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Megadeth
The Sick, the Dying… and the Dead! (2022)
Tradecraft / Universal Music Enterprises

TRACKLIST:

1. The Sick, the Dying… and the Dead!
2. Life in Hell
3. Night Stalkers
4. Dogs of Chernobyl
5. Sacrifice
6. Junkie
7. Psychopathy
8. Killing Time
9. Soldier On!
10. Célebutante
11. Mission to Mars
12. We’ll Be Back
13. Police Truck (cover de Dead Kennedys)
14. This Planet’s on Fire (Burn in Hell) (cover de Sammy Hagar)

Seis años tuvieron que pasar para poder escuchar nuevo material por parte de Megadeth. Aunque no parezca tanto tiempo si consideramos que pares thrasheros como Metallica y Anthrax decidieron hace rato lanzar nuevos discos cada muerte de obispo, Dave Mustaine y compañía habían logrado mantener una producción regular de lanzamientos extremadamente inusual para una banda más de tres décadas de trayectoria: incluso con una separación de por medio, el cuarteto nunca había dejado pasar más de tres años entre disco y disco. 

También puede ser que tomarse un tiempo extra no les viniera mal, tomando en cuenta que el anterior Dystopia (2016) era una mejora enorme comparado con los últimos Th1rt3en (2011) y sobre todo Super Collider (2013), donde Mustaine buscó intentar de vuelta con ese sonido hardrockero de fines de los noventas y al que no le hubiera venido mal tener menos presencia del cantante de Disturbed (o sea, cero).

Claro que esta espera no estaba en los planes de la banda, que había planeado que el nuevo disco saliera en 2019, pero en palabras de un expresidente argentino: “Pasaron cosas”. Esas “cosas” fueron el tratamiento para el cáncer de garganta de Dave Mustaine, la pandemia mundial que detuvo absolutamente todo en nuestra vida, y el escándalo sexual que marcó la salida del bajista David Ellefson en 2021 en medio de las sesiones de grabación, con sus líneas de bajo siendo borradas y regrabadas por Steve DiGiorgio. Aunque no parece que las acusaciones hayan tenido alguna consecuencia legal, la relación entre Mustaine y Ellefson ya venía complicada desde hace rato, algo que se puede ver en las declaraciones posteriores a su salida, así que Mustaine debe haber encontrado la excusa perfecta para sacarse al otro Dave de encima.

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Ahora, es momento de centrarnos en The Sick, the Dying… and the Dead!, este tan esperado nuevo trabajo de Megadeth, decimosexto trabajo de su discografía y el primero con puntuación en su título desde So Far, So Good… So What! (1988), por si les gustan esas curiosidades. 

La portada estuvo a cargo de Brent Elliott White, artista que ya había trabajado anteriormente en Endgame (2009) y Dystopia y que tiene un estilo 3D muy característico, habiéndome cruzado con varias portadas que recuerdo mientras investigaba su obra. No hay que ser un nerd de la historia para notar que la imagen de Vic Rattlehead rodeado de pestilencia y muerte es una referencia a la Peste Negra que asoló Europa y Asia en el siglo XIV.

Esta es una temática bastante incómoda luego de todo lo que pasó en estos dos últimos años, y que se extiende al tema título y apertura “The Sick, the Dying… and the Dead!”, que abre con un hombre caminando por una calle medieval pidiendo que “traigan a los muertos”. Más allá de eso, es un buen inicio para el álbum: melódico, ganchero, por lejos la mejor canción “medio tiempo” del álbum. No me termina de convencer esa parte acústica en el medio, pero es un track sólido y recomendable.

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“Life In Hell”, track que se adelantó de manera breve en diciembre de 2021, aprieta el acelerador a fondo. Es un track puramente thrashero, con esos redobles slayerianos en la batería y Dave Mustaine sonando bastante en forma detrás del micrófono para describir a esta persona que parece estar metida en el mundo de la política y que utiliza su carisma para salir de problemas extremadamente evidentes, aunque nunca queda súper en claro el significado. Hablando de la voz de Mustaine, la canción incluye un recitado donde mentiría si dijera que no dolía un poco escuchar al cantante, aunque la manera en la que lo remata compensa todo.

Mencioné antes a Slayer, y resulta que el fantasma de ArayaKingHannemanLombardo está súper presente en la siguiente “Night Stalkers”, con ese riff rompecuellos al inicio de la canción: en una entrevista con Guitar World, Mustaine dijo que consideraba a ésta como “la canción más rápida de Megadeth”, siendo que va a 190 BPM. Y la verdad es que siempre aprecié la manera en la que Mustaine y compañía podían pasar de las canciones ultra melódicas a la carnicería de riffs como si nada, además de que es una gran oportunidad para escuchar a Kiko Loureiro tocando estos riffs ultra pesados, pero no siento que “Night Stalkers” me termine de convencer.

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Eso es extraño, porque en papel todos los elementos de la canción funcionan: el riff ultra pesado del principio, los solos a la velocidad de la luz, las melodías vocales de Mustaine, el recitado a cargo de Ice-T, el interludio acústico con orquesta seguido de la línea de bajo, todas cosas muy bien hechas de manera individual. Pero creo que tiene que ver más con la estructura que con los ingredientes: es un track de casi siete minutos que me da la sensación de que fueran tres o cuatro canciones mutiladas y pegadas. Es una cosa claramente mía y este es un experimento loable más allá del resultado, pero creo que no le hubiera venido mal una estructura más tradicional.

Como nota aparte, se puede considerar a “Night Stalkers” como lo más cercano a una canción política dentro de TSTD…ATD, siendo que es acerca del 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales (el nombre de la canción es su apodo) y glorifica sus acciones en las distintas guerras manteniendo el poder de los Estados Unidos en el exterior, aunque lo más seguro es que Mustaine no consideraría que fuera algo político. El contenido político está casi ausente en el resto del álbum, al menos de manera explícita, algo llamativo si consideramos los últimos trabajos de Megadeth y hasta casi toda su discografía.

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Luego de la canción más larga del álbum, seguimos con la segunda más larga. “Dogs of Chernobyl” es bastante obvia ya desde su título, y en Apple Music Mustaine dijo que estuvo muy inspirado por la miniserie Chernobyl de 2019. Sin embargo, este medio tiempo melódico tiene una capa de metáfora encima, siendo que en el mismo comentario el Colorado dice que no es tanto sobre el desastre de Chernobyl sino sobre una relación que termina donde uno se siente como si lo hubieran dejado solo “como a uno de los perros de Chernobyl”, haciendo referencia a las mascotas que los habitantes tuvieron que dejar detrás en la ciudad ucraniana.

Hablando de la canción en sí, creo que la estructura variada funciona mucho mejor acá que en “Night Stalkers”, porque los elementos están mejor ordenados al ir de menor a mayor en intensidad: el recitado en ucraniano al principio da paso a las guitarras acústicas, de ahí al medio tiempo pesado y al estribillo melódico, y en la segunda mitad agarra velocidad y el doble bombo de Dirk Verbeuren golpea con todo. Es un viaje entre diferentes atmósferas que funciona bastante bien.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Udo Dirkschneider – My Way (2022)

Si uno le presta atención a la siguiente “Sacrifice”, la referencia más obvia dentro de la obra de Megadeth es “The Conjuring”, aquella segunda canción de Peace Sells… But Who’s Buying? que inmortalizara la fascinación de Mustaine con el ocultismo y la magia negra luego de haber sido criado como un Testigo de Jehová, algo que también es la razón por la que decidió no volver a tocarla luego de su reencuentro con el cristianismo. Gente más inteligente que yo teorizó que esta es una suerte de inversión de aquella canción, siendo que en este caso el meterse con la magia negra y sus rituales termina teniendo consecuencias negativas para la persona. ¿Habrá sido una manera de seguir la idea de Chris Adler de regrabar “The Conjuring” con otras letras?

Musicalmente este es otro “medio tiempo acelerado” con mucho énfasis en la melodía, y un estribillo bastante radial si estuviéramos en una época donde este formato importara. Tal vez su mayor problema es ser un tanto básico en sus ingredientes, pero tiene suficiente gancho y es la más accesible de todo el disco.

Llegamos a la mitad del disco con “Junkie”, de los peores tracks del disco. Esta es otra canción con ese estilo más melódico y accesible al igual que “Sacrifice”, pero con un estribillo muchísimo menos pegadizo y trabajado, una estructura excesivamente básica y un tanto repetitiva, sobre todo con la manera en la que Mustaine repite el título una y otra vez: es obvio que está basado en sus propias experiencias con las drogas, pero la manera en la que dice “j-j-j-j-junkie” hace que todo se caiga a pedazos.

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El álbum vuelve a tomar vuelo después de ese bache con la dupla “Psychopathy” / “Killing Time”: aunque estén trackeadas de manera separada, está claro que ambos son parte de la misma canción. Trata sobre alguien que Mustaine considera un mentiroso patológico, que podría ser casi cualquier persona si sabemos los antecedentes del cantante y guitarrista, y es un track con una estructura megadethiana clásica, combinando gancho con algo de garra en sus riffs y el Colorado haciendo lo que puede detrás del micrófono.

“Soldier On!” trata sobre uno de los temas favoritos de Mustaine: la guerra y el mundo militar. Aunque también puede ser visto de manera metafórica, siendo que “soldier on” es una expresión que significa “seguir adelante”, algo que pega bastante con lo que fueron los últimos años del cantante. La característica más llamativa de esta es su batería “trabada” y su riff intermitente, con chillidos de guitarra marcando el final de los estribillos: es una combinación que funciona mejor de lo que esperaría. No creo que sea una canción de verdad excepcional, pero funciona para mantener cierto nivel.

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“Célebutante” arranca con un riff muy parecido al de “Hit The Lights” de Metallica, y de cierta manera sería un reverso: mientras la de Metallica es sobre alcanzar la fama arriba de una escenario tocando para sus fans, la de Megadeth es acerca de una persona que es una “busca fama”, particularmente en el mundo del modelaje y la moda. Es una canción un tanto molesta si uno está harto de cruzarse con noticias acerca de Mustaine quejándose de las Kardashian por usar remeras de metal por moda, pero más allá de eso es una de las mejores canciones de TSTD…ATD, con riffs bien pesados y una de las pocas ocasiones donde el bajo de DiGiorgio de verdad hace la diferencia, con sus líneas pronunciadas: ese es uno de los grandes problemas del álbum, con la poca presencia del bajo.

Gente que había escuchado el álbum antes me había comentado sobre “Mission To Mars” y lo cursi que era, y no mentían ni exageraban: el narrador quiere ser un astronauta, se sube a su nave, saluda a las Pléyades con un “Hello ladies!” y se va hacia Marte, una secuencia que parece como si “Space Oddity” de David Bowie hubiera sido compuesta por Poison. Es una canción que queda bastante fuera de lugar dentro del álbum, que no tendrá ese costado político tan marcado de los últimos trabajos pero sí se mantiene bastante serio en su atmósfera, y sigo sin decidirme si me gusta o no, con riffs decentes y hasta un par de referencias a “Peace Sells” y Rust In Peace.

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Al principio no me terminaba de convencer, pero creo que en repetidas escuchas “We’ll Be Back” me terminó comprando: otro riff slayeriano rompecuellos al principio, una batalla de solos a lo largo de casi toda la canción y Mustaine gritando cada uno de los versos. Es una canción directa en todos sus aspectos, aunque no me termine de gustar esas voces medio susurradas en el estribillo, pero escuchar a Megadeth escupiendo riffs bien thrasheros de vuelta es una gran experiencia.

Con eso cerramos la edición estándar de TSTD…ATD. La edición digital incluye dos covers como bonus tracks: Megadeth nunca le tuvo mucho miedo a incluir covers en sus álbumes, algo que vienen haciendo desde sus inicios. El primero es “Police Truck” de Dead Kennedys, un cover bastante decente de una banda de la que Dave Mustaine es muy fan, a pesar de que Jello Biafra y él estén en extremos políticos completamente opuestos. El otro es “This Planet’s On Fire (Burn In Hell)” de Sammy Hagar con el mismo Hagar como invitado, canción que hubiera dejado en el estudio de grabación: no entiendo la idea de invitar al cantante original para un cover de una de sus canciones y que encima sea casi calcada de la original.

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Así que esos fueron los 14 tracks de la edición completa de TSTD…ATD. ¿Qué sacamos de todo esto? En mi opinión el álbum está un par de escalones por debajo de Dystopia y no le hubiera venido mal un par de cambios y cortes, tal vez alguien que ofreciera una segunda opinión a la de Mustaine. Sin embargo, sigue siendo mucho mejor que los anteriores Th1rt3en y Super Collider y mantiene el buen nivel de Megadeth, que ha tenido una longevidad inesperada para un grupo con una historia tan complicada. Tendrá sus contras, pero es un trabajo disfrutable de principio a fin, aunque para nada es “de lo mejor del año” como varios han expresado.

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Megadeth
The Sick, the Dying… and the Dead! (2022)
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TRACKLIST:

1. The Sick, the Dying… and the Dead!
2. Life in Hell
3. Night Stalkers
4. Dogs of Chernobyl
5. Sacrifice
6. Junkie
7. Psychopathy
8. Killing Time
9. Soldier On!
10. Célebutante
11. Mission to Mars
12. We’ll Be Back
13. Police Truck (cover de Dead Kennedys)
14. This Planet’s on Fire (Burn in Hell) (cover de Sammy Hagar)




Seis años tuvieron que pasar para poder escuchar nuevo material por parte de Megadeth. Aunque no parezca tanto tiempo si consideramos que pares thrasheros como Metallica y Anthrax decidieron hace rato lanzar nuevos discos cada muerte de obispo, Dave Mustaine y compañía habían logrado mantener una producción regular de lanzamientos extremadamente inusual para una banda más de tres décadas de trayectoria: incluso con una separación de por medio, el cuarteto nunca había dejado pasar más de tres años entre disco y disco. 

También puede ser que tomarse un tiempo extra no les viniera mal, tomando en cuenta que el anterior Dystopia (2016) era una mejora enorme comparado con los últimos Th1rt3en (2011) y sobre todo Super Collider (2013), donde Mustaine buscó intentar de vuelta con ese sonido hardrockero de fines de los noventas y al que no le hubiera venido mal tener menos presencia del cantante de Disturbed (o sea, cero).

Claro que esta espera no estaba en los planes de la banda, que había planeado que el nuevo disco saliera en 2019, pero en palabras de un expresidente argentino: “Pasaron cosas”. Esas “cosas” fueron el tratamiento para el cáncer de garganta de Dave Mustaine, la pandemia mundial que detuvo absolutamente todo en nuestra vida, y el escándalo sexual que marcó la salida del bajista David Ellefson en 2021 en medio de las sesiones de grabación, con sus líneas de bajo siendo borradas y regrabadas por Steve DiGiorgio. Aunque no parece que las acusaciones hayan tenido alguna consecuencia legal, la relación entre Mustaine y Ellefson ya venía complicada desde hace rato, algo que se puede ver en las declaraciones posteriores a su salida, así que Mustaine debe haber encontrado la excusa perfecta para sacarse al otro Dave de encima.

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La portada estuvo a cargo de Brent Elliott White, artista que ya había trabajado anteriormente en Endgame (2009) y Dystopia y que tiene un estilo 3D muy característico, habiéndome cruzado con varias portadas que recuerdo mientras investigaba su obra. No hay que ser un nerd de la historia para notar que la imagen de Vic Rattlehead rodeado de pestilencia y muerte es una referencia a la Peste Negra que asoló Europa y Asia en el siglo XIV.

Esta es una temática bastante incómoda luego de todo lo que pasó en estos dos últimos años, y que se extiende al tema título y apertura “The Sick, the Dying… and the Dead!”, que abre con un hombre caminando por una calle medieval pidiendo que “traigan a los muertos”. Más allá de eso, es un buen inicio para el álbum: melódico, ganchero, por lejos la mejor canción “medio tiempo” del álbum. No me termina de convencer esa parte acústica en el medio, pero es un track sólido y recomendable.

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Mencioné antes a Slayer, y resulta que el fantasma de ArayaKingHannemanLombardo está súper presente en la siguiente “Night Stalkers”, con ese riff rompecuellos al inicio de la canción: en una entrevista con Guitar World, Mustaine dijo que consideraba a ésta como “la canción más rápida de Megadeth”, siendo que va a 190 BPM. Y la verdad es que siempre aprecié la manera en la que Mustaine y compañía podían pasar de las canciones ultra melódicas a la carnicería de riffs como si nada, además de que es una gran oportunidad para escuchar a Kiko Loureiro tocando estos riffs ultra pesados, pero no siento que “Night Stalkers” me termine de convencer.

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Eso es extraño, porque en papel todos los elementos de la canción funcionan: el riff ultra pesado del principio, los solos a la velocidad de la luz, las melodías vocales de Mustaine, el recitado a cargo de Ice-T, el interludio acústico con orquesta seguido de la línea de bajo, todas cosas muy bien hechas de manera individual. Pero creo que tiene que ver más con la estructura que con los ingredientes: es un track de casi siete minutos que me da la sensación de que fueran tres o cuatro canciones mutiladas y pegadas. Es una cosa claramente mía y este es un experimento loable más allá del resultado, pero creo que no le hubiera venido mal una estructura más tradicional.

Como nota aparte, se puede considerar a “Night Stalkers” como lo más cercano a una canción política dentro de TSTD…ATD, siendo que es acerca del 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales (el nombre de la canción es su apodo) y glorifica sus acciones en las distintas guerras manteniendo el poder de los Estados Unidos en el exterior, aunque lo más seguro es que Mustaine no consideraría que fuera algo político. El contenido político está casi ausente en el resto del álbum, al menos de manera explícita, algo llamativo si consideramos los últimos trabajos de Megadeth y hasta casi toda su discografía.

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Hablando de la canción en sí, creo que la estructura variada funciona mucho mejor acá que en “Night Stalkers”, porque los elementos están mejor ordenados al ir de menor a mayor en intensidad: el recitado en ucraniano al principio da paso a las guitarras acústicas, de ahí al medio tiempo pesado y al estribillo melódico, y en la segunda mitad agarra velocidad y el doble bombo de Dirk Verbeuren golpea con todo. Es un viaje entre diferentes atmósferas que funciona bastante bien.

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Si uno le presta atención a la siguiente “Sacrifice”, la referencia más obvia dentro de la obra de Megadeth es “The Conjuring”, aquella segunda canción de Peace Sells… But Who’s Buying? que inmortalizara la fascinación de Mustaine con el ocultismo y la magia negra luego de haber sido criado como un Testigo de Jehová, algo que también es la razón por la que decidió no volver a tocarla luego de su reencuentro con el cristianismo. Gente más inteligente que yo teorizó que esta es una suerte de inversión de aquella canción, siendo que en este caso el meterse con la magia negra y sus rituales termina teniendo consecuencias negativas para la persona. ¿Habrá sido una manera de seguir la idea de Chris Adler de regrabar “The Conjuring” con otras letras?

Musicalmente este es otro “medio tiempo acelerado” con mucho énfasis en la melodía, y un estribillo bastante radial si estuviéramos en una época donde este formato importara. Tal vez su mayor problema es ser un tanto básico en sus ingredientes, pero tiene suficiente gancho y es la más accesible de todo el disco.

Llegamos a la mitad del disco con “Junkie”, de los peores tracks del disco. Esta es otra canción con ese estilo más melódico y accesible al igual que “Sacrifice”, pero con un estribillo muchísimo menos pegadizo y trabajado, una estructura excesivamente básica y un tanto repetitiva, sobre todo con la manera en la que Mustaine repite el título una y otra vez: es obvio que está basado en sus propias experiencias con las drogas, pero la manera en la que dice “j-j-j-j-junkie” hace que todo se caiga a pedazos.

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“Soldier On!” trata sobre uno de los temas favoritos de Mustaine: la guerra y el mundo militar. Aunque también puede ser visto de manera metafórica, siendo que “soldier on” es una expresión que significa “seguir adelante”, algo que pega bastante con lo que fueron los últimos años del cantante. La característica más llamativa de esta es su batería “trabada” y su riff intermitente, con chillidos de guitarra marcando el final de los estribillos: es una combinación que funciona mejor de lo que esperaría. No creo que sea una canción de verdad excepcional, pero funciona para mantener cierto nivel.

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Gente que había escuchado el álbum antes me había comentado sobre “Mission To Mars” y lo cursi que era, y no mentían ni exageraban: el narrador quiere ser un astronauta, se sube a su nave, saluda a las Pléyades con un “Hello ladies!” y se va hacia Marte, una secuencia que parece como si “Space Oddity” de David Bowie hubiera sido compuesta por Poison. Es una canción que queda bastante fuera de lugar dentro del álbum, que no tendrá ese costado político tan marcado de los últimos trabajos pero sí se mantiene bastante serio en su atmósfera, y sigo sin decidirme si me gusta o no, con riffs decentes y hasta un par de referencias a “Peace Sells” y Rust In Peace.

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Con eso cerramos la edición estándar de TSTD…ATD. La edición digital incluye dos covers como bonus tracks: Megadeth nunca le tuvo mucho miedo a incluir covers en sus álbumes, algo que vienen haciendo desde sus inicios. El primero es “Police Truck” de Dead Kennedys, un cover bastante decente de una banda de la que Dave Mustaine es muy fan, a pesar de que Jello Biafra y él estén en extremos políticos completamente opuestos. El otro es “This Planet’s On Fire (Burn In Hell)” de Sammy Hagar con el mismo Hagar como invitado, canción que hubiera dejado en el estudio de grabación: no entiendo la idea de invitar al cantante original para un cover de una de sus canciones y que encima sea casi calcada de la original.

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