La historia de Metallica se puede analizar desde una infinidad de puntos de vista: sus cambios artísticos, los dramas personales dentro del grupo, la relación con sus fans, su influencia en el mundo del metal, el constante debate de si se “vendieron” o no, y demás. Es la clase de banda con una mitología importante detrás, e incluso si el material editado por el cuarteto de San Francisco en las últimas décadas no se le acerque al nivel de sus álbumes clásicos, cada uno de sus movimientos y proyectos generan un interés inmediato.
En nuestro post del día de hoy y con motivo de la visita de los estadounidenses a Argentina de este 30 de abril, vamos a estar explorando un par de instancias de un aspecto que no se habla tanto acerca de la historia de los Cuatro Jinetes: su participación en bandas sonoras. Obviamente en estos días es súper común escuchar la música de la banda de James Hetfield y Lars Ulrich en películas, series y hasta videojuegos, pero hubo una época en la que esto no era tan común. Obviamente si nos pusiéramos a hablar de todas y cada una de ellas no terminaríamos nunca, así que hoy nos vamos a centrar en cuatro presencias de Metallica en bandas sonoras, con historias interesantes detrás y que marcaron un momento en la historia del grupo y de la cultura popular.
Vid Grid (1994)
Vid Grid fue un videojuego desarrollado por la discográfica Geffen y lanzado originalmente para el sistema Windows el 13 de septiembre de 1994, con una versión para el add-on en CD de la efímera consola Atari Jaguar puesta a la venta el 21 de septiembre de 1995, con la que se comercializó como uno de los juegos que venía con la consola, para el que salieron apenas once juegos. El juego incluía nueve videos musicales que el jugador debía ordenar en pantalla como si fuera un rompecabezas, avanzando de nivel cuando el jugador lograba que todas las piezas estuvieran en su lugar. Era extremadamente simple incluso para los estándares de las computadoras de la época, pero fue un éxito y atrajo mucha atención en su manera de promocionar música a través de este nuevo formato.
Incluyendo entre su catálogo los videos de “November Rain” de Guns N’ Roses, “Give It Away” de Red Hot Chili Peppers y “No More Tears” de Ozzy Osbourne, Metallica aparecieron con el icónico video de “Enter Sandman”. Esta aparición es notable porque fue la primera del grupo en un videojuego, y su única aparición en un soundtrack de varios artistas previa a la salida de Load en 1996. La banda no volvería a aparecer de manera oficial en un videojuego hasta 2004, con la salida del Tony Hawk’s Underground 2.
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Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills (1996)
El 6 de mayo 1993, la policía de la ciudad de West Memphis, en el estado de Arkansas, encontró los cadáveres de Steve Branch, Christopher Byers y Michael Moore, tres niños de ocho años que habían sido declarados desaparecidos el día anterior. Por este crimen fueron detenidos tres chicos de entre 16 y 18 años: Jessie Misskelley, Jason Baldwin y Damien Echols, todos ellos con antecedentes de encuentros con la justicia por vandalismo y robo. En 1994 los tres fueron sentenciados a diferentes penas: Echols fue condenado a muerte, mientras que Balwin y Misskelley fueron sentenciados a cadena perpetua. Sin embargo, desde un principio se plantearon dudas acerca de la investigación y de la culpabilidad de los acusados, de los que se había dicho que habían cometido los crímenes como parte de un ritual de corte satánico.
Esto motivó a los directores Joe Berlinger y Bruce Sinofsky a dirigir Paradise Lost, un documental que trajo a la luz las irregularidades de la investigación. Durante la producción de la película, Berlinger y Sinofsky solicitaron a Metallica el poder utilizar su música para la banda sonora, siendo que los tres acusados eran fanáticos del grupo, y la banda aprobó el pedido, siendo la primera vez que daban permiso para algo así. La película usó las canciones “Welcome Home (Sanitarium)”, “The Call of Ktulu” y “Orion”.
El documental fue un éxito y recibió dos secuelas en 2000 y 2011 donde se siguió el desarrollo del caso a lo largo de los años, y Metallica terminaría colaborando con el dúo de directores en Some Kind of Monster, que documentó las tensiones internas de la banda durante la grabación de St. Anger.
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Spawn (1997)
En 1993 la película Judgment Night fue un fracaso tanto de crítica como de taquilla, apenas recaudando 12 millones de dólares con un presupuesto de 21 millones. Sin embargo, este thriller de acción con Emilio Estévez y Cuba Gooding Jr. marcaría historia con su soundtrack, que fue un éxito de ventas gracias a la ingeniosa idea de tener once canciones con grupos de rock y hip hop colaborando en canciones originales, aprovechando la popularidad del rap rock que había explotado en esa época gracias a gente como Rage Against The Machine y Biohazard. En 1997, con la popularidad del nu metal, los productores detrás de la adaptación a la gran pantalla del cómic Spawn decidieron revivir esta misma idea para su propio soundtrack.
La banda sonora de Spawn terminó siendo un quién-es-quién de la música de fines: Marilyn Manson colaborando con los ingleses Sneaker Pimps, Korn con los productores The Dust Brothers, Henry Rollins con el músico de drum & bass Goldie, y obviamente incluyendo a Metallica. En el caso de la banda de Hetfield y Ulrich su colaboración fue con el músico de hip-hop instrumental Paul D. Miller, más conocido como DJ Spooky, quien hizo un remix del clásico “For Whom The Bell Tolls” en clave techno y drum & bass. El resultado fue… no tan bueno, si puedo dar mi opinión: teniendo que compartir espacio con la explosión techno-punk de “No Remorse” de Slayer junto a los alemanes Atari Teenage Riot, este remix sonaba bastante menos poderoso y trabajado.
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Misión: Imposible 2 (2000)
Aunque ya a partir de la segunda mitad de los noventas se había hecho más común que Metallica prestara su música para películas, su participación en la segunda entrega de la nueva saga de Misión: Imposible tuvo gran repercusión, siendo que la canción “I Disappear” sería un track exclusivo de la película protagonizada por Tom Cruise. Pero a pesar de que esta canción, con cierta combinación muy particular de hard rock y elementos psicodélicos, demostraba el estatus del grupo en el cambio de milenio al compartir tracklist con gente como Limp Bizkit, Tori Amos y Godsmack, hubo un par de detalles que presagiaron la etapa más oscura de su carrera.
Uno fue que en el video de alto presupuesto apareciera tocando el bajo el usual Jason Newsted, pero que en el estudio fuera el productor Bob Rock el que se encargara de las cuatro cuerdas: para enero de 2001, Newsted habría anunciado su salida del Metallica.
Pero el otro sería el más trascendental, y se dio incluso antes de la salida de la canción.
Durante la producción de “I Disappear”, los miembros descubrieron que varias estaciones de radio estaban pasando una versión del track que ellos habían grabado como demo y que nunca habían hecho pública de manera oficial. Durante su investigación, rastrearon la filtración hasta el sitio de descargas Napster, fue así que Lars Ulrich decidió iniciar una demanda no sólo contra el sitio sino contra todos los que habían descargado material de Metallica, acudiendo a la justicia con una lista de todos ellos. Siendo que Metallica habían logrado gran parte de su popularidad en los ochentas a través del circuito de cintas piratas, gran parte de los medios rockeros acusaron al grupo de hipócritas, agriando así la relación entre la banda y sus fans de ahí en más.
La historia de Metallica se puede analizar desde una infinidad de puntos de vista: sus cambios artísticos, los dramas personales dentro del grupo, la relación con sus fans, su influencia en el mundo del metal, el constante debate de si se “vendieron” o no, y demás. Es la clase de banda con una mitología importante detrás, e incluso si el material editado por el cuarteto de San Francisco en las últimas décadas no se le acerque al nivel de sus álbumes clásicos, cada uno de sus movimientos y proyectos generan un interés inmediato.
En nuestro post del día de hoy y con motivo de la visita de los estadounidenses a Argentina de este 30 de abril, vamos a estar explorando un par de instancias de un aspecto que no se habla tanto acerca de la historia de los Cuatro Jinetes: su participación en bandas sonoras. Obviamente en estos días es súper común escuchar la música de la banda de James Hetfield y Lars Ulrich en películas, series y hasta videojuegos, pero hubo una época en la que esto no era tan común. Obviamente si nos pusiéramos a hablar de todas y cada una de ellas no terminaríamos nunca, así que hoy nos vamos a centrar en cuatro presencias de Metallica en bandas sonoras, con historias interesantes detrás y que marcaron un momento en la historia del grupo y de la cultura popular.
Vid Grid (1994)
Vid Grid fue un videojuego desarrollado por la discográfica Geffen y lanzado originalmente para el sistema Windows el 13 de septiembre de 1994, con una versión para el add-on en CD de la efímera consola Atari Jaguar puesta a la venta el 21 de septiembre de 1995, con la que se comercializó como uno de los juegos que venía con la consola, para el que salieron apenas once juegos. El juego incluía nueve videos musicales que el jugador debía ordenar en pantalla como si fuera un rompecabezas, avanzando de nivel cuando el jugador lograba que todas las piezas estuvieran en su lugar. Era extremadamente simple incluso para los estándares de las computadoras de la época, pero fue un éxito y atrajo mucha atención en su manera de promocionar música a través de este nuevo formato.
Incluyendo entre su catálogo los videos de “November Rain” de Guns N’ Roses, “Give It Away” de Red Hot Chili Peppers y “No More Tears” de Ozzy Osbourne, Metallica aparecieron con el icónico video de “Enter Sandman”. Esta aparición es notable porque fue la primera del grupo en un videojuego, y su única aparición en un soundtrack de varios artistas previa a la salida de Load en 1996. La banda no volvería a aparecer de manera oficial en un videojuego hasta 2004, con la salida del Tony Hawk’s Underground 2.
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Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills (1996)
El 6 de mayo 1993, la policía de la ciudad de West Memphis, en el estado de Arkansas, encontró los cadáveres de Steve Branch, Christopher Byers y Michael Moore, tres niños de ocho años que habían sido declarados desaparecidos el día anterior. Por este crimen fueron detenidos tres chicos de entre 16 y 18 años: Jessie Misskelley, Jason Baldwin y Damien Echols, todos ellos con antecedentes de encuentros con la justicia por vandalismo y robo. En 1994 los tres fueron sentenciados a diferentes penas: Echols fue condenado a muerte, mientras que Balwin y Misskelley fueron sentenciados a cadena perpetua. Sin embargo, desde un principio se plantearon dudas acerca de la investigación y de la culpabilidad de los acusados, de los que se había dicho que habían cometido los crímenes como parte de un ritual de corte satánico.
Esto motivó a los directores Joe Berlinger y Bruce Sinofsky a dirigir Paradise Lost, un documental que trajo a la luz las irregularidades de la investigación. Durante la producción de la película, Berlinger y Sinofsky solicitaron a Metallica el poder utilizar su música para la banda sonora, siendo que los tres acusados eran fanáticos del grupo, y la banda aprobó el pedido, siendo la primera vez que daban permiso para algo así. La película usó las canciones “Welcome Home (Sanitarium)”, “The Call of Ktulu” y “Orion”.
El documental fue un éxito y recibió dos secuelas en 2000 y 2011 donde se siguió el desarrollo del caso a lo largo de los años, y Metallica terminaría colaborando con el dúo de directores en Some Kind of Monster, que documentó las tensiones internas de la banda durante la grabación de St. Anger.
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Spawn (1997)
En 1993 la película Judgment Night fue un fracaso tanto de crítica como de taquilla, apenas recaudando 12 millones de dólares con un presupuesto de 21 millones. Sin embargo, este thriller de acción con Emilio Estévez y Cuba Gooding Jr. marcaría historia con su soundtrack, que fue un éxito de ventas gracias a la ingeniosa idea de tener once canciones con grupos de rock y hip hop colaborando en canciones originales, aprovechando la popularidad del rap rock que había explotado en esa época gracias a gente como Rage Against The Machine y Biohazard. En 1997, con la popularidad del nu metal, los productores detrás de la adaptación a la gran pantalla del cómic Spawn decidieron revivir esta misma idea para su propio soundtrack.
La banda sonora de Spawn terminó siendo un quién-es-quién de la música de fines: Marilyn Manson colaborando con los ingleses Sneaker Pimps, Korn con los productores The Dust Brothers, Henry Rollins con el músico de drum & bass Goldie, y obviamente incluyendo a Metallica. En el caso de la banda de Hetfield y Ulrich su colaboración fue con el músico de hip-hop instrumental Paul D. Miller, más conocido como DJ Spooky, quien hizo un remix del clásico “For Whom The Bell Tolls” en clave techno y drum & bass. El resultado fue… no tan bueno, si puedo dar mi opinión: teniendo que compartir espacio con la explosión techno-punk de “No Remorse” de Slayer junto a los alemanes Atari Teenage Riot, este remix sonaba bastante menos poderoso y trabajado.
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Misión: Imposible 2 (2000)
Aunque ya a partir de la segunda mitad de los noventas se había hecho más común que Metallica prestara su música para películas, su participación en la segunda entrega de la nueva saga de Misión: Imposible tuvo gran repercusión, siendo que la canción “I Disappear” sería un track exclusivo de la película protagonizada por Tom Cruise. Pero a pesar de que esta canción, con cierta combinación muy particular de hard rock y elementos psicodélicos, demostraba el estatus del grupo en el cambio de milenio al compartir tracklist con gente como Limp Bizkit, Tori Amos y Godsmack, hubo un par de detalles que presagiaron la etapa más oscura de su carrera.
Uno fue que en el video de alto presupuesto apareciera tocando el bajo el usual Jason Newsted, pero que en el estudio fuera el productor Bob Rock el que se encargara de las cuatro cuerdas: para enero de 2001, Newsted habría anunciado su salida del Metallica.
Pero el otro sería el más trascendental, y se dio incluso antes de la salida de la canción.
Durante la producción de “I Disappear”, los miembros descubrieron que varias estaciones de radio estaban pasando una versión del track que ellos habían grabado como demo y que nunca habían hecho pública de manera oficial. Durante su investigación, rastrearon la filtración hasta el sitio de descargas Napster, fue así que Lars Ulrich decidió iniciar una demanda no sólo contra el sitio sino contra todos los que habían descargado material de Metallica, acudiendo a la justicia con una lista de todos ellos. Siendo que Metallica habían logrado gran parte de su popularidad en los ochentas a través del circuito de cintas piratas, gran parte de los medios rockeros acusaron al grupo de hipócritas, agriando así la relación entre la banda y sus fans de ahí en más.