

Al principio, allá por 1955, nadie sabía nada del rock ‘n’ roll. El blanco tenía el vals, el negro tenía el blues… Y en el ‘68 Black Sabbath trajo las buenas noticias. Y a partir de ahí, toda creación fue inferior al heavy metal. Un género que contiene una cantidad de información cultural que claramente para la cabeza del troglodita que se limita a reducirlo a mera distorsión y alaridos, es demasiado para procesar.
Al igual que Black Sabbath, bandas como Led Zeppelin, cada tanto, enriquecían sus letras o completaban sus discos con escritos basados en la literatura, como ser “Misty Mountain Top”, o “The Battle of Evermore” tienen referencias marcadas hacia la obra más distinguida de J.R.R. Tolkien, “El Señor de los Anillos”. Para la banda de Tommy Iommi, “The Wizard” es uno de esos ejemplos, aunque gran parte de la inspiración era el cine: sabemos que las más viejas películas de terror, aquellas protagonizadas por Sir Cristopher Lee, fueron con las que la banda había crecido y que posteriormente, influenciaron (entre otras cosas) aquellas composiciones que hoy se consideran las bases y fundamentos sobre las que el movimiento del heavy metal se formó. Curiosamente, Sir Lee terminó volviéndose fanático de Black Sabbath, lo cual lo llevó a incursionar en la música. De esta manera, colaboró musicalmente con Rhapsody of Fire e incluso lanzó algún que otro disco solista. Así se completó un círculo perfecto. Una de las tantas retroalimentaciones que tiene el heavy metal con otras artes. Dentro de los casos menos mencionados de esta relación, encontramos un vínculo estrecho entre metal y cómics. Si bien son pocas las bandas que han incursionado en la escritura sobre sus personajes favoritos, varios son los ejemplos, y además, la relación también es inversa: el metal también hace eco dentro de las viñetas.
El Multiverso
Si bien los primeros cómics datan cerca del año 1895, los mismos tales y como los conocemos, aquellos protagonizados por superhéroes, no vieron la luz hasta 1938, con la aparición de Action Comics #1. A partir de ahí, en adelante, se abre un abanico de estilos que supo cumplir con todas las demandas de sus lectores. Algunos oscuros, basados en la venganza. Otros, plagados de colores y alienígenas. Sobrenaturales, infernales, con notoria inspiración bíblica o incluso, bélica. Algunos atraen por el arte, otros por la historia, los poderes del protagonista o por la estética del universo del que forman parte. Y así como nos gustan a nosotros, a nuestros artistas favoritos también los cautivan.
Y no, “Iron Man” de Black Sabbath no es sobre Iron Man de Marvel Comics. Es sobre un hombre que viaja al futuro para prevenir el apocalipsis, pero a causa de su viaje en el tiempo es convertido en acero y aquellos humanos que quiere salvar, lo ignoran. Así es que el Iron Man cobra su venganza, causando el apocalipsis del cual fue testigo. Todo lo contrario a Tony Stark.
Del cómic al metal
En 1990, Megadeth lanzó Rust in Peace, considerada una de las mejores piezas de su discografía. Uno de sus más icónicos temas, “Holy Wars… The Punishment Due” tiene como inspiración dos temas no relacionados entre sí: por un lado, las guerras religiosas, una cuestión histórica, bélica y real, que corresponden a la primera parte del título. “The Punishment Due” trata sobre Frank Castle, el justiciero más violento de Marvel Comics, también conocido como “The Punisher”. “They killed my wife and my baby, with hopes to enslave me / First mistake… last mistake!”
Siguiendo con la línea thrash metal del “Big 4” americano, Anthrax también gana su lugar. “I Am The Law” tiene como protagonista al Juez Dredd, justiciero absoluto de Mega-City, en el futuro distópico ideado por John Wagner de los cómics de la saga homónima “Judge Dredd”. La canción no solamente hace hincapié en el personaje, sino también en distintos escenarios y acompañantes de la ficción. Agente de ley, juez, jurado y verdugo, como dice Anthrax: “Respect the badge! / He earned it with his blood / Fear the gun – your sentence may be death because…I AM THE LAW!”.
La apuesta se redobla con Iced Earth, quienes no apostaron por una canción, sino un álbum conceptual, titulado The Dark Saga. El protagonista es Spawn, el hijo privilegiado de Todd McFarlane, de Image Comics. La historia de Al Simmons trata sobre su muerte y caída al Infierno la cual, tras un trato maligno que lo devuelve al reino mortal como un engendro infernal, se convierte en una cruzada por impartir justicia con sus poderes avernales.
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Del metal al cómic
En el otro sentido, la relación se mantiene: hay bandas que decidieron explotar el recurso del cómic para afianzar a sus fanáticos con otro tipo de merchandising, y captar a un público que tal vez no hubieran logrado captar solo con la música. De los casos más conocidos, está en primer lugar Iron Maiden, con su saga “Legacy of the Beast”. En ella, Eddie es lanzado a través del “Maidenverso” para evitar la destrucción de la existencia. Todos los escenarios son, por supuesto, las distintas portadas y temáticas abordadas en los discos de la banda.
Slayer también tuvo su miniserie: “Repentless” expande y termina la historia que se narra en la trilogía de videos del álbum que lleva el mismo nombre. El orden correcto para entender la narrativa en su totalidad es “Repentless”, “You Against You”, “Pride in Prejudice” y por último, la saga ilustrada.
El tercer caso, último ejemplo de este tipo, es una obra basada en Holy Diver, de Ronnie James Dio. Producido por Z2, una empresa que se dedica a este tipo de adaptaciones (música-gráfica), está basado enteramente en el arte de tapa del disco.
En homenaje al metal
Para el final, una saga que se limitó a los Easter Eggs. “Dark Nights: Metal” y su continuación, “Death Metal”, creadas por Scott Snyder para el sello DC Comics, se centra en los miedos de Bruce Wayne, la identidad detrás del Caballero Oscuro. La aparición de unos extraños metales en la Tierra 0 crean un puente con una realidad negativa, un reflejo oscuro del Multiverso existente dentro de la obra, donde cada una de las tierras alternativas que lo componen tienen como eje a un Batman derrotado por sus miedos y convertido en un caballero malvado. Dragones Jokers, velocistas murciélagos, y un demonio cósmico y supremo, primo menos de algún terror lovecraftiano, integran un panteón de villanos que, por supuesto, es derrotado, pero que dan vuelta la tortilla para que haya una secuela, que nadie pidió, pero que igual nos brindaron.
Sin embargo, lo bueno de “Death Metal” es que se adentra en la cultura metálica de lleno. El nombre, sumado a notorias referencia a otros estilos, cautivan al lector metálico y obligan a terminarlo. Aluden al power metal, donde los dragones son derrotados por superhéroes en armadura, al speed metal en un número protagonizado por los velocistas, y al doom metal, centrado dicha entrega en la Legion of Doom liderada por Lex Luthor. No solo lanzaron una serie de artes de tapa alternativas, basadas en Ozzy Osbourne, Sepultura, Dream Theater, Lacuna Coil, Opeth, Ghost y Megadeth, sino que también lanzaron playlists disponibles de forma gratuita para acompañar la lectura de la saga, haciendo que sea la colección de cómics más metálica jamás creada.
Epílogo
Este tipo de crossovers, entre cómics y metal, puede parecer raro, e incluso alternativo, pero tienen un público en común. En cualquier convención de cómics vas a encontrar a más de un integrante de las legiones metálicas dando vueltas por el lugar. Si bien no es normal la inversa (cruzar a un fanático de Linterna Verde en un recital de metal) también ocurre cada tanto. Pero el punto en común no es solo el gusto. El cómic no es un producto para el ávido lector de novelas, sino para un grupo más “marginado”. Al igual que el metal, es entretenimiento proveniente de una propuesta más visceral que la del mainstream, algo que “no es para todos”, donde más de uno de sus consumidores encuentra consuelo, entendimiento y refugio, cuando su entorno es hostil, o simplemente lo margina. No obstante, esto no es algo negativo. Con nuestras piezas musicales favoritas con mayor complejidad que cualquier basura de boliche y las páginas que alimentan nuestro imaginario en lugar de un reality compuesto por pura basura, estamos bien.
Etiquetas: anthrax, black sabbath, Dio, Heavy Metal, Led Zeppelin, Megadeth

Al principio, allá por 1955, nadie sabía nada del rock ‘n’ roll. El blanco tenía el vals, el negro tenía el blues… Y en el ‘68 Black Sabbath trajo las buenas noticias. Y a partir de ahí, toda creación fue inferior al heavy metal. Un género que contiene una cantidad de información cultural que claramente para la cabeza del troglodita que se limita a reducirlo a mera distorsión y alaridos, es demasiado para procesar.
Al igual que Black Sabbath, bandas como Led Zeppelin, cada tanto, enriquecían sus letras o completaban sus discos con escritos basados en la literatura, como ser “Misty Mountain Top”, o “The Battle of Evermore” tienen referencias marcadas hacia la obra más distinguida de J.R.R. Tolkien, “El Señor de los Anillos”. Para la banda de Tommy Iommi, “The Wizard” es uno de esos ejemplos, aunque gran parte de la inspiración era el cine: sabemos que las más viejas películas de terror, aquellas protagonizadas por Sir Cristopher Lee, fueron con las que la banda había crecido y que posteriormente, influenciaron (entre otras cosas) aquellas composiciones que hoy se consideran las bases y fundamentos sobre las que el movimiento del heavy metal se formó. Curiosamente, Sir Lee terminó volviéndose fanático de Black Sabbath, lo cual lo llevó a incursionar en la música. De esta manera, colaboró musicalmente con Rhapsody of Fire e incluso lanzó algún que otro disco solista. Así se completó un círculo perfecto. Una de las tantas retroalimentaciones que tiene el heavy metal con otras artes. Dentro de los casos menos mencionados de esta relación, encontramos un vínculo estrecho entre metal y cómics. Si bien son pocas las bandas que han incursionado en la escritura sobre sus personajes favoritos, varios son los ejemplos, y además, la relación también es inversa: el metal también hace eco dentro de las viñetas.
El Multiverso
Si bien los primeros cómics datan cerca del año 1895, los mismos tales y como los conocemos, aquellos protagonizados por superhéroes, no vieron la luz hasta 1938, con la aparición de Action Comics #1. A partir de ahí, en adelante, se abre un abanico de estilos que supo cumplir con todas las demandas de sus lectores. Algunos oscuros, basados en la venganza. Otros, plagados de colores y alienígenas. Sobrenaturales, infernales, con notoria inspiración bíblica o incluso, bélica. Algunos atraen por el arte, otros por la historia, los poderes del protagonista o por la estética del universo del que forman parte. Y así como nos gustan a nosotros, a nuestros artistas favoritos también los cautivan.
Y no, “Iron Man” de Black Sabbath no es sobre Iron Man de Marvel Comics. Es sobre un hombre que viaja al futuro para prevenir el apocalipsis, pero a causa de su viaje en el tiempo es convertido en acero y aquellos humanos que quiere salvar, lo ignoran. Así es que el Iron Man cobra su venganza, causando el apocalipsis del cual fue testigo. Todo lo contrario a Tony Stark.
Del cómic al metal
En 1990, Megadeth lanzó Rust in Peace, considerada una de las mejores piezas de su discografía. Uno de sus más icónicos temas, “Holy Wars… The Punishment Due” tiene como inspiración dos temas no relacionados entre sí: por un lado, las guerras religiosas, una cuestión histórica, bélica y real, que corresponden a la primera parte del título. “The Punishment Due” trata sobre Frank Castle, el justiciero más violento de Marvel Comics, también conocido como “The Punisher”. “They killed my wife and my baby, with hopes to enslave me / First mistake… last mistake!”
Siguiendo con la línea thrash metal del “Big 4” americano, Anthrax también gana su lugar. “I Am The Law” tiene como protagonista al Juez Dredd, justiciero absoluto de Mega-City, en el futuro distópico ideado por John Wagner de los cómics de la saga homónima “Judge Dredd”. La canción no solamente hace hincapié en el personaje, sino también en distintos escenarios y acompañantes de la ficción. Agente de ley, juez, jurado y verdugo, como dice Anthrax: “Respect the badge! / He earned it with his blood / Fear the gun – your sentence may be death because…I AM THE LAW!”.
La apuesta se redobla con Iced Earth, quienes no apostaron por una canción, sino un álbum conceptual, titulado The Dark Saga. El protagonista es Spawn, el hijo privilegiado de Todd McFarlane, de Image Comics. La historia de Al Simmons trata sobre su muerte y caída al Infierno la cual, tras un trato maligno que lo devuelve al reino mortal como un engendro infernal, se convierte en una cruzada por impartir justicia con sus poderes avernales.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Un viaje por las portadas más bizarras en el mundo del metal
Del metal al cómic
En el otro sentido, la relación se mantiene: hay bandas que decidieron explotar el recurso del cómic para afianzar a sus fanáticos con otro tipo de merchandising, y captar a un público que tal vez no hubieran logrado captar solo con la música. De los casos más conocidos, está en primer lugar Iron Maiden, con su saga “Legacy of the Beast”. En ella, Eddie es lanzado a través del “Maidenverso” para evitar la destrucción de la existencia. Todos los escenarios son, por supuesto, las distintas portadas y temáticas abordadas en los discos de la banda.
Slayer también tuvo su miniserie: “Repentless” expande y termina la historia que se narra en la trilogía de videos del álbum que lleva el mismo nombre. El orden correcto para entender la narrativa en su totalidad es “Repentless”, “You Against You”, “Pride in Prejudice” y por último, la saga ilustrada.
El tercer caso, último ejemplo de este tipo, es una obra basada en Holy Diver, de Ronnie James Dio. Producido por Z2, una empresa que se dedica a este tipo de adaptaciones (música-gráfica), está basado enteramente en el arte de tapa del disco.
En homenaje al metal
Para el final, una saga que se limitó a los Easter Eggs. “Dark Nights: Metal” y su continuación, “Death Metal”, creadas por Scott Snyder para el sello DC Comics, se centra en los miedos de Bruce Wayne, la identidad detrás del Caballero Oscuro. La aparición de unos extraños metales en la Tierra 0 crean un puente con una realidad negativa, un reflejo oscuro del Multiverso existente dentro de la obra, donde cada una de las tierras alternativas que lo componen tienen como eje a un Batman derrotado por sus miedos y convertido en un caballero malvado. Dragones Jokers, velocistas murciélagos, y un demonio cósmico y supremo, primo menos de algún terror lovecraftiano, integran un panteón de villanos que, por supuesto, es derrotado, pero que dan vuelta la tortilla para que haya una secuela, que nadie pidió, pero que igual nos brindaron.
Sin embargo, lo bueno de “Death Metal” es que se adentra en la cultura metálica de lleno. El nombre, sumado a notorias referencia a otros estilos, cautivan al lector metálico y obligan a terminarlo. Aluden al power metal, donde los dragones son derrotados por superhéroes en armadura, al speed metal en un número protagonizado por los velocistas, y al doom metal, centrado dicha entrega en la Legion of Doom liderada por Lex Luthor. No solo lanzaron una serie de artes de tapa alternativas, basadas en Ozzy Osbourne, Sepultura, Dream Theater, Lacuna Coil, Opeth, Ghost y Megadeth, sino que también lanzaron playlists disponibles de forma gratuita para acompañar la lectura de la saga, haciendo que sea la colección de cómics más metálica jamás creada.
Epílogo
Este tipo de crossovers, entre cómics y metal, puede parecer raro, e incluso alternativo, pero tienen un público en común. En cualquier convención de cómics vas a encontrar a más de un integrante de las legiones metálicas dando vueltas por el lugar. Si bien no es normal la inversa (cruzar a un fanático de Linterna Verde en un recital de metal) también ocurre cada tanto. Pero el punto en común no es solo el gusto. El cómic no es un producto para el ávido lector de novelas, sino para un grupo más “marginado”. Al igual que el metal, es entretenimiento proveniente de una propuesta más visceral que la del mainstream, algo que “no es para todos”, donde más de uno de sus consumidores encuentra consuelo, entendimiento y refugio, cuando su entorno es hostil, o simplemente lo margina. No obstante, esto no es algo negativo. Con nuestras piezas musicales favoritas con mayor complejidad que cualquier basura de boliche y las páginas que alimentan nuestro imaginario en lugar de un reality compuesto por pura basura, estamos bien.
Etiquetas: anthrax, black sabbath, Dio, Heavy Metal, Led Zeppelin, Megadeth