La noche del concierto en Paral·lel 62 de Barcelona fue una experiencia inolvidable para los amantes del rock y el folk americano. The White Buffalo, conocido por sus poderosas actuaciones cargadas de emoción, decidió traer consigo a su amigo L.A. Edwards para abrir su gira por la península, creando una velada musical íntima y diversa.
El público que llenaba el recinto era muy variado, desde jóvenes curiosos hasta seguidores de mediana edad, todos ansiosos por sumergirse en una noche cargada de música profunda y auténtica. El escenario, con un telón de fondo minimalista y un diseño de letras vintage evocando los años 70, encajaba perfectamente con el estilo de L.A. Edwards. Luke Andrew Edwards, el líder de la banda, entró en escena acompañado de sus hermanos y miembros de la banda, lo que desde el primer momento generó una sensación cálida y familiar.
L.A. Edwards comenzó su actuación con “Don’t You Know Better”, estableciendo de inmediato una conexión con el público. Los acordes de la guitarra y las armonías vocales marcaron el tono de la noche. Uno de los momentos más destacados fue cuando la banda bajó el ritmo para interpretar la delicada “Louisiana”, despojando los arreglos más complejos y permitiendo que las letras y la íntima interpretación vocal tomarán el protagonismo. Esta canción cautivó a la audiencia, que escuchaba en silencio reverente.
El repertorio de L.A. Edwards se centró en su más reciente disco Pie Town (2024), ofreciendo a los presentes temas como “El Camino”, “Comin’ Around” y “Good Luck”, cada una cargada de ese sonido que mezcla rock clásico, folk y toques de country, con claras influencias de Tom Petty y Jackson Browne. Las canciones movidas como “Gone 4U” y “I Won’t” hicieron que la audiencia se levantara y comenzara a moverse, creando una atmósfera de celebración y libertad. Para cerrar su set, interpretó “Day I Die” y “Let It Out”, esta última cantada a capella por el guitarrista y el batería, terminando con un agradecimiento sincero: “Gracias, Barcelona”.
L.A. Edwards dejó una gran impresión en el público con su sonido auténtico y su capacidad para conectar emocionalmente. Fue la antesala perfecta para lo que vendría después con The White Buffalo.
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El concierto de The White Buffalo en Paral·lel 62 de Barcelona fue una experiencia musical intensa y emotiva, que dejó al público completamente inmerso en la narrativa musical de Jake Smith. El escenario estaba envuelto en luces suaves, mayormente en tonos cálidos como amarillos y naranjas, lo que creaba una atmósfera íntima y acogedora desde el inicio. Jake Smith, acompañado de su banda, se posicionó al centro, alternando entre la guitarra acústica y la eléctrica, mientras su inconfundible voz grave y rasposa llenaba el espacio. Las luces se adaptan al tono de cada canción: más tenues y azuladas para las baladas melancólicas, más intensas y brillantes en los momentos más enérgicos del espectáculo. El concierto fue una fusión de folk, country, blues y rock, géneros que The White Buffalo domina con maestría. Desde los primeros acordes, Jake Smith transportó a la audiencia por un viaje lleno de emociones, alternando entre temas lentos y emotivos como “The Whistler” y “Wish It Was True”, cargados de nostalgia y dolor, y canciones más rockeras y vibrantes como “Come Join the Murder” y “The Observatory”, donde la batería y la guitarra eléctrica resonaban en los corazones de los presentes.
La energía creció cuando interpretó la animada “Joe and Jolene”, una canción country que hizo que la audiencia se moviera al ritmo contagioso, mientras que la balada “C’mon Come Up Come Out” trajo un momento de calma y reflexión. En cada tema, la conexión de The White Buffalo con el público fue palpable, con momentos en los que Jake compartió anécdotas entre canciones, bromas y reflexiones sobre sus letras, logrando que el público se sintiera parte de la historia que contaba.
Uno de los momentos más poderosos fue cuando interpretó “Darlin’ What Have I Done”, una de las más coreadas de la noche, con el público acompañando a Jake al ritmo del country. “The Whistler”, con su característico silbido a capella y la guitarra acústica, creó un momento mágico donde la audiencia permaneció en un silencio reverente, atrapada en la pureza de la interpretación.
La canción más coreada fue “Come Join the Murder”, un verdadero himno, mientras que “BB, Guns & bikes”, acompañada por palmas y coros de “oh oh oh” del público, generó un ambiente festivo que hizo vibrar el recinto. “Last Call to Heaven” trajo un instante de melancolía, donde el silencio del público se sintió como una muestra de respeto por la profundidad emocional de la canción.
La banda de respaldo de The White Buffalo estuvo impecable, con la batería marcando el ritmo firme y la guitarra eléctrica aportando fuerza en los momentos clave. En “Stunt Driver”, el duelo de guitarras fue un espectáculo aparte, y en un momento especialmente intenso, Jake rompió una de las cuerdas de su guitarra, lo que sólo añadió más autenticidad y energía a la actuación.
La despedida fue gloriosa con “I Got You”, una sentida declaración al estilo del country americano que volvió a levantar al público. Preguntó retóricamente si los “good times are really good”, y el público respondió con un rotundo sí.
El cierre perfecto llegó con “Pilot”, otra muestra de su innegable talento para mezclar emociones y energía en sus canciones, dejando a los asistentes con la sensación de haber vivido algo verdaderamente especial. La combinación de estas dos propuestas musicales, ambas con raíces profundas en la música americana pero con estilos únicos, convirtió la noche en Paral·lel 62 en una celebración de la autenticidad, el arte y la pasión por la música en su forma más pura.
La noche del concierto en Paral·lel 62 de Barcelona fue una experiencia inolvidable para los amantes del rock y el folk americano. The White Buffalo, conocido por sus poderosas actuaciones cargadas de emoción, decidió traer consigo a su amigo L.A. Edwards para abrir su gira por la península, creando una velada musical íntima y diversa.
El público que llenaba el recinto era muy variado, desde jóvenes curiosos hasta seguidores de mediana edad, todos ansiosos por sumergirse en una noche cargada de música profunda y auténtica. El escenario, con un telón de fondo minimalista y un diseño de letras vintage evocando los años 70, encajaba perfectamente con el estilo de L.A. Edwards. Luke Andrew Edwards, el líder de la banda, entró en escena acompañado de sus hermanos y miembros de la banda, lo que desde el primer momento generó una sensación cálida y familiar.
L.A. Edwards comenzó su actuación con “Don’t You Know Better”, estableciendo de inmediato una conexión con el público. Los acordes de la guitarra y las armonías vocales marcaron el tono de la noche. Uno de los momentos más destacados fue cuando la banda bajó el ritmo para interpretar la delicada “Louisiana”, despojando los arreglos más complejos y permitiendo que las letras y la íntima interpretación vocal tomarán el protagonismo. Esta canción cautivó a la audiencia, que escuchaba en silencio reverente.
El repertorio de L.A. Edwards se centró en su más reciente disco Pie Town (2024), ofreciendo a los presentes temas como “El Camino”, “Comin’ Around” y “Good Luck”, cada una cargada de ese sonido que mezcla rock clásico, folk y toques de country, con claras influencias de Tom Petty y Jackson Browne. Las canciones movidas como “Gone 4U” y “I Won’t” hicieron que la audiencia se levantara y comenzara a moverse, creando una atmósfera de celebración y libertad. Para cerrar su set, interpretó “Day I Die” y “Let It Out”, esta última cantada a capella por el guitarrista y el batería, terminando con un agradecimiento sincero: “Gracias, Barcelona”.
L.A. Edwards dejó una gran impresión en el público con su sonido auténtico y su capacidad para conectar emocionalmente. Fue la antesala perfecta para lo que vendría después con The White Buffalo.
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El concierto de The White Buffalo en Paral·lel 62 de Barcelona fue una experiencia musical intensa y emotiva, que dejó al público completamente inmerso en la narrativa musical de Jake Smith. El escenario estaba envuelto en luces suaves, mayormente en tonos cálidos como amarillos y naranjas, lo que creaba una atmósfera íntima y acogedora desde el inicio. Jake Smith, acompañado de su banda, se posicionó al centro, alternando entre la guitarra acústica y la eléctrica, mientras su inconfundible voz grave y rasposa llenaba el espacio. Las luces se adaptan al tono de cada canción: más tenues y azuladas para las baladas melancólicas, más intensas y brillantes en los momentos más enérgicos del espectáculo. El concierto fue una fusión de folk, country, blues y rock, géneros que The White Buffalo domina con maestría. Desde los primeros acordes, Jake Smith transportó a la audiencia por un viaje lleno de emociones, alternando entre temas lentos y emotivos como “The Whistler” y “Wish It Was True”, cargados de nostalgia y dolor, y canciones más rockeras y vibrantes como “Come Join the Murder” y “The Observatory”, donde la batería y la guitarra eléctrica resonaban en los corazones de los presentes.
La energía creció cuando interpretó la animada “Joe and Jolene”, una canción country que hizo que la audiencia se moviera al ritmo contagioso, mientras que la balada “C’mon Come Up Come Out” trajo un momento de calma y reflexión. En cada tema, la conexión de The White Buffalo con el público fue palpable, con momentos en los que Jake compartió anécdotas entre canciones, bromas y reflexiones sobre sus letras, logrando que el público se sintiera parte de la historia que contaba.
Uno de los momentos más poderosos fue cuando interpretó “Darlin’ What Have I Done”, una de las más coreadas de la noche, con el público acompañando a Jake al ritmo del country. “The Whistler”, con su característico silbido a capella y la guitarra acústica, creó un momento mágico donde la audiencia permaneció en un silencio reverente, atrapada en la pureza de la interpretación.
La canción más coreada fue “Come Join the Murder”, un verdadero himno, mientras que “BB, Guns & bikes”, acompañada por palmas y coros de “oh oh oh” del público, generó un ambiente festivo que hizo vibrar el recinto. “Last Call to Heaven” trajo un instante de melancolía, donde el silencio del público se sintió como una muestra de respeto por la profundidad emocional de la canción.
La banda de respaldo de The White Buffalo estuvo impecable, con la batería marcando el ritmo firme y la guitarra eléctrica aportando fuerza en los momentos clave. En “Stunt Driver”, el duelo de guitarras fue un espectáculo aparte, y en un momento especialmente intenso, Jake rompió una de las cuerdas de su guitarra, lo que sólo añadió más autenticidad y energía a la actuación.
La despedida fue gloriosa con “I Got You”, una sentida declaración al estilo del country americano que volvió a levantar al público. Preguntó retóricamente si los “good times are really good”, y el público respondió con un rotundo sí.
El cierre perfecto llegó con “Pilot”, otra muestra de su innegable talento para mezclar emociones y energía en sus canciones, dejando a los asistentes con la sensación de haber vivido algo verdaderamente especial. La combinación de estas dos propuestas musicales, ambas con raíces profundas en la música americana pero con estilos únicos, convirtió la noche en Paral·lel 62 en una celebración de la autenticidad, el arte y la pasión por la música en su forma más pura.