Un paisaje desolado se extiende hasta donde alcanza la vista. Megaciudades en ruinas cubiertas de polvo. Edificios carcomidos por el tiempo. La vegetación ha reclamado algunos rincones. No hay sonidos de vida. La Tierra ya no pertence al hombre, porque ha sido reemplazado por… “Humachines”. Así es el mundo que describe la portada de Humachine, placa que presentó Primal, la banda norteamericana de Alberto Zamarbide, en Uniclub del Abasto de Buenos Aires. Se trató de la segunda visita del conjunto este año, pués ya habían estado por Argentina en Abril. Gran fecha para ir despidiendo el 2024 con el mejor heavy metal, nada menos que con un V8 en el escenario.
Hubo dos bandas invitadas para amenizar la espera, ambas que hace días nada más también oficiaron como acto apertura de los españoles Barón Rojo. Los primeros fueron Ojos Negros, oriundos de Zona Oeste y de gran recorrida en la escena local, que sonaron compactos y ajustados tal como su trayectoria lo amerita.
Luego fue el turno de Maligno quienes pudieron sortear muy bien algunos problemas de sonido (como varios acoples, o el ruidito ese que sale por los parlantes cuando hay un teléfono cerca) para brindar un set contundente mientras el público terminaba de ingresar al local. Buenos temas como “Cerdo”, “Ignorancia” o “Infernales” invitan a seguir de cerca el porvenir de este poderoso cuarteto.
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A las 21:45 se apagaron las luces para dar comienzo a Primal, el plato fuerte de la noche. Los acordes de “Firefight” comenzaron a tronar ante la cálida recepción de un público algo entrado en años. El enorme Beto Zamarbide se plantó al borde del escenario como un profeta para desplegar todo su repertorio de poses y gestos. Han pasado muchos años y sin embargo allí estaba, intacto, lleno de energía, de gran humor y con mucho por decir.
Sin bien alternaron alguna canción del primer disco, el setlist de la velada estuvo dominado por los temas que integran Humachine, la segunda placa de Primal que, como explicaba Zamarbide, su gira presentación está culminando en esta segunda visita al país.
Así pasaron “Savior”, la oscura y pesada “Infernal Nightmare” o “End Times” en su versión es español. Todo es más fácil cuando hay un maestro como Jorge Iacobellis en la batería, con ese doble bombo imbatible (doble pedal en este caso) y toda su experiencia a favor de esta banda conformado en Los Angeles, Estados Unidos. Flanqueando al histórico vocalista de V8 y Logos también se encuentran el guitarrista Glenn Rogers y el bajista César Ceregatti.
Como era de imaginarse, también hubo lugar a los clásicos de V8 que, tal como dijera el Beto “no necesitan presentación”. Uniclub se prendía fuego cada vez que sonaban estos himnos. “Parcas Sangrientas”, “Brigadas Metálicas” o, una de mis favoritas, “Cautivos de un Sistema”. A propósito de esta última, el propio Zamarbide señaló con acierto: “hacen falta más mensajes disruptivos”. Cuán vigente sigue siendo esta letra.
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Tras la primera parte del set y antes de los bises, hubo un breve segmento donde El Beto cantaba, sólo con el acompañamiento del público, algunos de los clásicos de sus anteriores bandas. Así sonaron fragmentos de “Como Relampago en la Oscuridad”, “Trágico Siglo”, “Deseando Destruir y Matar” o “A través de los Tiempos”. Gran momento de la noche que da cuenta del enorme pasado del vocalista.
Para las últimas canciones, y ya cerrando el recital, se sumó el hermano del Beto, Esteban Zamarbide, como segunda guitarra. Así dieron forma a “The Gates” del primer álbum y el infaltable mega-clásico “Destrucción” que sonó como un grito de guerra.
Podemos señalar que la produccion fue mas austera con respecto a lo que vimos en El Teatrito en el mes de Abril. En aquella oportunidad el escenario contaba con una pantalla detrás para proyectar imágenes, así como también una batería propia para Jorge Iacobellis con doble bombo (En este show en cambio tocaba con doble pedal, con el kit de una de las bandas invitadas). Apenas detalles que no lograron mermar la intensidad de una noche impecable.
El Beto Zamarbide sigue en la lucha, promete nuevo disco para el 2025 (que quizás incluso llegue antes de fín de año) y nuevas visitas a nuestro país. Allí estaremos para alzar los puños y alentar a esta verdadera leyenda del heavy metal argentino.
Un paisaje desolado se extiende hasta donde alcanza la vista. Megaciudades en ruinas cubiertas de polvo. Edificios carcomidos por el tiempo. La vegetación ha reclamado algunos rincones. No hay sonidos de vida. La Tierra ya no pertence al hombre, porque ha sido reemplazado por… “Humachines”. Así es el mundo que describe la portada de Humachine, placa que presentó Primal, la banda norteamericana de Alberto Zamarbide, en Uniclub del Abasto de Buenos Aires. Se trató de la segunda visita del conjunto este año, pués ya habían estado por Argentina en Abril. Gran fecha para ir despidiendo el 2024 con el mejor heavy metal, nada menos que con un V8 en el escenario.
Hubo dos bandas invitadas para amenizar la espera, ambas que hace días nada más también oficiaron como acto apertura de los españoles Barón Rojo. Los primeros fueron Ojos Negros, oriundos de Zona Oeste y de gran recorrida en la escena local, que sonaron compactos y ajustados tal como su trayectoria lo amerita.
Luego fue el turno de Maligno quienes pudieron sortear muy bien algunos problemas de sonido (como varios acoples, o el ruidito ese que sale por los parlantes cuando hay un teléfono cerca) para brindar un set contundente mientras el público terminaba de ingresar al local. Buenos temas como “Cerdo”, “Ignorancia” o “Infernales” invitan a seguir de cerca el porvenir de este poderoso cuarteto.
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A las 21:45 se apagaron las luces para dar comienzo a Primal, el plato fuerte de la noche. Los acordes de “Firefight” comenzaron a tronar ante la cálida recepción de un público algo entrado en años. El enorme Beto Zamarbide se plantó al borde del escenario como un profeta para desplegar todo su repertorio de poses y gestos. Han pasado muchos años y sin embargo allí estaba, intacto, lleno de energía, de gran humor y con mucho por decir.
Sin bien alternaron alguna canción del primer disco, el setlist de la velada estuvo dominado por los temas que integran Humachine, la segunda placa de Primal que, como explicaba Zamarbide, su gira presentación está culminando en esta segunda visita al país.
Así pasaron “Savior”, la oscura y pesada “Infernal Nightmare” o “End Times” en su versión es español. Todo es más fácil cuando hay un maestro como Jorge Iacobellis en la batería, con ese doble bombo imbatible (doble pedal en este caso) y toda su experiencia a favor de esta banda conformado en Los Angeles, Estados Unidos. Flanqueando al histórico vocalista de V8 y Logos también se encuentran el guitarrista Glenn Rogers y el bajista César Ceregatti.
Como era de imaginarse, también hubo lugar a los clásicos de V8 que, tal como dijera el Beto “no necesitan presentación”. Uniclub se prendía fuego cada vez que sonaban estos himnos. “Parcas Sangrientas”, “Brigadas Metálicas” o, una de mis favoritas, “Cautivos de un Sistema”. A propósito de esta última, el propio Zamarbide señaló con acierto: “hacen falta más mensajes disruptivos”. Cuán vigente sigue siendo esta letra.
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Para las últimas canciones, y ya cerrando el recital, se sumó el hermano del Beto, Esteban Zamarbide, como segunda guitarra. Así dieron forma a “The Gates” del primer álbum y el infaltable mega-clásico “Destrucción” que sonó como un grito de guerra.
Podemos señalar que la produccion fue mas austera con respecto a lo que vimos en El Teatrito en el mes de Abril. En aquella oportunidad el escenario contaba con una pantalla detrás para proyectar imágenes, así como también una batería propia para Jorge Iacobellis con doble bombo (En este show en cambio tocaba con doble pedal, con el kit de una de las bandas invitadas). Apenas detalles que no lograron mermar la intensidad de una noche impecable.
El Beto Zamarbide sigue en la lucha, promete nuevo disco para el 2025 (que quizás incluso llegue antes de fín de año) y nuevas visitas a nuestro país. Allí estaremos para alzar los puños y alentar a esta verdadera leyenda del heavy metal argentino.