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Udo Dirkschneider
My Way (2022)
Atomic Fire Records

TRACKLIST:

1. Faith Healer (Alex Harvey)
2. Fire (Crazy World Of Arthur Brown)
3. Sympathy (Uriah Heep)
4. They Call It Nutbush (Tina Turner)
5. Man On The Silver Mountain (Rainbow)
6. Hell Raiser (The Sweet)
7. No Class (Motörhead)
8. Rock And Roll (Led Zeppelin)
9. The Stroke (Billy Squier)
10. Paint It Black (Rolling Stones)
11. He’s A Woman, She’s A Man (The Scorpions)
12. T.N.T. (AC/DC)
13. Jealousy (Frankie Miller)
14. Hell Bent For Leather (Judas Priest)
15. We Will Rock You (Queen)
16. Kein Zurück (Wolfsheim)
17. My Way (Frank Sinatra)

Considerando la enorme cantidad de músicos metaleros con mayores cualidades técnicas que tuvieron un traspié y nunca lograron levantarse, uno termina valorando todavía más la longevidad de Udo Dirkschneider en el mundo metalero. Armado sólo con su voz característica, áspera como un papel de lija, el alemán logró dejar su marca no sólo con Accept, banda que fundó y de la que se encargó del micrófono en dos periodos, sino también con U.D.O, el grupo con el que ya lleva la animalada de 18 álbumes de estudio en 35 años de carrera y con el que casi nunca se ha movido de su base de heavy metal germano hecho, derecho y directo. Claro que todo eso no lo logró solo: incluso con la cantidad de gente que pasó por las filas de su banda solista, siempre ha encontrado a la gente correcta.

El 6 de abril último, este originario de la ciudad de Wuppertal cumplió siete décadas de vida, y decidió festejarlo con un álbum compuesto completamente por covers, el primero en su carrera. Titulado simplemente My Way y editado bajo su propio nombre por Atomic Fire el 22 de abril, este disco reúne 17 canciones, muchas de ellas de los setentas pero de artistas que vienen de estilos muy variados, algo que ya me dio ganas de escucharlo incluso antes que saliera: tener a un músico reputado de metal explorando sus influencias por fuera de la música pesada es siempre un aliciente para este tipo de trabajos. Y ya teniendo este trabajo en nuestras manos, podemos contarles qué nos pareció.

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El álbum da el puntapié inicial con “Faith Healer”, clásico del cantante y guitarrista Alex Harvey y su Sensational Alex Harvey Band, que en su forma original rompe las barreras entre el glam rock, el blues y las tendencias progresivas tan en boga en 1973. Ya otras leyendas alemanas como Helloween habían versionado esta canción en su álbum Metal Jukebox, pero siendo sincero creo que la de Udo es ampliamente superior al evitar replicar nota por nota lo hecho en la original. Puede que recortar la larga intro instrumental original sea una contra para muchos, pero en mi opinión queda muy bien al estar acompañada por la inyección típica de músculo metalero en los riffs. En otras palabras, Udo hace suya esta versión de un clásico del rock de los setentas.

Seguimos con otro clásico, pero de la década anterior: editada en 1968, “Fire” llegó al puesto número dos en Estados Unidos, apenas detrás de “Hey Jude” de The Beatles, y ya con eso se puede considerar uno de los éxitos de ventas más extraños de la historia, con la combinación de las expresiones entre teatrales y apocalípticas del cantante Arthur Brown y un acompañamiento de apenas batería, teclados y vientos, omitiendo el uso de la guitarra y el bajo. Con una instrumentación tan minimalista en la original, Udo y compañía tienen bastante para dar su impronta: aparte de que las guitarras convierten los arreglos de teclado en un riff de pura gloria metalera, agrega un solo con toda la onda que no estaba en la original, y da como resultado un track extremadamente disfrutable y, sobre todo, entretenido.

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Volvemos a los setentas, en este caso a fines de la década, con “Sympathy”, canción de los ingleses Uriah Heep. Esta es otra interpretación que no estaría fuera de lugar en un álbum propio de Udo: es interesante cómo la banda toma la introducción tranquila de la original y, con la adición de más batería y doble bombo, la vuelven una cabalgata digna de musicalizar una marcha de tanques. A diferencia de algo como la versión de “Sound of Silence” de Disturbed, otra interpretación que tomó una canción tranquila y la volvió algo explosivo y bombástico, no creo que esta inyección de esteroides sea innecesaria o que malinterprete el sentido de la original.

La seguidilla de los setentas continúa con “They Call It Nutbush”, versión de “Nutbush City Limits” de Tina Turner. La “Reina del Rock ‘N’ Roll” no es de la clase de nombres que me hubiera esperado mencionar al hablar de un disco de Udo Dirkschneider (aunque según él esta era una de las canciones que más tocaban en los ensayos de Accept), pero el funk rock y soul de la original se traduce de manera decente a la visión metalera del alemán. Eso sí, en mi opinión es imposible negar que este es el track más extraño del álbum: la original tiene una guitarra muy Rolling Stones y más tarde una sección de vientos, pero la versión del ex Accept es más errática, con vientos más prominentes (dignos de un musical), algunos cambios en la letra y sacando la sección final, durando poco más de dos minutos.

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La siguiente es algo más en línea con lo que se esperaría de alguien como Udo: “Man on the Silver Mountain”, primer track del primer álbum de Rainbow, aquel que tuviera a Ritchie Blackmore y a Ronnie James Dio uniendo fuerzas. Udo dijo que Dio le parecía uno de los mejores cantantes de la historia, y creo que es por eso que su versión es muy fiel a la original, aunque no creo que sea un problema porque la distancia vocal entre ambos termina haciendo la verdadera diferencia. Es un track elegante y poderoso, y Udo tiene el mismo carisma de Dio para cantar una letra sin el más mínimo sentido y hacer que suene como lo más épico del mundo.

Los ingleses The Sweet son uno de esos grupos reverenciados por los amantes de la música de los setentas, pero que son un tanto difíciles de seguir por haber sido una banda más de singles y que casi ninguno de sus discos clásicos tenga una versión definitiva (versiones muy diferentes entre EEUU e Inglaterra) como para ir y escuchar sin problemas. “Hell Raiser” fue la canción elegida por Udo para homenajearlos, y es pura diversión: el riff inicial y la manera en la que sube antes de los versos, los contrapuntos hablados, el tremendo solo de guitarra. The Sweet estaban alejados eran la visión más ridícula del glam (la contraparte de la visión más artística y cerebral de, por ejemplo, David Bowie) y Udo lo sabe, dejando todo esos detalles y sólo aumentando la carga metalera.

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Siguen a esta tres tracks no tan interesantes, o al menos que no hacen mucho más que saciar nuestra curiosidad por saber cómo sería tener la voz de Udo interpretándolos. ÉstOs son “No Class” de Motörhead, “Rock and Roll” de Led Zeppelin, y “The Stroke” de Billy Squier, tres canciones que exudan energía rockera por cada poro, pero de las que no tengo mucho para decir en ese álbum: más allá de la voz, no hay muchas diferencias con sus versiones originales. No por esto digo que sean malas, para nada, pero tampoco dejan mucho para analizar o destacar.

My Way levanta ya con “Paint It Black” de los Rolling Stones. Clásico indiscutido del rock psicodélico de los sesentas y uno de los usos más icónicos del sitar, en manos de Udo muta en una cabalgata pesada, conservando las melodías pero dándole otro carácter a la canción. Además agrega una suerte de coro vikingo a la composición, basado en el riff principal, que queda mucho mejor de lo que uno esperaría, dándole un tono épico al track.

Si continuamos bajando por el tracklist nos encontramos con “He’s A Woman, She’s A Man” de Scorpions, una de las dos bandas alemanas en el álbum y una influencia enorme en Accept en sus primerísimos años. Esta historia de confusión sexual, que no nos vamos a poner a discutir sobre si estaba adelantada o atrasada a su época porque esta reseña ya es lo suficientemente larga, se siente ultra cruda cantada con la voz de Udo, que se adapta lo más bien a este contexto más hardrockero, sobre todo porque es una canción extremadamente pesada para haber sido lanzada en 1977.

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Por otro lado, “T.N.T.” de AC/DC debe ser de las elecciones más obvias para covers que podría haber elegido Udo: si ya de por sí Accept fueron descritos más de una vez como una mezcla de los australianos con Judas Priest, imagínense las comparaciones entre la voz del alemán y la de Brian Johnson. El resultado es esperable, y también el que cabría esperar: es Udo haciendo una canción de AC/DC. Y si eso suena obvio de mi parte, más obvio todavía es el cover, algo que también se puede decir de su cover de “Hell Bent For Leather” de, justamente, Judas Priest: está bien, y nada más.

Nos alejamos un poco de los setentas y nos encontramos con “Jealousy”, un gran éxito del cantante y guitarrista escocés Frankie Miller de 1982. La original es una balada blusera acerca de, como dice el título, los celos y la tortura que resulta tenerlos: obviamente es una canción extremadamente Aspen, pero una que logra superar ese prejuicio. Es un tanto obvio que la voz de Dirkschneider no pegaría mucho con baladas de rock suave, así que su versión toma un estilo más de “balada pesada”, de esas donde las bandas de heavy metal pisan el freno y se ponen más melódicas pero sin que los metaleros se ruboricen ni se sientan demasiado melosos. El resultado es bastante mejor de lo que uno se esperaría, sobre todo porque Udo se centra mucho más en su voz limpia.

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Cuando vi que la lista de canciones incluía un cover de “We Will Rock You” de Queen, honestamente ya esperaba encontrarme con la peor canción de todo el álbum. Años y años de escuchar bandas sonoras hechas por gente sin imaginación provocaron que al oír la original sufra la misma reacción que Alex en La Naranja Mecánica al escuchar la Novena Sinfonía luego de pasar por el Método Ludovico, y lo mismo me pasa con todas las versiones malas que han pululado a lo largo de las décadas. ¿Y qué hizo Udo con esta canción tan quemada y saturada? Dejarla irreconocible: no creo exagerar al decir que no parece haber más conexión entre esta y la original que la letra, adoptando una marcha mucho más marcada y guitarras más rifferas. Definitivamente uno de los mejores tracks de todo el álbum, tal vez por sonar como una canción casi original.

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El anteúltimo track de My Way es el más particular de todo el álbum en cuanto a elección: “Kein Zurück” (“Sin Retorno”), una canción del dúo alemán de synth-pop Wolfsheim, editada en su álbum Casting Shadows de 2003. No sólo es la canción más moderna, sino también la primera vez que Udo graba en alemán en toda su carrera. También es de las más alejadas de su estilo tradicional en su forma original, con su ritmo lento con influencias de darkwave, y hasta trip-hop, en las antípodas del ex Accept. La versión de Udo es obviamente más pesada y con guitarras que golpean como patada de allanamiento, pero mantiene las melodías oscuras de la original, y no se siente que el cantante piense que está “mejorando” esta gran canción con un inyección de rock, sino ofreciendo su propia visión, dejando una versión muy buena y que hace justicia al dúo.

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El álbum cierra con la canción que le da nombre: “My Way” es un track que no necesita mucha presentación, siendo considerado el momento insignia de Frank Sinatra y una de las composiciones con más covers de la historia. También es una canción que odio: no necesariamente por cualquier análisis sesudo sobre esta oda al individualismo y al egoísmo, aunque seguro eso ayudó, sino porque es la clase de canción que es fácil de odiar por la saturación que provoca su uso repetido en películas al punto de volverse un cliché. Hasta el mismo Sinatra la terminó odiando, y es por eso que estaba muy interesado en escuchar cómo sería la interpretación de Udo, después de asombrarme con “We Will Rock You”.

Por un lado, “My Way” es una canción que creo que funciona mejor cuando se le da una impronta propia: si viviste la vida “a tu manera”, tiene mucho sentido interpretar esta composición “a tu manera”. Es por eso que la versión de Sid Vicious me parece la mejor versión de “My Way” sin el más mínimo dejo de ironía: ¿quién está haciendo las cosas más “a su manera” que un punk drogadicto e incapaz de cantar que terminó muriendo a los 22 años? Claro que no le pido a Udo que sea Sid Vicious, pero ciertamente me hubiera gustado mucho que hubiera hecho más con la canción que simplemente recrear los arreglos y el estilo de pop tradicional de la original. Si pudo aplicar esa metamorfosis a “We Will Rock You” y “Nutbush City Limits”, ¿por qué no a una canción de Frank Sinatra?

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Por el otro, Udo me parece un cantante perfecto para este tipo de canción. Esta es una composición sobre la edad y la experiencia, algo donde la voz ajada del alemán va como anillo al dedo, y además me parece que un Dirkschneider de 70 años tiene más espalda para hablar acerca de decisiones que un Sinatra de 54, algo que demuestra en su interpretación. Obviamente Udo no es Sinatra al cantar, pero su voz limpia se sostiene más que bien y logra sobrellevar todo el track sin problemas. Es una versión excesivamente fiel a la original, pero Udo calzándose el traje y el trilby para cerrar el álbum es un experimento extraño que logra salir airoso a pesar de las muchas críticas que pueda hacerle.

Esa fue una reseña larga, ¿no? My Way es un álbum más diverso del que parece, y creo que se merecía un repaso canción por canción. Y aunque tiene sus canciones excesivamente obvias y elecciones un tanto desconcertantes, la enorme mayoría del disco es extremadamente recomendable entre experimentos extraños, covers inesperados y un gran viaje a través de las influencias conocidas (y no tanto) de Udo Dirkschneider a través de su carrera. Si el lector es fan de Udo, Accept o de alguna de todas las bandas mencionadas, recomiendo mucho pegarle una escucha lo antes posible.

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Udo Dirkschneider
My Way (2022)
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TRACKLIST:

1. Faith Healer (Alex Harvey)
2. Fire (Crazy World Of Arthur Brown)
3. Sympathy (Uriah Heep)
4. They Call It Nutbush (Tina Turner)
5. Man On The Silver Mountain (Rainbow)
6. Hell Raiser (The Sweet)
7. No Class (Motörhead)
8. Rock And Roll (Led Zeppelin)
9. The Stroke (Billy Squier)
10. Paint It Black (Rolling Stones)
11. He’s A Woman, She’s A Man (The Scorpions)
12. T.N.T. (AC/DC)
13. Jealousy (Frankie Miller)
14. Hell Bent For Leather (Judas Priest)
15. We Will Rock You (Queen)
16. Kein Zurück (Wolfsheim)
17. My Way (Frank Sinatra)




Considerando la enorme cantidad de músicos metaleros con mayores cualidades técnicas que tuvieron un traspié y nunca lograron levantarse, uno termina valorando todavía más la longevidad de Udo Dirkschneider en el mundo metalero. Armado sólo con su voz característica, áspera como un papel de lija, el alemán logró dejar su marca no sólo con Accept, banda que fundó y de la que se encargó del micrófono en dos periodos, sino también con U.D.O, el grupo con el que ya lleva la animalada de 18 álbumes de estudio en 35 años de carrera y con el que casi nunca se ha movido de su base de heavy metal germano hecho, derecho y directo. Claro que todo eso no lo logró solo: incluso con la cantidad de gente que pasó por las filas de su banda solista, siempre ha encontrado a la gente correcta.

El 6 de abril último, este originario de la ciudad de Wuppertal cumplió siete décadas de vida, y decidió festejarlo con un álbum compuesto completamente por covers, el primero en su carrera. Titulado simplemente My Way y editado bajo su propio nombre por Atomic Fire el 22 de abril, este disco reúne 17 canciones, muchas de ellas de los setentas pero de artistas que vienen de estilos muy variados, algo que ya me dio ganas de escucharlo incluso antes que saliera: tener a un músico reputado de metal explorando sus influencias por fuera de la música pesada es siempre un aliciente para este tipo de trabajos. Y ya teniendo este trabajo en nuestras manos, podemos contarles qué nos pareció.

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Seguimos con otro clásico, pero de la década anterior: editada en 1968, “Fire” llegó al puesto número dos en Estados Unidos, apenas detrás de “Hey Jude” de The Beatles, y ya con eso se puede considerar uno de los éxitos de ventas más extraños de la historia, con la combinación de las expresiones entre teatrales y apocalípticas del cantante Arthur Brown y un acompañamiento de apenas batería, teclados y vientos, omitiendo el uso de la guitarra y el bajo. Con una instrumentación tan minimalista en la original, Udo y compañía tienen bastante para dar su impronta: aparte de que las guitarras convierten los arreglos de teclado en un riff de pura gloria metalera, agrega un solo con toda la onda que no estaba en la original, y da como resultado un track extremadamente disfrutable y, sobre todo, entretenido.

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Volvemos a los setentas, en este caso a fines de la década, con “Sympathy”, canción de los ingleses Uriah Heep. Esta es otra interpretación que no estaría fuera de lugar en un álbum propio de Udo: es interesante cómo la banda toma la introducción tranquila de la original y, con la adición de más batería y doble bombo, la vuelven una cabalgata digna de musicalizar una marcha de tanques. A diferencia de algo como la versión de “Sound of Silence” de Disturbed, otra interpretación que tomó una canción tranquila y la volvió algo explosivo y bombástico, no creo que esta inyección de esteroides sea innecesaria o que malinterprete el sentido de la original.

La seguidilla de los setentas continúa con “They Call It Nutbush”, versión de “Nutbush City Limits” de Tina Turner. La “Reina del Rock ‘N’ Roll” no es de la clase de nombres que me hubiera esperado mencionar al hablar de un disco de Udo Dirkschneider (aunque según él esta era una de las canciones que más tocaban en los ensayos de Accept), pero el funk rock y soul de la original se traduce de manera decente a la visión metalera del alemán. Eso sí, en mi opinión es imposible negar que este es el track más extraño del álbum: la original tiene una guitarra muy Rolling Stones y más tarde una sección de vientos, pero la versión del ex Accept es más errática, con vientos más prominentes (dignos de un musical), algunos cambios en la letra y sacando la sección final, durando poco más de dos minutos.

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Los ingleses The Sweet son uno de esos grupos reverenciados por los amantes de la música de los setentas, pero que son un tanto difíciles de seguir por haber sido una banda más de singles y que casi ninguno de sus discos clásicos tenga una versión definitiva (versiones muy diferentes entre EEUU e Inglaterra) como para ir y escuchar sin problemas. “Hell Raiser” fue la canción elegida por Udo para homenajearlos, y es pura diversión: el riff inicial y la manera en la que sube antes de los versos, los contrapuntos hablados, el tremendo solo de guitarra. The Sweet estaban alejados eran la visión más ridícula del glam (la contraparte de la visión más artística y cerebral de, por ejemplo, David Bowie) y Udo lo sabe, dejando todo esos detalles y sólo aumentando la carga metalera.

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Siguen a esta tres tracks no tan interesantes, o al menos que no hacen mucho más que saciar nuestra curiosidad por saber cómo sería tener la voz de Udo interpretándolos. ÉstOs son “No Class” de Motörhead, “Rock and Roll” de Led Zeppelin, y “The Stroke” de Billy Squier, tres canciones que exudan energía rockera por cada poro, pero de las que no tengo mucho para decir en ese álbum: más allá de la voz, no hay muchas diferencias con sus versiones originales. No por esto digo que sean malas, para nada, pero tampoco dejan mucho para analizar o destacar.

My Way levanta ya con “Paint It Black” de los Rolling Stones. Clásico indiscutido del rock psicodélico de los sesentas y uno de los usos más icónicos del sitar, en manos de Udo muta en una cabalgata pesada, conservando las melodías pero dándole otro carácter a la canción. Además agrega una suerte de coro vikingo a la composición, basado en el riff principal, que queda mucho mejor de lo que uno esperaría, dándole un tono épico al track.

Si continuamos bajando por el tracklist nos encontramos con “He’s A Woman, She’s A Man” de Scorpions, una de las dos bandas alemanas en el álbum y una influencia enorme en Accept en sus primerísimos años. Esta historia de confusión sexual, que no nos vamos a poner a discutir sobre si estaba adelantada o atrasada a su época porque esta reseña ya es lo suficientemente larga, se siente ultra cruda cantada con la voz de Udo, que se adapta lo más bien a este contexto más hardrockero, sobre todo porque es una canción extremadamente pesada para haber sido lanzada en 1977.

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Por otro lado, “T.N.T.” de AC/DC debe ser de las elecciones más obvias para covers que podría haber elegido Udo: si ya de por sí Accept fueron descritos más de una vez como una mezcla de los australianos con Judas Priest, imagínense las comparaciones entre la voz del alemán y la de Brian Johnson. El resultado es esperable, y también el que cabría esperar: es Udo haciendo una canción de AC/DC. Y si eso suena obvio de mi parte, más obvio todavía es el cover, algo que también se puede decir de su cover de “Hell Bent For Leather” de, justamente, Judas Priest: está bien, y nada más.

Nos alejamos un poco de los setentas y nos encontramos con “Jealousy”, un gran éxito del cantante y guitarrista escocés Frankie Miller de 1982. La original es una balada blusera acerca de, como dice el título, los celos y la tortura que resulta tenerlos: obviamente es una canción extremadamente Aspen, pero una que logra superar ese prejuicio. Es un tanto obvio que la voz de Dirkschneider no pegaría mucho con baladas de rock suave, así que su versión toma un estilo más de “balada pesada”, de esas donde las bandas de heavy metal pisan el freno y se ponen más melódicas pero sin que los metaleros se ruboricen ni se sientan demasiado melosos. El resultado es bastante mejor de lo que uno se esperaría, sobre todo porque Udo se centra mucho más en su voz limpia.

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Esa fue una reseña larga, ¿no? My Way es un álbum más diverso del que parece, y creo que se merecía un repaso canción por canción. Y aunque tiene sus canciones excesivamente obvias y elecciones un tanto desconcertantes, la enorme mayoría del disco es extremadamente recomendable entre experimentos extraños, covers inesperados y un gran viaje a través de las influencias conocidas (y no tanto) de Udo Dirkschneider a través de su carrera. Si el lector es fan de Udo, Accept o de alguna de todas las bandas mencionadas, recomiendo mucho pegarle una escucha lo antes posible.

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