de realidad, una canción con una línea de bajo contundente y un ritmo incesante que simboliza el descenso a la humildad, pero también el renacimiento. Más allá de la ironía en su título, el tema aborda el cierre de una etapa crucial: la despedida de su exgrupo, Desakato, y el desafío de empezar de nuevo con Onza, un proyecto que nació como paralelo pero que ahora toma el centro del escenario.
Musicalmente, además del bajo ya mencionado, se destaca un gran solo de guitarra que eleva la intensidad del tema, añadiendo un matiz épico a la narración. Las guitarras oscilan entre la rabia y la melancolía, reflejando perfectamente el espíritu de cambio y lucha que impregna la canción. La voz del Pepo Martínez resalta en un estribillo que parece diseñado para corearse en directo.
“Lo que arde”, es un tema visceral, con riffs más oscuros. Aquí, Onza explora el peso de las decisiones difíciles y cómo estas pueden consumirnos por dentro. La producción es más cruda, con distorsiones que subrayan la intensidad emocional del mensaje.
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Pasamos a una de las canciones que más me gustó: hablo de “Mundos distintos”, el tercer track de este EP. Es una de las canciones más melódicas, y el contraste entre los interludios instrumentales más agresivos y la voz potente, que en el estribillo se vuelve más melódica, le da un dinamismo especial. Una canción que habla sobre las conexiones y diferencias entre las personas, evocando nostalgia sin perder fuerza.
“Limpiajumar”, quizás la canción más agresiva del EP (me recuerda por momentos a los argentinos La Renga), comienza con un arranque más veloz entre unos filosos riffs de guitarra y la potente voz, y con otra letra bien personal y cruda.
Un tema introspectivo y potente, “Lucha Interior” habla de las batallas que libramos con nosotros mismos. La canción combina versos tranquilos con explosiones sonoras en los coros, logrando un equilibrio entre vulnerabilidad y catarsis.
El cierre del EP es una despedida emocional. “El Duelo” se construye lentamente, con un inicio casi susurrado que va ganando fuerza hasta un clímax desgarrador. Las letras, cargadas de imágenes poéticas, retratan la pérdida y la aceptación, dejando al oyente con una sensación de resolución y esperanza.
Onza ha publicado un EP que, aunque breve, contiene un peso emocional y sonoro notable. Cada canción aporta algo único al conjunto, mostrando una evolución clara en su sonido sin perder la esencia cruda y auténtica que los caracteriza. Para los seguidores del rock alternativo con profundidad y garra, este EP es una cita obligada. Onza demuestra que, aunque “bajen a segunda”, su música sigue jugando en primera…


¿Qué es lo que se le viene inmediatamente a su cabeza cuando les hablan de la ciudad de Barcelona? Turismo ¿Cierto? Playas, mediterráneo, algunos bienaventurados danzando La Sardana o Leo Messi ¿Por qué no? ¿Quién de ustedes creería que 5 compañeros metaleros podrían llegar a recrear de manera prácticamente perfecta toda la escena del thrash metal californiano por esos lares? Terminal Violence con su fresco Moshocalypse se encargan de cumplir notablemente con el trabajo.
Oriundos de la ya mencionada ciudad catalana, esta agrupación se presenta como una banda que recrea el thrash metal en su vertiente más original y estándar. Si uno cierra sus ojos mientras deja correr Moshocalypse en el reproductor lograra trasladarse inmediatamente a la bahía de San Francisco en los esplendorosos 80s. Y no, no estoy exagerando, realmente estos chicos cumplen muy bien su propósito.
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Moshocalypse es su segundo trabajo, un LP que consta de 10 piezas y que es consecuente con su primer trabajo, el EP Warhole. Esta producción se presenta como una evolución natural de la primera, pero siguiendo la misma estructura composicional, canciones que lejos de ser pretenciosas nos brindan más bien una experiencia de thrash metal sin muchas vueltas, directo y potente. Podría ahora mismo comenzar un análisis exhaustivo de cada uno de los temas que componen el LP con total gusto, pero claro, estimados lectores, no dejaría nada para su propia experiencia personal. En lugar de ello, como siempre, me tomare el tiempo de hablar de tan solo una pieza en particular a la cual le encuentre algo en especial. Para este ocasión voy a seleccionar Smart is the New Dumb no porque haya algún condimento musical sobresaliente, puesto que el disco es por demás parejo, sino porque aquí podemos encontrarnos con la colaboración de Guillermo Izquierdo, voz principal de la fenomenal Angelus Apatrida. Esta colaboración, aparte de tener un peso pesado, destaca por la excepcional combinación de las voces de Guillermo y Tolo (voz de Terminal Violence) denotando los claros contrastes entre una voz con coloración oscura y profunda y una voz raspada y brillante. Aquí, este dueto nos relata con vehemencia y enojo su desencanto por las tantas actitudes típicas del los seres humanos modernos y las sociedades alienadas que conforman. El resto de las piezas, acompañan en la misma sintonía, de duración corta, pero con potencia y sonido crudo y directo. Quizás algunos puedan encontrar a Moshocalypse un poco repetitivo en cuanto a voces y riffs refiere. Los solos aquí tampoco predominan o tienen una participación destacable pero no encuentro que sea un gran problema para lo que estos tipos nos quieren dar: un rápido shock de adrenalina (el LP apenas pasa la media hora).
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Como no los he mencionado aún y su trabajo es también excepcional, completan a Terminal Violence en formación Miquel, Hector, Edgar y Pal.
En este disco predominan los sonidos agudos, la claridad para identificar cada uno de los elementos musicales (a excepción un poco de los bajos) y una energía descomunal que sirvió de combustible para mis press con mancuernas en mis últimos días de gimnasio. La producción es excelentemente lograda, así, con ese nivel y sin caer en exageraciones (si, créanme). Me gustaría realmente saber como estos muchachos han logrado recrear de tal manera ese sonido tan “old school” que muchos anhelan. Puedo asegurarles, queridos lectores, que si lograran por completo desentenderse del espacio y tiempo que transcurre mientras dejan suceder a Moshocalypse en su lista de reproducción, no van a notar ninguna diferencia con los buenos discos de bandas como Exodus, Testament o Anthrax. Edgar, estimado, algún día podrías contarnos sobre como lo has logrado.
No quiero ahondar más en este asunto, porque insisto, no es mi intención dejarles spoilers y romper con su propia experiencia personal. Esto, más bien, es una clara invitación a escuchar esta producción si es que realmente gustan mucho de este tipo de música y si no es así, bueno, quizás no sea lo de ustedes. Terminando y para compendiar puedo decirles que Moshocalypse es, como el mismo arte de su tapa lo expresa, una revolución musical donde la energía, la destrucción y el poder son el eje central y donde la entropía (tendencia de los sistemas al desorden) va en constante aumento. Esperemos poder tener más de esto y de Terminal Violence en lo venidero.
Etiquetas: anthrax, exodus, Terminal Violence, testament, Thrash Metal

Zakk Sabbath es uno de los proyectos paralelos de Zakk Wylde formado en 2014 y en donde simplemente rinde tributo a su fanatismo por Black Sabbath tocando canciones de la mítica banda en versiones propias, un poco más graves y pesadas, lo que da cómo resultado una mezcla de estilos más que satisfactoria para el que gusta de escuchar clásicos de una forma diferente.
Si bien es un proyecto orientado más a las presentaciones en vivo, Zakk no se priva de grabar algunos discos con clásicos versionados junto al resto de la banda compuesta por Blasko en el bajo y Joey Castillo en batería. Este 2024 no agarro quieto al barbón y fue por eso que por pedido de los fans decidió sacar su primer trabajo digital el cual lleva por título “Greatest Riffs”, se trata de un compilado del último disco físico de la banda “Doomed forever/Forever doomed” junto con otros clasicos historicos de Black Sabbath.
Comenzando con “The Wizard” en una versión más grave cómo básicamente todas las canciones del disco, encontramos una estructura que no se altera y se respeta el ritmo de la canción, quizá donde zakk se toma un poco más de libertad es en los solos de guitarra que si bien respeta la métrica y duración también les pone un poco de su condimento y su toque personal, que hace que se destaque cómo guitarrista. El punteo del bajo nos indica el comienzo de la segunda canción que se trata de “N.I.B” y en este caso sucede lo mismo, nos encontramos con una canción respetada en lo musical pero con un sonido mucho más filoso y potente sin perder el gancho en ningún momento, con un solo final de guitarra que nos hace entrecerrar los ojos y mover la cabeza a ritmo. El ritmo doom se hace presente con los primeros acordes de “Iron Man” que sigue resultando en una versión propia muy bien ejecutada, que a pesar de ser más lenta logra tener ese sonido groovero típico de zakk wylde dando cómo resultado una ejecución más que perfecta.
Promediando la mitad del disco es momento de ponerse un poco más rockero con “Fairies Wears Boots” donde no hace falta agregarle más a la canción, ya que de por sí sola cumple más que bien. Un punto alto del disco llega con “War Pigs” y es quizá por varios motivos, puede ser porque el sonido en esta versión es un poco más clásico que moderno lo cual apunta a la nostalgia, a la vez nos encontramos con un solo de guitarra y arreglos de bajo que hacen que la canción esté arriba todo el tiempo, o quizá simplemente es la majestuosidad del tema sumado a todo lo antes mencionado, que hace que sea tan espectacular y con un cierre que no importa lo que uno esté haciendo tiene que dejar todo y corear ese arreglo final. Para no bajar toda la intensidad hasta el momento llega “Sweet Leaf” que con ese tono más grave hace que suene aún mejor de lo que ya suena de por sí, obviamente con el toque del querido Zakk para que sea su versión. Un golpecito más a la cabeza llega con “Into The Void” que al igual que la original, no escatima en riffs ni el filo con un sonido que no defrauda. En el final y para bajar un poco la locura de tanto temon llega una versión de “Solitude” a piano y guitarra para cantar a todo pulmón y dar un cierre para un disco que nos recuerda dos cosas: la majestuosidad de Black Sabbath y la hermosa manera de tocar guitarra de Zakk Wylde dejando claro que la influencia es total y el respeto y el homenaje siempre están. Ahi paso el primer disco digital de Zakk Sabbath, si vienen buscando algo distinto, novedoso o que sorprenda aca no es, pero si vienen por los temazos, por los riffs y mover la cabeza a ritmo pasen, pónganse cómodos y disfruten del show, siempre es un buen momento para volver a ese lugar donde uno fue, es y será feliz siempre.


Directo desde tierras catalanas nos llega este juvenil y emergente cuarteto de thrash con su primer y más reciente disco Fire At Will en formato EP. Radity es una agrupación de thrash metal oriunda de la ciudad de Barcelona y con la peculiaridad de estar conformada por 4 jóvenes de manera oficial no hace más de un año.
Radity en definitiva, está conformada por:
- Daniel Carmona en voz y guitarra
- Pau Grané en guitarra principal
- Carla Rodríguez en bajo
- Arnau Hernández en batería
Su, hasta ahora, único y reciente lanzamiento, Fire At Will, fue lanzado el pasado 23 de septiembre. “Just Kill”, “World of Violence”, “Bomb of Hate” y “Bullet King” son las 4 piezas musicales que en ese mismo orden conforman la totalidad de esta producción.
A pesar de estar apenas tejiendo su historia como banda, tengo mucho para decir de estos pequeños grandes músicos. Comencemos por lo importante, su EP en cuestión. Dicen que la primera impresión al tener contacto con una obra es la que te marca y define como te llevarás con ella de ahí en más y, a decir verdad, estos muchachos lo han entendido muy bien. Casi como si se tratase de expertos en marketing, diseñando un perfecto packaging para convencer en cuestión de segundos a los consumidores de algún producto, Radity nos trae al comienzo Just Kill, una pieza que desde el primer segundo nos inyecta de una dosis del más puro thrash metal que uno pueda encontrar. Esta primera canción de unos aproximados 4 minutos, determina lo que será el resto del EP, una ración de thrash de la costa oeste de los Estados Unidos. No entraré en grandes detalles con los temas restantes por el mero hecho de que siguen una línea similar en cuanto a estructuras composicionales: cortos, directos y poderosos. Sin embargo y como siempre, en mi ejercicio de identificar aquella pieza que, de aquí en más, clasifique como la “joya” del disco en cada una de mis reseñas, voy a hacer una mención especial a Bomb of Hate. No sé si siento una descarga de odio al escucharlo precisamente, pero que este tema es una bomba, ¡no me caben dudas! Por esta misma rola debo hacer otra mención especial a quien está a cargo de las guitarras principales. Pau, chico, ¡qué bien que lo haces! Los arreglos y solos del final son simplemente espectaculares, seguid por ese camino.
Antes de dar un cierre, no quiero dejar pasar por alto el asunto de las letras y lo vocal. Como todos ustedes saben, una de las principales características y que ha diferenciado al thrash del resto de los subgéneros, es el alto contenido que tienen sus letras sobre las distintas problemáticas que enfrentan las sociedades en estos tiempos modernos. Radity aquí no es la excepción. Desde el primer momento uno puede entender con claridad, lo que tratan de decirnos sobre lo que logran percibir en este mundo de violencia. No obstante, y con un poco de atrevimiento, me animo a decir que quizás sus escritos no son lo suficientemente elaborados para lo que yo creo que estos chicos están. Por momentos, se nota algo de falta de cohesión, con frases y líneas por demás explicitas que tal vez no den lugar o espacio al oyente para una interpretación más personal y una conexión más profunda con los relatos. Y esto lo digo a sabiendas de que las letras del thrash desde el principio han funcionado como un amparo para todos aquellos jóvenes marginados de la sociedad más puritana y censuradora de los Estados Unidos. Respecto a lo vocal, como entusiasta del canto, puedo notar que las melodías vocales se vuelven algo monótonas. No está para nada mal, es un gran recurso y no es precisamente este un subgénero que se destaque por la gran virtuosidad de sus cantantes, pero puede volverse un artilugio un poco repetitivo para el oyente cuando se trata de formatos más largos (como un disco con 8 o 9 piezas). De todas maneras, esto es algo totalmente esperable y natural para cualquier banda en su temprana edad y no dudéis de que se han ganado un nuevo seguidor.
En resumen, está primera entrega redondea un gran trabajo y sin duda alguna se lo recomendaría a todos aquellos que están cansados de todas las producciones super comprimidas de las bandas de thrash más populares. Radity promete mucho, y allí por lo bajo, nos brindan con Fire At Will una corta y directa dosis del thrash que todos realmente deseamos escuchar.


Llega mi última reseña de este año, dedicada al tan esperado nuevo disco de Ulver, uno de mis grupos predilectos. Me hubiera encantado reseñar unos cinco trabajos más de otras bandas, pero no encontré una forma saludable de administrar el tiempo para poder hacerlo. Justamente, hablando de administrar el tiempo, lo primero que hay que señalar sobre Liminal Animals es el curioso modo en que fue viendo la luz desde diciembre del año pasado, cuando salió Ghost Entry como un sorpresivo primer single, sin ningún anuncio oficial acerca de un nuevo álbum aproximándose. A partir de allí, cada canción fue saliendo en el mismo formato, con unos dos meses de distancia entre una y otra. Es como si el disco se hubiera presentado en cuotas hasta ser finalmente completado. Tristemente, en medio de ese camino, en agosto se produjo el fallecimiento de Tore Ylwizaker, tecladista del grupo desde 1997, quien tuvo un rol importante en la evolución de su sonido, pero no llegó a participar de este nuevo trabajo. Cabe mencionar que, en este colectivo artístico en que se convirtió Ulver, Tore era el segundo miembro más antiguo después del líder Kristoffer Rygg.
Todavía hay gente que sigue pidiendo a estos noruegos que vuelvan a tocar black metal. Si bien la belleza de Bergtatt (1995) es innegable, tal como su importancia en la historia del género de cruda y agresiva melancolía, lo cierto es que insistir en esperar eso de una agrupación de atravesó una de las metamorfosis más impresionantes en el mundo de la música es, a esta altura, un capricho que evidencia una total inmadurez. Si tras abandonar el black metal y el folk, Ulver hubiera ido en caída libre en cuanto al valor estético de su trabajo artístico, quizás cabría esa demanda, pero lo cierto es que como proyecto avant-garde orientado hacia la electrónica, art rock, noise, trip hop, dark ambient y darkwave, nos ha entregado obras maestras como Shadow of the Sun (2007), The Assassination of Julius Caesar (2017) y Flowers of Evil (2020), como puntos altos en una discografía que es, en su totalidad, de excelente calidad y que, como corpus de trabajo, ya es monumental.
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El arte de tapa es un dibujo titulado The Senseless Seven realizado en 1911 por Austin Osman Spare. No obstante, cada vez que se publicaba un nuevo single tenía una portada diferente, entre las que creo que vale destacar una fotografía de una escena en Palestina, lo cual, teniendo en cuenta la época que estamos viviendo, no es un detalle menor. De hecho, el resto de las imágenes, junto con los títulos y las letras de las canciones, transmiten una fuerte sensación de advertencia, de amenaza de algo terrible que se cierne sobre la humanidad. La formación de Ulver en este álbum fue la tríada de Rygg, Ole Alexander Halstensgård y Jørn H. Sværen ocupándose de casi todo, más el aporte de Stian Westerhus (guitarra, bajo, cuerdas y coros), Ivar Thormodsæter (batería) y Anders Møller (percusión y coros), así como algunas participaciones especiales en ciertos tracks.
Ghost Entry es, de entrada, una delicia bailable, de esas que colocan a Ulver casi a la par de Depeche Mode. La voz de Rygg sigue tan seductora como siempre, con esa obsesión tan notable por usar fechas en las letras, con el detalle agregado de decir que “los días están numerados”, jugando con la ambigüedad de si se refiere al mero hecho de que, en efecto, así se ordenan en calendarios, o si estamos en una suerte de cuenta regresiva hacia la autodestrucción. No caben dudas de que el contenido del arte de Ulver se está volviendo cada vez más político. Los sintetizadores otorgan rasgos con reminiscencias del funk de los 60’s en adelante.
Empieza A Ghost in the Skies, con toda esa energía pop virtuosa y esa maravillosa línea de bajo, y no hay forma de evitar dejarse llevar. Cuando llega el estribillo con esos espléndidos coros, hemos caído sin retorno en el hechizo. Lo significativo es que, como ya anticipamos, este hit es el que salió con la foto de una escena en Palestina y, justamente, habla sobre la locura de la guerra, aunque proclamando que “los íconos van a caer.”
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El famoso trompetista noruego Nils Petter Molvær está como invitado, con un rol protagónico, en Forgive Us, una canción mucho más introspectiva que suena a himno ecologista, una expresión de arrepentimiento por el atroz daño que le estamos causando al planeta desde que el sistema capitalista tomó el control y dirigió todas las fuerzas hacia la explotación de los recursos naturales y la contaminación del ambiente en pos de favorecer un consumismo infinito. Como canta Rygg, estamos en una tormenta perfecta.
Nocturne #1 y Nocturne #2 son interludios en la veta de los trabajos cinematográficamente ambient de la banda y profundizan la actitud reflexiva que atraviesa todo el disco. En ellos tienen un predominio absoluto los teclados. Locusts nos introduce en una atmósfera intimista, en la que irrumpen deliciosos ecos de baladas de los 80’s, para seguir expresando un mensaje admonitorio, esta vez con un tono más religioso y, justamente por ello, apocalíptico. Con la fantástica Hollywood Babylon, la referencia directa a la responsabilidad estadounidense en la decadencia moral contemporánea se vuelve explícita (y para peor, ya sabemos que Trump volverá a ser presidente), específicamente criticando el fanatismo cristiano y la adoración de las armas. Es increíble como Ulver logra comunicar un manifiesto filosófico mientras nos hace sacudir el esqueleto. La guitarra nos atrapa con algunas líneas en medio de una composición digna de boliche. Y si ya estábamos danzando, The Red Light no nos permite detenernos. “El mundo se está incendiando”, “el hombre es lobo del hombre”: las ideas no podrían ser más directas, a la vez que se reiteran las alusiones a la guerra y las armas. El final está marcado por Helian (Trackl), una composición extensa y compleja, un poco más en la senda experimental, distanciada del formato “pop de primera clase”.
A diferencia de la orquesta que, según se cuenta, seguía tocando mientras el Titanic se hundía, supuestamente con la estoica intención de hacer más tolerable la transición a la muerte, Ulver nos hace disfrutar mientras el barco se desintegra, diciéndonos en la cara que, en efecto, nos vamos a morir por nuestra propia culpa. Nos hace gozar de los instantes previos al inexorable final de todo. “Liminal Animals” es otra obra magistral que se suma a las maravillas ulverianas ya mencionadas, y así entra en un lugar alto de mi lista de lo mejor del año.

Fit For An Autopsy. La que es sin lugar a duda una de las bandas que con más fuerza ha golpeado este 2024. Y no es para menos, ya que los de Nueva Jersey venían haciéndose un lugar en la cumbre de lo que un día fué su género predefinido. El deathcore. Lo que hace casi una década decidieron apostar por un sonido propio que les ha llevado a triunfar como lo han hecho con este nuevo álbum; The Nothing That Is.
Este trabajo recoge todos los aspectos aplicados en sus anteriores lanzamientos como “Oh, What The Future Holds”, “The Sea Of Tragic Beasts”, “Absolute Hope Absolute Hell” o “The Great Collapse”, donde encontramos una producción vanguardista del más puro profesionalismo de Will Putney; el encargado de componer esta pieza. Todos estos matices que dan lugar al estilo consolidado de la banda, han sido refinados y puestos a punto para brindarnos un álbum para sentarse y disfrutar.
La banda formada por Will Putney, Patrick Sheridan, Tim Howley, Peter “Blue” Spinazola, Joe Badolato y Josean Orta han logrado consolidar un equipo de trabajo impecable, y esto se nota en cada una de las canciones.
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El álbum abre con “Hostage”, sentirse atrapado un tema cargado de riffs opresivos y estructuras progresivas que reflejan el caos emocional al que alude la letra. Técnicamente, Sheridan, Putney y Howley mezclan tonalidades reverbadas ya vistas en anteriores temas sumadas a un estilo ciertamente similar al de Gojira en su etapa más reciente. demoledores, mientras la batería ofrece un tempo cambiante que aumenta la intensidad. La canción aborda la lucha interna de ado en circunstancias que escapan al control propio, evocando una sensación de desesperación y furia.
La continuación es sin duda uno de mis temas preferidos; “Spoils of the Horde”. Un tema feroz que combina brutalidad y groove. Los riffs de medio tempo, entrelazados con arpegios oscuros, crean un ambiente de oscuridad y desesperación ya visto en la banda anteriormente. Badolato denuncia la avaricia y la corrupción en la humanidad, una crítica directa a las élites que saquean recursos sin importar las consecuencias.
Pasando con “Savior of None / Ashes of All” es un tema fusiona secciones melódicas con blast beats y voces desgarradoras, destacando la producción impecable de Will Putney. La canción trata sobre el colapso de la fe en líderes y sistemas que prometen salvarnos pero que en cambio nos llevan a la ruina. Las transiciones entre pasajes suaves y explosivos acentúan esta narrativa de una hipotética esperanza quebrantada para así pasar hacia “Weaker Wolves”, en donde tratamos con un corte más corto y directo, caracterizado por ritmos sincopados y un trabajo vocal visceral.
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La temática se centra en la supervivencia en un mundo donde los más fuertes manipulan a los débiles, una crítica a las dinámicas de poder sociales. Es un ejemplo claro de cómo la banda equilibra brutalidad y contenido reflexivo.
“Red Horizon” es sin duda uno de los platos fuertes. Una pieza extensa que explora temas ambientales, específicamente el impacto humano en el cambio climático. Musicalmente, mezcla texturas atmosféricas con explosiones de agresividad pura, reflejando la destrucción que describe.
Los cambios dinámicos en la composición mantienen al oyente en constante tensión, transicionando así hacia la canción homónima del álbum; “The Nothing That Is” cuya letra trata un viaje introspectivo y conceptual que aborda el vacío existencial. Con un enfoque más progresivo, incorpora pasajes instrumentales extensos, texturas etéreas y una construcción dramática que culmina en un clímax devastador. Una representación el núcleo temático del álbum sin duda.
“Lurch” sobresale por su atmósfera sofocante, con riffs lentos y pesados que crean una sensación de arrastre emocional. La letra explora la lucha contra la apatía y la inercia, y cómo estos estados afectan nuestras decisiones. La producción resalta los tonos graves, subrayando el peso emocional del tema. Aquí, la banda experimenta con ritmos más groovy y estructuras rítmicas complejas. La canción trata sobre la desconexión espiritual en una sociedad centrada en el materialismo, haciendo preguntas sobre el propósito y la autenticidad. Un track técnico y filosófico.
Acercándonos al final, “Lust for the Severed Head” es probablemente el tema más agresivo del álbum, acompañado con una estructura instrumental caótica y un enfoque lírico que critica la violencia y la fascinación morbosa de la sociedad moderna, las élites mundiales y las organizaciones globales. Las transiciones abruptas de Putney, Howley y Sheridan con estos riffs brutales reflejan a la perfección el mensaje que Fit For An Autopsy nos quiere dar sin duda.
“The Silver Sun” nos deja con un cierre del álbum épico, con un balance entre secciones melódicas y pesadas. Reflexionamos sobre la esperanza de un nuevo comienzo, pero no sin antes atravesar la oscuridad. La banda zanja este nuevo trabajo postulándose como uno de los mejores lanzamientos del año para muchos mostrando una clara evolución de su sonido propio que les caracteriza.
Etiquetas: Deathcore, Estados Unidos, Fit For An Autopsy, Groove Metal
Desde Argentina, la banda Witchour nos presenta su primer álbum de larga duración, llevan activos desde el 2014, disponen de un EP editado en 2015 al que llamaron The Haunting más varios singles hasta llegar a este Escorpio Asciende, una obra enrolada en el death metal melódico. Este lanzamiento independiente, de 42 minutos distribuidos en 10 temas, nos sumerge en un universo cargado de misticismo, introspección y esoterismo, estableciendo una propuesta única dentro de la escena del metal extremo.
La agrupación está formada por ex integrantes de V.I.D.A, Mastifal, Helker, Frater, Climatic Terra, Hägen entre otras.
La portada, a cargo de Alejandra Viviana Aranda, es un primer guiño al concepto del disco: un viaje alquímico que explora la muerte y los procesos de transformación. Este simbolismo se refleja en las letras y atmósferas sonoras, que invitan a un profundo autodescubrimiento.
Con Escorpio Asciende, la banda ofrece un sonido que, aunque bebe de influencias reconocibles, resulta fresco y bien ejecutado. La producción fue realizada por Ezequiel Catalano en La Cueva, con un sonido pulido que potencia las cualidades técnicas y emotivas del álbum.
El álbum inicia con “Cisma (I. Escorpio despierta)”, una breve introducción instrumental que marca el tono del viaje. Le sigue “Antagonista (II. Escorpio cae)”, donde se destacan los solos de guitarra y la dualidad de las voces que mantienen al oyente activo con ganas de corear con los puños en alto ese estribillo.
“Ecdisis Aurea (III. Escorpio asciende)” se construye sobre un buen riff de guitarra y una línea de bajo contundente, mostrando la cohesión instrumental de la banda y mantiene esa la alternancia entre voces guturales y melódicas, logrando un balance entre agresividad y emoción.
Más adelante, “Intronauta” aporta un riff pegadizo y toques melódicos, uno de los mejores temas del disco para mi gusto mientras que “Niebla (Ocvltxs I: Fuego y memoria)” invierte el rol de las voces, en este caso quien domina es la voz limpia con coros guturales rompiendo ligeramente la consistencia.
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“El sueño de la serpiente” devuelve la intensidad con una distorsión potente y un solo virtuoso, seguido por “Orovoro”, un tema que contrasta riffs rápidos con momentos melancólicos, demostrando la versatilidad de la banda. “El augurio” y “Del otro lado (Ocvltxs II: Arroyos de sangre)” replican esta fórmula, mientras que “La impermanencia” cierra el disco de forma magistral, dejando al oyente con ganas de más.
Uno de los aspectos más destacados es la diversidad vocal. La combinación de gruñidos poderosos con voces limpias y melódicas no solo enriquece las composiciones, sino que también refuerza las emociones que transmite cada tema.
Líricamente, Witchour aborda temas introspectivos y esotéricos, usando metáforas y alegorías para narrar su concepto central: la muerte como transformación.
Este enfoque conceptual se traduce en un álbum coherente y profundo que mezcla realidad y fantasía. Instrumentalmente el disco te lleva de paseo por varios géneros lo que lo hace ameno al escuchar.
Escorpio Asciende es un debut sólido que sitúa a Witchour como una propuesta interesante en el panorama del metal argentino.
Etiquetas: Climatic Terra, Death metal melódico argentino, Frater, Hagen, Helker, Mastifal, V.I.D.A, Witchour
A estas alturas de la película, hablar de Brian Warner, o como todos le conocemos artísticamente Marilyn Manson, es hacerlo (musicalmente hablando) de uno de los artistas más importantes, innovadores e influyentes de los últimos 30/35 años, le pese a quién le pese. Ahora bien, no podemos mirar hacia otro lado y creer que toda la discografía de este particular personaje es inmaculada, eso lo dejamos para los 4 primeros discos y el incendiario EP Smells Like Children, mientras que lo posterior ya es para otro debate, entonces ¿Dónde encaja el nuevo disco de Manson este 2024?.
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Tras haberlo escuchado en repetidas ocasiones, habría que situarlo en un punto intermedio, con sus aciertos y algún otro punto que no termina de cerrar, algo que ya sucedió con sus tres últimos trabajos.
Lo primero a destacar es que el disco cuenta con tan solo 9 canciones, lo cual a priori parecería poco tras 4 años sin sacar material nuevo (por asuntos que todos conocemos y en los que no voy a ahondar en exceso ahora ya que no es el momento ni el lugar), pero sin embargo en mi cabeza pienso al terminar el disco por enésima vez que el tipo cerró justo en el momento exacto el disco antes de caer en el minutaje innecesario traducido en canciones que no aportan mucho al resultado final, cosa que si pasaba en We Are Chaos o Heaven Upside Down, por citar obras más próximas en el tiempo.
Así pues este doceavo disco de estudio comienza con la canción que da título y con la cual uno puede comenzar a entender las atmósferas sonoras que este sujeto ha ido abordando en la última década y que si bien no difiere ni queda descolgada en su discografía, da un toque más “accesible” si se quiere al sonido actual de Manson, pero eso no quiere decir que este mal, si no que es un sonido alternativo y no tan arrollador como el de sus inicios.
Así pues los toques electrónicos y las pinceladas góticas siguen muy presentes, adornando cada pieza y completándose con el sonido que el resto de las ocho canciones restantes presentan: Desde la rabia comedida, pero potente de “Raise The Red Flag” hasta dos temazos como son “Sacrilegious” y “As Sick as the Secrets Within”, temas que entendemos perfectamente que hayan sido elegidos como singles promocionales, ya que los tres son más que notables y le dan a Brian el regreso potente que necesitaba… Pero ¿ Y el resto del disco?, pues aquí viene el meollo de la cuestión a analizar.
Por un lado tenemos la tétrica y más pausada “No Funeral Without Applause”, la cual imagino que viene a jugar el papel que tuvieron en su día piezas inmortales como “Lunchbox” y sobre todo “Sweet Dreams”, de la cual hay más de un acorde tomado prestado y que no llega al nivel de ninguna de las dos citadas, pero que si mañana fuera Halloween, yo la pondría en algún momento de la noche para tener un momento de inquietante calma.
La influencia de bandas como Sisters of Mercy y The Cure, se hace presente en “Death is Not a Costume”, ideal para escuchar a oscuras y con el gélido viento golpeando tus ventanas como único acompañante, es uno de los temas más interesantes del disco y que puede ser una sorpresa en directo si la llega a interpretar.
Sin embargo, “Meet Me In Prugatory” es un corte que (aún siendo un gran seguidor de este tipo) no aporta absolutamente nada, el riff inicial a lo Joy Division está simpático, pero el resto es algo que uno ya ha escuchado en otras canciones y como le pasó en su día a AFI con el fallido Burials, evidencia que a veces el que tengas influencias no significa que puedas sonar como ellas.
El final llega de la mano de “Sacrifice of the Mass”, un corte que se extiende hasta los 6 minutos de duración, transmitiendo esa desesperación e intranquilidad que siempre ha tenido Manson y que quizás en cortes como “The Nobodies” estaba mucho mejor expresado, pero que aquí le sobra un par de minutos para ser redonda del todo, aún así es para destacar el tono pausado y limpio que tiene en buena parte del corte, sin necesidad de emitir gritos porque si, solo en la segunda mitad de la canción si que vuelve al tono más susurrante y terrorífico de antaño, pero que completa la pieza, no intimida como en sus días dorados.
Entonces donde posicionamos al nuevo trabajo de Manson, si el ha apostado por una obra oscura, pero llena de momentos introspectivos y más pausados, una obra que no transmite peligro por ningún lado pero si que supera claramente a un disco como Heaven Upside Down, pues yo diría que muy cerca del top 3 en esta década de este sujeto no llegando a la superioridad de Pale Emperor y muchísimo menos a The End of High and Low, pero si siendo un competidor serio para el tercer puesto…Pero que esto no os confunda, el disco no es perfecto y creo que todos lo sabemos, pero teniendo en cuenta las circunstancias personales del músico, es un retorno más que interesante y que seguramente gane puntos con las escuchas que le vayas dando.
Etiquetas: Alternative, Industrial Rock/Metal, Marilyn Manson, New Album 2024, nuclear blast records


Iress es un grupo formado en Los Ángeles hace catorce años, tiempo más que suficiente para lograr dejar una impronta con su etérea mezcla de doom metal, shoegaze y slowcore (hay quienes dicen “doomgaze”). Formado por Michelle Malley (voz y guitarra), Graham Walker (guitarra y sintetizador), Michael Maldonado (bajo) y Glenn Chu (batería), esta banda se ha consolidado, con este cuarto álbum (aparte de dos EP), como un exponente cautivante en el paisaje del underground musical más sensible, donde las personas andan en busca, no tanto de experiencias catárticas, sino de sonidos cuidadosamente arreglados para acompañar determinados momentos de su vida. Hordas adoradoras de propuestas como Anathema, The Gathering, Katatonia, pero también Deftones, Chelsea Wolfe, Emma Ruth Rundle o A.A. Williams: denle una oportunidad a Iress.
Ya desde el primer track, Falling, resulta evidente el talento compositivo de Iress. Les anticipo que no es una banda con canciones mediocres: cada una encuentra la forma de tocar alguna fibra íntima. La voz de Malley es hermosa, emana una tristeza tan dulce que resulta atractiva. La propuesta instrumental es simple y concisa: se trata de ejecutar con extrema delicadeza las más melancólicas melodías, armonías y texturas. Ever Under eleva la intensidad con un riff que invita al headbanging sin dejar de evocar una cálida oscuridad envolvente. Amantes de la música dark: suban el volumen. Cada nota, cada golpe, cada palabra tiene su impacto. El despliegue vocal es brillante en todo momento, pero en el estribillo puede ser lacrimógeno.
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Mercy se erige con fuerza, y mientras nos dejamos llevar por la magia de este cuarteto californiano, empezamos a percibir ese patrón como de oleaje, de idas y vueltas oceánicas en la potencia sonora de la emoción. Me animo a decir que Iress crea un metal con sensibilidad de balada pop: pero de las buenas, la de los 80’s. Las líneas de guitarra son de una sutileza estremecedora. Leviathan (The Fog) nos lleva a un plano más introspectivo, hasta con ciertas reminiscencias de Sade, no solamente por la preciosura de la voz, sino también por el trabajo percusivo. Todo estalla hacia la mitad del track, o mejor dicho: la marea rompe contra las rocas, siguiendo la metáfora que venimos elaborando.
Lovely (Forget Me Not) nos coloca ante otro tipo de energía, algo de la bruma se disipa para que lleguen algunos rayos de luz. La atmósfera se siente más liviana y podemos encontrarnos bailando sin darnos cuenta. La virtud estética mantiene el nivel, al punto de que sería difícil elegir las piezas favoritas en esta colección. The Remains tiene una base rítmica donde el bajo suena prominente por primera vez, en un in crescendo que va directo hacia la cresta sentimental con un gran solo de guitarra incluido, para volver a descender y acumular poder nuevamente. Aparece una distorsión más densa que la presentada anteriormente, y unos cortes y transiciones espectaculares, en uno de los tramos más pesados de todo el disco.
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In Reverse… ¿Cómo puede una canción sonar a hit desde la primera frase cantada a los veinte segundos? Malley maneja las dosis precisas de dramatismo al cantar. Aquí la batería se destaca por su versatilidad y surgen otros lapsos de especial contundencia en la totalidad del conjunto. Las armonías conmovedoras son una constante. Knell Mera arranca a puro machaque para, inmediatamente, volver a hundirnos en las profundidades de nuestro propio ser, sabiendo que no nos darán tiempo de caer en el sueño. Un bajo melódico captura una mayor atención aunque, de todas formas, siempre la acapara la sirena que lidera la banda. Ciertamente, creo que Iress es un grupo del que puede no haber retorno.
Llega Sanctuary y nos vuelve a proponer un lento ascenso hacia un punto de desborde que genera un goce existencial. Creo que es el primer track que puede resultar un poco desafiante, en el sentido de que no nos roba la voluntad rápidamente. Aquí retenemos el control para ver qué sucede. Todo termina con Deep, un título que no podía ser más apropiado para cerrar el álbum y que suena bastante similar a lo hecho por Chelsea Wolfe. Claramente, optaron por un final relativamente calmo, para un trabajo excelente, de gran belleza y muy recomendable.

Si hay una palabra que define la carrera que han llevado y siguen llevando los chicos de Bolu2 Death, esa es EVOLUCIÓN. Y si, lo pongo en mayúsculas ya que tras haber escuchado en repetidas ocasiones su nuevo disco Quebranto, puedo reafirmarme en que son una de las bandas que mejor ha sobrevivido a las modas que han ido revoloteando alrededor del “Under” nacional, palabra que a Bolu2 Death a estas alturas se les queda diminuta.
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Y que mejor manera de ir comprobando mis palabras que pulsar play en el reproductor y que suenan los primeros compasees de “La Herida” y ya puedes sentir que la banda sigue expandiendo su sonido a otros estilos, en este caso algo más alternativo sin florituras pero con un gancho melódico que podría recordar ligeramente a la primera época de Deaf Havana o a los Funeral For a Friend de Tales Don’t Tales Themselves, pero siempre con la personalidad que la banda ya tiene desde hace años.
Para el binomio “Culto a Ti” y “Heridas”, vemos como los estilos van rotando, siendo la primera un corte muy intenso a nivel emocional, con un Txus impecable a los parches y Mario haciendo magia a las voces, demostrando que no todo son screams y breakdowns, aunque sin dejar de lado ciertos pasajes más agresivos con un break imponente gracias al bajo de Fer y la guitarra de Pepelu.
Mientras que “Heridas” vemos de nuevo el lado más rockero de la banda y aquí podemos estar ante una de las joyas del disco, combinando un inicio melódico con un ritmo intenso y unas voces muy agresivas para luego tornarse melódicas en el estribillo nuevamente y todo adornado por una batería que no da un respiro al oyente, pero cuyos golpes son mucho más calculados y en su sitio que muchas bandas de su escena.
Para “La Calma”, la banda baja un poquito las revoluciones pero sin perder la emoción ni la intensidad, dándole cierto oxigeno a la primera mitad del disco, pero con un juego de voces que es impresionante y una de las mejores letras de B2D hasta la fecha sin duda.
El final a lo Deftones es imponente y seguro que suena aún más atronador en el vivo de la banda.
Y al contrario del refrán, tras la (comedida) calma, llega la tormenta abrasadora gracias a “Rjukan”, seguramente el corte más agresivo del disco que poco tiene que envidiar a bandas como Betraying The Martyrs o While She Sleeps, un nerviosismo tremendo en las voces que te perforan el cerebro desde el minuto uno y que seguro harán las delicias de los seguidores más “Core” de la banda.
“Quebranto”, vuelve a poner el freno en el disco y nos sumerge en ese dolor indescriptible cuando alguien querido se nos va, es sin duda una hermosa y trágica pieza que emociona y hace pensar al oyente con cada escucha que uno le de.
Quizás estemos ante una de las canciones más importantes y significativas en la historia de B2D, y que no te engañen, si es una balada o medio tiempo, pero la emoción que desprende y transmite, no la paga ni el gutural más feroz que puedas oír por ahí.
Todo lo contrario sucede con “La Tempestad”, un corte que combina ese metalcore melódico o post hardcore con toques electrónicos y que muchos ya escuchábamos en la época de bandas como Abandon All Ships, Issues e incluso Breathe Carolina, mucho antes de la explosión de Electric Callboy y que B2D ya hacían al comienzo de su carrera en temas como “Dance-Core Party”.
Y llegamos a otro de los momentos más destacados del disco, que no es otro que la intensa “Anhedonia”, que quizás resume gran parte de lo que vais a poder encontrar dentro del álbum y que en lo personal es de mis favoritas dentro del catálogo de B2D.
Combinando una primera parte más melódica y alternativa, con un final muy potente y Txus haciendo arder los parches con un ritmo infernal tras las baquetas.
El final se acerca y con un comienzo a lo Stone Temple Pilots o Silverchair, con esa guitarra que grita 90’s por los cuatro costados, “Doliente” es una pieza que mantiene la línea del disco, con una lírica honesta y desgarradora que a medida que le des escuchas, seguro que acaba conquistándote y que se completa con un solo exquisito de Pepelu, que demuestra lo bien que se desenvuelve a las seis cuerdas y lo mucho que su guitarra enriquece las composiciones de la banda.
Tras el interludio “(+)”, la banda cierra este trabajo con “Solipsia”, demostrando que no sólo tienen mucho que decir dentro de la escena, sino que esa dualidad entre la emoción y la garra está más que conseguida en este nuevo disco, el cual puede ser el mejor que han grabado hasta la fecha y se que es apresurarme mucho, pero cuando se coge la dirección correcta se llega al camino deseado y con Quebranto, Bolu2 Death se van acercando a pasos agigantados a ser esa banda a la que muchos deberían tomar como ejemplo ya que tras más de una década de carrera, los chicos están en su mejor momento musical pero su techo está muy lejos de ser alcanzado.
Etiquetas: Bolu2 Death, Melodic Metalcore, New Album 2024, Nu Metal Moderno, Post Grunge, Post Hardcore, Quebranto

El grupo asturiano Onza ha vuelto a la carga con un EP que destila energía, introspección y un profundo apego a sus raíces. Compuesto por seis canciones, el disco es un viaje emocional que combina letras crudas, arreglos cargados de matices y una producción que equilibra el filo del rock “punkeado” como ellos le llaman.
El EP abre con “Bajar a segunda”, un golpe de realidad, una canción con una línea de bajo contundente y un ritmo incesante que simboliza el descenso a la humildad, pero también el renacimiento. Más allá de la ironía en su título, el tema aborda el cierre de una etapa crucial: la despedida de su exgrupo, Desakato, y el desafío de empezar de nuevo con Onza, un proyecto que nació como paralelo pero que ahora toma el centro del escenario.
Musicalmente, además del bajo ya mencionado, se destaca un gran solo de guitarra que eleva la intensidad del tema, añadiendo un matiz épico a la narración. Las guitarras oscilan entre la rabia y la melancolía, reflejando perfectamente el espíritu de cambio y lucha que impregna la canción. La voz del Pepo Martínez resalta en un estribillo que parece diseñado para corearse en directo.
“Lo que arde”, es un tema visceral, con riffs más oscuros. Aquí, Onza explora el peso de las decisiones difíciles y cómo estas pueden consumirnos por dentro. La producción es más cruda, con distorsiones que subrayan la intensidad emocional del mensaje.
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Pasamos a una de las canciones que más me gustó: hablo de “Mundos distintos”, el tercer track de este EP. Es una de las canciones más melódicas, y el contraste entre los interludios instrumentales más agresivos y la voz potente, que en el estribillo se vuelve más melódica, le da un dinamismo especial. Una canción que habla sobre las conexiones y diferencias entre las personas, evocando nostalgia sin perder fuerza.
“Limpiajumar”, quizás la canción más agresiva del EP (me recuerda por momentos a los argentinos La Renga), comienza con un arranque más veloz entre unos filosos riffs de guitarra y la potente voz, y con otra letra bien personal y cruda.
Un tema introspectivo y potente, “Lucha Interior” habla de las batallas que libramos con nosotros mismos. La canción combina versos tranquilos con explosiones sonoras en los coros, logrando un equilibrio entre vulnerabilidad y catarsis.
El cierre del EP es una despedida emocional. “El Duelo” se construye lentamente, con un inicio casi susurrado que va ganando fuerza hasta un clímax desgarrador. Las letras, cargadas de imágenes poéticas, retratan la pérdida y la aceptación, dejando al oyente con una sensación de resolución y esperanza.
Onza ha publicado un EP que, aunque breve, contiene un peso emocional y sonoro notable. Cada canción aporta algo único al conjunto, mostrando una evolución clara en su sonido sin perder la esencia cruda y auténtica que los caracteriza. Para los seguidores del rock alternativo con profundidad y garra, este EP es una cita obligada. Onza demuestra que, aunque “bajen a segunda”, su música sigue jugando en primera…